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By peoniesforLan

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El joven príncipe mira a Wei Ying por última vez, y le dice, -Sí he escuchado esas historias, las que tratan... More

Aclaraciones
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Anotaciones

Capítulo 5

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By peoniesforLan

Escrito por: sweetlolixo

Traducido por: peoniesforLan

Un día antes del decimoctavo cumpleaños de Lan Zhan, Wei Ying se despierta sintiendo el corazón pesado. Él se sienta en su cama, y entrecierra sus ojos por los fuertes rayos de sol que se filtran a través de la ventana. Los rayos del sol son demasiado resplandecientes y brillantes. Demasiado deslumbrante para Wei Ying. Todo se siente justo como él.

Wei Ying se frota los ojos, y se levanta de la cama para bañarse. Solo deben ser las nueve de la mañana, pero, aun así, Wei Ying puede sentir que el muro de espinas que había creado con su propia sangre se abre para darle la bienvenida a una presencia familiar que ya es parte de Yiling.

Lan Zhan está aquí.

Wei Ying se apresura a ponerse sus túnicas, y recoger su cabello frente a su espejo. En su pelo aún quedan ramitas y flores que probablemente fue obra de los atrevidos y jóvenes trols, que adoran visitarlo durante las noches por la ventana.

Con cada paso que Lan Zhan toma de camino a la cabaña, Wei Ying puede escuchar sus pasos retumbando en sus oídos. Cuando Lan Zhan está a punto de tocar la puerta, Wei Ying ya está elevando su mano para que las puertas se abran por sí solas.

Wei Ying se apresura a la puerta para saludarlo, aun cuando las flores de loto siguen adheridas a su cabello.

—Traje desayuno, —es lo primero que Lan Zhan le dice, con una cesta en mano. —¿Comiste?

Los ojos dorados de Lan Zhan miran directamente los suyos. Ya casi tiene dieciocho, y el príncipe ya ha crecido demasiado durante los últimos años. Lan Zhan es una pulgada más alto que Wei Ying, sus hombros son aún más anchos que los del fae oscuro, y continuará creciendo aún más, siendo más alto y más fuerte, hasta el punto de sobrepasar a su superior.

—Ya casi eres un hombre, tan grande y fuerte, —Wei Ying dice caprichosamente, y luego levanta su mano para desordenar el cabello de Lan Zhan. —Ya no eres un bebito.

Los ojos de Lan Zhan se abren grandes en sorpresa. Cuando mira hacia otro lado, su quijada se ve completamente marcada y pronunciada. —Te dije que no seré un niño para siempre.

—Sí, mi pequeño A-Zhan, —Wei Ying lo molesta, levantando uno de sus dedos para tocar su nariz – que ahora es tan alta y puntiaguda. —Efectivamente, eres un galante príncipe.

Galante. Lan Zhan hace lo posible para esconder su rubor. Mientras mira sus pies, dice. —Tal vez, uno hasta podría decir que soy... —Lo que susurra a continuación lo dice completamente avergonzado, —...apuesto.

Wei Ying finge estar escandalizado. —Jovencito, ¿ahora quieres cumplidos? No se supone que los príncipes sean tan vanidosos y engreídos.

La expresión en el rostro de Lan Zhan decae cuando se da cuenta que Wei Ying no muerde el anzuelo. —C-claro – por supuesto. Yo – yo solo quería escuchar...

—Eres mi adorable y guapo muchachito, —Wei Ying le dice, riéndose a medida que deja entrar al niño. Lan Zhan amortigua su rostro malhumorado y entra. Wei Ying cierra la puerta al instante, como si tuviera miedo de que Wen Qing y Wen Ning estuvieran nuevamente por ahí espiando. Conociéndolos, Wei Ying sabe que ellos deben estar de camino. —Llegaste temprano. ¿Acaso no deberías prepararte para el gran día de mañana?

—Pronto estaré muerto, —Lan Zhan le responde un poco deprimido ya que aún sigue un poco malhumorado por su intento fallido de antes. Coloca la cesta de comida en la mesa de la cocina, y dice, —¿Por qué debería prepararme?

