SOLO AMIGAS

By ma-ten-me

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Daniela amaba en completo silencio a María José ya que era consiente de que esta solo la veía como una amiga... More

CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
FINAL

EPÍLOGO

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By ma-ten-me

Narrador Omnisciente

María José supo que algo había ido mal en el instante que Daniela no llegó luego de que la campana hubiese dado fin al receso, jamás regresó al instituto ni mucho menos a su hogar, la morena observaban en silencio la mirada intranquila de Julián mientras que, la señora Calle se encontraba con la mirada perdida y el ceño fruncido observando la nada misma, la joven estaba asustada, sentía un fuerte pavor al no tener noticias de la castaña, y un parte de ella, aquella oscura sin remordimiento alguno, le decía a gritos que el joven castaño era culpable de que ella estuviese sufriendo por la ausencia de la castaña. La peli negra se levantó de su asiento en el instante que escuchó el timbre resonando en las paredes del lugar, con el corazón desbocado y la mirada desbordando preocupación observó como Mafe arrastraba sus pies dirigiéndose hacia la entrada principal, la peli negra le siguió en silencio escuchando como el menor también osaba en caminar detrás de ella. María José sintió su cuerpo estremecerse mientras que, los fuertes latidos de su intranquilo corazón comenzaban a golpear directo en sus tímpanos; ahí estaba, un par de oficiales observando con verdadera lastima a la madre de los Calle. La peli negra sintió como sus piernas flaqueaban escuchando aquella frase que le hizo sentir una fuerte bofetada inexistente dando con dureza contra su rostro, "lo siento mucho señora Calle su esposo e hija tuvieron un accidente". María José se rehusaba creer en aquello, no podía tratarse de su Daniela, simplemente no lo iba aceptar. Y la joven observó sin saber que decir como el desgarrador llanto de Mafe retumbaba en su cabeza, mientras que, sentía como Julián pasaba por su lado exigiendo respuestas que, ella simplemente había rehusaba a escuchar. La joven observó como el menor rápidamente huía de su hogar siendo el descenso de sus lágrimas su única compañía. María José se quedó estática en un completo shock producto de la conmoción que las palabras ajenas lograron causar en su interior, la joven rápidamente tragó saliva al ver como la señora Calle se derrumbaba golpeando con fuerzas sus rodillas mientras que, su llanto por la perdida- que ella ya había dado por hecho-comenzaba atormentarla. La morena elevó su mirada notando como la oficial le decía algo a la mujer mayor, le dio esperanza, la muchacha lo sabía. Por instinto la menor arrastró sus pies hacia la salida sintiéndose bien consigo misma al no ser detenida por los oficiales ni por Mafe; María José caminó por la oscuridad de la noche recordando aquel suave, "Su hija esta en estado critico, en el hospital Mercy" aun retumbando en su mente, y a pesar que aquello no fuese para nada bueno, la joven no podía negar que ella prefería eso que perder por completo a su castaña, porque no se veía capaz de vivir sin ella, no podría soportar todo lo que se avecinaba sin el apoyó incondicional que solo Daniela era capaz de ofrecerle sin pedir nada a cambio.

Y sin siquiera notarlo la morena llegó al hospital con sus pensamientos vagando en el bonito rostro de la castaña, la peli negra caminó en el interior del lugar observando lo ajetreados que estaban todos los trabajadores, rápidamente la morena se cohibió por no tener nadie a su lado, a la vez que se cuestionaba el como encontraría a Daniela, hasta que, su linda cabecita hizo «click» iluminándole la vida. Rápidamente la muchacha se acercó a recepción logrando llamar la atención de una de las mujeres que se mantenían en el lugar, sin mayores inconveniente y tal vez, solo tal vez mintiendo un poco, la joven logró tener el número de habitación en el que se hallaba la castaña, y a pesar que estuviese verdaderamente feliz de poder ver a la castaña una parte de ella no dejaba de indicarle que aquel número de habitación correspondía a la zona de cuidados intensivos. María José caminó por los pasillos con su tarjeta de identificación familiar resbalando por sus delicados dedos, la muchacha mantenía su mente ocupada en la última vez que tuvo a la castaña en un lugar así, recordó como todo se había ido en picada por culpa de aquella peculiar doctora y la extraña forma en que solía mirar por sobre su hombro, como si el resto de los «Mortales» no estuviesen a su altura. La peli negra agradeció estar en otro hospital, alejado de doctoras curiosas por la vida persona de su menor y aquella arpía de labios rojos y cabello negro que intentó romper la unión de Daniela y su madre por un falso maltrato domestico-quizás no tan falso-. María José se quedó completamente estática en el momento que ingresó en la habitación, sus ojos observaron con molestia como Julián ya se hallaba sentado al lado de la castaña, mientras que, un joven doctor se encontraba de brazos cruzados observando con recelo al castaño, sinceramente la morena no podía estar más confundida, por alguna extraña razón y un motivo que ella desconocida por completo, aquel medico observaba a su Daniela como si le tuviese cariño, o tal vez ¿Aprecio? lo más seguro, y no podía evitar por más que quisiese que los malos pensamientos y los pequeños celos controlados saliesen a relucir.

