Omega [Moon Fighters 5.1]

By JaquelineS97

5.3K 891 215

Harry es un monstruo... El amor y la felicidad son añoranzas ajenas... Harry tiene el alma hecha pedazos y... More

Antes De Leer
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17.1
Capítulo 17.2
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30

Capítulo 27

174 28 4
By JaquelineS97



La alarma suena y a Sage le cuesta moverse, las hileras de pequeñas luces que decoran las paredes siguen encendidas. Ella alarga el brazo para desactivar la ruidosa canción y bosteza, una leve punzada en su cerebro le hace apretar los dientes. Se pregunta cuánto más tendrá que soportar los dolores, debería acostumbrarse, pero los ecos de dolor son más persistentes de lo que desearía.

Y los medicamentos son contraproducentes para un cambiante, sin embargo, ella debe tomar tres pastillas tres veces al día tanto para lidiar con las secuelas como para reforzar su sistema inmune.

Un día de estos, ya no será necesario. Pero ella todavía está en recesión.

Incorporándose, a tientas busca en el cajón de la mesa de noche derecha hasta que nota las pastillas en la parte superior, junto al vaso de agua. Algo tan fuera de lugar y poco común no podría hacer que su estómago hormiguee, no es por el hecho de que estén preparadas. Él se anticipó por ella.

¿Dónde está? Se pregunta, ansiosa por verlo, toma las pastillas una por una acompañándolas por un trago de agua. Harry había dormido con ella, en un estado de vigilia pero con ella.

Sus mejillas se calientan, él está aquí, podría estar muy lejos, pero se ha quedado como lo prometió.

«¿Qué cosas habrá atravesado en estos meses?»

La luz glacial del vínculo está tan tranquila... Sage resiste la tentación de tocarla, quizás él está ocupado. Tambaleándose se pone de pie y busca en el armario una bata delgada color rosa pálido, al ponérsela cubre su ropa de dormir y va al baño para cepillar sus dientes. Su rostro todavía conserva algunos moretones pequeños, nunca sabrá cómo se los provocó y en qué estado violento tuvo que estar para autolesionarse. Pensar en eso le da un escofrío, tiene tantos baches en su memoria, tantos cabos sueltos, pero no está segura de querer rellenarlos.

Un poco más despierta luego de lavarse, sale de la habitación. En el pequeño descanso revisa las plantas que él consiguió, toca las suaves hojas al pasar y luego lo encuentra en la cocina. Contiene el aliento, una punzada aguda en el centro de su pecho, Harry viste una ropa holgada que le hace pensar que ha perdido peso.

Saberlo le duele a la parte más irracional dentro de ella, esa parte de su ser que había dormido durante mucho tiempo y ahora comenzaba a dar tenues signos de revivir. Apenas la sentía.

—¿Tomaste tus medicinas?

Dio un sobresalto repentino al escuchar su voz, la recordaba más grave, ahora salió suave. Le gustaba, sí, pero tenía una sensación extraña alrededor.

—Sí —responde, y lentamente rodea la isla central.

Su corazón late como un tambor, se siente tan inquieta, tan fuera de lugar... No está segura de poder acercarse, de tocarlo, hay un miedo primario dentro de ella, miedo a verlo huir otra vez... Pero, resiste, frunce el ceño ante eso, porque debe confiar en él, este es el hombre que eligió, el que le prometió que no la dejaría sola.

Sintiendo ese suave calor masculino, Sage cierra la brecha entre ambos y lo rodea con los brazos. Una pequeña tensión en su espalda, luego Harry sostiene sus manos en su lugar. Su loba debería aullar de alegría pero hay un vacío de silencio dentro de ella. La tristeza se desplaza rápido cuando nota que, en verdad, Harry ha perdido peso.

—Estás más delgado —dice, un breve gruñido en las palabras.

Pero la risa tiembla dentro de él y Sage casi se derrite en su sitio.

—Bueno, la purga tomó mucho de mí.

La culpa es una punta afilada en su corazón. Pero el vínculo desprende una tierna emoción que la hace suspirar, su leopardo está con ella.

