Vistiendo a la realeza

By antoenletras

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Se acerca uno de los acontecimientos más importantes de la década: el casamiento de la hija mayor de los reye... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
~Participantes~
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Retomando el viaje
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20

Capítulo 7

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By antoenletras

Mi mente no podía dejar de pensar en el encuentro con Giovani. Mientras más intentaba alejarme de él parecía que el destino más nos acercaba y más insistía en ponernos uno frente al otro. O tal vez eran mis ilusiones, mis ganas de creer que en algún lugar había alguien conspirando a mi favor.

Lo cierto era que cada vez que intercambiábamos palabras, me sentía mucho más cerca de él. Cada vez sentía una conexión más grande... Y no sabía si aquello era cosa mía o él también lo sentía. Me dolía no poder preguntárselo.

Si todo esto ocurriera en una situación diferente, probablemente ya hubiera intentado acercarme más. Era algo que solía hacer siempre que me interesaba alguien. Prefería el dolor de una negativa antes que la duda de qué hubiera pasado si lo intentaba. Además, creía que conocer personas era un placer hermoso, no podía impedírmelo por miedo.

Giovani me parecía un mundo hermoso por conocer. Uno un tanto profundo y mágico. Su sensibilidad y forma de ver la vida me atraían demasiado. Era imposible huir cuando se sentía tanta curiosidad.

Y ahora estaba parada justo en esa línea. En no saber si dejar que esta vez me domine el miedo y la prudencia, o permitirme fluir como lo había hecho durante toda mi vida. Y supongo que esa duda era la que me mataba por dentro.

Cuando llegamos al salón del evento, mis compañeros estaban ubicándose en fila.

—Amanda, ven aquí. Atrás de Nailah —me dijo mientras me guiaba hacia allí.

Una vez que me puse detrás de mi amiga y Gimena se fue, intenté relajarme un poco.

—¿Estás bien? —me preguntó ella mirándome con atención.

—Si. Fue un momento de nervios nomás. Ya estoy mejor.

—Te entiendo. Tanta gente mirándonos es un tanto raro. Yo tampoco me siento muy cómoda.

—¿Qué pasará ahora?

—Gimena dijo que pasaremos al escenario y nos harán algunas preguntas para que el público nos conozca más. Ya sabes, cosas que se hacen en un show.

Y así fue. Nos hicieron subir a todos al escenario de nuevo y la mujer que conducía el programa en vivo, se acercó a la primera de la fila. Le hizo unas cuantas preguntas sobre su vida, de dónde era, con quién vivía, su situación amorosa y cómo había llegado al mundo de la moda. Intenté escuchar las preguntas, que eran todas iguales, y, sobre todo, las respuestas que daban mis compañeros para saber qué responder. Pero eso fue posible solo con los dos primeros. Después algo capturó mi atención y no pude volver a concentrarme en escuchar.

Giovani había ingresado al salón y se había ubicado al lado de Fátima. Sus ojos se clavaron en el escenario y a los pocos segundos, se cruzaron con los míos. Intenté mantener la calma, pero su sonrisa ante el choque de miradas hizo que mi corazón se acelerara.

En un momento vi que la princesa se acercaba a decirle algo al oído y él fruncía el ceño antes de responderle, también al oído. Fátima volvió a hablarle y luego se alejó de él. La mueca en su rostro no indicaba nada bueno... Pero Giovani no quitaba la vista de mi.

Tuve que desviar la mirada para recuperar el control sobre mí. Necesitaba mantener la calma, ordenarme internamente y dominar lo que sucedía. Necesitaba hacerlo. Al menos esta vez.

—Amanda Vigoni, háblanos de ti —me dijo la presentadora acercándose a mi—. ¿De dónde vienes?

Y así comenzó la ronda de preguntas banales sobre mi vida privada que parecía estar obligada a compartir.

—¿Y qué hay de tu corazón?

—¿Mi corazón? Está muy bien, gracias.

Me miró raro y largó una carcajada.

—Parece que quieres desviar el tema. ¿Acaso hay alguien haciéndolo latir?

—La vida, por supuesto. Creo que hay muchas razones por las cuales latir —las palabras salieron solas de mi boca y mis ojos fueron al encuentro de Giovani.

Definitivamente, tener el control sobre mis sentimientos no era algo que se me diera muy bien.