Wei Ying se tensa por un momento – hasta que nota cómo los labios de Lan Zhan se curvan un poco, y Wei Ying se da cuenta que el mocoso lo está molestando.

—Te has puesto muy cruel, A-Zhan, —Wei Ying hace una mueca, y se queja, —Esto es obra de tus tres tíos. ¡Definitivamente no es obra mía!

Lan Zhan solo contesta con un "mn" y empieza a sacar el pan y la carne que había traído para el desayuno.

—Esta tarde, le contaré a mis tíos sobre mi decisión de moverme a Yiling, —él informa. —Así que no podré quedarme aquí por mucho. Me iré luego de esto para regresar a la cabaña de mis tíos y empacar lo poco que necesito para Yiling.

Wei Ying muerde su labio inferior. Él está completamente seguro de que las tres hadas no estarán de acuerdo con las noticias. —Lan Zhan, aún hay tiempo para reconsiderarlo.

—He querido esto por años, —Lan Zhan le responde al instante, completamente decidido. —Me quedaré aquí en Yiling contigo, y cuidaré de ti y de las criaturas mágicas. Tendremos nuestra propia casa. No he querido nada más que eso.

Wei Ying siente una presión en su pecho. —Niño tonto.

—Casi un hombre, eso fue lo que dijiste, —Lan Zhan le corrige. —A partir de mañana, seré un hombre completo.

Wei Ying sonríe, y decide seguirle el juego. —Pues claro que sí, señor Lan Zhan.

Lan Zhan casi parte la mesa de la cocina en dos, solo con su propia fuerza. —¿Ah...?

—¡Lan Zhan, solo tengo una mesa! —Wei Ying grita, envolviendo sus brazos alrededor de la mesa de madera. —Tendrás que construirme otra mesa si esta se rompe.

—Lo...lo siento, —Lan Zhan dice, alejándose de la mesa. Su rostro está completamente ruborizado. —No era... no era mi intención.

—Necesitas controlar más tu fuerza, —Wei Ying dice, —No puedes ir por ahí y romper todo lo que está en Yiling solo porque ya estás crecidito, ¿entendido?

—Sí, —Lan Zhan dice. —Sí, entiendo eso.

—Muy bien, —Wei Ying suspira. —¿Dijiste que tenías que apresurarte a casa para recoger tus cosas para mañana?

—Sí, —Lan Zhan dice. Aún sigue mirando hacia otro lado y está ruborizado. —También imagino que habrá quejas por parte de mis tíos. Puede que tome más tiempo, pero no me detendrán de ir aquí.

Wei Ying le sonríe irónicamente. —¿El palacio no exigirá tu regreso?

Lan Zhan se encoge de hombros. —Pues si es así, renunciaré a mi derecho al trono. No tengo ninguna intención de regresar a un lugar que nunca consideré hogar.

Oh, la sincera promesa de un príncipe. Wei Ying lloraría si no tuviera un corazón tan endurecido.

(Su corazón no están tan endurecido como él piensa; de hecho, su corazón está completamente conmovido).

—Pues, —Wei Ying dice cuando Lan Zhan se dirige a la puerta para irse. —Te veo mañana.

—Te veo mañana... —Lan Zhan dice, aún en la puerta. Luego, reuniendo todo el coraje que tiene, Lan Zhan lo llama por su nombre por primera vez, —...Wei Ying.

Y luego, se va como siempre hace, antes de que Wei Ying pueda decir algo al respecto.

Mientras se queda viendo la silueta de Lan Zhan que poco a poco desaparece en la distancia, Wei Ying queda completamente boquiabierto por su audacia.

No puede esperar a que llegue mañana.

༺༻

Pero tal parece que el destino tiene otros planes.

—...Estoy buscando el camino hacia el palacio, —la gentil voz de una jovencita resuena en los oídos de Wei Ying. —¿De casualidad sabes el camino hacia el palacio? Y si es así, ¿podrías decirme cómo llegar?