—Lo siento.

Harry gira con la intención de quedar frente a frente, así que ella le da espacio pero vuelve a abrazarlo. Él no la rechaza y eso es lo más hermoso del mundo.

—He aprendido mucho gracias a eso. Omega, quiero la luz que me ofreces, la luz que no dejaste apagar.

Ante esa declaración tan honesta, Sage levanta la mirada. Parece un sueño, un hermoso sueño, el hecho de que él esté aquí y de que ella siga con vida, le hace pensar en lo afortunada que es.

—Tenemos una segunda oportunidad.

Harry sonríe, el gesto es pequeño pero sus ojos verdes brillan por un momento, él tiene la mirada cansada, bolsas bajo sus párpados. Sage se pregunta si ha descansado lo suficiente, pero se guarda sus dudas para sí misma, por su mirada él no dirá una sola palabra, incluso le restará importancia. Este hombre terco...

—Logramos lo imposible —responde en su lugar, y luego baja para darle un beso en la frente—. Ya casi tengo el desayuno listo, ve a sentarte.

Aunque desearía permanecer en sus brazos más tiempo, Sage se separa de él y toma un lugar en la isla central. Mientras le sirve una taza de leche caliente y prepara rodajas de pan con mantequilla, Sage echa un vistazo a los alrededores, la casa que él preparó en su ausencia está llena de su presencia, hay algunas prendas de ropa en los sillones, papeles, lápices y un anotador grande en la mesa del comedor.

Y todo huele tan bien, como una hoguera en medio del invierno.

—Come hasta donde puedas —le dice—. Pero si puedes terminar todo, mejor.

Sage encuentra su mirada una vez, reconoce la feroz necesidad de cuidarla.

Para él hay una taza de café con leche, un tazón de cereales y rodajas de pan. Un silencio cómodo se instala alrededor de ellos, como si compartir el mismo espacio fuera un hábito de siempre. Ambos han cambiado, ella no puede evitar cuestionarse lo que debería hacer a partir de ahora.

Sus pensamientos se rompen cuando nota que el tinte rojo ha desaparecido de su cabello. Ella estira el brazo hacia él, Harry vuelve a tensarse pero se mantiene en su lugar mientras ella toma un mechón de cabello negro entre sus dedos.

—No lo has vuelto a teñir —menciona.

La dureza de su mirada la sorprende.

—Solía ser un recordatorio —responde en voz baja.

—¿De qué?

Esa mirada verde se oscurece.

—La sangre que he derramado.

«Oh Dios mío»

El miedo que repentinamente creció en ella no era propio.

—Decidí dejarlo atrás, pero si a ti te gusta puedo volver a teñirlo.

—No... —Las ultimas hebras se deslizan sobre sus dedos, ella se aleja, entendiendo lo que él desea—. Está bien, tú eres quien decide eso, sea cual sea la forma en que te sientas como, yo te apoyaré.

De eso se trataba todo, el clan, la familia, los compañeros...

Harry acepta sus palabras con un silencio en el que le sonríe cuando ella lo busca de vez en cuando. La mañana pasa así, con tareas cotidianas que él las limita para evitar que se agote, Sage lo regaña diciéndole que no se ha vuelto de cristal, aunque por dentro, ella brilla en su protección.

Sin embargo, cuando regresa al pequeño descanso y mira por el ventanal, Sage encuentra a un niño desconocido sentado en el interior de la pergola.

—Harry... —Lo llama.

No pasan más de dos segundos para que él esté a su lado, huellas de alarma en sus ojos.

—No puedo recordar a ese niño.

Sage aprieta los bordes de la bata con fuerza, su garganta se vuelve espesa mientras que su corazón se desboca por el miedo. Ella permanece observando al niño que está allá afuera, no puede saber su edad con sólo verlo, pero tiene algo tan inocente... Rizos negros alborotados y piel trigueña, hay muchos niños en el clan con esos rasgos, pero algo le dice que él es diferente. No recuerda haberlo visto, ¿será que sus memorias fueron alteradas? No, eso no puede ser un efecto residual de la enfermedad, tampoco una secuela. Cada uno de sus recuerdos, de las personas que ha conocido, son demasiado valiosos para ella, la idea de estar perdiéndolos le hace chasquear los dientes.

