No te emociones tanto

By PaulStonem

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Una chica normal y corriente con una obsesión: Un cantante de rock los 90 en plena crisis de los cuarenta. Él... More

Sinopsis
PRÓLOGO
1. No te enfades tanto
2. No te enfades tanto
3. No te agobies tanto
4. No te agobies tanto
5. No te muevas tanto
6. No te muevas tanto
7. No te obsesiones tanto
8. No te obsesiones tanto
9. No te emborraches tanto
10. No te emborraches tanto
11. No te líes tanto
12. No te líes tanto
13. No me llames tanto
14. No me llames tanto
15. No te rías tanto
16. No te rías tanto
17. No me esperaba tanto
18. No me esperaba tanto
19. No me beses tanto
20. No me beses tanto
21. No me subestimes tanto
22. No me subestimes tanto
23. No te emociones Tanto
0o0o Spoileati-me o0o0
24. No te emociones tanto

Epílogo

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By PaulStonem

EPÍLOGO

(no, no iba a acabar así)



-Quince meses después

No podía creerse que su novio estuviera ahí, tocando la guitarra, a punto de ponerse a cantar. Vega observaba el escenario, desde donde estaba, con una increíble sensación de intranquilidad en el estómago mezclada con una emoción desbordante. Había estado emocionada todo el tiempo pero aquella última semana irradiaba felicidad. Tenía al estudio donde trabajaba revolucionado y a sus amigos también, pero era algo a lo que, después de compartir más de un año, ya estaban todos acostumbrados. Viró la mirada a donde venían unas risitas y sonrió a Cob que justo ponía su vista en ella. Él le guiñó un ojo y ella arrugó la nariz con desenfado. Estaba nerviosa, él lo sabía. Se acercó hasta ella y le puso las manos en los hombros en un vago masaje de relajación, pero más que eso consiguió que Vega soltara una carcajada. Cob ahora llevaba una barba tupida, pero no demasiado larga, que era lo que se llevaba ahora. Por raro que pareciese, le había rejuvenecido; o esa sensación daba. Le resaltaba sus ojos claros. Estaba guapo. Era un chico guapo, eso estaba claro.

-Me encanta tanto el local, Vega -le dijo con la emoción de un niño pequeño la mañana de reyes magos.

-A mí también me gusta mucho cómo ha quedado.

-Es increíble que, al final, Den y Russ quisiesen sumarse al proyecto. La verdad es que el aire mod que tiene me parece genial.

-Es único, amigo mío -le dijo ella asintiendo con rotundidad.

Era una pasada la decoración. Según entrabas, te recibía una foto gigantesca de un Skyline de Londres en la que que los edificios estaban dibujados de palabras sueltas. La idea la había tenido una de las chicas jóvenes del estudio y a Den le había encantado. . Para Vega y Vio fue súper divertido participar en el diseño con la chica, diciéndole un montón de palabras que ella iba colocando en su dibujo. Sobre todo cuando se trataba de palabras malsonantes. Se habían sentido partícipes de la obra y, la verdad, aquello había abierto un mundo nuevo a Vio y a Vega. Al menos habían conseguido salir del papeleo durante unas semanas, sobre todo cuando el mismo Cob iba a la oficina y las sacaba casi a rastras para que fueran viendo cómo estaba quedando todo. Podía decirse que se habían hecho amigos. Sí, Vega podría asegurar que sí. En ese momento la música sonaba al fondo de la sala más grande, donde había un escenario que dejaba ver detrás una pared de ladrillo con una enorme diana mod dibujada a chorretones de pintura. Era la parte que más le gustaba a Vega. Cob le apretó la mano, ella lo miró un momento y se rieron a la vez. Parecía estar igual de nervioso y emocionado que ella. No todos los días se inaugura un nuevo local y no todos los días tu novio presenta nuevo disco. Y, entonces, su voz inundó el lugar, haciendo que la sonrisa de Vega le ocupara toda la cara. ¡Ay, se iba a poner a saltar como una niña pequeña! Y la de veces que le había visto actuar y la de veces que le había cantado a solas, pero ahora era tan sumamente especial que creía que se iba a echar a llorar de la emoción.