La morena tensó los músculos de su espalda al ver como el doctor se giraba observándola por un par de segundos para luego simplemente acercarse estirando su mano de forma cordial "Hola, soy Diego Molina y soy el doctor a cargo de la paciente Calle" Y a pesar que en su presentación no había nada extraño la joven no podía quitarse de la mente que él observaba a la castaña como si ya la hubiese conocido con anterioridad y debía admitir que al sentir como se le acercaba y le susurraba aquel "No la dejes a solas con él" le había causada que la confusión aumentara por completo, porque se lo había afirmado, conocía a Daniela y tenía el mismo pensamiento de Julián. En el momento que el doctor Molina abandonó la habitación la muchacha no dudó en acercarse sintiendo como su pecho comenzaba a dolor por la imagen del dañado cuerpo de la menor, la morena tragó saliva sintiendo sus manos temblar en el instante que sus ojos habían comenzado analizar los pequeños cortes en el amoratado rostro de su amada, sintió sus pulmones contraerse al notar la forma en que la mantenían intubada mientras que, sus largas pestañas ocultaban la belleza de su mirada. María José sintió sus piernas flaquear en el instante que bajó la mirada observando el pecho de la joven envuelto por un par de gasas y vendas, siguió observando viendo los hematomas rodeando sus brazos y caderas, esa no era su Daniela, aquello parecía un maldito saco de boxeo y María José no podría estar más furiosa por eso. La peli negra sintió su mundo derrumbarse en el instante que escuchó la voz del castaño "Esta en coma" y lo dijo con tanta simpleza que la peli negra deseaba sacar su ira contra su rostro a la vez que le gritaba que él debería estar en aquella camilla postrado mientras que su adorable castaña debería estar a su lado mimándola por el bello bebé que iban a tener, pero en vez de aquello simplemente lloró por culpa de las hormonas y el dolor que le recorría el alma por ver que, a pesar de todo el sufrimiento que ya habían vivido este jamás se iba, no había forma que las dejaran en paz, al parecer aquello en su vida jamás sucedería.

Julián observó en silencio la forma en que la morena se aferraba a las frías manos de su hermana, el como le sollozaba suplicando que no la dejara, y no supo donde esconderse para dejar de oír el desgarrador llanto que desprendía la garganta ajena, ella sufría y el joven era consciente que él tenía la culpa, y no pudo evitar el cuestionarse hasta que punto había llegado, por que había decidido causar todo ese sufrimiento, siendo él, tan malditamente consciente que por María José más que un capricho no podría llegar a sentir. Cobardemente el menor huyó de la habitación dejando que la peli negra soltase todo lo que pasaba por sus pensamientos, simplemente quería creer ingenuamente que su hermana no estaba en aquella habitación, que se trataba de otra Daniela Calle, alguien ajena a su sangre.

Y pasaron los meses que para María José no fueron más que un par de pestañeos, la joven nuevamente se hallaba de visita observando a la pacífica castaña descansando sobre la camilla, admiró en silencio su cabello sin brillo como también el resalte de sus blanquecinos pómulos. La morena se ordenó a sí misma el no volver a llorar, no podía darse el lujo de estar triste cuando era más que consciente que Daniela volvería a su vida, porque aquello sí o sí debía ocurrir. La peli negra suspiró observando la imagen entre sus dedos, había tenido hora con su ginecóloga sintiéndose verdaderamente emocionada de ver por fin los avances de su embarazo, la joven recordó llorar al tener entre sus manos la foto de su pequeño bebé creciendo lentamente en su interior, lloró por la emoción como también por el hecho de que Daniela no había sido capaz de verlo por sus propios ojos.

