Las manos opuestas

By Minerva-Athenea

251 19 1

Socialismo y capitalismo, conceptos e idiologias tan diferentes. Cuesta creer que dos personas con pensamient... More

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2

Capítulo 3

61 6 1
By Minerva-Athenea

-¿Y de qué se trata esa propuesta -mis manos sudaban, tal vez no debí venir?-.

- Algo sencillo, deseo que vengas a trabajar para mi, en un nuevo proyecto sobre una revista económica -habló tranquilo- Sé que no sabes de economía, de hecho, estás en contra de nuestras medidas...-.

- Es que no es la correcta -acoto-.

- ¿Podrías cerrar la boca y no interrumpirme maleducada? -soltó furioso-.

- Vale, pero no me hables así -.

- Pues sé más educada y compórtate -bufó-.

-¿Y quién demonios te crees? ¿Mi padre? Mira hablar... -.

- Ya deja de interrumpirme, y espera mi explicación -me cortó, ¿no que era de mala educación hacerlo?- Verás, sé que estás en contra de nuestras medidas, pero te invito a tener una mejor educación al respecto. Te explicaré lo que hacemos, cómo y porqué. Te mostraré cómo el capital es el verdadero desarrollo, y después de ello, tú decidirás si quedarte o no -.

- ¿Ya puedo hablar? -pido la palabra de manera sarcástica-.

- Sí, ya puedes -sus labios dibujan una media sonrisa-.

"Que arrogante" pensé.

Mirándolo de manera poco grata respondí: - Estoy muy cómoda en mi trabajo, opino de lo que sé, y de la calidad. Sé que tu camino no es el correcto, y el poder social sí, así que sin más, mi respuesta es no -respondí sin intención de dar mi brazo a torcer-.

-Sonrió- Esperaba esa respuesta -acomodó su postura en el asiento- Debo advertirle, que siempre consigo lo que quiero -mete su mano en el bolsillo y saca una tarjeta de presentación en color rojo carmesí y un número de teléfono en dorado -Si necesita empleo, o alguna otra cosa, llámeme -y me la extiende-.

Tomo cautelosa el objeto, me quedo pensando, ¿si ya sabía que iba a denegar su invitación, por qué molestarse con (incluso) una cena. Me levanto de mi puesto, ¿realmente no dirá nada más?

- ¿No se quedará a cenar? -pregunta al verme marchar- La comida de acá puede ser exquisita, y no se preocupe, es una invitación-.

Realmente estaba asustada. Todo aquello era muy extraño. Aquél hombre sabe perfectamente mi repudio hacia su empresa, ¿qué le hace pensar que cambiaré de idea? ¿Por qué sus frases? Aún no entendía mucho de él. Mis críticas son fuertes, sin temores, y después de todo ello, me invita a cenar. Ese tipo está completamente loco.

- ¿Habrá más negocios? -pregunté-.

- Señorita, soy cortés, no la invité solo para negociar. Por favor disfrute de la cena que nos ha preparado el chef -.

¡No confiaba! Era de poco fiar. Si no hablaríamos de negocios ¿entonces de qué será? Espero que sea de fútbol. Realmente no quisiera entablar una conversación con un desconocido que odio, de hecho, de poco podríamos hablar sin terminar en una fuerte discusión. Sin embargo, algo en mi latía por quedarse. Me quedé pensando si realmente era conveniente, y en ningún aspecto lo era. A pesar de mi mente, mis piernas se dirigieron de nuevo al lugar anteriormente ocupado, simplemente no lo pude evitar.

- Me alegra que haya aceptado -da un chasquido de dedos e inmediatamente se acerca el personal a colocar los cubiertos y los alimentos. Era una perfecta ternera a término medio con una ensalada y... ¿sopa? ¿Qué demonios era aquello? El plato era muy elegante para mi gusto; la porción era diminuta y acompañaba una copa de vino. La elegancia la rodeaba. Reus agradece en francés, y a la vez el mesero responde en dicho idioma. Todo aquello era ridículo.