—¿Qué tanto sabes sobre la investigación de Jessie y lo que pasó con Derek? —Harry pregunta.

El brusco giro de tema le sorprende.

—Huh... —Murmura, formando un ceño fruncido—. Sólo sé que encontraron un laboratorio de investigación genética donde estaban al tanto de la enfermedad y también tenían una vacuna. En cuanto a Derek..., él fue capturado por un conocido tuyo ¿verdad?

—Sí. El desgraciado está muerto —un tibio placer en esa declaración, como si encontrara satisfacción en la muerte del culpable—. Sobre el resto..., en ese lugar se desarrollaban nuevos tipos de cambiantes, violando las restricciones y el código ético actual.

Con su mirada atenta a los movimientos del niño, Sage pregunta:

—¿A qué te refieres con nuevos tipos?

Una mano se afirma cálida en su espalda baja.

—Nuevos cambiantes —responde—. En la operación de rescate encontramos a los niños creados en ese laboratorio, Valiant es uno de ellos.

—¿Valiant?

—Ven, le he hablado mucho sobre ti.

Con el corazón aleteando en su interior, Sage lo sigue al jardín trasero, Harry rodea su cintura con un brazo y acerca su boca a su oído para susurrar:

—Relájate, no le gustan los movimientos bruscos.

Ella lo confirmó cuando pudo sentir un tenue miedo e inseguridad desprenderse del niño, y cuando Valiant la miró con esos ojos tan grandes y llenos de inocencia, Sage sintió un temblor, un instinto viejo en su interior. Este niño tiene algo... Pero parece tan normal..., vestido con una sudadera roja con dibujos de autos en el frente, un jersey gris y zapatillas marrones.

—Hola Valiant —Harry lo saluda con suavidad y una sonrisa—. ¿Cómo te sientes? ¿Ya has desayunado?

Valiant asiente con fuerza, sus rizos rebotan alrededor, luego clava esa inquietante mirada sobre Sage.

—¿Ella es tu compañera? —Pregunta con curiosidad, pero su voz sale cautelosa como sus gestos—. Ella es una loba, no pensé que tuvieras una loba.

Harry ríe breve, y acerca más a Sage contra su cuerpo.

—Bueno, no hay muchos felinos en este clan y ella me atrapó primero. —Un suspiro corto—. Valiant, ella es Sage, hermana de Jessie. Sage, él es Valiant.

—Soy un ciervo —es la breve presentación del pequeño, extendiendo su mano.

Sage abre los ojos, abrumada por completo.

—Oh... —Al ver que ella se congeló, Harry aprieta su cadera para regresarla, Sage se aclara la garganta y sostiene su mano—. Mucho gusto Valiant.

Ella le sostiene la mano cuidando de su fuerza hasta que Valiant la retira y dirige su atención a Harry.

—¿Tus cuidadores saben que estás aquí?

—Sí, terminé temprano mis deberes y Jessie me dejó salir.

—Eso es bueno, ¿practicarás el vuelo de tu helicóptero? —Harry señala la caja negra con la imagen del jueguete que Valiant mantiene junto a su costado.

—¿Quieres verme volarlo? —Esos ojos grandes brillan con entusiasmo.

—Sí, has algunas piruetas para Sage, ¿quieres?

—Está bien.

Luego de sacar el juguete del empaque, Valiant se aleja de la pergola sosteniendo el helicóptero rojo en una mano y el control en otra, lo deja en el suelo, retrocede un par de pasos y lo enciende desde el control. El juguete se eleva con las aspas girando a toda velocidad.

—¿Por qué lo dejan salir? —Sage susurra muy bajo su pregunta, no sabe cuál es el rango auditivo de un ciervo, pero por lo que puede intuir, debe ser muy amplio y refinado—. Ningún cachorro puede andar por el territorio sin supervision.