—¿Y cómo has llegado al mundo de la moda?

Expliqué brevemente la relación con mi madre y después de desearme suerte en el concurso, pasó a la siguiente participante.

Uno a uno, todos fuimos respondiendo las mismas preguntas. Después de Milo, llegó el turno de Rebeca quien contó que venía de un pueblito del sur del continente. No se mostró muy abierta a hablar de su vida. Como siempre, se la vio fría.

La última en responder fue Laureano, un joven con quien no había hablado mucho, pero que sorprendió a todos con su presentación.

—Y con ustedes, Laureano Finger, el último participante.

—Último, pero no por eso menos importante —dijo al micrófono y luego largó una risita que animó al público presente.

—Asi me gusta, con actitud. ¿De dónde vienes?

—De Migrerón, al sur del continente.

—Una ciudad muy bonita. ¿Y con quién vives?

—Con mi familia, claro. Los Finger somos muy importantes en Migrerón. Tenemos una de las empresas de moda más conocidas en el mundo. ¿Acaso no han oído de Canarias? Es una de nuestras marcas.

—¿Canarias? ¿Tú formas parte de la empresa fundadora de Canarias? ¡Eso es increíble!

Y así fue como la presentadora se entretuvo un poco más de la cuenta con Laureano y lo que parecía ser su fabulosa vida. Los demás participantes nos mirábamos un tanto preocupados.

—Bien, me avisan que es momento de seguir con el show —dijo la presentadora después de varios minutos de charla con el joven—. Ahora invitamos al escenario a la protagonista de Vistiendo a la realeza. ¡La princesa Fátima!

Un reflector la iluminó en su lugar entre el público y la siguió en su caminata hacia el escenario. Avanzó mientras iba saludando a alguno de los invitados.

—¡Hola a todos! Muchas gracias por estar hoy aquí y muchas gracias a todos los que nos están acompañando desde el otro lado de la pantalla. Este es el inicio de uno de los eventos más importantes en el reino y el inicio de lo que serán los preparativos para mi boda. Es por eso que quiero invitar a mi prometido, Giovani Bertuzzi para compartir conmigo el discurso de bienvenida.

Los reflectores lo enfocaron y por el ceño fruncido que se vio obligado a relajar, supuse que tanta atención no era de su agrado. Avanzó al escenario a paso lento y cuando llegó, le dio un beso a Fátima.

Mis ojos lo observaban con atención. Lo notaba tenso, incómodo. Sus manos estaban apretadas en un puño mientras la princesa leía su discurso.

Cuando terminó, ella buscó su mano y lo apretó con fuerzas... Entonces su otra mano también se relajó al igual que sus hombros.

Ese pequeño gesto hizo que me invadiera una sensación extraña en mi interior. Lo entendí como un idioma que compartían entre ambos. Dolió. Fue una muestra más de que quizás estaba dejándome llevar por algo que ni siquiera existía.

—Ahora le vamos a pedir a la bella pareja que escoja uno de los sobres que están en la mesa para poder definir el primer desafío de esta competencia.

Ambos se acercaron a la mesa ubicada en una esquina del escenario y la princesa pareció indicarle a Giovani que escoja él.

Buscó uno y se lo entregó a la presentadora.

—¡Muy bien! Ahora procederé a leer. ¿Están nerviosos? —nos preguntó generando intriga de una forma muy obvia.

Todos asentimos y algunos exclamaron que sí.

El clima de show de televisión que se respiraba allí arriba no me agradaba demasiado. Esperaba que no todas las ediciones fueran iguales. Aunque debía suponer que al ser un evento televisado debería acostumbrarme a ello si quería continuar en él.

—Vestido rojo —dijo haciendo una pausa—. Los participantes deberán confeccionar un vestido de color rojo, en cualquiera de sus variantes, para una noche de gala.

Nada complicado. O eso creía.

Después del evento, sentía que mi cuerpo necesitaba dormir varias horas para recuperar las energías perdidas. No sabía por qué me había agotado tanto, pero parecía ser que las luces, el público y la presión de tener las cámaras enfocándome, no era algo que me gustaba soportar demasiado.

Durante el desayuno del día siguiente, Gimena estuvo acompañándonos con varias indicaciones.

