Bandolera

Par JeseeD1004

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Una Bandolera que le dan por la cabeza y termina perdiendo en su propio juego. Unas risas + algo de drama Plus

Bandolera
Pride
Ben Wa
Desmadre
Postres
Luces. Cámara. Acción
Date Cuanta Amiga
Margaritas
Reagruparse
Parker
Cliff Edge
Ensalada
Honor
Gatas
Sorpresas
La Intensidad Bolleril
La Despedida
Hay que joderse
Abrázame, Ámame, Tócame...
La Bandolera
Extra

Génesis

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Par JeseeD1004





-Marzo 2014 yo cursaba mi séptimo semestre en finanzas y comercio exterior y aunque el semestre apenas empezaba a tomar forma había encontrado ya formas de entretenerme en otra cosa que no fuera números ni estrategias de administración empresarial. - Amelia relató.

-Vaya, cuando dijiste que empezaras desde el principio lo hiciste bien al principio. - Luisita interrumpió.

La morena resopló. - ¿Quién te entiende? - Preguntó retóricamente. - Dijiste que empezara por el principio o no? -

-Ya pero poco más y empiezas con los años que pasaste en el bachillerato. - Se burló la rubia.

Amelia hizo una mueca. - No por favor, que años más desperdiciados, prefiero no pensar en esa época. - Sacudió la cabeza. - Oye vas a estar interrumpiéndome todo el rato o cómo va la cosa? -

-Que grosera eres de verdad. -

-Grosera tú que me cortas todo el rato. -

-Bueno da igual. - Le quitó importancia al asunto. - Adelanta un poco el cronometro que no tenemos toda la vida. -

Amelia alzó la ceja. - ¿Tienes algo mejor que hacer? -

-No sé tú, pero yo por lo menos tengo una vida a la que volver, un trabajo al que asistir, reuniones a las que ir, amigos con los que quedar, comida que disfrutar; ya sabes, una vida. - Se burló una vez más ante la cara atónita fingida de la morena.

La morena se llevó una mano al pecho. - No sé qué me da más pena, si el hecho de que me estés apurando o que en todas esas cosas que dices tienes que hacer no mencionas que tienes que follar. - Negó fingiendo dolor. - Ya sabes, darle...

-¿A tu cuerpo alegría macarena? - Se echó a reír.

-Claro, que tu cuerpo es pa' darle alegrías y cosas buenas. - Amelia se abalanzó sobre ella a pincharla en la barriga.

-¡Para! - La alejó con un manotón. - Anda empieza de una buena vez. -

-Como mande señora. - Hizo un saludo militar.

-Señorita. - Luisita levantó el dedo índice para acentuar.

Amelia se rió. - Pufff más señorita es mi gata y ya está operada. -

Luisita entonces agarró su barbilla mientras le mostraba los dedos de su mano izquierda. - ¿Ves esto aquí? - Movió los dedos mientras le sostenía la barbilla haciendo que el labio inferior saliera un poco. - Si no hay anillo significa que sigo siendo señorita ante la ley. -

Amelia salió de su agarre. - Vale, sí lo que tú digas. -

-Oye imagino que yo también podré intervenir en la historia, no? O eres tú la única protagonista? - Se cruzó de brazos.

Amelia hizo otra mueca. - Si no hay más remedio. - Recibió un empujón de parte de la otra mujer. - Eso es maltrato, te puedo demandar. - Le amenazó.

-¿Quieres que te muestre los verdes y moratones que tengo yo por todos los empujones y tirones que me das tú? - Preguntó de vuelta. La morena se quedó callada estirando los labios sin saber cómo responder a eso. - Eso pensé. - Se rió.

-Bueno da igual. - Amelia se encogió de hombros. - Que sepas que esta historia será contada en tercera persona, así que sí tu punto de vista y la de otros personajes también estarán presentes. -

-Vale, como sea, solo empieza. -

-¿Algo más que agregar antes de dar inicio? No pienso tragarme tus interrupciones. - Advirtió.

