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Jess
Jess estaba nervioso en medio del apartamento de Luke mientras esperaba que su tío regresara. Había tantas maneras en que esto podría salir. Luke podría patearle el trasero todo el camino de regreso a Nueva York, por ejemplo. O Luke podría patear su trasero hasta la tumba.
De cualquier manera, Jess estaba nervioso. Mirando alrededor del apartamento sintió una punzada de nostalgia. Nunca lo admitiría, pero se sentía bien estar de vuelta aquí. Sobre todo porque Cassie no estaba más allá de unas pocas manzanas.
Probablemente ella fue la razón principal por la que él volvió a esta chiflada ciudad. Pero, de nuevo, ella fue la razón principal por la que se fue en primer lugar. Lo intentó, realmente trató de mantenerse alejado. Entonces ella vino a verlo.
Era como si todo su arduo trabajo y el coraje que había acumulado para irse fueran en vano. En el momento en que la vio fue como si finalmente pudiera respirar de nuevo. Las pocas semanas que estuvo sin ella fueron como un infierno para él. Jess no podía creer que él hubiera pasado diecisiete años sin ella antes.
Así que ahí estaba, de pie en el apartamento vacío esperando a que Luke regresara. El lugar parecía como siempre. Su cama contra el extremo izquierdo y su ropa y libros todavía allí. Supuso que Luke todavía no tenía tiempo para enviarlos.
Cuando Jess escuchó un par de pasos subiendo las escaleras, inmediatamente pensó en lo que le iba a decir a su tío. La puerta se abrió y Luke entró. No se dio cuenta de Jess al principio.
Jess tomó un libro de la mesa y lo hojeó mientras esperaba que Luke lo notara. Por el rabillo del ojo vio a Luke detenerse en seco cuando notó a su sobrino parado en medio de su sala de estar.
Dejó el libro en el lugar que le correspondía en el escritorio y se volvió hacia Luke. Jess puso sus manos en sus bolsillos, donde sus dedos tamborilearon nerviosamente contra su pierna.
—Hola— dijo Luke con los ojos muy abiertos. Su habitual gorra de béisbol hacia atrás en la parte superior de su cabeza. Estaba vestido con una franela azul oscuro y jeans lavados.
Jess miró a Luke con ansiedad. —Hola.
Mira a Jess mientras asiente con la cabeza a su saludo. —¿Cómo entraste aquí?— Preguntó mientras levantaba las manos.
Jess hace un gesto hacia la puerta sin entusiasmo. —La puerta estaba abierta.
—Quiero decir, estaba en el restaurante. Te habría visto subir las escaleras.— Luke hace un gesto con la mano para evitar que Jess responda. —Sabes qué, olvídalo. No quiero saberlo— Suspira cuando Jess no le responde. —Entonces, ¿cómo está todo en casa?
—Bien —Jess respondió, su mente preocupada en cómo debería preguntarle a Luke lo que quería preguntar.
—¿Tú mamá?
—Bien— respondió de nuevo.
Luke asintió por un segundo mientras buscaba algo más que decir. —¿Estás en problemas?
Jess sonrió, ligeramente divertido mientras respondía a su tío. —No.
—Entonces, ¿Qué diablos estás haciendo aquí, Jess?— Luke caminó hacia él mientras continuaba hablando. —Sabes, te llamé seis veces. No esperaba que me devolvieras la llamada para que pudiéramos sentarnos al teléfono en la cama y ver Sleepless in Seattle juntos. —Solo esperaba que me llamaras para decirme que llegaste a casa a salvo— Luke continuó cuando Jess no hizo ningún movimiento para hablar. —Nadie te asaltó en el autobús, di que estabas bien, di... —Luke se detuvo de nuevo como si recordara con quién estaba hablando también.
Luke puso sus manos en sus caderas. —¿Sabes qué? No importa— dijo. —Solo dime qué es lo que quieres, tengo trabajo que hacer.
Jess miró el libro sobre la mesa como si pudiera hacerlo desaparecer si miraba lo suficiente. —Quiero volver—, murmuró lo suficientemente alto para que Luke pudiera escuchar.