—Él no está sólo, Craig siempre lo vigila a distancia. Además, Valiant es diferente, el encierro lo vuelve nervioso. Y aunque no lo creas, tiene un estupendo sentido de orientación, Jessie dice que tiene rutas planificadas para llegar hasta aquí.

Sage trata de asimilarlo, pero le resulta tan extraño que se queda sin palabras. Y el hecho de que Valiant parezca cómodo entre depredadores, aumenta más su intriga. Pero luego, el punto de interés se traslada al amable intercambio de comentarios entre el niño y Harry.

Es algo obvio a simple vista, pero Valiant confía en Harry. Quizás por eso es él quien está inquieto, el vínculo vibra con preocupación.

—¿Qué va a pasar con él? —Vuelve a bajar la voz.

—No deberíamos hablar de eso cerca de Valiant.

—Entiendo. —Sage nota el sesgo de protección inmediata en su voz—. ¿Dónde se está quedando?

—Con tu hermana y Sawyer, pero siempre regresa aquí.

No puede evitar una sonrisa.

—Se ve que se ha encariñado contigo.

—No debería.

—¿Por qué?

Harry duda en responder, pero luego ella se inclina hacia él y apoya la cabeza sobre su hombro, apartando su tensión.

—Me preocupa que viva entre depredadores, no sabemos la manera en que esto pueda afectar su desarrollo.

—Tienes un punto. —Sage suspira, y le ofrece una sonrisa grande a Valiant cuando él logra hacer que el helicóptero de un giro en el aire—. Pero él había vivido encerrado por cuánto ¿siete, ocho años?

—Casi nueve.

—En algún momento se encontraría con un depredador, podría haber reaccionado a eso con instinto y miedo. Pero, desde mi punto de vista, el hecho de que crezca rodeado de depredadores que lo protegen hará que gane fuerza y seguridad. Se volverá uno de nosotros.

—¿Estás segura?

—Sí, confía en mí. —Un beso suave en el hombro—. No digo que será fácil, pero si lo llevamos por el camino correcto se convertirá en un buen hombre.

Harry extiende el brazo para rodear sus hombros.

—¿La crianza es lo que nos define?

Ella sabe a dónde está yendo con esa pregunta, pero Sage no está dispuesta a permitir que siga culpándose por su pasado. Sí, hizo cosas malas, pero ¿qué opción tenía cuando sólo era un niño que luchaba por sobrevivir a una vida de castigo y explotación? No es como si tuviera un instinto asesino de nacimiento, él fue empujado a eso.

No hay violencia irracional en él, por la forma en que ve al pequeño Valiant, él sólo quiere protegerlo no hacerle daño.

—Sólo es una base —responde, toca el vínculo y le envía lo que siente, un profundo amor y lealtad—. Todo lo que nos rodea puede alterar lo que somos.

Sage no podría decir en qué punto estaría de no haber conocido a Harry, o qué hubiera pasado con Sawyer y Jessie si Arif no hubiera muerto, o cómo sería el clan si Derek no hubiera vuelto del destierro para recuperarlo de las manos de Elliot y los extranjeros.

La corriente cambia con el menor de los estímulos.

—Entonces —Sage levanta la cabeza para mirarlo, porque no puede dejar de apreciar al compañero que escogió quedarse con ella—. ¿Quieres cuidarlo?

Harry forma un puño sobre la mesa circular blanca.

—Sí —murmura, luego de una larga pausa donde sólo atendió a Valiant cuando él buscaba su aprobación de vuelo.

Sabiendo que este niño podía ayudar a su leopardo de las nieves a terminar definitivamente con las últimas dudas de tener una vida normal, Sage elogia a Valiant luego de hacer un giro de barril.

—Entonces, te ayudaré.


◈ ◈ ◈ ◈ ◈


—¿Estás seguro de que estoy autorizado para asistir?

La pregunta de Harry se eleva en el aire con un ligero ronroneo, hasta entonces ella ha mantenido los ojos cerrados, disfrutando el cómodo momento silencioso, sentada en una de las sillas del comedor mientras él trenzaba su cabello antes de salir.