-¿Dónde está el papeo? -soltó la voz de Vio detrás de ellos. Cuando se giraron, la pelirroja tenía una ceja alzada-. Dijiste: «Si todo sale bien, todo corre a mi cuenta». Bien, pues no puede estar saliendo mejor, así que quiero mi cena.

-Pelirroja... -comenzó Cob mientras negaba lentamente con la cabeza-. Ahora estamos en un concierto. Deja tu mensaje después de la señal. La señal.

Vio se rio de golpe y le dio un flojo puñetazo en la tripa que hizo que Cob se riera, encogiéndose de forma exagerada como si acabara de estallarle el bazo. La pelirroja lo abrazó y lo trepó para ponerse a cantar la canción, con un puño en alto como si se tratase de la mayor fan de la banda. Vega se rio muchísimo y acompañó a su amiga con la canción ya saltando, como un minuto antes tenía ganas de hacer. Ellos estaban en una especie de apartado VIP, al fondo, donde el escenario se veía genial y sin nadie que te agobiara por delante, por detrás o por los lados. Esa sensación de superioridad molaba, la verdad; aunque en demasía era peligrosa. Sin embargo, Rico y Jenn habían preferido estar en pista. Habían congeniado muy bien, tanto que podría decirse que ahora la mejor amiga de Rico era Jenn. Eso no molestaba en absoluto a Vega porque el chico seguía invadiendo su casa siempre que le apetecía, sólo que ahora venía acompañado por ella en muchas ocasiones. A Jenn parecía encantarle el salón de Vega, francamente. Esperaba que ahora le gustara ese lugar.

Se armó revuelo en la entrada y el photocall estaba abarrotándose de fotógrafos que lanzaban sus flashes sin ton ni son. Los tres miraron hacia allí a ver quién llegaba. Cob sonrió, Vio se bajó de su espalda y a Vega le dio una especie de pinchazo de emoción en la boca del estómago. Era increíble que aún le pasara eso. Den Murphy y Meg entraban y trataban de pasar entre los fotógrafos hasta llegar al VIP. Cob lo abrazó después de gritarle que era un tardón de miedo. Para inaugurar un sitio donde había puesto pasta, ya podría haber llegado un rato antes, sólo que Den hace lo que quiere y cuando quiere. No era momento para cambiar y, visto lo visto, no lo iba a ser nunca. Ya podría ser como Ach que había llegado hacía una hora. Meg abrazó a Cob y aplaudió demostrando su emoción. Jill y su barriga de veintiocho semanas de embarazo se acercaron hasta la rubia y ambas se dedicaron un montón de halagos, con ventaja para la embarazada por el simple hecho de estarlo. Vega y Vio se miraron antes de reír. Si lo pensaban bien, estaban bastante fuera de la movida pero, el hecho de que Cob las tuviera tanta estima, les hacía sentirse muy confiadas entre tanto mamoneo de los famosos. Bueno, Cob y él. Den paseó su mirada por allí, alzando la barbilla a modo de saludo cuando alguien le sonreía, dejándose abrazar y estrechando la mano de algunos, mientras seguía con la mirada perdida por la gente. Hasta que las vio a ellas. Sonrisa instantánea. Vega inspiró aire y Vio soltó una risita. Desde hacía tiempo, Vio se empeñaba en decir que Den siempre buscaba a su amiga y la morena decía que no, que no; pero si era franca consigo misma también tenía esa sensación. Peligrosa sensación, por otro lado. Las dos chicas le saludaron con la mano y no hicieron muchos aspavientos, por cortesía y porque no paraban de pararle por mucho que él tratara de ir quitándose rápido a la gente de encima.

-¡Chicas! -dijo la voz de Trizia apareciendo por detrás de ellas-. Está la barra llenísima de gente y sólo he podido pillar dos gin-tonics. Lo siento, Vega.

