El Adiós Dorado 1L

By Sele_Aspiazu

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Todos sabemos que entre policías y ladrones solo hay una regla en cada bando: Arrestar al delicuente Salir... More

DEDICATORIA
PRÓLOGO:
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPITULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48 (EPÍLOGO)
SECCION APARTE DE LA HISTORIA

CAPÍTULO 13

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By Sele_Aspiazu

VICTORIA SMIRNOVA

Mi espalda golpeaba sobre la pared metálica que sostenía mi cuerpo mientras observaba cómo los policías rondaban por fuera de la celda donde me había puesto hace unos minutos después de que prácticamente los prisioneros gritaron de emoción por verme en ese lugar.

Cada día me daba cuenta que la humanidad era de lo más inestable que había en él mundo.

Para consecuencia para mí me habían colocado en medio de dos hombres que uno a mi izquierda aparentaba mi edad y el de la derecha parecía que cursaba la edad media, o sea pasaba los sesenta, ambos no hacían más que mirar hacía donde yo me encontraba sentada en la silla de metal, la celda tenía tres paredes de rejas que dejaban al descubierto logrando que la otra persona que tenías al lado podría ver que estabas haciendo con total voluntad.

Trate con todas mis fuerzas dejar de lado la manera muy espeluznante con la que examinaban mis movimientos de cabeza y manos, estaba cansada de estar en ese lugar pero no podía irme hasta que Máximo active la alarma antiincendios, el muy idiota tenía que organizar una ceremonia extremadamente ostentosa para dar a conocer al nuevo líder de la mafia Francesa que se celebraría en días y luego de eso tendría que venir a buscarme para sacarme de este lugar lo más rápido posible para volver a poner orden en mis territorios.

Ignore el momento en él cual uno de los presos que estaban a mis lados se levantó de su silla al instante que se acercó a las rejas a mi lado izquierdo, observó al guardia que parecía estar dormido en un profundo sueño pero no dejaba de lado el arma que sostenía entre sus manos sin mucho cuidado, sería fácil arrebatárselo sin que nadie se diera cuenta pero para beneficio de él no lograría salir de mi celda sin que un interruptor con alarma se activará de golpe apenas pusiera un pie fuera de la caja metálica.

-Smirnova- susurro el tipo de mi izquierda con la mirada puesta en el convaleciente policía.

Giré mi cabeza hacía él al mismo tiempo que su mirada gris abarcaba todas mis facciones con una sonrisa divertida pero oscura, podía verlo en sus ojos, él tipo no era otro más que uno de los hombres del Boss, tenía el conocimiento suficiente para saber cuando una persona está realmente loca a un individuo que ni siquiera puede levantar un arma con la seguridad de salir ileso de esa actividad, analice su ropa que consistía en un traje a la medida de color negro, sus manos tenían anillos en cada dedo que dejaba a la vista cuando coloco sus refinadas extremidades alrededor de las rejas que se movieron un poco para luego sacar los barrotes como si fueran una simple tira de dulce blando que el hombre lograba moldear a su antojo.

Camino despectivo hacía donde me encontraba quedando frente a mí al instante que flexionaba sus rodillas quedando a mi altura, me observó con los ojos entrecerrados por unos instantes, la mayoría de las personas que habían conseguido verle la cara a mi padre me decía que era muy parecida a él como a mi madre.

-El Boss quiere verte- murmuró con rapidez sin levantar mucho la voz.

Solamente asentí a sus palabras ya que otra cosa no lograría hacer, si molestaba aunque sea un poco al Boss mi vida estaría más que acabada, podía tener todo el poder que quisiera pero por encima de mí estaba el hombre que me acababan de mencionar, el tipo supuestamente había sido relativamente la contra de mi padre desde siglos inimaginables aunque se decía que en algún momento ellos fueron amigos pero fue mucho antes de que ambos hubieran sido reclutados para diferentes bandos.

El ruido de una puerta abriéndose me volvió a la realidad, levanté la mirada para encontrarme con un hombre completamente de negro que en sus manos se encontraban guantes de látex del mismo color que su traje al mismo tiempo que sostenía un bastón que me dejaba clara su edad, no logré ver sus facciones por el hecho de que en su cara había una gran máscara negra parecida a las que usaban en el teatro, las facciones de ese pequeño accesorio parecía felices pero estaba segura que detrás de esa careta se escondía un rostro sombrío.

-La encantadora Victoria- dijo una voz metálica que provenía desde un aparato que se mantenía colocado en medio de su cuello.

-Que ingenioso Boss, te escondes detrás de un disfraz y para completar usas un cambia voz- comenté sin interés en su presencia.

Miedo era lo último que sentía por él pero al parecer quería infringir por el hecho que lo ví hurgar entre sus ropas para luego sacar un cuchillo pequeño que se veía a kilómetros que tenía un filo mortal, pero seguía dándome risa, no sería la primera vez que idiotas pensaban que mostrándome un arma sentiría miedo y no sería la última.

-Eres igual que tu padre, finge no tener miedo o sentimientos para no salir perjudicado, clásico en los Smirnova- alegó sentándose en una silla que el tipo que estaba a mi izquierda le había proporcionado.