-Te has tragado otras cosas. - Se bufó. - Solo adelanta la cuestión que a nadie le importa que semestre hacías o como estaba el clima, ve al meollo del asunto, quieres? -

-En un hoyo vas a estar tu más tarde. - Chocó sus hombros juntos mientras Luisita ponía los ojos en blanco. - Vale pues vamos allá. - Suspiró pesadamente e inició...







Para los universitarios era bastante común salir de fiesta desde los jueves noches, estos días eran llamados incluso "juernes", las discotecas usualmente tenían barra libre y los excesos eran el plus que como estudiantes a veces necesitaban para divertirse y obviar su paso por los parciales y exámenes finales.

Estar fuera de casa para ir a la universidad también representaba un cambio muy grande y por ello mismo en ocasiones algunos estudiantes no sabían cómo gestionarlos y terminaban perdiéndose en el camino de la carrera. Las fiestas, los excesos y el estrés académico a veces se prestaba para muchas cosas, es por esto que quien saliera de casa hacia la universidad tenía que tener las cosas muy claras de lo que quería y a dónde pretendía llegar incluso con los baches del camino.

Aquella ciudad en particular, era una ciudad estudiantil, quiere decir que la mayoría de su población es joven y universitaria. Un infierno pequeño lo llamaban los locales. Chicos que terminaban perdiéndose en el alcohol, el vicio de los juegos de azar, al sexo desenfrenado terminando en embarazos no deseados, deserción estudiantil y otras cosas más.

No era que fuera un mal lugar, pero había tanta libertad que se convertía en libertinaje, dirían los señores que en el parque se sentaban a fumar y hablar de la política y la juventud actual.

Aquella noche no era un "juernes" diferente, hacía frío pero como habitualmente, las discotecas alrededor de la plazuela central estaban a tope, los estudiantes deambulaban por allí comiendo, bebiendo y fumando en los andenes y de la misma forma en los edificios con azoteas se hacían fiestas hasta altas horas de la madrugadas, edificios en los que solo vivían estudiantes sin supervisión o límite alguno.

Había estado en la plazuela un rato en lo que encontraban plan ella y unos compañeros de la carrera, se decidieron por ir a una de esas azoteas aprovechar el buen ambiente, la buena música y algunos la oportunidad de ligar con gente intoxicada igual que ellos. Ella en particular había estado hablando con un chico que le parecía interesante por mensajes y este pasaba a estar en aquella fiesta de azotea así que saber esto le animó aún más a ir hasta allí.

Subiendo por las escaleras de un edificio de tres pisos hasta la azotea el olor a marihuana se hacía cada vez más intenso, la música era estruendosa y el alcohol estaba por doquier, hizo contacto visual con el chico que le gustaba y luego de unos tragos y algo de baile este le ofreció ir hasta una de las habitaciones, ella algo escéptica pero dispuesta se fue con él y todo iba bien hasta que el chico le ofreció un pase de coca.

A eso ella no le jalaba definitivamente así que declinó, el chico se puso pesado y ella terminó golpeándolo para salir de allí, corriendo probó la primera puerta que encontró del segundo piso abierta y allí se quedó esperando que aquel chico no se le ocurriera ir a buscarla o algo, estaba todo oscuro cuando de un momento a otro la puerta se abrió y dio paso a una chica que llevaba el cuerpo envuelto en una toalla corta y el cabello también.

Al encender la luz y pillarla allí ambas empezaron a gritar. - ¡Ahhhhhhhhh! -

-¡Ahhhhhhhh! -

-¡Ahhhhhhhh! -

-Okey esto es ridículo. - Paró una de ellas.

-Se puede saber quién coño eres tú y que haces en mi habitación? - La chica se aferró a la toalla en su pecho con miedo a que se le cayera.

-¿Te bañas a las dos de la madrugada con el frío que hace? Acaso quieres que te de una pulmonía? - Respondió con otra pregunta mientras la veía confundida y los tragos haciéndole estragos en la cabeza.

-¡Amelia! - De pronto ambas escucharon el grito de un chico que venía desde fuera y la morena sentada en el borde la cama individual abrió tanto los ojos del miedo que saltó corriendo hasta la puerta para cerrarla.

Chocó su cuerpo con el de la otra chica presionándola contra la puerta y le tapó la boca con una mano mientras esta intentaba zafarse y reclamarle. - Shhhh... Estoy huyendo, por favor. - Le susurró muy cerquita.