María José alzó su mirada estirando su temblorosa mano hacia los dedos fríos de la castaña, con cuidado dejó la pequeña fotografía entremedio de la palma ajena mordiendo su labio inferior en un vano intento por distraerse, "Es una niña, Daniela" y sus palabras salieron casi quebradas a causa del nudo que se había creado en su garganta, rápidamente tomó bocanadas de aire intentando mantener la compostura. Se quedó al lado de su amada por un par de horas más, con su mano derecha sostuvo la mano libre de la menor intentando mantener en calor la fría palma ajena. La morena le dio un último vistazo a la castaña para luego simplemente despedirse de aquella manera tan dolorosamente silenciosa que solía ejecutar, porque no se atrevía a acercarse el rostro de la menor y besar los ásperos labios de la castaña, le aterraba el no sentir nada, que se diese cuenta por fin que ella quizás nunca más iba a despertar, pero para su sorpresa antes de que fuese capaz de inclinarse apoyando con suavidad su barriga en crecimiento se llevó la grata sorpresa de sentir como sus dedos por fin eran apretados casi por un segundo, y María José no pudo evitar el cuestionarse si ya había perdido con totalidad la cordura, pero no, cuando se quedó estática con sus párpados completamente expandidos ante la incredulidad sintió como si de golpe alguien le hubiese dado un puñetazo directo a la boca de su estómago porque se quedó sin aire, con sus ojos fijos en como Daniela comenzaba a parpadear completamente confundida por la fuerte iluminación del lugar.

Y la joven castaña lentamente intentó acostumbrar sus ojos a la luz cegadora de lo desconocido, con mucho esfuerzo y paciencia la muchacha logró posar su mirada en el afligido rostro de la morena sintiendo como el golpe de realidad azotaba sus pensamientos al notar la bonita barriga resaltando del esculpido cuerpo de su peli negra. Y Daniela sintió algo plástico acariciando su palma logrando que, con dificultad fuese capaz de elevar su mano percatándose con rapidez lo que sostenía, la emoción y la tristeza golpearon con fuerza sus sentimientos al notar que se trataba de la ecografía que María José se había hecho. "Te amo Poché" fueron las únicas palabras que la extranjera fue capaz de soltar ante la conmoción de las imágenes lograron causar en sus pensamiento.

Fin del recuerdo.

María José despertó de golpe sintiendo la capa de sudor envolviendo su cuerpo por completo, con la poca iluminación de la habitación buscó con desesperación el cuerpo de la castaña sintiendo como con rapidez sus palmas se adhirieron contra la espalda ajena, velozmente la mayor apegó su cuerpo contra el pacífico de la castaña sintiendo su tranquila respiración brotando de sus labios entreabiertos. Las delicadas manos de la morena buscaron a tientas sobre la cintura de la castaña sus dedos, en uno movimiento casi desesperado por sentir un poco de tacto de su parte.

- También te amo Daniela - confesó María José teniendo la necesidad de responderle a sus recuerdos que la atormentaban, porque a pesar de que hubiesen pasado casi siete años la morena no había sido capaz de olvidar aquel tormentoso episodio de su vida.

- Poché cariño, tu barriga me esta aplastando - comentó Daniela con suavidad manteniendo aun su brazo aferrado contra el pequeño cuerpo de su hija, el cual descansaba con completa tranquilidad casi al borde de la cama.

Y la morena envolvió sus brazos contra las caderas de su esposa aferrando sus dedos en la piel ajena, sintiendo como su barriga en crecimiento chocaba contra la espalda de la castaña. Daniela rápidamente se separó del cuerpo de su hija girando con suavidad para quedar frente a la morena, a pesar de que aun estuviese la oscuridad de la noche, la castaña había sido capaz de ver el bonito rostro de la mayor percatándose de la intensidad en la mirada de la peli negra.

