» 𝚝𝚎𝚠𝚗𝚝𝚢 𝚜𝚎𝚟𝚎𝚗 «
𝚗𝚘 𝚜𝚞𝚛𝚙𝚛𝚒𝚜𝚎𝚜
• 𝙾𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝 ;
Si bien era cierto que la vida de Belos había dado un giro de ciento ochenta grados en los últimos días, jamás se atrevió a pensar que lo que le despertaría aquella mañana sería la ligera respiración de Gabriel a su lado. Solo cuando su mente se aclaró después de el sueño y pudo recapitular sobre los eventos de la noche anterior supo que era lo que estaba haciendo allí. Cabe resaltar que casi se le olvida como respirar.
Tuvo que parpadear un par de veces para adaptarse y darse cuenta de que, efectivamente, aquello era real. Aún perplejo, observó el sereno rostro del hombre que dormía a su lado. Con suavidad, sus dedos trazaron una suave caricia a través de la mejilla de este.
Con lentitud, Gabriel abrió los ojos, encontrándose se frente con los de su ( ahora ) amante. Esto le hizo esbozar una sonrisa, aún somnoliento.
- Buenos días. - Musitó, para después presionar un beso en la frente del rubio.
- Buenos días...- respondió este, volviendo a enredar los brazos alrededor del torso del otro hombre. Este correspondió al gesto acurrucándole en su pecho con cariño a la vez que deslizaba sus dedos por las hebras doradas.
- ¿ Dormiste bien ? - preguntó mientras seguía dejando besos cuidadosos por todo el rostro del contrario. Belos, abrumado por esto, supo que le sería difícil acostumbrarse a la naturaleza afectiva de Gabriel. No porque le molestara, si no por lo nervioso que le seguía poniendo.
- Lo poco que hemos dormido sí - murmuró entre dientes. Su acompañante rio ante el comentario.
- Bueno, no voy a negar que fue una noche complicada, pero me alegra que se haya arreglado todo. - Con dulzura, acunó el rostro del contrario entre sus manos. - Tuve miedo de perderte. - Confesó. Inconscientemente, el rubio esbozó una media sonrisa.
- Yo también. Perdona por...no darme cuenta antes.
- No te tortures. El descubrimiento personal es complicado, suele llevar tiempo. - Habló mientras se erguía, estirándose como un gato perezoso. - Te lo digo desde la experiencia.
- ¿ En serio ? Siempre había pensado en ti como alguien con las ideas bastante claras. - murmuró su acompañante, quien ahora le miraba curioso.
- Bueno, tampoco me definiría así ahora. - Confesó con una sonrisa. - Pero aún así, si que hubo un tiempo en el que...digamos que no sabía muy bien quien era. O más bien no quería aceptarlo. Ser homosexual, además de femenino en una sociedad esencialmente homofóbica que además condena ambas cosas no es fácil. Sobre todo cuando vienes de un ambiente familiar... complicado.
Una expresión que mezclaba el disgusto con la angustia se reflejó en el hombre.
- Lo siento. Supongo que no estás de humor para ponernos a hablar de malas experiencias.
- No lo sientas. En el fondo, supongo que eran otros tiempos. Las cosas eran diferentes, y la forma de pensar también. Además, Camila siempre ha estado ahí para apoyarme.
- Se os ve muy unidos - murmuró, seguramente pensando en como la mujer sería capaz de partirle las piernas la próxima vez que le viera.
- Sí. No podría haber tenido una hermana mejor. - dijo sonriendo. - Lo cual me recuerda a que tal vez debería hablar con ella. Ya sabes, para que no intente matarte si os encontráis en el trabajo. - rio nervioso.
-No te preocupes, hablaré con ella.
Gabriel apretó los labios en una mueca de incertidumbre.
- ¿ Estás seguro ? Sabes que puede tener mucho temperamento a veces.
- Tranquilo, lo se. - masculló, recordando las muchas veces que la mujer no había tenido tapujo alguno para echarle las cosas en cara. - Tal vez hasta nos sirva para arreglar nuestras diferencias.