- Dígame señorita, ¿por qué cree usted que el Socialismo es lo indicado? -aquí vamos-.

- Porque vivimos en una sociedad muy maquiavélica, necesitamos más sensibilidad entre los humanos. Planes sociales, servir al pueblo, he allí el deber. Un mundo en donde nos ayudemos entre todos, tendríamos un desarrollo progresivamente rápido y eficaz -.

- ¿Y cómo pretende desarrollar un país dónde no hay dinero? -.

- Ha escuchado los trabajos sociales -pregunto dando un bocado a aquella jugosa y deliciosa carne-.

- Los planes sociales solo hace más negligente a las personas. Regalar el trabajo de otros no es opción, todo lo contrario, creas molestias en otras. Señorita, no puede satisfacer con bondad a todos, usted lo ha dicho, vivimos en un mundo maquiavélico -.

- La Ultraderecha tampoco lo es. El consumismo es aún peor. Obtener dinero a costa de los demás es aberrante y debe erradicarse -.

- En ésta vida debe existir la autoridad y erradicar las malas hierbas. Al César lo que es del César...-

- ... Y al pueblo lo que es del pueblo... -culmino con una interrupción-.

- ¿Siempre eres tan maleducada? -pregunta mirándome fijamente claramente molesto-.

Me limito a subir mis hombros y gesticular poca importancia. Estaba disfrutando de aquella comida, sinceramente era todo un arte. La carne era suave y delicada, y en cada mordida sentía una frescura en su jugo; a su vez, aquella ensalada estaba impecable, su ligereza se sentía. Mi lengua danzaba de alegría y mi estómago lo agradecía.

- Cuénteme, ¿tiene algún hobbies aparte de desprestigiar mi empresa y mi persona? -toma un sorbo del vino-.

- Sí -respondo- Me gusta hacer deportes, entrenar un poco de todo -.

- Perfecto, algo que tenemos en común ¿Le gusta el ajedrez? -.

- Por supuesto, y debo admitir que soy muy buena en ello -.

- Dudo que me gane, pero está bien soñar -dice-.

- Por favor, deme la pieza negra y lo haré tragarse sus palabras -.

- Prefiero las blancas, pero cuando lo desee, podría humillarla en su juego -.

Lo miré fijamente, ¿realmente éramos tan diferentes? Y allí me di cuenta que jamás podríamos estar de acuerdo en algo. Si él dice blanco, yo diré negro. Si él dice derecha, yo diré izquierda. Por un mínimo segundo me imaginé casada con ése sujeto, y fue el segundo más infeliz de toda mi vida. Sería una pesadilla, nuestros orgullos se entrometerían y ninguno sería capaz de dar su brazo a torcer. Comenzaba a sentirme incómoda por la situación. Callada lo miro fijamente mientras comía, su cabello era un poco desordenado, y tenía una mirada intensa. Aquellas manos eran grandes y perfectamente arregladas. Su voz era autoritaria y he de admitir que esa sonrisa podría volver loca a cualquiera. Él, repentinamente dirige su mirada hacia a mí, y avergonzada, aparto la mía hacia el piso completamente sonrojada. Miro hacia él, y aún no me apartaba sus ojos negros, ésta vez con una sonrisa de campeón ¿¡Pero qué se cree aquél hombre!? Ahora me ardía la cara de la molestia que tenía. Juro que quería borrarle esa sonrisa de su rostro. Condenado playboy, que piensa que tiene el mundo a sus pies, que cree que es un todopoderoso que todo lo sabe y piensa que jamás se equivoca ¡Sí! ¡¡¡Así son ellos!!! Indignada, me levanto bruscamente de mi lugar para dirigirme hacia la salida.

- ¿A dónde se dirige? -pregunta levantándose tranquilamente-.

- Hacia mi apartamento. Se acabó la reunión -tomo mi mochila y salgo del lugar con Reus siguiéndome -.

