Jaque Mate A La Vida

By KatherinneGarcia756

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Desde pequeño, el ajedrez fue en lo único que era bueno y le servía de distracción de su mundo; ahora después... More

Prefacio
Capítulo #1
Capítulo #3
Capítulo #4
Capítulo #5
Capítulo #6
Capítulo #7
Capítulo #8
Capítulo #9
Capítulo #10
Capítulo #11
Capítulo #12

Capítulo #2

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By KatherinneGarcia756

Toda la oficina infestada de gritos, quejas y alboroto laboral, hubo un colapso en el papeleo por los problemas de estos últimos días, informaron que habrá recorte de personal, lo habitual en este tipo de casos es que despidan a los más nuevos he improductivos, yo no era ninguno de esos; llevaba trabajando muchos años aquí y nunca me atrasaba en el trabajo. En cambio los nuevos que acababan de salir de pasantes a ser trabajadores oficiales estaban dándolo el todo por el todo para que notaran sus habilidades y no los despidieran, yo también me puse manos a la obra pero no de manera tan desesperada.

Al salir de la oficina paso por los niños, primero por Oliver al kínder y luego a esperar un poco por Lucían, al verlo salir su hermano y yo elevamos las manos para que note donde estamos, lo hace y se acerca corriendo hasta llegar a estar al frente de nosotros.

‒ Bien, suban al auto nos vamos ‒les ordeno mientras le quito el seguro del auto con el control, pero en eso mi hijo mayor me avisa que no subirá al auto‒ ¿Qué? ¿Por qué?

‒ Quiero irme trotando a casa.

‒ Pero ya corriste en la mañana de camino hasta la escuela, además el sobre esfuerzo es malo ‒a pesar de que intente persuadirlo él seguía insistiendo en que quería correr de regreso, termine aceptando y al igual que en la mañana conduje lento deteniéndome varias veces para esperar que llegara al punto, pero casi al final lo vi a punto de desplomarse del cansancio, faltaban unas cuantas calles para llegar, pero con este sol abro la ventana‒ Lucían ya es suficiente entra ‒le ordeno.

Lo veo subir aliviado, tomo una botella de agua y se la doy la cual se la toma desesperado y en menos de 30 segundos la botella de 1 litro la deja vacía. Lo miro por el retrovisor de la ventana como pensativo.

‒ Tranquilo ‒le digo‒ los trucos para ganar una carrera son mantener un paso constante y respirar correctamente, así que no te apresures a hacer más de lo que puedes, todo se trata de constancia ‒lo aconseje lo que parece funcionar, ya que se calma y sonríe.

Llegamos a casa, los chicos fueron corriendo a darse un baño saludando en el camino a su madre, que estaba en el sofá viendo la televisión, la saludo y recibo una respuesta sin ánimos, con el calor que está haciendo no es mala idea irme a bañar también. Al bajar coincido con los chicos que tienen hambre y buscan que comer, mi mujer dice que hoy no cocino y que toca recalentado, es mejor que nada pensé y así comimos.

En la noche fue casi igual excepto que a la hora de dormir fui a la habitación para volver a recoger mi almohada y una sabana para volver a dormir en el sofá, pero al entrar veo a mi esposa cambiarse de ropa para dormir, tenía puesto un camisón negro con estampado en el pecho y transparente en el resto con un short corto del mismo color.

Me acerco a ella y la abrazo por la espalda y le beso el cuello.

‒ Y este traje nuevo ¿A qué se debe? ‒pero ella aleja mis manos y se separa de mí.

‒ Merecía un regalo, así que me lo compre ‒me explica y yo intento acercarme otra vez.

‒ ¿Qué tal si lo estrenamos? ‒era obvio a lo que me refería‒ tuvimos unos roces, pero siempre los resolvemos así.

‒ Hoy no quiero ‒me esquiva y se va a acostar arropándose hasta el cuello.

‒ Vamos hace tiempo que no lo hacemos ‒insisto metiéndome también en la cama y volviendo a abrazarla por la espalda.