- Sabes, no creo que seáis tan diferentes como piensas. - habló mientras se incorporaba, retirando con delicadeza las sábanas que revelaban su cuerpo desnudo. Esto obligó al rubio a apartar la vista, aunque de soslayo pudo vislumbrar la figura de espaldas del hombre a contra luz, contrastando con los rayos de luz que se colaban por la ventana.
Mirándole de reojo, Gabriel sonrió divertido, siguiendo con el exhibicionismo solo con la intención de molestar a su amante un poco más.
- Oh, vamos. Ni que no me hubieras visto antes. - Rio, mientras Belos se resignaba a seguir apartando la mirada, más por vergüenza que por respeto. Esto solo le dio al moreno más ganas de seguir picándole, por lo que suavemente le tomó del mentón, clavando sus ojos castaños en los azules y profundos del contrario. Se inclinó un poco más sobre él, casi podía sentir aquel cuerpo temblar debajo del suyo propio. - No parecías tan avergonzado ayer.
- Te encanta ponerme nervioso ¿ No ? - Murmuró, tratando de sonar lo más claro posible, aunque su voz seguía entrecortándose.
- Sí, lo siento. - Dijo el otro entre risas. - Eres demasiado tierno así.
- No creo que esa sea la palabra. - Gruñó mientras volvía a envolver los brazos alrededor del cuello de Gabriel, hundiéndose en el aroma apaciguante de este a la vez que le atraía más hacia él.
- Oh, para mi lo es. - con suavidad volvió a tomar al contrario el rostro, disminuyendo la distancia entre ambos. No pasó demasiado tiempo hasta que sus labios se volvieron a encontrar, iniciando un vaivén suave, que se convirtió en mitad agonía y mitad placer. Las manos del rubio trepan desesperadamente hasta la nuca del otro hombre, enredando los dedos entre sus rizos castaños. Lento, tortuoso. Se dio cuenta entonces de cuanto había deseado que ese momento llegara.
- Nunca...había amado a alguien de esta manera. - Habló Gabriel en un susurro en cuanto se separan. Su voz se arrastraba silenciosa, como si alguien más pudiera oírle. - Te has convertido en lo más hermoso que me ha pasado nunca.
- No merezco que me digas eso... - Responde Belos en el mismo tomo. - Quizás no sea ni la mitad de las palabras bonitas que me dices.
- No te tortures así, por favor. - murmuró a la vez que deslizaba sus dedos por la tez del contrario.
- Solo digo la verdad, Gabriel. Deberías saberlo...
El mencionado siguió acariciando su rostro con gentileza.
- Mi amor, no eres mala persona. Eres humano, y estás herido. Quizás eso no justifique las acciones del pasado ni pueda hacerlas desaparecer de la nada, pero se que estás intentando arreglar esos errores. Si no, no estarías aquí. - Besó su frente con suavidad. - Créeme cuando te digo que no te mereces todo el odio que te das a ti mismo.
- Es difícil de creer a veces.
- Entonces tendré que amarte lo suficiente por los dos. - El rubio le miró sin entender. - Hasta que puedas curarte a ti mismo y te veas de la manera que yo te veo.
Los ojos de Belos se entrecerraron, a la vez que intentaba encontrar las palabras para responder a aquello, pero el nudo en su garganta le impedía decir nada.
- ¿ Que hice para merecerte ? - murmuró mientras enterraba el rostro en el hueco de la clavícula de su amante.
- No tienes que hacer nada para "merecer" ser amado. - dijo este, recibiendo el abrazo con una tierna sonrisa. - Te quiero mucho. ¿ Lo sabes, verdad ?
- Yo también te quiero. Realmente nunca pensé que pudiera amar a nadie hasta que llegaste tu.
El moreno sigue mirándole risueño. El brillo en sus ojos se hizo más intenso.