- ¡Espere! -me dice finalmente en el estacionamiento- Yo te llevo -y suena un Audi R8 negro. Lo miré y mis ojos se abrieron como platos. Era la primera vez que me enamoraba de un auto-.

- No, gracias -respondí aún mirando el Audi- Puedo caminar -.

- Te he dicho que entres al auto. Yo te llevo -sentenció. Realmente no quería discutir, y aparte de ello, estaba cansada, deseaba llegar rápidamente a mi apartamento. La tentación del Audi estaba presente, pero no era un sentimiento que realmente me impulsara, era algo más bien secundario. Suspiré con cansancio y me entré en el auto al igual que él-.

Íbamos ya en camino. Sin darme cuenta se había hecho muy tarde. Fue mala idea después de todo, pues el idiota se puso a recorrer media ciudad porque "no tenía sueño y quería pasear un rato", o eso dijo. Sabía que me estaba molestando, y sólo le gustaba jugármela para hacerme pasar un pésimo rato. A veces aburrida, trataba de sacarle algún tema de conversación, pero siempre acabábamos discutiendo o simplemente no me seguía e juego. Traté de hablar de romances incuso, y se negó directamente; tal vez tuvo una mala experiencia y no quiere recordarla.

- ¿Quieres pasar por un helado? -me pregunta-.

- Es tarde, y estoy cansa... -.

- Vamos por un helado -me interrumpe-.

- Son casi las once de la noche. Mañana debo ir a trabajar -supliqué-.

- No, no debes. La noche es joven, y vamos a salir un rato -.

- ¿No es un secuestro lo que haces? -lo miro-.

- No, solo es robarte tu tiempo, así que deberías estar agradecida. Te dedico algo del mío que es muy valioso -sonríe-.

- ¡No me jodas que arrogante que eres! -mi boca esboza una curva, pero me sonaba gracioso cómo es que puede ser así- Espera un minuto... ¿cómo que no trabajo mañana? -recordé-.

- Si te hubieras quedado, sabrías porqué -me dice estacionándose en la heladería- ¿de qué quieres el tuyo? -abre la puerta-.

- No, no, no -le tomo del brazo- Explícame eso de que no trabajo mañana -.

- No, es tu castigo por no terminar la cena, ahora voy por helado. Te traeré de fresa -y rápidamente se baja del auto-.

¿Castigo? ¿Habla en serio? Poco a poco me daba cuenta más de lo maniático controlador que era aquél hombre. Le gustaban las cosas el día, hora, como él dijera; no pedía opinión y dejaba opciones, era a su manera y punto ¿y ése es el Gobierno que él pretende en su empresa? Es un dolor de cabeza tenerlo de jefe, primero muerta antes de ser su empleada. Sería una pesadilla hecha realidad. Veo que él se acerca de nuevo, abre la puerta y entra al auto con un cono de helado de fresa y otro con un vaso.

- Te compré el cono porque te gusta todo lo opuesto a mi -sonreí, vale, eso sí me hizo gracia. Me entregó el helado, y agradecí. Si había algo en el mundo que me encantaba era el helado. Lo devoré como una niña pequeña.

- Veo que fue la elección correcta -menciona-.

- Acertaste. Es mi favorito. Entonces, ¿cómo es eso de que no trabajo mañana? -insisto-.

- No podrás sacármelo, créeme, soy más terco que tu -"No lo dudo" pensé-.

- Tarado... Debes decírmelo -volví a insistir-.

- Es tu castigo. He dicho, no y punto -.

- Ahh, castigo ¿Me crees una cría o qué? -.

- Una cría que interrumpe a los mayores cuando habla -dice-.

- ¿Ah sí? -con mi dedo agarro un poco de helado y le lleno el rostro de el- ¡Toma ya! Ahí está tu cría -Y le saco la lengua-.

- ¡Que infantil! ¡Vas a llenar el auto! -grita enojado, haciéndome fruncir el ceño; y tomándome desprevenida, con la paleta llena mi nariz de helado-.