La otra chica hizo una mueca casi de asco por su aliento a alcohol. - Mhdhdyebsjnbsug. - Murmuró bajo la mano de la morena.

Amelia la miró con el ceño fruncido. - ¿Qué? Acaso no sabes hablar? Eres muda? -

La chica puso los ojos en blanco y le dio un manotón para que le soltara la boca. - Eres imbécil. -

-Ah pero que si hablas. - Se echó a reír. - Perdona. - Se reía. - Es que estoy un poco borracha. -

-No me digas. - La chica se burló y luego resopló notando entonces los ojos achinados de la otra chica sobre ella. - ¿Qué tanto me miras? Y quieres quitarte de encima. - La empujó sin tener en cuenta que unos hilos de su toalla se habían enredado en la cremallera de la chaqueta de la intrusa y al hacerlo la toalla se soltó. - ¡Ahhhhh! - Gritó de nuevo tratando de recomponerse y llevando las manos a cubrir sus pechos e intimidad. Amelia se quedó con los ojos clavados en un pezón sobresaliente, sus ojos recorriendo el ombligo hasta la mano enterrada en su sexo cubriéndose. - ¡Deja de mirarme, pervertida! - Se quejó la chica.

Amelia tuvo que espabilar varias veces y tragó grueso, de pronto la gota de agua que rodaba por en medio de sus pechos hasta caer en el ombligo de la chica desnuda frente a sus ojos se le apetecía mucho. Pero sabía que ahora mismo parecía en efecto una pervertida, así que sacudió la cabeza y miró a su propio pecho donde la toalla seguía enganchada.

Intentó soltar la tela pero estando ya a un nivel considerable de intoxicación se le daba un poco difícil la tarea. La chica la miró con enojo escuchándola murmurar en frustración por no poder soltar la toalla de la cremallera, resopló y ella misma estiró una mano tirando de la toalla y la chica. - Trae acá. - Intentó ella misma hacerse con la toalla. - Además de intrusa imbécil también eres una inútil. - Dijo entre dientes.

Amelia frunció el ceño. - Oye que ataque más gratuito. - Puso las manos contra la madera de la puerta una a cada lado de la cabeza de la chica y sin poderlo evitar realmente sus ojos volvieron al cuerpo desnudo de ésta. - Bonitas tetas. - Se relamió los labios.

La chica que estaba más concentrada en la toalla que en hacía donde habían ido los ojos de aquella intrusa, volvió a mirarla con enojo y le dio una cachetada suave, casi que llamando su atención. - En serio eres una imbécil. -

-Ay perdón, es que cuando estoy borracha no tengo filtro. - Amelia dijo con genuina vergüenza y desvió la mirada. - Pero en serio son bonitas. - Se quejó cuando fue empujada lejos.

La chica se volvió a cubrir su cuerpo con la toalla. - Lárgate de una vez. -

Eso hizo reaccionar a la morena. - No por favor, ese chico me está buscando y tengo miedo. - Juntó las manos con los ojos asustadizos.

-Y qué pretendes, acampar en mi habitación? - Preguntó la otra chica descolocada con toda esa situación, Amelia se encogió de hombros. - Ni siquiera sé tu nombre. - Recordó.

-Eso es de fácil solución, me llamo Amelia. - Ofreció su mano pero la chica no le correspondió. - Piénsalo así, no sabemos cómo se llama la otra y ya te he visto las chichis, eso ya nos hace conocidas, no? - Preguntó inocentemente.

-¡No! - Se quejó la otra. - Ni conocidas ni nada. -

-¿De verdad vas a echarme a los leones? No se supone que las mujeres se cuidan entre ellas, que clase de feminista eres? -

-Del tipo que si dices algo más te va a dar un madrazo. - Se quejó otra vez. - En serio, cállate ya. - Amelia levantó las manos y se pasó los dedos por la boca como si fuera una cremallera.

La morena vio a la chica caminar lejos de la puerta hasta su armario, abrir algunos cajones para sacar bragas limpias y una pijama larga, se vistió con la toalla todavía puesta a lo que Amelia hizo una mueca pues le hubiera gustado echarle un vistazo a su culo. Se golpeó la frente con la palma de la mano silenciosamente con ese pensamiento.