Wei Ying está sentado en una de las sillas alrededor de la mesa de la cocina, comiéndose uno de los panes recién horneados que Lan Zhan había traído para él, cuando la escucha a ella.

La muchacha y Lan Zhan deben estar muy cerca del muro de espinas. Ya que él hizo ese muro con su propia sangre y magia, Wei Ying es capaz de escucharlos.

—Por supuesto, —La voz de Lan Zhan es suave, como el príncipe respetable que es. —Es por ese camino.

—Oh, qué bien. He estado cabalgando todo el día, —la muchacha responde, sonando exhausta por el viaje. Su yegua está bastante inquieta, por lo que se pasa pateando el suelo con sus pesuñas, ocasionando que el polvo se eleve donde sea que pise. —¿Necesitas un viaje a casa? Si es por ese camino, puedo llevarte.

Lan Zhan vacila, y luego dice, —No, gracias. Puedo caminar.

—¿En serio? Te aseguro que no muerdo, —la muchacha lo molesta mientras le da palmaditas a su yegua. —No te preocupes. No tengo ningunas malas intenciones, simplemente fui invitada a la gran celebración de cumpleaños del príncipe que será mañana en el palacio. ¡Hay rumores de que están buscando a su amor verdadero!

—Huh, —Lan Zhan responde sin entusiasmo. —Qué curioso. Si es así, ¿de casualidad eres, una princesa?

—Sí, —la muchacha se presenta. —Mi nombre es Luo QingYang, pero puedes llamarme Mian Mian.

Una princesa.

Wei Ying deja caer el pan que estaba comiéndose tan felizmente en el piso, y traga duro.

El tiempo – ­­– todo es demasiada coincidencia.

Esto debe ser el destino. Ella debe ser la destinada de Lan Zhan, su amor verdadero.

—¿Cómo te llamas? —ella pregunta.

—Lan Zhan, —él responde, y Wei Ying trata de luchar contra las viñas verdes envolviendo su corazón. Te he dicho que no confíes en los extraños tan fácilmente, Lan Zhan. Pero, quizás, como ella es su destinada, ¿no hay problema? Seguramente, Lan Zhan ya debe saber el papel tan importante que ella tiene en su vida.

—Bien, Lan Zhan, es un gusto conocerte, —Mian Mian dice, haciendo la mejor reverencia posible estando montada en la yegua. —¿Te montas conmigo o qué?

Tal parece que Lan Zhan parece pensarlo un poco. —Ya se está acercando el mediodía.

—Así es, ¡y el tiempo no espera a nadie! —Mian Mian le dice. —Vamos, móntate. O, ¿no me digas que nunca has montado un caballo? ¿Acaso tienes miedo o qué? ¡No dejes que una princesa te gane, vamos!

Y así como así, Lan Zhan se monta con ella.

A medida que el caballo galopa lejos del Bosque Yiling, la visión de Wei Ying se torna completamente borrosa.

—Huh, —él dice en voz alta, sin entender porqué siente una decepción agitándose como una bilis amarga dentro de él.

Al instante, Wen Qing y Wen Ning vuelan hacia la cabaña y se apresuran hacia el alféizar.

—¡No creerás lo que acabamos de ver en las afueras de Yiling! La conoció, —Wen Qing dice a través de sus graznidos. —Conoció a su amor verdadero.

Wei Ying se queda observando el pan que hay sobre la mesa con desinterés, habiendo perdido todo su apetito. —Eso parece.

—Quizás no volverá para quedarse con nosotros en Yiling, —Wen Qing le dice. —Pero al menos estará a salvo ahora. ¡Ella podrá romper el hechizo!

—Sí, por supuesto, —Wei Ying dice, completamente tenso. —Es lo que siempre he querido.

—¿R-Realmente crees que no volverá a Yiling por n-nosotros? —Wen Ning pregunta con tristeza.

—Será mejor si no lo hace, —Wen Qing le dice a Wen Ning, dándole suaves palmaditas con sus alas. —El niño necesita vivir.

—¿Era bonita? —Wei Ying pregunta de repente, sentado en su silla, y luciendo completamente aturdido.