- ¡¡¡Oye!! -me río- Mira que la cría era yo... -digo-.

- Tú comenzaste... -.

Ya era la una de la madrugada, el hombre finalmente se había cansado de recorrer sin un lugar específico. Conducía directo a mi apartamento, y he de acotar, que nunca logré sacarle el porqué de sus palabras. Tal vez sólo fue una broma de su parte "cualidad" que pude descubrir esta noche. No solo eso, a veces parecía ser muy abierto, y otras muy cerrado. Era frío, y a la vez cariñoso y casi me creía que tenía corazón; o tal vez sí, pero lo tenía congelado. Una de las pocas conversaciones, fue sobre la delincuencia, y hablaba de cómo fusilar a los presos, mientras que yo, los defendía, pues todos merecemos una segunda oportunidad. No todos somos tan fuertes mentalmente, ni todos somos tan inteligentes para resolver una situación. Algunos simplemente están desesperados y no encuentran otra manera más que salir a robar. Ellos son quién más nos necesitan, crearles conciencia y brindarles apoyo moral para que surjan, después de todo somos humanos y cometemos errores. A veces, solo necesitas el cariño y el aliento de alguna persona, pues nunca lo obtuvieron. Por ello me indignó su comentario, no todos son malos, ellos no merecen repudio, necesitan ayuda ¿Merecen el castigo? Sí, pues se debe pagar las consecuencias de sus actos, pero más que nada necesitan ayuda, y así podremos surgir ¡¡¡Pero no!!! ¡¡¡El hombre solo quería fusilarlos!!! Llegó un punto en el que, cansada, me harté de discutir al respecto. Era un necio, un... ¡¡¡Era desesperante!!! Tanto, que solo deseaba acabar y terminé diciendo "¡Sí! ¡Tienes razón!" muy molesta, después de todo, solo es un necio que no desea escuchar.

Finalmente llegamos a mi apartamento. Detiene el auto e inmediatamente abro la puerta.

- ¿Y mi beso de buenas noches? -bromea-.

- Te lo debo -digo mientras me bajo-.

- Esas son palabras peligrosas señorita -.

- Sí, tengo miedo. Buenas noches y gracias por todo -termino de bajar y mientras buscaba las llaves, baja el vidrio-.

- ¿Te gustó la noche? -pregunta-.

- Sí, fue relativamente... diferente...-respondo distraída-.

- Me alegra. Bienvenida al capitalismo y consumismo María -dice y arranca-.

- ¡¡¡Hijo de tu mil putas!!! -termino de gritarle ¿qué fue eso? ¿Y por qué sabía mi nombre? Psicópata acosador, ¿quién demonios era ese ser de doble personalidad? ¡Maldito Freezer!

A la mañana siguiente, despierto con un mensaje de mi Jefe: "Hoy, reunión urgente a la hora de entrada". Me levanto rápidamente para ducharme, y salgo disparada sin desayunar directo a mi trabajo.

Al legar, veo poco movimiento. Había llegado diez minutos tarde por el extraño tráfico de hoy. Normalmente se hace una hora después de mi salida. Sin embargo, no le di importancia, estaba concentrada en el poco personal de allí. Me dirigí a la sala común donde hacíamos las reuniones. Abro la puerta para adentrarme.

- Disculpen la tardanza el tráfi... -no puedo terminar pues soy interrumpida por una voz muy conocida...-.

- Diez minutos son diez minutos señorita, y ese tipo de retrasos serán penalizados -habla para mi sorpresa Reus Zicman ¿Qué demonios hacía ese tipo acá? -.

"Lo que me esperaba, realmente sería una pesadilla hecha realidad"

Continue Reading

You'll Also Like

1.9M 134K 90
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
59.8M 1.6M 21
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
116K 8.7K 26
Hazel, una chica que es famosa en la escuela por agarrar a patadas a todos y ser muy extrovertida y Noah, la chica mas popular de toda la escuela, a...
134K 28.7K 59
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...