-¿De quién estás huyendo? - Escuchó la pregunta por parte de la otra chica una vez vestida de pies a cabeza con una pijama gruesa, la vio quitarse la toalla de la cabeza y dejar a la vista mechones de cabello castaño mojado. La chica miró a la intrusa que la miraba expectante, entonces rodó los ojos. - Ya puedes hablar. - Dijo cansada.

Amelia sonrió ampliamente. - Se llama Leonardo o Leo. - Amelia respondió. - Nos estábamos liando pero luego me ofreció algo de coca y dije que no. -

-Déjame adivinar, se puso pesado y tuviste que salir corriendo? - Preguntó retóricamente a lo que Amelia asintió. - Ese tipo es un gilipollas. - Hizo una cara de asco.

Amelia asintió dándole la razón. - Parecía amable por texto. -

-Todos lo parecen. - La chica decía mientras peinaba su cabello. - ¿Lo golpeaste en los huevos? - Preguntó con una sonrisa pícara.

La morena sonrió también. - Sí, creo que por eso tardó tanto en venir a buscarme. - Ambas chicas se echaron a reír. - Oye te seco el cabello? - Ofreció señalando el secador en la cama, la chica la miró sospechosamente. - Digo, ya que no puedo salir por otro rato, bien puedo ayudarte si quieres claro. - Se encogió de hombros.

La chica se lo pensó un momento, que era lo peor que podía pasar? Aparte de ser una mirona y un poco pervertida, aquella chica parecía ser inofensiva. - Vale. - Aceptó finalmente.

Amelia sonrió otra vez y se acercó a ella. - ¿Me dirás tu nombre? - Agarró el secador para conectarlo a la corriente y empezar a secar el cabello de la extraña.

La chica la miró primero y luego se dio vuelta sentada en el borde de la cama mientras Amelia seguía parada detrás de ella. - Luisa, me llamo Luisa. -

La morena algo más coherente y sobria sonrió. - Eres mi nueva mejor amiga, Luisa de las tetas bonitaAAAUCH! - Gritó al final al sentir un codazo a mitad de muslo.

Aquella madrugada entre charla y charla se quedaron dormidas juntas en la cama individual sin apenas darse cuenta.






-Listo ahí está el principio que tanto querías. - Amelia dijo a su acompañante. - ¿Contenta? -

-Mucho, sí, aunque faltan muchas cosas y detalles. -Luisita le recordó.

La morena puso los ojos en blanco. - Ya pero esto es como el génesis bíblico... Jumm una vez salí con una chica llamada Génesis, era de Brasil, te lo he contado alguna vez? - Preguntó.

-A nadie le importa. - Dijo indiferente la rubia.

- Bueno que eso, esto es como el génesis y ahora viene lo demás. - Movió las cejas de arriba abajo.

-Eres pésima contando historias. -

-No pues, habló la experta. - Se bufó la morena. - ¿Por qué no lo haces tú ya que nada te gusta? - Mirándola de reojo.

-Mira capaz y si lo hago, porque hija como storyteller te mueres de hambre. -

Amelia sonrió de lado. - Nah... Nunca he tenido problemas para comer. - Volvió a mover las cejas de arriba abajo. Luisita puso los ojos en blanco. - Oye una cosa. - Dijo con un tono que anunciaba travesura.

-¿Qué? - Preguntó con fastidio.

Amelia sonrió sabiendo lo que hacía. - Aquella noche bien podrías haberte cubierto con la toalla que llevabas en el pelo, eh. - Resaltó de pronto y la rubia entrecerró los ojos. - Dirás lo que quieras pero yo creo que quisiste mostrarme tus chichis. -

- ¡Cállate! -





___________________________________________

Holaaa!

Quería darle alegría Macarena a esta historia luego de terminar Clandestino, pero ajá cuando la inspiración llega pues ni modo y así seguiré haciéndolo hasta donde sea que quiera llegar esta historia.

Que tal el primer encuentro? Bien o no? Déjenme saber por fis 😊

Kudos ❤️


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