—¿Tu que?— Luke preguntó, sin creer lo que escuchaba.
Dio un profundo suspiro mientras repetía sus palabras. —Quiero volver— repitió Jess.
Su tío lo miró desconcertado. —¿Volver aquí?
—Sí.
Luke señaló el suelo. —¿Aquí a Stars Hollow?
—Sí.
—¿Vivir en este apartamento conmigo?— Luke miró alrededor del apartamento para enfatizar su pregunta.
Jess negó con la cabeza para sí mismo. —Ya dije que sí un millón de veces.
—¿Sabes que?— Luke comenzó con cuidado. —Tú eres el que pide algo para no ser James Dean esta vez, ¿de acuerdo? Ahora, una vez más. ¿Quieres volver?
Con todas estas preguntas, Jess casi cambia de opinión. Entonces recordó por qué vino aquí. —Sí.
—¿Por qué?
—Solo quiero volver—, respondió Jess, sin querer decirle a Luke la verdadera razón.
Luke se aclaró la garganta y cruzó los brazos sobre el pecho. —¿Sabes lo que me dijo la gente cuando dije que vendrías a vivir conmigo?— Jess sabía que Luke realmente no quería que respondiera, así que se quedó callado. —Me dijeron que estaba loco. Me dijeron que debería escribirle cartas a Jodie Foster.
—Pero los ignoré—. Luke dijo mientras recordaba lo que Lorelai y todos le habían dicho. —Estaba tan seguro de que sabía lo que estaba haciendo. Luego apareciste y ¿sabes lo que sucede? Les diste la razón, estaba loco.
Jess no tuvo más remedio que escuchar a su tío decir todo lo que sabía que era verdad. Jess sabía que él no era bueno. Tenía gente que le decía eso todo el tiempo.
—Y ahora, después de todo lo que pasó, después de todo el caos y los estragos que causaste. En serio, estás parado ahí, usando una camiseta con la imagen de un trasero con manos, diciéndome que quieres ¿regresar?— exclamó Lucas.
Sin saber cómo responder a eso, Jess se acercó al pequeño estante de libros que aún estaban en el apartamento. Pasó los dedos por ellos mientras hablaba. —Aún no has empacado mis cosas.
—Uh, no. He estado un poco ocupado—. Luke expresó lo que Jess ya pensaba.
—¿Cuándo planeabas enviármelo de vuelta?— preguntó.
—¿Estoy usando un pequeño uniforme marrón que tiene estampado U.P.S?— Lucas dice sarcásticamente.
Jess solo asintió y miró al suelo. Ahora era el momento de la verdad. —¿Entonces, qué piensas?—Preguntó esperanzado.
—Las cosas van a tener que ser diferentes, Jess—. Luke le apunta con el dedo a la cara.
Él asiente comprensivamente. —Lo sé.
—Está bien—, cede Luke.
Jess no pudo contener la pequeña sonrisa en sus labios. —¿De acuerdo?
Luke simplemente asintió con la cabeza como confirmación. —¿Así que te vas a quedar?
—Me quedaré.
—Está bien, entonces quédate—. Luke repitió mientras se quedaba sin cosas que decir. —Tengo que volver al restaurante.
Ambos se dirigen hacia la puerta. —Te ayudaré a cerrar más tarde, ¿de acuerdo?— Jess se ofreció.
Luke se giró para mirarlo sorprendido. —Por supuesto.
Jess no pudo evitar la emoción que burbujeaba dentro de él mientras se dirigía hacia la puerta. Tenía una parada más. Estaba a un pie de distancia de la puerta cuando Luke intervino.
—Ella no está en casa.
Jess no se dio la vuelta. —¿Quién?— Preguntó, haciéndose el tonto.
—Ella está en la boda de Sookie con todos los demás. Parecía haber superado todo el asunto de que te fueras.
—Bien— mintió. No quería que ella estuviera por encima de él. No cuando tenía mucho más que decirle.
—Déjala en paz, Jess. Ya ha pasado por suficiente.
Se volvió hacia su tío. —No sé de qué estás hablando, solo voy a dar un paseo. —Mintió de nuevo. Fue hacia la puerta una vez más y la abrió.