- Deberíamos dejarnos de tanta charla emotiva, o voy a acabar llorando. - Rio mientras se acercaba para volver a besarle la frente. Después de esto se incorporó de nuevo, dejando que los rayos de sol volvieran a bañar su piel. - Iré a darme una ducha. Puedes acompañarme si quieres.
El rubio capto la sugerencia casi de inmediato, a la vez que el calor subía a sus mejillas.
- Tengo que ir a trabajar en un rato. - dijo en un murmullo, avergonzado como estaba. Gabriel hizo un puchero mientras se cubría perezosamente con las sábanas.
- Está bien, está bien. Iré a verte al salir. - con dulzura volvió a presionar un beso en su sien.
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» • 𝙴𝚍𝚛𝚒𝚌 ;
Ayer por la noche discutí con mi madre. Otra vez.
Y otra vez el tema de la discusión era Hunter.
Ni siquiera quiero recordar cuales fueron las cosas horribles que dijo sobre él.
Papá también lo escuchó. Creo que se enfadó un poco con mamá . Se que estuvieron riñendo un rato largo, pude escucharlas desde mi habitación, a pesar de que hacía mi mejor esfuerzo por no hacerlo.
- Eres tu quien debería hacerlo entrar en razón. No empujarle a que siga haciendo estupideces. - chillaba mamá . - ¡ Solo se ha encaprichado de ese niño, y mira, no le ha traído más que problemas !
- No esta encaprichado, Odalia. A lo mejor eres tu quien debería dejar de hacer una pataleta y dejar que tome sus propias decisiones. ¿En serio has montado todo esto porque tiene un amigo ?
- Amigo dices. - Mi madre soltó una carcajada irónica. - ¿ Me tomas por tonta? No hay manera de que tu hijo se despegue de ese niñato. Sabes de primera mano que los amigos no se tratan así.
El corazón me da un vuelco. No puede ser. Eso no podía estar pasando.
- No se a donde quieres llegar... - La voz de mi padre sonó más apagada que antes. - Es un adolescente, las cosas funcionan así a esa edad.
- Sabes perfectamente a donde quiero llegar. Ese... muchachito, por decirle de alguna forma, es uno de esos... -hace una pausa dramática, como si estuviese intentando encontrar la palabra. - Desviados.
- ¿ Se puede saber de que hablas ?
- - Alador, es homosexual. - Escupió la palabra como si fuera la maldición más horrible que podría haber dicho. - Es un jodido homosexual y está llevando a tú hijo por el mismo camino. Dime ¿ Es eso lo que quieres para él ? ¿ Que se vuelva maricón ?
No. No, aquello no podía estar pasando.
El odio con el que deja salir sus palabras me da ganas de vomitar. Y entonces empecé a verlo todo borroso.
- O-odalia... ¿ Tu oyes lo que estás diciendo ?
- La verdad, eso es lo que estoy diciendo.
- ¿ Y que pasaría ? ¿ Dime tú, cual sería el problema si nuestro hijo estuviera con ese chico ?
- En ese caso, yo no tendría ningún hijo. No voy a tener a un marica en mi casa.
Tuve que presionarme las manos contra la boca para evitar gritar a la vez que empezaba a negar con la cabeza.
No. No, no. Aquello no podía estar pasando. Sabía que no sería fácil pero...
Me sobresaltó el sonido de la puerta abriéndose. Asustado, me giré por inercia, como si estuviese esperando un peligro. A través de mis ojos empañados en lágrimas logré distinguir la figura de Emira. Estaba tan horrorizada como yo.
- Ed.. Tranquilo, soy yo... - me susurró angustiada.
Yo seguía reprimiendo los sollozos como podía. No me di cuenta de lo mucho que estaba temblando hasta que ella me envolvió entre sus brazos, pegándome a si misma todo lo que pudo. Yo también me aferré a su espalda con todas mis fuerzas, como si temiera que pudiera desvanecerse de mi lado en cualquier momento. Enterré el rostro en su hombro, aun sin dejar de temblar.