‒ Me duele la cabeza ‒se excusa.

‒ La típica escusa, tranquila no voy a hacerte nada en la cabeza ‒pero ella alza el codo y me aparta.

‒ No quiero ‒decreta y me queda aceptarlo.

Salgo de la habitación de mala gana, no cierro la puerta con fuerza porque despertaría a los niños. Me acuesto en el sofá he intento dormir, pero no puedo, a pesar de que el día estuvo con un sol insoportable la noche estaba fresca, aun así yo estaba incómodo y sudando, no importaba si estaba desarropado y con ropa cómoda y corta seguía teniendo calor. Decido levantarme e ir al baño para bañarme con agua fría y atender lo que me estaba molestando.

A la mañana siguiente despierto sin ánimos, después de no poder dormir no quiero levantarme del sofá; lo encuentro muy cómodo. Termino por despertarme y prepararme para ese día, mis hijos bajan con mucho entusiasmo lo que es raro que un niño esté emocionado por ir a la escuela, algo interesante debe de pasar hoy.

‒ ¿Por qué tan movidos en la mañana? ‒les pregunto mientras me sirvo el café.

‒ Hoy es el juego de nuestra escuela con el equipo visitante ‒anuncia casi gritando de emoción Oliver.

‒ La escuela visitante tendrá competencias de actitud toda la semana contra la nuestra ‒me explica más calmado Lucían‒ eso significa menos clases y tareas, y más juegos ‒celebra.

‒ Pues diviértanse.

Hoy a mi mujer le dio también por no cocinar, no importa, el desayuno era fácil de hacer. Seguimos con la rutina, con Lucían retándose a sí mismo corriendo a la escuela, claro que lo espere y lo vi llegar todo sudado, antes de entrar se cambió la camisa que tenía por una que le pase que estaba limpia, Oliver se bajó del auto; me despedí de ambos y de allí me fui al trabajo. Al llegar lo mismo de ayer pero con la fecha de hoy.

Todo el día entre papeles, en el descanso voy con unos amigos a tomar café y hablar, en esa conversación se llegó al tema de que las tenciones están subiendo, ya que ya empezaron a despedir personas. Ellos al igual que yo nos quedamos tranquilos por la misma razón, de que tendríamos consideración por experiencia, aun así llego la supervisora que tiene más que seguro su trabajo por su desempeño con el jefe, viene a gritarnos y a reclamarnos que ya estamos abusando del momento de descanso y que volvamos a trabajar que hay mucho que hacer.

El día termino dejándome casi sordo de tanto ruido y estrés, llego a casa y encuentro a los chicos dibujando en la sala, los saludo y ambos me abrazan, al preguntar por su madre me responden que está descansando en el cuarto que se sentía cansada después de las visitas. Les pedí que me explicaran eso, así que Lucían me confesó que había venido de visita un hombre en traje azul, y que estuvo hablando un buen rato con su madre, he incluso estaban dibujando por ese hombre los ayudo con las tareas que tenían pendientes. Ellos no se acordaban el nombre del tipo, pero eso igual se lo preguntaré a Helen.

Llego a la habitación y la veo acostada boca arriba sonriéndole al teléfono, al notar que mi presencia ella se sienta de inmediato y me saluda lo cual me extraña, pero no voy a contradecirla así que también la salude, las tenciones de hace unos días no estaban en el ambiente lo que me parecía agradable considerando no solo el día sino la semana completa.

‒ Los chicos me contaron que hubo visitas ‒menciono mientras me cambio de ropa.

‒ Sí, un amigo de que conocí en la fiesta de los vecinos cuando lo de la piscina.

‒ Tan rápido se hicieron tan amigos que lo invitas a la casa.

‒ ¿Qué quieres decir con eso? ‒ella se pone a la defensiva.

‒ Los chicos me dijeron que los ayudo con las tareas.