En primer lugar, debíamos ir a visitar el espacio donde haríamos nuestras creaciones. Era un salón ubicado en el piso de abajo, donde la princesa tendría acceso en cualquier momento que quisiera. Cada espacio estaría dividido con biombos para evitar que viéramos los diseños de nuestros compañeros.

Podríamos ingresar allí en cualquier momento del día, pero a la noche debíamos subir si o sí. Aquel era un piso concurrido por la familia real y la idea era no cruzarnos demasiado en su rutina.

—Al lado de dicho salón, está el de las telas. Allí podrán elegir todo lo que necesitan para lograr el vestido que confeccionarán. Pero para agregarle más emoción a esto, se decidió que solo podrán ingresar a buscar lo necesario en dos ocasiones. Al inicio y en la mitad del desafío. Así que deberán pensar bien y anotar todo lo que requerirán para lograr cumplir con la consigna.

Después de todas las indicaciones y de que termináramos de desayunar, nos guiaron hacia el salón de abajo.

Estaba al costado de las escaleras que unían ambos pisos, por lo que nuestra presencia por allí no sería tan notable. Las puertas eran enormes y cuando ingresamos, comprobamos que el salón también lo era.

Frente a nosotros se extendía un pasillo que llegaba hasta la ventana al final del mismo. En cada costado se ubicaba un sector destinado a cada uno de los participantes.

—En la puerta que está a su izquierda, está la entrada al salón de telas. Y a su derecha, están los baños.

Nos dijeron que teníamos las horas de la mañana para crear el diseño y que después de almorzar podríamos ingresar al otro salón para adquirir lo necesario.

Cuando llegué al sector que tenía mi nombre, me sorprendí mucho con la cantidad de cosas que encontré allí. Era un espacio bastante amplio, con un escritorio y una banqueta en la parte principal. Rodeando el espacio, podía encontrar varias máquinas que me servirían en el proceso de creación. Había una máquina de coser muy moderna, una remalladora, una bastera entre otras que hasta entonces desconocía su nombre.

Me tomó varios minutos poder tomar asiento para empezar a dibujar en la hoja en blanco. Lo cierto era que estaba muy maravillada con todo lo que veía como para poder concentrarme en el papel.

Me ubiqué frente al escritorio y tomé el bloc de hojas que estaba frente a mi junto al lápiz. Desplegué la tapa hacia arriba para descubrir el primer papel y cerré los ojos.

Un vestido rojo, de gala. Lo imaginaba con falda amplia. La parte de arriba quería que fuera cubierta. Sentía que una princesa debía tener cierta formalidad.

Apoyé la punta del lápiz y comencé a trazar líneas tratando de replicar lo que mi cerebro había creado en mi mente.

Me dejé llevar por esa fuerza invisible que solía guiarme en mis diseños. Ese amor por la creación, tomaba mi mano y no me soltaba hasta que el diseño estaba terminado, tal y como mi mente lo había ideado.

Muchas veces solía hacer varios hasta decidirme por uno, pero en ese momento fue diferente. Observé el trabajo terminado y quedé encantada.

Le fui agregando colores y detalles hasta que quedó terminado.

La falda sería caída, aunque le pondría una tela amplia para que pudiera desplegarse. Para separar la falda de la parte del corsé, añadiría un pequeño cinto del mismo color que la tela del vestido. La parte de arriba sería con media manga y estaría cubierto de encaje guipur.

Era perfecto.

¡Hola, hola!

¿Cómo están? Espero que muy bien.

Quiero contarles que estuve trabajando en la corrección de los primeros capítulos de la historia (los cuales fueron levemente editados) y escribiendo los siguientes. Asi que, con esta publicación sorpresiva, quiero anunciarles que a partir del sábado 21 de mayo volveré con las publicaciones semanales de esta historia ♥

Como verán, ya está en curso el primer desafío en Vistiendo a la realeza. Como lo mencioné en capítulos anteriores, la idea es publicar los diseños en mi cuenta de Instagram y que ustedes vayan siendo parte de la decisión de eliminación. ¿Les gusta esta idea?


Nos vemos el 21 de mayo con el capítulo número 8. No quiero generar demasiada ansiedad, pero debo admitir que el 8 y el 9 vienen cargados de momentos que me tienen en modo fangirl *-*

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