No importaba cuanto intentara dejar de llorar, las lágrimas siguieron saliendo hasta casi pensar que me iba a ahogar en ellas.
- No es tu culpa Ed. - Emira hizo lo posible por consolarme a la vez que me seguía apretando contra ella cada vez más fuerte. - De verdad, no lo es.
Ojalá tuviera razón.
- ¿ Que voy a hacer...? - Los sollozos seguían entrecortándome la voz . - N-no puedo...No puedo arrastrarle conmigo a esto... - Ella no dijo nada, aunque sabía que me estaba refiriendo a Hunter. - Ya le he hecho suficiente daño.
- E-ed... - parecía a punto de echarse a llorar también. - P-por favor, no digas eso. No es tu culpa. - siguió repitiendo.
Pero si lo es. Desde luego que es mi culpa.
No es Hunter quien me trae problemas a mi. Soy yo quien se los da a él. Es por mi culpa que le cause más problemas con su tío. Fue mi culpa todo lo que le hicieron esa noche, solo porque yo no encontré la fuerza para defenderme. También lo es que tenga que lidiar con mi negatividad, mis cambios de humor y toda la carga que esta jodida enfermedad esta trayendo para ambos. Es mi culpa ser un cobarde incapaz de decirle las cosas a la cara. Y todas las palabras de odio, los insultos, el desprecio que salieron de la boca de mi madre son mi culpa.
Y yo que me prometí cuidarle y hacerle feliz. No puedo ser más patético.
Me encojo sobre mi mismo, acurrucándome en posición fetal entre las sábanas desperdigadas de mi cama. La quietud de la mañana contrasta con el ruido y los gritos de la noche anterior. Ese pequeño fragmento de la conversación es de lo poco que puedo recordar de ayer. Pero tampoco es como si quisiera acordarme del resto.
Entonces la pantalla de mi teléfono se ilumina. Sin desbloquearla, me acerco para ver la notificación que acaba de llegarme.
Un mensaje. De Hunter.
Es solo un simple " hola ", pero solo verlo hace que se me vuelva a cerrar la garganta y me entren ganas de volver a esconderme entre las sábanas para no volver a salir de ahí. Pero se que no puedo. Enfrentarme a la realidad es lo único que me queda.
Hola :)
Como estás ?
Podría estar mejor.
Y tú ?
Y eso ?
Pasó algo ?
No debería haber dicho nada.
No, solo estoy cansado.
Intentaré dormir un poco más después.
Bueno.
Cuídate, por favor.
Lo haré, no te preocupes.
Sabes que me voy a preocupar igual.
Oh, Hunter. Claro que lo se.
Entonces llega el mensaje que tanto temí. El que los dos llevaba tiempo pensando, pero ninguno se atrevía a escribir. Hasta ahora.
Podemos vernos después ?
Quería hablar contigo.
Ahí estaba.
Claro.
También quería comentarte algo.
Una lágrima silenciosa se me escapa mientras escribo el último mensaje. Quizás esté a punto de arruinarlo. Quizás esté a punto de echarlo todo a perder. Quizás esté a punto de perder a la persona que más quiero en el mundo y todo lo que puedo hacer es quedarme llorando como un idiota.
No tengo a nadie a quien culpar. Es lo que merezco.
Bien.
Cuando quieras puedes pasarte por mi casa.
Oki :)
Hunter
Dime
Te amo mucho.
Las lágrimas siguen sucediéndose hasta convertirse en sollozos.
Y yo a ti
Muchísimo.
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» • 𝙷𝚞𝚗𝚝𝚎𝚛 ;
No voy a mentir, escribirle a Ed fue horriblemente doloroso. Y sigue siendolo. Pero decidí seguir el consejo de Gabriel. Se que necesito hablar con él. Se que ambos necesitamos hablar. Pretender que no está pasando nada no hará más que dañarnos a los dos. Pero eso no cambia el hecho de que enfrentarse a la realidad esta siendo doloroso.
Son alrededor de las ocho cuando oigo el timbre. Y se que es él. Con el corazón aún en la garganta bajo a abrirle.