—¿Qué? —Wen Qing parpadea.

—E-Ella era hermosa, —Wen Ning le responde suavemente.

Wei Ying sonríe débilmente. —Eso es bueno, —él dice. —Siempre he pensado que Lan Zhan se merece a una niña bonita.

—Una hermosa princesa, para un apuesto príncipe, —Wen Qing aplaude. —Ella es la elegida, de eso estoy segura.

Wei Ying mira por la ventana, preguntándose porqué sigue escogiendo creer en las promesas hechas por los volubles y tontos humanos.

Tal parece que nunca aprenderá.

En mi decimoctavo cumpleaños, le diré a mis tíos que quiero vivir contigo, y que quiero quedarme aquí, a tu lado, para siempre. Tendremos nuestra propia casa. No he querido nada más que eso.

༺༻

Por lo tanto, es una sorpresa para todos cuando Lan Zhan llega al muro de espinas en la mañana, sosteniendo dos cestas llenas de cosas, listo para cumplir con su promesa y empezar nuevas cosas con Wei Ying. Justo como lo había prometido.

No obstante, esta vez, el muro de espinas no se abren para él. Wei Ying ha ordenado el cierre de estas.

Lan Zhan jala y empuja las espinas, pero ninguna de ellas se abre para el joven príncipe. Pese a esto, ninguna espina puede soportar lastimarlo – ninguna de ellas puede envenenar al niño al que tanto cariño le cogieron.

—Díganme porqué ustedes no se abren para mi, —Lan Zhan le pregunta a las espinas con el miedo reflejado en sus ojos. —¿Le pasó algo a Wei Ying?

Wei Ying está escondido entre las sombras, indispuesto a salir de la oscuridad donde está inmerso. No obstante, al escuchar a Lan Zhan llamarlo por su nombre tan tiernamente, justo como lo hacía el hombre que una vez amó, siente una inmensa rabia dentro de él.

—No tienes permiso de llamarme por mi nombre, —Wei Ying gruñe mientras camina justo donde está el príncipe. —¡¿Quién exactamente te crees que eres?! ¡¿Acaso toda la realeza es tan desagradable y presuntuosa, o solo son los Lans?!

Las espinas se acobardan, pero siguen firmemente evitando que Lan Zhan entre al Bosque Yiling.

Los cuernos de Wei Ying parecen haber crecido el doble, en conjunto con el bastón mágico en su mano. Cuando Lan Zhan lo mira, siente miedo al darse cuenta de que está siendo desterrado.

Por la persona que más ama.

—No me dejas entrar, —Lan Zhan deduce con horror. —Dime qué he hecho mal, y nunca lo volveré a hacerlo. Por favor – siempre y cuando me dejes entrar.

—Lan Zhan, hay un palacio esperándote, —Wei Ying le dice con rabia. —Tienes que ir al baile.

—¿Por qué crees que quiero eso? —Lan Zhan refuta con el pánico reflejado en sus ojos. Y luego, logra entender todo. —Acaso tú – definitivamente lo viste – la viste a ella. Viste a la princesa con quien hablaba.

—Escuché que ella era hermosa.

Lan Zhan está temblando mientras habla, completamente determinado a demostrarle lo contrario. —Nunca he tenido ojos para nadie más.

—Y tal vez eso tenga que cambiar, —Wei Ying refuta con ira. —¿En qué estábamos pensando? ¿Por qué pensábamos que era buena idea que vinieras aquí y vivieras en Yiling conmigo? Eso no romperá el hechizo. En lugar de obsesionarte con tus delirios infantiles de vivir en una casita en Yiling, quizás deberías reunirte con tu princesa en el baile.

—¡Pero yo nunca he querido ser un príncipe! —Lan Zhan grita con rabia; su tono de voz está llena de terror. Él no puede ser desterrado por lo único que ama. Él no puede ser desterrado por lo único que ama. —Yo solo he querido estar contigo. Cómo puede ser posible que, después de tanto tiempo, no te has dado cuenta –

—¿Después de tanto tiempo? —Wei Ying espeta con veneno.