‒ ¿Y eso qué tiene de malo? ‒se empieza a notar un tono alterado.

‒ Yo no organizo reuniones aquí con mis compañeros de oficina, tus "amigas" nunca te han visitado, y de la noche a la mañana nos visita un tipo con toda confianza, tanta que ayuda a mis hijos a hacer deberes, cuando ni tú te das cuentas cuando los hacen o no.

‒ ¿A dónde quieres llegar con todo esto? ‒pregunta a punto de ceder al enojo.

‒ No he afirmado nada, solo quiero saber ¿Quién vino a mi casa a hablar contigo toda la tarde y se acercó a mis hijos? ‒termino preguntando con un tono más calmado de lo que me gustaría.

‒ Ese hombre se llama Carlton Davis, y ¿sabes qué? No tengo por qué darte explicaciones, solo vino a platicar y no hay nada de malo en eso, y si ayudo a los niños fue porque en el momento ellos pidieron ayuda y él se ofreció, solo fue amable ¿Sabes lo que es eso?

‒ No me gusta gente desconocida en mi casa, sobre todo cuando no estoy presente.

‒ ¿Qué tiene de malo que venga de visita?

‒ Que lo acabas de conocer, de esa fiesta hasta aquí ¿Cuánta confianza se puede tener en tan poco tiempo?

‒ No pasa ni un solo día en el que no quieras estar jodiendo, mis amigas casi no me visitan como dices, no salgo de paseo ni fiestas por estar pendiente de los niños y la casa, y tú te pones así porque por fin vino alguien y te alteras por nada.

‒ ¿Por nada? Precisamente porque no vine nadie de visita es que me extraña la llegada de ese tipo.

‒ Tiene nombre.

‒ No me da la gana de decirlo.

Decido dejar la discusión hasta allí, no quiero seguir hablando de un hombre que ni siquiera conozco.

‒ No me interesa lo que hagas ‒digo a punto de salir de la habitación, en el marco de la puerta con la almohada y sabana en mano‒ pero no quiero que metas tipos en mi casa, y que se acerquen a mis hijos ‒sentencio.

‒ ¡Maldito imbécil! ‒me grita para lanzarme una almohada a la cara, mejor otra para mí, la recojo y salgo del cuarto hacia la sala.

Intento dormir, pero no puedo, algo me incomoda y recuerdo que no me he despedido de los niños. Voy a la habitación del mayor el cual ya estaba con los parpados pesados, aun así me despedí con un beso, antes de eso le pregunte sobre el tipo de esta mañana, él me contó que antes de que ellos llegaran del colegio él ya estaba ahí, por ser niños o notaron nada más a detalle, pero si noto que hablaba con el sujeto con menos peleas y más risas que cuando habla conmigo. Esto puede que me haya afectado un poco; por el hecho de que a mis hijos siendo pequeños ya le llegan las consecuencias de un matrimonio disfuncional, con mi hijo pequeño no hubo información diferente a la de su hermano excepto que cuando ese tipo desconocido para él se acercó a ayudarlo con una actividad del kínder, el hombre ya sabía que a él le gusta la vida marina.

Eso me extraño, pero lo que me disgusto fue que Oliver estaba que echaba chispas de emoción cuando me contaba que aquel hombre solo le dijo si no que le prometió que algún día estaría en un submarino viendo todos los peces del mar, el sentimiento era raro, estaba feliz porque Oliver se emocionara por su sueño, pero por la simple razón de que se lo haya dicho alguien más, que no fuera yo o un tutor que podría tener en el futuro, me hacía hervir la sangre. Sobre todo tratándose de ese tipo, que aun sin conocerlo ya hay cierta privación al sujeto. Termine de despedirme como es costumbre y fui a la sala a dormir, fue difícil por estar pasándome no sé cuantas horas pensando en lo de hoy, también pensé que le estaba dando demasiada importancia a algo insignificante y que me estaba preocupando por nada, cediendo al cansancio me quede dormido.