—¿Escuchaste lo que dije?— Escuchó a Luke gritar detrás de él.
—Escuché lo que dijiste— respondió Jess antes de salir por la puerta.
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Jess observó desde lejos mientras Cassie hablaba con Rory. Estaban en un claro detrás de la posada donde se celebraba la boda de Sookie. Le tomó un tiempo averiguar dónde era la boda, pero valió la pena verla.
Llevaba un vestido verde azulado que hacía juego con sus ojos y complementaba su cabello castaño. A la luz del sol, su cabello parecía castaño claro cuando Jess sabía a ciencia cierta que era de un color más oscuro. Se dio cuenta de que su yeso se había ido y sintió un poco de alivio al saber que no tenía que mirar constantemente lo que le había hecho.
Se apoyó en un árbol mientras la observaba hablar con su amiga. Observó cómo ella se reía de algo y echó la cabeza hacia atrás. Notó como había una pequeña flor amarilla pegada detrás de su oreja.
Esperar a que Rory se fuera para poder hablar con ella a solas se sintió como horas. Pero sabía que no eran más de cinco minutos, solo estaba siendo dramático. Cuando Rory finalmente se fue, se bajó del árbol y caminó hacia ella.
Cuando ella se dio la vuelta y lo vio, pudo ver que su respiración se aceleraba. De repente, lo que dijo Luke me vino a la mente. Ya ha pasado por suficiente. ¿Realmente iba a hacerla pasar por todo eso otra vez?
Pero luego ella le dedicó una sonrisa llena de dientes y todos esos pensamientos abandonaron su cabeza. Él le devolvió una pequeña sonrisa. Dio unos pasos hacia adelante antes de que ella corriera hacia él. Jess la recibió con los brazos abiertos cuando se estrelló contra él.
Inmediatamente la rodeó con sus brazos y enterró su rostro en su cabello. Jess aspiró su familiar aroma a manzanas, esta vez tenía un toque de flores, probablemente de la pequeña flor en su cabello.
Ninguno de los dos se soltó por un tiempo mientras disfrutaban de la compañía del otro. Se aferró a ella tan fuerte como pudo sin lastimarla. Jess la levantó y la hizo girar en un pequeño círculo mientras se reía en su pecho. Extrañaba su risa. Él la extrañaba.
Jess la bajó pero se aseguró de no soltarla. Ella apartó la cabeza de su pecho y lo miró con lo que debe ser la sonrisa más adorable de la historia.
—¿Qué estás haciendo aquí?— Preguntó, la sonrisa nunca abandonó su rostro.
Él le sonrió. —Hola a ti también, Cherry.
—¿Está todo bien?—Ella preguntó. Cassie se desenredó de sus brazos, para protestar en su mente. Ella lo miró por encima de cualquier herida.
—Estoy bien—, la tranquilizó. —Te ves bien— felicitó.
Jess observó cómo un ligero rubor se deslizaba por sus mejillas. —Gracias.— Se apartó algunos mechones de pelo de la cara. —¿Qué estás haciendo aquí?— ella repitió.
Se dio cuenta de que otro mechón suelto de cabello había vuelto a caer sobre sus ojos. —Regresé—, dice mientras aparta el cabello de sus ojos. Dejó que su mano descansara sobre su mandíbula, sintiendo su cálida piel bajo su mano.
—¿En serio?— preguntó emocionada, sin molestarse en alejarse de su mano.
Él asintió con la cabeza. —De verdad, Cherry. —Notó cómo sus ojos se iluminaron con sus palabras. Sus ojos viajaron hasta sus labios. Él lo hará. Él le dirá cómo se siente. —Escucha, yo quería...
Pero ella lo interrumpió con un movimiento de cabeza. —Cállate, Ponyboy—. Y con eso, se acercó más a él y presionó sus labios contra los de él.
Jess se congeló por un minuto, sin esperar eso. Tenía preparado ese discurso y todo. Pero eso ya no importaba mientras él le devolvía el beso. Una mano ahuecó su mejilla y la otra rodeó su cintura. Su discurso ya no importaba porque todo lo que sabía era que estaba besando a Cassie, su Cassie.