-¡Vaya! ¡Qué pena! Me lo voy a tener que beber yo... -soltó la pelirroja mirando a Vega dramatizando de manera exagerada, haciendo que la morena rodara los ojos.

Vega se giró hacia el escenario y aplaudió como una loca cuando acababa la canción. Sonaban como profesionales, y tenían toda la pinta de los músicos indies de última generación. Le encantaba. Ahora era su segunda banda favorita del mundo mundial casi quitándole el puesto ya a la primera. No podía sentirse más orgullosa de Alan.

-Eh... -le susurraron cerca del oído. Vega no miró pero cogió aire cerrando un segundo los ojos. Sintió que se le erizaba la piel de los brazos y ni si quiera le había rozado-. Toca bien tu chico... -le dijo Deneb mientras Alan punteaba con la guitarra en ese momento-. Creo que Donovan tiene muy buen oído para hacer inversiones.

Vega se giró hacia él para mirarlo a la cara. Tenía una mueca un poco inconforme aunque poco convincente mientras él la miraba sonriendo. Ella miró al escenario y luego asintió de forma contundente. Él soltó una risita y, cuando ella lo miraba, arrugó la nariz de forma infantil. Que Alan estuviera tocando ahí, no era una casualidad del destino. Se podía decir que Deneb había movido sus hilos. El chico seguía tocando con su banda en algunos bares del centro, en las zonas más modernas. Mejor dicho, en el casco antiguo donde se acumulan los modernos. Vega era asidua de los directos de Alan y un día, en el estudio, le comentó sus planes a Cob porque él siempre que iba se dejaba caer por el despacho de las chicas. Por cosas del destino, o por cabezonerías de la gente mayor, Den y el de la tele se dejaron caer por ese concierto. Cuando Deneb lo escuchó, y después de estar como sopesándolo durante mucho tiempo, le dio el venazo de acercarse a ellos y pedirles una maqueta y halagarles en extremo y decirles que se iban a comer el mundo si él les enseñaba esas maquetas a algunas personas y bla, bla, bla, y quizá iba un poco -muy- pedo pero lo cierto fue que cumplió su palabra. Y ahora estaban ahí tocando, presentando su primer disco, y tenían como padrino al mismo que tuvo él: Russ Donovan.

-Te lo deben todo a ti, Den -dijo ella con gesto agradecido. Luego abrió los ojos de más y miró al escenario-. ¡Me encanta esta parte! -exclamó moviendo la cabeza al mismo ritmo que la batería.

Den se quedó mirándola y sonrió. Había algo en ella especial. Él sentía que le debía algo. No sabía qué, pero no por nada llevaba un tiempo pensando que le debía un helado.

Entonces, llegó al VIP otro de los grandes inversores de la noche. Venía de los camerinos donde había estado animando a los chicos antes de que salieran a cantar. A Vega le parecía que lo conocía muchísimo y eso que sólo había estado con él en contadas ocasiones, pero Alan no paraba de hablar de él. «Russ esto, Russ lo otro. Russ ha hecho, Russ ha deshecho...». Vega lo admiraba desde siempre y, ahora, más aún. El músico los vio y, poniendo una mueca de sorpresa como si no los esperara allí cosa que era increíble, les saludó y se fue acercando a ellos.

-¿Te puedes creer que, aunque le conozco como de hace mil años, siempre tengo una cosa en la tripa cuando lo veo? Me pone nervioso -le dijo Den a Vega como si fuera un secreto. Ella lo miró con algo de asombro. Le encantaban esas pequeñas confesiones.

-Créeme que conozco esa sensación -le dijo ella. Es que le pasaba lo mismo cada vez que le veía a él. Den sonrió a la chica y justo, estrechó la mano a Russ cuando llegaba.

-Niños... -saludó la vieja gloria-. ¡Qué contento estoy, Vega! Estoy empeñado en que hagan historia en Knebworth, aunque me conformo con que lo peten en el FIB. Sí, creo que eso me valdría, no voy a ponerme exquisito.