En la mañana del miércoles siguiendo la rutina, los chicos desayunaban mientras yo los esperaba para llevarlos al jardín de niños y a la escuela. Lo curioso de esta mañana fue que mi esposa no se quedó dormida como es costumbre después de hacer el desayuno, al contrario estaba arreglada, peinada y perfumada.

‒ Chicos coman rápido que llegamos tarde ‒le informa a los chicos que le han quedo extrañados de la apariencia de su madre; ya que raramente suele vestirse así. Tenía una camisa blanca ejecutiva, falda de secretaria pegada a los muslos solo un poco más arriba de las rodillas, maquillaje simple y una alta cola de caballo, pocas veces la he visto así desde que nos casamos, a pesar de todas las peleas y desplantes nunca he negado que es hermosa, y verla así me lo confirma. Me hace pensar que fue un error dejar de decírselo y tratar de demostrárselo, pero hace tiempo que perdí el ánimo por sus quejas de fastidio, porque según ellas estaba siendo exagerado y cursi.

‒ ¿A qué se debe verte tan arreglada por la mañana? ‒pregunto sentado en la cocina con ella parada en el marco de la puerta.

‒ ¿Tan extraño es? ¿Acaso no te conté?

‒ Para serte sincero sí, por eso la sorpresa, y contarme ¿Qué? La última vez que hablamos fue en la conversación de anoche ‒disimulo frente a los niños.

‒ Si claro "conversación" ‒rueda los ojos, pero también intenta disimular‒ el punto es que pensé en lo que dijiste y conseguí trabajo, y voy a presentarme hoy.

‒ Pues eso ya es un avance ‒digo feliz por ella, pero tampoco le voy a hacer una fiesta.

‒ Bien hecho, mami ‒la felicita Oliver con comida en la boca.

‒ ¿De qué vas a trabajar mami? ‒esta vez el que pregunta es Lucían.

‒ De secretaria en una empresa reconocida ‒presume‒ hoy yo los llevo así que apúrense.

‒ Pero... yo me quiero ir con papá ‒protesta Oliver.

‒ Si yo también, tengo que entrenar con él.

‒ Y ¿Por qué no entrenas conmigo? ‒sigue insistente.

‒ Porque es más tardado el viaje, estando parando el auto cada cierta distancia hasta el niño pueda alcanzarnos, y ya que vas tan tarde sería complicado, así que no te preocupes yo los llevo ‒la paternidad no es una competencia, mucho menos un juego, pero no he de negar que se siente bien ese favoritismo por parte de los niños.

‒ Bien ‒dije con clara señal de enojo el cual esconde, saliendo al paso rápido por la puerta.

‒ Mama se enojó ‒observa Oliver con culpa.

‒ No hijo, recuerda que dijo que estaba llegando tarde ‒digo para consolarlo.

‒ ok ‒contesta para volver a comer a gusto al terminar seguimos nuestros caminos, lo dejo con sus profesoras y yo me dirijo a la oficina.

Con tan solo decir que fue un día de mierda, resume todo es estrés y el caos que había en la oficina, reducción del salario para dar una "solución" al cese de reducción de personal. La trampa era más que obvia, buscar una excusa para pagar menos por el trabajo de un esclavo, haciéndonos creer que es para no despedir gente, tan compasivos ellos, nótese el sarcasmo. Con el fracaso de la mala inversión van a seguir despidiendo gente, no importa si bajan el salario, eso no es más que una estrategia para seguir llenándoles los bolsillos a esos cerdos con esmoquin que tenemos como jefes, lo cual se tiene que aguantar hasta que uno sea uno de esos chivos pesados que controla todo.

Así transcurrió todo el día hasta que me toco regresar a casa, algo tarde por lo que no pude ir a recoger a los niños, anticipándome a esto le escribí a Helen para que se encargara de eso, al estar cerca de la casa veo que al frente de esta, está estacionado un carro negro, reduzco la velocidad al ver salir a mi mujer con un hombre de la casa, ellos dos se despiden muy cordiales y ella con una sonrisa de oreja a oreja. El tipo que no logro reconocerle la cara sube al dichoso auto y se va, en eso me apresuro a estacionarme donde estaba este antes.