- ¿Antojos nuevamente, cariño? - cuestionó la castaña estirando su mano derecha hacia la barriga de la morena introduciendo su palma en la holgada camiseta ajena para tocar la suave piel de la mayor comenzando acariciar aquella zona con la yema de sus dedos - Puedo levantarme y traerte algo - se ofreció sonrojándose en el instante que sintió los labios de la contraria presionándose contra su mejilla - Mmh... ¿Otra pesadilla? - preguntó al ver que los antojos no eran el verdadero problema en el desvelo de su amada, la peli negra simplemente asintió con su cabeza acurrucando su cuerpo contra el de la menor escondiendo su rostro en el cuello ajeno - No me iré amor, ¿Lo sabes, cierto? por nada del mundo - admitió sin dejar las caricias en la panza de la peli negra - Antonia también ha tenido una pesadilla - comentó logrando llamar la atención de María José - No te preocupes sigue pensando que existe el castor de la muerte - aclaró sintiendo rápidamente como la morena le daba un golpe en el brazo.

- No debiste mentirle sobre los castores - gruñó María José apoyando su rostro sobre el pecho de su amada sintiendo como la joven reía con suavidad.

- Tu me dejaste a solas con ella... no tuve más opción, era mentirle o que se lanzara contra el estanque del zoológico - se excusó Daniela fingiendo terror ante el recuerdo de su revoltosa pequeña corriendo de un lado así el otro en busca de aquellos animales marinos - Lo he hecho en modo de supervivencia, cariño - susurró sacando su mano de la camiseta ajena para subir por la espalda de la contraria posando sus yemas sobre la columna vertebral de la peli negra - ¿Sabes? es igual de asustadiza que tu, y tiene ese mal de poder conseguir lo que quiere - comentó sintiendo como la peli negra simplemente reía.

- No culpes a nuestra hija por tus acciones Street, ella no tiene un mal, el problema eres tu con los Garzón - aclaró María José a la vez que salía de su escondite apoyando sus palmas sobre los pechos de su esposa para posar su mentón sobre el dorso de estas - No puedes contra nosotras, debes asumirlo - comentó con diversión sintiendo los dedos ajenos acariciando su mejilla.

- Mateo romperá esa tradición - contestó Daniela completamente segura que su pequeño varón no la dominaría como la hecho Antonia y su esposa, aunque sinceramente no estaba segura de aquello, lo más seguro que él también sería como su amada y su pequeña conejito - agh... todos me dominan - admitió escuchando la fuerte carcajada por parte de María José - ¡Poché! shhh, despertarás a la niña - reprendió llevando rápidamente su mano hacia la boca de la mayor observando con las mejillas encendidas como la morena movía sus cejas de forma sugerente - Eres una cerda - y Daniela no pudo arrepentirse más rápido por que el cerebro no le dio tiempo de reaccionar.

- Cerda será tu ex, largo Daniela - gruñó María José con aquellos característicos cambios de humor notando con su mirada molesta como la joven simplemente suspiraba girándose para abrazar a su pequeña - ¡Daniela! no me des la espalda - se quejó presionando su dedo índice contra los omóplatos de su esposa - Street gritaré tan fuerte que tendrás que hacer dormir tu a Antonia - y ella no mentía ante su amenazas logrando como siempre que la castaña volviese a mirarla con aquellos penetrantes ojos oscuros.

- Te amo - admitió Daniela porque aquello siempre funcionaba para calmar la intensidad que su esposa solía adoptar cuando le venían los cambios bruscos de personalidad, y más de una vez la joven se cuestionó si María José padecía algún trastorno, pero aquello rápidamente lo desechaba al ver que solo aparecieron dos veces en su vida; en sus dos embarazos - ¿Puedo abrazarte sin que me des una patada por lo bajo? - susurró en tono de pregunta notando la bonita sonrisa de la morena para luego sentir como esta simplemente se apegaba a su torso, suspiró cerrando sus ojos mientras que comenzaba acariciar el cabello ajeno - Amor ¿Que haré contigo? - le preguntó con suavidad.

- Amarme y soportarme - contestó María José apoyando sus manos sobre el abdomen de la contraria - Gracias Daniela - y ahí venia nuevamente sus cambios de humor logrando que la castaña simplemente riera sabiendo que era un caso perdido, adorablemente perdido.

- Descansa, cariño - susurró la castaña sin dejar de acariciar el cabello ajeno.

FIN

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