-¡No exageres tanto! -le dijo la chica dándole un golpe el hombro. Den flipaba de la complicidad que se tenían. ¿Cómo era posible que ella no se quedara como sin habla?-. Si consiguen una buena crítica hoy, nos damos con un canto en los dientes.

-¡Ah, no! Nada de conformarse. Siempre hay que querer más -explicó-. No me toméis por vanidoso, simplemente que los sueños nunca deberían de tener límite.

-Siempre hay una estrella más allá del Sol -dijo Deneb arqueando su única ceja.

-Eso es, Murphy. Eso es.

Y, entonces, sin pedir permiso ni nada, Vio se lanzó sobre su amiga. Sonrió a Den pero más a Russ a quien hacía especial gracia. Vio siempre les gustaba a los hombres más que Vega, la morena estaba ya resignada. Si a Den le parecía que Vega y Russ congeniaban bien, con Vio era como si hubiesen nacido para pasarse horas el uno frente al otro. Y eso que debía de ser la tercera vez que se veían desde aquel doce de abril. Den arqueó la ceja, mirando a Vega y se encogió de hombros. Los dos tenían como esa especie de sensación de que sobraban y fue Vega la que empezó a alejarse de allí haciendo como que escuchaba el concierto. Sintió a Den a su lado a los pocos segundos, se miraron y los dos se rieron. Él no sabía todo lo que ella podía sentir cada vez que él le regalaba una de esas sonrisas. Porque, aunque tratase de normalizarlo todo, era Den y lo había admirado toda su vida.

Él miró hacia los lados. Luego observó el escenario donde Alan terminaba la canción y saludaba levantando una mano, aunque seguramente no veía nada con todas las luces dándole en la cara. Den sabía lo que era eso. Entonces el chico se puso a dar las gracias y la gente aulló. ¡Vaya! A Den le pareció muy fuerte que en tan poco tiempo tuvieran seguidores tan comprometidos. Apenas llevaban unos tres meses de promoción con su primer single. Se le escapó media sonrisa.

-Esta noche es muy importante para nosotros -decía el chico al micrófono-. Hay personas muy importantes para nosotros aquí... -Se rio cuando empezaron a corear su nombre-. Bueno, esto se llama: Gracias, nena.

Den miró de reojo a Vega y vio que apretaba los labios y le brillaban los ojos. Lo miraba totalmente concentrada como si no quisiese perderse ni un segundo de esa canción. Y así era, porque ella sabía por qué la habían escrito y lo que significaba para ellos era muchísimo. Deneb volvió la vista a la actuación y escuchó la canción que tenía su cosa. Le gustaba. No le extrañaba en absoluto que la chica estuviera tan emocionada como estaba. Él, que a veces tenía inspiración divina y momentos bíblicos para componer, sabía lo genial que era que una canción tuviera ese efecto en las personas. Meg se acercó hasta él y le pasó el brazo por la espalda para apoyarse en su hombro.

-¡Me encanta esta canción! Creo que es mi favorita... -dijo llamando la atención de Vega que tenía los ojos tan vidriosos que sintió la necesidad de abrazarla dejándola sin aire-. «Gracias, nena. La vida ha empezado a cambiar. Tira de mi mano, voy contigo a cualquier parte» -comenzó a cantar. Luego se separó de la chica y la miró de cerca con su gran sonrisa, esa de la que Vega tenía la teoría de que se contagiaba.

-¡Es genial! ¡Genial, genial! -dijo Vega emocionada.

-¿Me conseguirás pases para el backstage? -preguntó la rubia guiñándole el ojo en plan broma.

-Corre, Meg, las chicas se están haciendo un selfie -dijo Cob apareciendo por allí, empujando a la rubia hacia las otras mujeres de las estrellas. La rubia le sacó la lengua y se fue hasta Jill que le hacía gestos para hacerse una foto juntas.

-Qué harto estoy de hablar de baby-showers, tío. Y eso que no ha nacido aún. No sé qué será de mí.

-¡Puf! Pues no es nada... Lo que te queda. ¡Y es para siempre, tío! -le dijo su amigo con gesto resignado.