— –que estoy enamorado de ti, —Lan Zhan termina de decir.

Todo su corazón está al descubierto, solo para que él lo vea.

El rostro de Wei Ying palidece. —Estás mintiendo, —Tiene que estar mintiendo.

—No, —Lan Zhan dice de nuevo, siendo completamente testarudo. —No, no estoy mintiendo. Te he amado tanto, por todos estos años.

—No, estás mintiendo. Eres joven, y delirante, y no sabes lo que dices, —Wei Ying dice. —Y yo no permitiré que mi corazón se rompa nuevamente por otro Lan. Eres–

Y de repente, Wei Ying siente miedo, porque todo esto – todo se parece tanto a ese día, en su decimoctavo cumpleaños, cuando le dieron su beso de amor verdadero.

Justo como en ese día, ellos están en las afueras de Yiling, con el resplandeciente sol del amanecer observándolos, como si estuviera burlándose del destino de ambos.

— –Eres justo como tu padre, —Wei Ying le cuenta a la Lan Zhan una nueva pieza de información que lo tiene paralizado por la conmoción. —Eres justo como él. Tienes sus ojos, su rostro, y ahora tienes su corazón. Vas a romperme una segunda vez, con la única excepción de que esta vez no tengo más amor que dar. Nunca más aceptaré a otro Lan en mi vida. Así que vete, y nunca regreses.

—¿Fue él? —Lan Zhan pregunta. Todo su cuerpo está temblando de temor. —¿Fue él la persona que te dio tu beso de amor verdadero?

—Él me quitó más que eso, —Wei Ying dice con ira. Su bastón mágico está envuelto en humo verde. —Me puso a dormir, y luego cortó mis alas. ¿No querías saber la razón por el cual estoy lisiado a pesar de ser un fae? Pues ahora lo sabes.

La irritación de Lan Zhan se refleja en su voz, —Pues él merece la muerte.

—Olvídalo, —Wei Ying le dice. —Y olvídame.

—Wei Ying–

—¡No te atrevas a llamarme por mi nombre otra vez! —Wei Ying ordena, elevando su bastón al aire y enviando su magia oscura por todos los límites de Yiling. —Y nunca más volverás aquí. Mientras esté vivo, el Bosque Yiling ahora se mantendrá cerrado de los humanos. Fue mi error. Nunca debí dejarte entrar. Pero los errores pueden enmendarse. Y las promesas, – las promesas pueden romperse.

Lan Zhan se queda mirándolo. Su corazón está completamente roto. —¿Al menos sientes una pizca de amor por mi? —él pregunta en un tono de voz tan, tan pequeño.

Wei Ying exhala, —No.

Sin embargo, por alguna razón u otra, su respuesta es suficiente para hacer que la indignación vuelva a verse reflejada en los ojos del muchacho.

Lan Zhan lo mira, y le dice, —Has olvidado algo, —Lan Zhan dice entre dientes, con un fuego en su interior que nunca podrá cesar. —Siempre sé cuando me estás mintiendo.

Al decir esto, el muro de espinas se multiplica, haciéndose más grande y más alta que nunca. La altura del muro de espinas es tanta, que hasta puede sobrepasar al más alto de los gigantes, y puede alcanzar las nubes. Es una vista amenazante que incluso puede intimidar al más valiente de los soldados – no obstante, Lan Zhan ni se inmuta.

Sino que simplemente tira las dos cestas que sostenía, y se monta en uno de los caballos más cercanos que puede encontrar.

—Al palacio, —Lan Zhan grita, tirando de las riendas del caballo. —¡Al palacio, donde mi padre debería estar!

Wei Ying no escucha eso.

En su lugar, Wei Ying se queda detrás del espantoso muro de espinas que él mismo había creado, y permite soltar sus lágrimas, cuando sabe que Lan Zhan no puede escucharlo.

—Sólo mantente a salvo y lejos de mi, —él murmura, colocando una mano sobre su corazón marchito. —Y olvídame.

