—¿A dónde me estás llevando? — Le digo cuando bajo del auto y me venda los ojos con cuidado.
—No te voy a decir.
—¿Estás seguro de que no eres un asesino serial? —empieza guiarme a algún lugar.
—Nop, estoy seguro. — y se empieza a reír el desgraciado. —Hay 100% de probabilidades de que esto no se te pasó por la cabeza.
Libera la venda de mis ojos y no puedo reconocer el lugar.
—¿En dónde estamos?
—Una vez me dijiste que uno de tus sueños era que alguien te demostrara el amor del bueno y bueno... supongo que esta es mi forma de demostrarlo.
—No puede ser.