—A dónde vayas tú puedes ir conmigo —responde, siente un revoloteo en su estómago.

Inquietud y nervios.

Las últimas dos semanas pasaron con lentitud, inundadas por malas noticias y reportes de nuevos contagios, ahora tenían algo con lo que defenderse frente a la enfermedad, pero no todos eran tan fuertes para pelear. El primer día de la última semana, la noticia se extendió rápidamente, y Sage lloró al enterarse.

El cuerpo de líderes del clan había perdido a uno de sus miembros.

Sage recordaba a Elena Bradigan como su instructora cuando se unió al grupo de cuidadores, Sage tenía veinte años en ese entonces, era el puesto ideal para los sumisos pues estaba en contacto constante con los cachorros, ancianos y el equipo médico de Dashiell. Con más del doble de su edad, Elena era una loba veterana, tan sólo dos años después fue ascendida por Derek al cuerpo de líderes.

Ahora, la loba mayor había perdido su batalla.

Y Sage tenía una grieta en su corazón, una grieta que el leopardo de las nieves que lo sostenía intentaba llenar incansablemente.

Más allá de haber perdido a alguien irreemplazable, había que seguir adelante. Por esto el grupo de cuidadores comenzó a buscar miembros para sugerirle a Derek. Y por un amplio margen, escogieron a Sage.

Sage no entiende porqué ella y no cualquier otro miembro más capacitado.

—No estoy segura de ser capaz de hacerlo.

—¿Por qué?

—En mi línea jerárquica estoy en la mitad.

Harry termina los últimos detalles en la trenza y luego afirma sus manos en el respaldo de la silla.

—No te han elegido por dominio, sino por fuerza y voluntad. No entiendo como funcionan los puestos jerárquicos pero si yo tuviera que elegirte con fundamentos, eso es lo que pondría sobre la mesa.

Harry afirma su hombro con gentileza y Sage cubre esa fuerte mano con la suya, el peso que estaba aplastando su pecho lentamente tras haberse enterado de la decisión se fue aliviando poco a poco.

—¿Podré con esto?

—Eres capaz de hacer crecer vida desde la tierra, seguro que esto no será problema.

Mordiéndose el labio inferior, Sage toma una larga respiración y se pone de pie, aún tambalea, su sentido del equilibrio todavía no se ha recuperado del todo, pero se encuentra feliz al saber que Harry estará ahí para ser su apoyo. Él cubre sus hombros con un abrigo rojo y le ayuda con las mangas.

—La gente nos mira raro si nos encuentran en los paseos de rehabilitación —comenta, acomodando el cuello del abrigo—. ¿Es correcto que deba ir?

—No es correcto tenerte escondido, eres mi compañero. La gente se acostumbrará pronto.

Sage echa una mirada hacia atrás, él la encuentra, tenso, un poco nervioso, como ella, pero firme para avanzar a su lado como lo prometió.

Tuvieron que salir una hora antes de la reunión para poder llegar a tiempo, Sage no debe esforzarse mucho físicamente, incluso algo tan simple como caminar puede llevarla al agotamiento, así que ambos van tan despacio como pueden hacia un lugar de estacionamiento cercano donde Harry tiene un vehículo.

Él y Sawyer tuvieron que acondicionar un camino de conexión con la ruta principal que unía gran parte del territorio forestal y los puntos importantes del clan.

Hoy debían acudir a la oficina mayor del Centro comunitario.

Al llegar, el resto ya estaba ahí. Una atmósfera pesada entre los miembros del cuerpo de líderes, una sensación de cansancio y preocupación, pero también, esperanza. Todas las miradas se movieron de forma inevitable al hombre que caminaba detrás de ella, algunos fruncieron el ceño extrañados, otros lo saludaron.

El cuerpo de líderes está formado por los lobos más fuertes de los siete puestos, guardianes, vigilantes, instructores, rastreadores, cuidadores, defensores y equipo médico. Cada uno de ellos tiene a un sublider, un lobo de confianza que toma las decisiones cuando ellos no están.