༺༻

Él espera no volver a ver a Lan Zhan, y solo puede esperar con todo su corazón que Lan Zhan se mantenga a salvo.

Sin embargo, justo antes de que el sol se ponga en el decimoctavo cumpleaños de Lan Zhan, cuando Wei Ying está mirando el lago junto a su cabaña con aturdimiento, siente el dolor más punzante en su pecho, y es ahí cuando él sabe lo que acaba de pasar.

Lan Zhan ha conocido la más horrible traición de la persona que ama. La espantosa maldición ha surtido efecto.

Y ahora, su hermoso niño se ha quedado dormido – para siempre.

Wei Ying se tira al suelo, y hace el grito más angustiante y desgarrador, resonando por todo Yiling.

¿Yo siempre iba a ser la pieza final? Wei Ying piensa; sus ojos rebozan de lágrimas. ¿Soy la más horrible traición que él conoce?

Lan Zhan siempre estuvo condenado desde un principio, desde el momento que conoció a Wei Ying.

—Busquen a la muchacha, —Wei Ying le instruye a su confiable par de cuervos cuando finalmente puede encontrar su voz, el cual está tan vacía y ronca. Sintiendo el dolor más fuerte en su corazón, dice. —Búsquenla para poder llevarla conmigo.

Logran encontrar muy fácilmente a Mian Mian en el centro de la ciudad, quien está utilizando su mejor vestido para la noche en el palacio. Con el ondeo de su mano, Wei Ying la pone a dormir con su magia oscura, y la coloca en su yegua.

Y luego, se dirige al palacio, donde Lan Zhan debe estar durmiendo.

༺༻

Es fácil infiltrarse al palacio. Ya que el amado príncipe del reino finalmente ha sucumbido a su maldición, todo el palacio está en pánico, sin saber qué hacer con el gran baile que habían hecho para el príncipe que nunca se recuperará.

Wei Ying lleva a la muchacha directamente a la habitación donde el cuerpo durmiente de Lan Zhan está recostado, y luego coloca a Mian Mian al suelo para despertarla. Ella luce un poco confundida cuando se despierta, sin saber exactamente cómo fue que llegó aquí, pero cuando Wei Ying abre la puerta de la habitación con un poco de su magia, y ella logra ver el rostro durmiente de Lan Zhan, Mian Mian parece entender su misión.

Wei Ying espera a que Mian Mian entre a la habitación para luego irse, sabiendo muy bien que él no merece ver el rostro de Lan Zhan cuando este se despierte. Él no merece ver a Lan Zhan otra vez.

Wei Ying espera junto a unas escaleras en espirales, dejando que Wen Qing y Wen Ning vigilen a Mian Mian y se aseguren de que nadie la moleste de su misión hasta que pueda cumplirla.

Se supone que nuestra historia termine aquí, con el desenlace del beso de amor verdadero. No obstante, esta historia no es como cualquier otra, ya que nada es como parece ser.

Un secreto de dieciocho años está esperando a Wei Ying, detrás de una cerrada y silenciosa puerta que hay arriba.

Cuando levanta su cabeza, observa la puerta cerrada y empieza a ascender las escaleras espirales, dejando rastros de magia en cada paso que toma. Es como si la puerta lo estuviera llamando, invitándolo.

Cuando finalmente llega a la puerta, ni siquiera se molestar en tocar. Con el ondeo de su dedo, Wei Ying escucha la puerta abrirse poco a poco.

La puerta finalmente se abre, y entra a la habitación. Por alguna razón fuera de su control, su corazón ha empezado a latir con fuerza.

La habitación está completamente oscura, así que Wei Ying levanta su bastón y alumbra la habitación con su luz verde.

Un hombre está sentado de espaldas frente a él, en una gran silla.

—¿Eres tú, Wei Ying?

Al instante, Wei Ying deja caer su bastón al suelo, ocasionando que la luz verde desapareciera.

No – esto no puede ser

El corazón de Wei Ying quiere salirse de su pecho cuando pregunta, —¿HanGuang-Jun?  

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