No sé porque se eriza mi piel,
al notar los movimientos de tus labios.
Y mas si de cuando se tratan de esas charlas
Que suceden mientras estamos acostados.
Confieso que no noto
Las arrugas de tu rostro,
Solo el encaje de la ropa
Que se ajusta en tu cuerpo.
Quiero tu seducción,
A cualquier hora del día.
Pero también confieso
Que en las noches más te excitaría.
Siento tu mirada,
Producto de un motivo astuto.
Y esas caricias en mi abdomen,
Es lo húmedo del asunto.
No escucho bien tu voz,
Con tu boca tapada.
Pero te privo de esto,
Como de tu mirada vendada.
El correaje esta ajustado,
Molestando mis muñecas.
No existe defecto alguno,
Ni celulitis que se interponga.
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