-¿Donovan está tratando de levantarme a la pelirroja? -preguntó abriendo los ojos de forma exagerada con la vista puesta en esos dos-. ¡Joder! O sea, se creen que como voy a ser padre ya pueden poner el ojo en las chicas que yo vi primero...

-¡Corre, Cobe! Los chicos se están haciendo un selfie -soltó Vega empujándole. Con él sí que era fácil todo.

Deneb soltó una carcajada mirando a su amigo y luego miró a Vega. Era una locura, pero sentía todas las ganas del mundo de hacerlo. Agarró la mano de la chica y tiró de ella hacia un lado, bajando de esa zona VIP. Ella se dejó arrastrar, aunque donde había gente, él le soltó la mano. Den sonreía observando el buen ambiente que había en el local. Ahora su local. Le encantaba la decoración. Los taburetes con dianas mods, las fotos en la pared de grupos de la época en blanco y negro, los guiños a las motocicletas que se llevaban; era todo lo que más le gustaba. La verdad es que había un rincón algo más desenfadado que había elegido Russ, donde The Smiths marcaban el límite. Le gustaba todo, pero en especial le gustaba una lambretta llena de espejos retrovisores que había cerca de los baños. Que, por cierto, estaban al fondo a la derecha. La moto era tan guay que estaba rodeada por una cuerda de terciopelo rojo como si se tratase de una pieza en un museo.

Vega lo seguía sin saber ni a donde iban ni qué querría el chico. Pasaron por detrás de la moto y entraron por un pasillo. No entraron al backstage, entraron a un almacén donde ponía «Privado». Vega lo miró con incertidumbre.

-¿Cuándo vas a dejarle, va? -le soltó.

Vega lo miró sorprendida pero se le escapó una carcajada. Si fuera la primera vez que se lo decía, hubiese temblado, pero Den últimamente le venía haciendo la misma pregunta y siempre en el mismo tono despreocupado. Ella negó con la cabeza sin quitar la sonrisa.

-No voy a dejarle. ¿Cuándo vas a dejar tú a Meg?

-Creo que no voy a dejarla -le contestó rascándose la cabeza mirando hacia arriba como si no le hubiese costado mucho pensar esa respuesta. Luego la miró y la sonrió antes de abrazarla.

Eso sí que tomó por sorpresa a la morena. Su corazón latía muy rápido y muy fuerte. Tanto que pensaba que Den podía notarlo contra su pecho. Se mordió el labio y cerró los ojos. Lo hacía por pura contención. Él olía tan bien, tenía una espalda tan grande y era tan Deneb Murphy que necesitaba mucho de eso. Él cerró los ojos también y sonrió aunque no podía verle. Sentía que tenía que proteger a esa chica. Seguía sin saber por qué, pero sentía eso. Hacía más de un año que le había parecido especialmente inocente en aquel concierto y le había traído muy buena suerte aquella visita inesperada. Le fue bien, tal y como ella le había dicho junto con Grace Kelly y Elvis. Hay personas que están hechas para tener un feeling especial. Eso pasaba con ellos y los dos eran conscientes de que la vida a su alrededor no quería que pasara nada más. Ambos tenían unas bonitas historias de amor recién empezadas que no tenían intención de terminar. Pero que estaban hechos el uno para el otro, era evidente. Ella lo había intuido toda su vida. Él no había tenido ni idea hasta un doce de abril cualquiera.

-¿Sabes por qué creo que Alan va a triunfar? -comenzó a susurrarle al oído-. Porque tiene a las estrellas en su mano -contestó él mismo. Rozó la mejilla de la chica con su nariz antes de darle un beso intenso sobre el pómulo.

Vega no estaba segura de lo que decir. Den llevaba años dejándola sin palabras, menos ese último año. En ese momento lo había vuelto a conseguir. Lo miró a los ojos.

-Una la tengo yo, mi favorita. Sin duda es Deneb.




-Sí, ahora sí, es el FIN-

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