;la expresión del rostro de mi padre cambió completamente y los demás guardaron silencio. Nadie se atrevía a decir nada en esos momentos.
"Gage. El chico del cual dije específicamente que te alejaras." dijo padre.
Podía sentir la tensión en el ambiente.
Gritó. "¡Responde niño!"
Me encogí en la silla cuando él se levantó y se acercó hacia mí. Como un león cuando acecha a su presa.
"S-sí, señor." Murmuré.
"¿Desde hace cuánto tiempo eres su amigo?" Interrogó.
"Desde antes de la misa de ayer. Padre, él está realmente intentando ir a la iglesia. Quizá dios perdone sus pecados." Expliqué.
No le gustó mi explicación. Me alzó del cuello y me amenazó con una mirada intensa. Estaba aterrorizado pero intenté parecer fuerte.
"Al closet. ¡AHORA!" chilló.
Estaba siendo arrastrado. Escuché cómo mi hermana jadeaba y mi madre le suplicaba que no lo hiciera. Me arrastró hasta el vestíbulo, donde estaba aquella vieja puerta.
"P-padre, no ¡por favor! P-prometo que nunca j-jamás volveré a hablar c-con él. Estoy arrepentido. ¡D-dios me perdonará,p-padre!" Rogué.
Me lanzó al interior del armario y aterricé sobre mi trasero. Velozmente cerró la puerta y la bloqueó con la llave. Golpeé la puerta desesperadamente buscando una salida.
"Me desafiaste. No sabes cuáles son las intenciones de ese chico. Estás siendo corrompido por el diablo. ¡Mi propio hijo! Odio tener que hacer esto, Zachary." Lloriqueó mi padre.
Las lágrimas aparecieron y me senté derecho en el frío suelo.
"Saldrás dentro de dos días. No hay comida. Quizá entonces el diablo haya liberado tu alma." Sentenció.
Oí sus pasos alejándose del closet. Mi maldición yacía frente a mí. La Biblia que dejó padre expresamente para mí.
La recogí del suelo y la abrí por la página treinta. La misma página que leí hace cuatro meses.