Al salir del auto mi mujer me ve, pero no me saluda, da media vuelta y entra a la casa. Guardo el coche y al entrar a la casa los niños estaban viendo televisión, al parecer ya habían cenado, los saludo y les pregunto sobre esa visita inesperada.

Ellos me confirman que es el mismo hombre que vino la otra vez y los ayudo con tus tareas, ahora es aún más caballero él sin nombre porque se ofreció a traerlos a casa, que en la escuela ellos vieron llegar a su madre en un auto que no era el mío y los metió en él. Allí les presento otra vez al sujeto, ellos intentaban recordar el nombre, pero no podían, así que los ayude preguntándoles si era Carlton Davis, a lo que ellos afirmaron. Pregunte por más información, pero Lucían dijo que solo los trajo a casa y después de comer los mandaron a ver televisión, mientras él con su madre se quedaban hablando en la cocina, la cual no los había acompañado a cenar, solo los les sirvió a ellos dos y vigilaba mientras lo hacían, en ningún momento vieron que comió algo.

Ellos me preguntan qué pasa, a lo que lo les digo que no se preocupen, que solo quería saber. Los dejo que sigan viendo la televisión mientras yo subo las escaleras, furioso, primero mete a la casa un tipo que no conozco, luego el mismo busca a mis hijos a la escuela y los trae a casa, y ella parece estar muy feliz con eso, por alguna razón todo mis instintos estaban alerta, algo no estaba bien.

‒ No sabes tocar ‒me reprocha mi mujer acostada revisando su teléfono al ver que entro a la habitación de forma brusca.

‒ Te dije claramente que no quería que metieras a ese tipo a la casa ‒le reclame.

‒ Ese tipo se llama...

‒ No me interesa como se llama ‒la interrumpí‒ dije que no quería que ese hombre estuviera aquí, ahora resulta que también te trae del trabajo y pasa por los chicos ¿Usted qué está planeando?

‒ Y ¿Usted qué está insinuando? Cuidado Patrick, no me falte el respeto.

‒ La que no me tiene que faltar el respeto es usted, no va más de un mes que conoces a este tipo y ya te hace ese tipo de favores.

‒ No es mi culpa que no conozcas a gente amable, y salte que hoy tampoco duermes aquí.

‒ Más que complacido, lo que quiero saber antes es ¿Por qué tanta confianza con ese hombre?

‒ Ay si jodes ‒se queja del fastidio‒ ese hombre, lo conocí en la fiesta de hace una semana, tuvimos buena conversación y nos seguimos hablando, le informe sobre que necesitaba dinero, así que me ayudo a conseguir trabajo en la empresa donde él también trabaja, por eso se ofreció a traerme junto con los niños ¿Eso qué tiene de malo?

‒ Nada si no fuera un perfecto extraño ¿Cómo puedes ser tan confiada?

‒ No tiene nada de malo, y ya si no tienes más preguntar ¡Lárgate!

‒ ¡Bien! Tratar de razonar con mujeres es inútil.

Me estaba yendo, pero antes tenía que buscar una sabana nueva, ya que la histeria está acaparando la que yo tenía, pero sorpresa la que yo me llevo al ver que el escaparate estaba lleno de ropa nueva y de marca, que yo jamás la compre y no la vi a ella en ningún momento comprarla, ya estaba terminada la discusión y no quise volver a empezar, pero si quedaron las dudas ¿Con qué dinero se las compro? Y aunque haya tenido ahorros ¿Cuál es el motivo de comprársela ahora? Si para el trabajo está mañana se fue en un uniforme que supongo que tiene que ser obligatorio. Y toda la ropa era para fiesta casual o de gala, más ideas se formulan en mi cabeza y hacen estragos a cada segundo que lo pienso más.

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