Durante las reuniones suelen vestir el uniforme oficial que los identifica con miembros de mayor jerarquía, una camisa gris con detalles en negro sobre los hombros, puños y el cuello, además de pantalones y botas a juego. El emblema del clan, una luna en cuarto creciente con cuatro garras atravesandola en diagonales, está bordado en la espalda.

—Bien, creo que podemos empezar.

Le sorprendió no encontrar a Derek en el extremo más alejado de la larga mesa de vidrio oscuro. Había sillas del mismo color para nueve ocupantes. La oficina mayor había sido remodelada y ampliada desde el regreso del Alfa, pero mantuvieron ese toque cálido, muebles oscuros, alfombras suaves, plantas grandes y libreros, un candelabro central para una iluminación homogénea. Pero aún cuando era tan cálida, parecía vacía si no estaba Derek.

Sage piensa que él ha enfermado, pero Jeanine se anticipa a su pregunta:

—Envié a Derek a descansar, es algo que necesita pero no quiere hacer.

—Haces bien en obligarlo —responde Seth.

Entre sus dedos hacer girar una moneda, mantiene una postura relajada en su lugar pero hay un vacío en su mirada que es difícil de ignorar. Detrás de él está Gene, su sublider, un hombre más alto, delgado y joven, de largo cabello teñido de gris y ojos oscuros.

—Toma asiento Sage —pide Jeanine.

Ella ocupa el último lugar en el extremo de la mesa, frente a la compañera del Alfa y quien actúa como lugarteniente del clan.

—¿Derek autorizó al felino para esta reunión? —Pregunta Tahiel, era el sublider de Arif cuando este era líder de vigilantes, pero tras su muerte había tomado su lugar.

Harry estrecha la mirada sobre el hombre de cabello castaño ondulado y ojos café.

—Fue un requisito para cuidar de Sage —habla Logan, líder de guardianes, sentado a la izquierda de Seth—. Es su compañero después de todo y ella todavía no se ha recuperado.

—Alguien del equipo médico pudo haber venido en su lugar.

—Todo el equipo médico está enfocado en atender a los enfermos —interviene Dashiell, líder del equipo médico.

—No estamos fuera de peligro todavía —agrega detrás de él Milo, su sublider.

El lobo más gentil en esta reunión.

—A mí me agrada —dice Víctor, líder de los defensores, quien balancea su silla en un ligero vaivén que llama la atención de Seth frente a él—. Tiene un estilo de gato malo, pero algo interesante debe tener para que Sage lo haya elegido, ¿no es así Jess?

Víctor le da un codazo breve a Jessie, quien lo tiene a él a su izquierda y a Dashiell a su derecha.

—Cierra el pico —Gruñe ella, pero de inmediato le sonríe a Sage.

Detrás de Jessie, su sublider Cris la rodea con los brazos y restrega su mejilla en el cabello de la loba.

—No seas tan severa con este cerebro de pájaro.

Los demás ríen por el comentario de Cris, de pronto el ambiente se torna más ligero.

—Ya abandonamos el voto de confidencialidad desde que el Consejo fue disuelto, ¿acaso lo olvidaron?

Todos movieron las cabezas, negando, y la atención recae sobre Jeanine. Ella es tan hermosa y fuerte... Ese largo cabello de plata lo lleva recogido en una ordenada coleta alta que estiliza su rostro.

—Sage —Jeanine fija sus ojos oscuros en ella—. El grupo de cuidadores te escogió como representante para tomar el lugar de Elena Bradigan, ¿cuál es tu decisión?

Ella siente un nudo, su corazón apretado. Pero detrás, Harry baja hacia su oído para susurrarle:

—No importa lo que decidas, yo te apoyaré.

Una oleada de valor en su interior, un beso a través del blindaje en el vínculo, las emociones de su leopardo tan arraigadas fluian hacia ella para tocarla. Harry estaba en alerta, pero contento.

—Aceptaré el puesto.

Elena le había enseñado todo lo necesario para ser una buena cuidadora. Sage quiere hacerle honor a su memoria.