Y efectivamente, ahí está. Pero la persona que ahora esa de pie, delante de mi, no es ni la sombra del Edric que conozco. Eso me preocupa aún más.
- Hola. - murmura esbozando una sonrisa. No hace nada más. No me abraza, no se acerca para besarme. Ni siquiera hace un ademán de tener intención de entrar. No quiere estar aquí, lo sé.
- Hola. - Respondo al saludo, acompañado de unos segundos de silencio incómodo. ¿ Conoces esa sensación de que todo está a punto de desmoronarse al segundo siguiente ? Es la sensación que me invade ahora. - ¿ ...Quieres pasar ?
Él asiente y da unos cuantos pasos tímidos dentro de la casa para después cerrar la puerta detrás de si mismo. Los dos nos quedamos quietos, y por primera vez levanta la cabeza. Sus ojos ausentes dejan de miran al suelo y me miran a mi. Vacíos, dolidos, como si estuvieran a punto de dictar una sentencia de muerte.
Estoy a punto de preguntarle si no prefiere que hablemos en mi habitación, pero su voz me detiene.
- Lo siento. - Murmura. El pasillo ni siquiera es tan grande, pero siento como si esa frase hubiera hecho eco en las paredes, retumbando aquella disculpa en mis oídos, una y otra vez.
- ¿ Qué...?
- Yo no... Solo... - Las palabras se acumulan en sus labios, luchando por salir, pero ninguna parece tener coherencia. -
- E-ed... ¿ Que pasa ?
- S-se que esto no va a salir bien. - dice de pronto.
Y entonces, algo hace clic dentro de mi.
- Edric... Si quieres cortar conmigo solo dilo.
Ni siquiera se digna a mirarme. Vuelve a bajar la cabeza a la vez que se abraza a si mismo.
- Edric... Por favor, mírame. - Pero sigue sin hacerlo.
- Lo siento...
- ¿ Así que era eso...?
- Yo... Dijiste que querías hablar y pensé que...
Ni siquiera se como sentirme. Triste, dolido, enojado. Son tantas emociones que no me da tiempo a manejarlas antes de acabar diciendo algo estúpido.
- Eres tu quien ha esta guardando las distancias conmigo todos estos días. - Él vuelve a quedarse congelado. - ¿ Qué demonios pasa, Edric ? Parece como si me estuvieses ignorando.
Vuelve a disculparse. Una y otra vez. Pero no puedo evitar sentir que no son más que palabras vacías.
- Solo dime la verdad ¿ Quieres cortar conmigo ?
Se queda callado por lo que parece una eternidad. Y entonces sus ojos se humedecen y rompe en lágrimas.
- N-no quiero hacerte daño...
Me parte el alma verle así, pero yo también estoy dolido. Y eso me hace perder la cabeza.
- ¡¿ Entonces que ibas a hacer ?! ¿ Seguir conmigo solo por que te doy algo de pena ? - No logro distinguir el momento en el que yo también empiezo a llorar. - ¿ Ibas a seguir conmigo solo porque dependo de ti para cada puta cosa que hago ?
- N-no. Hunter...
- Joder, se que soy patético pero...
- Lo siento.
- ¡ Deja de decir eso, maldita sea ! - me arrepiento de haberle gritado en el mismo momento en el que lo hago. Pero ya es demasiado tarde como para dar vuelta atrás.
- Esta bien... - Y se va.
Se va llevándose una parte de mi consigo.
No puedo evitarlo más y rompo en llanto ahí ahí mismo
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N/A:
Del humor hemos pasado al suicidio
Bueno, si dejamos de lado que la mitad de vosotros quiere matarme ahora mismo, quiero comunicaros que hoy es mi cumpleaños :D
Also, he notado que un montón de personas han empezado a leer esta historia desde la ultima vez que actualice :D Sois todos bienvenidos a esta familia de sufrimiento y lágrimas.
Eso es todo por hoy, amores.
Besis de fresi 💖