Le sonreí por pura molestia para sus ojos.

-Vienes a decirme que soy igual a mi padre o estas aquí para dejar tus propósitos sobre la mesa así podré salir de esta podrida celda, sabes que no soy idiota por lo que estoy cien porciento segura que el que robo la espada eres tu pero tus movimientos son muy débiles a comparación de los míos- le dije acomodando mi saco sobre la silla.

El silencio se hizo denso a nuestro alrededor al momento que las luces comenzaron a parpadear de una manera desquiciante, tenía la rara sensación de que él en serio me odiaba pero no tenía mucha información sobre la razón lógica sobre su sentimiento negativo hacía mi y ahora me importaba más salir de aquí viva o muerta que seguir viéndole la cara espantosa que tenía.

-Tienes razón, no he venido para decirte tus similitudes con el idiota de tu padre y muy bien por sacar conclusiones acertadas, tengo la espada en mi poder y en pocas palabras también tu vida- respondió sin miramientos.

-No me digas que comenzará tu monólogo de malvado de la historia porque en pocas palabras no tengo mucho interés en saber tus maquiavélicos planes, solamente dime que quieres de mí y considéralo hecho- le ofrecí sin más.

Si quería salir de ahí tenía que ser rápido ya que Máximo no tardaría en llegar, y si el Boss quería sentir aunque sea un poco de poder se lo concedería.

-Quiero que te alejes de Vital y te largues del puesto de la mafia Francesa así yo tendré el poder, tengo el informe completo de tu familia lo que me dice que si la nueva jefa o jefe muere se celebra una fiesta para considerar el nuevo Señor o Señora de dicha organización- explicó con simpleza.

Le sonreí con normalidad al mismo tiempo que me levantaba sobre mis pies al momento que me reclinaba sobre mi abdomen mientras colocaba mi mano derecha donde estaba mi ombligo, me incline por unos minutos donde mi visión solamente estaba en el suelo, sus lustrosos zapatos llamaron mi atención por unos instantes ya que conocía a alguien que usaba el mismo calzado pero no me impresionaba, era bastante obvio.

Levanté mi cuerpo despacio y me acerque a él al instante que él levantaba su mano enguantada hacía mi cara como signo de nobleza, sostuve su extremidad entre las mía al momento que dejaba un casto besos sobre sus nudillos y conseguía que una sonrisa cruel surcara sus labios.

-Un placer estar frente a una eminencia como el Boss y nuevo jefe del linaje Smirnova- decrete su título como si fuera el más importante.

Levanté mi mirada hacía él y en ese instante otra cosa lo descubrió más delante de mi escrutinio, El Boss muy en el fondo de su cabeza quería pensar que nadie sabía de quién era en verdad.

-Buenas noches Señor Vital- le susurre en el momento que lo golpeaba con mi frente logrando que cayera de espaldas.

En ese momento las luces se apagaron de golpe y las puertas de las celdas se abrieron logrando que los dos idiotas salieran corriendo a toda velocidad, me aparte en el momento que vi como El Boss quedaba tirado en el medio de mi perfecta escapada pero sabía que estaba consciente por los movimientos voluntarios que hacía su cuerpo.

Me pegué a la reja al mismo tiempo que escuchaba como Máximo entraba provocando una explosión, pero cuando quise moverme por la ausencia de los barrotes algo sostuvo mi cabello al momento que me hacía para atrás así tirarme sobre las rejas.

-Vas a morir por mi mano tal y como tu padre lo hizo con mi mujer, sangre por sangre- amenazó con su mano sobre mi cuello que lograba levantarme del suelo.

El aire me faltaba a medida que me estrangulaba con gran sadismo ignorando cómo unos hombres que supuse eran sus guardias que le decían con desesperación que los búhos venían en su búsqueda, pero no le importo en lo absoluto ya que me golpeó con su puño sin medirse en fuerza logrando que de apoco todo mi alrededor me diera vueltas mientras escuchaba las últimas palabras que me había dicho hace unos minutos atrás.

En mis últimos segundos logré visualizar como unas llamas se hacían más grandes y de a poco iban llegando a donde nos encontrábamos, en ese instante escuché el grito desgarrador de una chica que era consumida por las llamas, me daba la impresión que era una policía que había llegado en el segundo equivocado pero gracias a esa pedida de auxilio el Boss me soltó dejándome sobre el suelo mientras la sangre cubría mis ropas con rapidez sin que pudiera hacer nada para controlarlo, con un solo ojo vi cómo se fue con sus hombres y corría lejos del fuego.

Mientras me desvanecía sentí como alguien me sostenía en sus brazos de manera protectora, me sacaron de ahí con tranquilidad al momento que escuchaba la voz de mi hermano que se hacía presente en mis oídos.

-Metan a esa chica en la celda, desde este día Victoria Smirnova está muerta para los ojos de la sociedad delictiva- ordenó con seriedad.

Desde ese momento no supe más del mundo al instante que me desvanecía en los brazos de mi hermano que me abrazó con posesividad sin soltarme, haciendo que me sintiera a salvo cómo nunca antes me había sentido.

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