Sonriendo amable para ella, Jeanine toma la pequeña caja de madera sobre la mesa y la abre, de su interior saca un dije de metal especial. Sage se lleva la mano al pecho para tocar el dije común que no se ha quitado desde su ceremonia de lealtad al clan, cuando había cumplido quince años.

Harry le ayuda a quitar ese dije mientras Jeanine se acerca a ellos.

—En nombre de mi Alfa y compañero, te doy el puesto que ocuparás a partir de ahora, me complace llamarte líder de cuidadores y nuevo miembro del cuerpo de líderes.

Jeanine le colocó el dije, dos cabezas de lobos que unían sus frentes en una suave curva hacia adentro, casi formaba un corazón, significaba cuidado.

Los demás levantaron sus puños en señal de aprobación y le sonrieron.

—Bienvenida al equipo —le dijo Dashiell, una sonrisa grande opacaba el rastro de cansancio que formaba líneas alrededor de sus ojos verdes.

—Gracias. Espero poder ser útil tanto como Elena lo fue.

Un momento de pesadumbre hasta que Jeanine se mueve hacia Harry y reclama el dije antiguo que sostenía.

—Ahora..., hablando de tu compañero...

—¿Qué hay con él? —Sage lo toma de la mano.

—Bueno, Sawyer se ha integrado bien al clan, sólo falta Harry.

El felino echa un suspiro largo.

—¿Es necesario?

—Los lobos nos sentimos cómodos cuando los compañeros ajenos se unen al círculo en vez de vivir en la periferia.

—Tarde o temprano te arrastraremos con nosotros —menciona Logan—. Podemos ser muy persuasivos, ¿verdad Seth?

—Hombre, no quieres tener a un montón de lobos detrás echandote sus pobres intentos de sugestión.

Seth sonríe al mirar a Harry, la cicatriz vertical en el lado izquierdo de su rostro se contrae un poco. Ignorando a los lobos, Harry busca la mirada de Sage.

—¿Qué opinas tú? —Le pregunta.

—No quiero que hagas nada que te haga sentir incómodo. Está bien si quieres seguir siendo un solitario, no permitiré que nadie te obligue a unirte.

—Ou... —Víctor hizo una mueca—. ¿Ni siquiera si es Derek?

—En especial si es Derek.

Las risas vuelven a colorear el aire. Y para su sorpresa, Harry siembra un suave beso en su cabeza.

—Lo haré —dice después, y se inclina hacia Jeanine.

Ella le pone el dije, divertida por el gesto de cortesía.

—A partir de hoy eres un miembro no oficial del clan Moon Fighters.

—¿Miembro no oficial? —Cuestiona él.

—Uh-huh, ¿esperabas algo más? —Inquiere Jeanine—. Los nuevos miembros se nombran con más formalidad.

—Y sólo el Alfa puede hacerlo —agrega Jessie.

—Por el momento —continúa el lugarteniente—. Creo que estás bien así, ¿me equivoco?

Harry compone una pequeña sonrisa, la tensión lo ha abandonado. Sage puede sentir como el felino se estira alrededor de ella.

—No. Tienes razón.

—Perfecto. Entonces, con todo el cuerpo de líderes reunido, comenzaremos con la reunión.

Mientras Jeanine regresaba a su lugar y los demás se preparaban para dar sus respectivos informes sobre la situación de sus grupos, Sage es rodeada por los brazos de Harry, su espeso calor y su aroma, los recibe con alegría, pero son sus palabras las que le llegan al alma:

—Me siento orgulloso de poder servir a tu lado.


Continue Reading

You'll Also Like

525K 60.9K 32
Jeremy, futuro marqués de Thornhill lleva, desde que tiene uso de razón, total e irrevocablemente enamorado de Victoria Adams, la mayor del clan Adam...
1.1M 89.8K 59
Isabelle Chaney es una joven de 20 años que quedo perdidamente enamorada de un apuesto hombre, a quien, cinco años atrás, en un baile de máscaras le...
617K 37.9K 136
-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce. -Yo la llamo virginidad -, grita Ace en voz alta. -Ella me amara primero-, responde Chris enfadado. Er...