Anochecer Tras El Amanecer (D...

By Dylivm

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La historia de Louis Gerald Train sigue, pero ahora en México y no sabe si algún día para encontrar a su más... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capitulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capitulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19: Final

Capítulo 7

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By Dylivm

Richard sí se fue a vivir conmigo a mi departamento, conoció a Hades; si bien no le dije lo que soñé cuando lo extrañaba, dijo que estaba hermoso. Pero que no había nada o nadie más hermoso que yo, me encantaba eso de Richard, me encantaba que Richard me dijera que yo era lo más hermoso que había visto en su vida. No me costó mucho acostumbrarme a que Richard estuviera viviendo conmigo, los días que no me dedicaba a ensayar (lo cual era bastante difícil porque ya estábamos a nada de que comenzara mi primer concierto; con canciones cien por ciento originales) nos íbamos de día de picnic a un lindo parque cerca de donde yo estaba, o simplemente nos quedábamos en mi departamento haciendo nada excepto estar juntos y platicar anécdotas que nos ocurrían el tiempo que estábamos alejados el uno del otro.

Un domingo antes de mi primer concierto (10 de abril, mi concierto fue al día siguiente) Richard y yo nos quedamos en mi departamento viendo películas en Disney+; lo cual me gustaba, aunque a veces sentía que Disney le aburría a Richard.

—¿Alguna vez te dije que estoy total, completa y absolutamente enamorado de ti? —negué con la cabeza, a pesar de que lo había hecho en repetidas, y en numerosas ocasiones, me encantaba que me lo recordara—. Estoy total y completamente enamorado de ti, eres lo que le hacía falta a mi vida… ¿Cómo dice Taylor Swift en su canción country de su primer CD? —iba a hablar, pero Richard me calló la boca y me pidió que no hablara—. Ella dice "he's the reason for my teardrops on my guitar". Tal vez no tiene nada qué ver, pero es que tú eres más que eso para mí, para mí tú lo eres todo, te amo y nunca quiero perderte, tal vez nunca deje de amarte; incluso si me lo pidieras, no podría dejar de hacerlo. Lo que siento por ti es tan puro y tan real… Es más lindo lo que sentí por ti en meses que lo que sentí por Jessica en años y años de relación. Y no, no te estoy comparando con ella.

—¿A qué quieres llegar? —sí traté de adivinar lo que intentaba decirme, pese a que arruiné el momento romántico.

—Eres el amor de mi vida, Louis Gerald, eso es a donde quiero llegar —me quedé en shock por lo que dijo—. Cierra la boca, me estás incitando a besarte y nunca separarme de tus hermosos labios, Gerald.

—Me sorprende que hayas dicho una confesión de ese tamaño —estuve a punto de llorar, pero de felicidad—. En tan poco tiempo me has demostrado que me amas y me has hecho sentir lo que no pude llegar a sentir por nadie más nunca antes.

—Eres el amor de mi vida y jamás he amado a nadie como te amo a ti, nunca —lo abracé y caímos a la cama hundidos en un beso que ambos esperábamos que durara para siempre.

Dormimos juntos, abrazados el uno al otro; Richard me despertó temprano con un tierno beso, tuvimos que despertar temprano porque me pidieron que llegue a las ocho de la mañana; aunque, en realidad, la cita era a las siete con treinta minutos, para un último ensayo y preparar todo, se suponía que ya debía estar todo listo, pero una última checada debería estar bien y tendría que ser suficiente.

—Ya es hora, Richard —después de una corta ducha; me puse una camisa de tela de algodón color rosa, unos jeans superajustados color negro, unos tenis Nike negros con suela blanca y una gorra con la visera hacia atrás—. Me siento nervioso por ser mi primer concierto con canciones cien por ciento originales en el Sunshine Tour.

—Te ves hermoso —¡gracias, mi amor!—. Y lo harás muy bien, Louis Gerald; creo en ti, solo falta que tú mismo te lo creas, porque vas a cambiar tu vida.

—Muchas gracias por confiar en mí, Richard —le ofrecí una sonrisa de media luna—. Te amo como no tienes idea y eres lo mejor que me ha pasado en la vida; por mucho.

—Creo que esto ya lo he vivido antes en esta vida… —¿por qué me recordaba a una canción de Taylor Swift, Richard?

—¿Por qué me recuerda a una canción? Ya he escuchado eso antes.

—Es que eso ya me lo dijiste y no estoy seguro de cuántas veces lo has hecho con anterioridad, Louis —Richard me abrazó fuerte—. Me siento tan orgulloso; pero tan orgulloso de ti, en serio —Richard era un poco más alto que yo (no como Logan, él de verdad era enorme, musculoso y muy guapo; pero Richard era mi novio sin ser mi novio).

—¿Sabes lo más raro? —él me pidió que yo le dijera qué era lo que estaba pensando—. Actuamos como si fuéramos novios, pero realmente no lo somos.

—Ah, ¿no lo somos? —¿Richard Vallaj realmente creía que nosotros sí éramos novios?—. ¿Qué es lo que acabas de decirme? ¿Estás tratando de decirme que nosotros, realmente, no somos novios? Es que, te juro que yo creía que sí lo éramos por cómo nos comportamos y como nos llamamos el uno al otro. Pero ¿realmente no somos nada?

—Sí, eso es lo que dije —al separarme de su agarré, me coloqué un poco de colonia—. Nunca nos hemos dicho la propuesta de si queremos ser novios o algo así. Creo que escuché a Camila decir que se llaman «casi algo». Nunca quise que fuéramos un «casi algo».

—Tienes razón, lo haré cuando estemos listos para hacerlo. Ahorita estás a punto de irte a cambiar tu vida, y a pesar de que voy a acompañarte, aún no estoy listo para decírtelo.

—Y por «no estoy listo para decírtelo» te refieres a que sí has pensado pedírmelo, ¿verdad? —Richard solo respondió que era bastante complicado, pero que luego me lo explicaría.

—Ya es hora de irnos, ven. ¿Estás igual de nervioso que cuando cantaste por primera vez en la torre Eiffel en París?

—¿Cómo sabes que canté en la torre Eiffel en París?

—Te busqué en internet; ya te lo dije, ¿recuerdas que Jessie y yo hablamos sobre ti? —asentí con la cabeza mientras pasaba al baño a cepillarme los dientes, Richard me siguió y comenzó a hablarme a mis espaldas—. Pues Siri buscó tu nombre en internet y me arrojó resultados de lo bien que cantaste tres canciones: una de navidad, otra sobre ser como el resto del mundo y otra sobre superar una ruptura y el amor propio que te tenías a ti mismo, además de otras canciones que cantaste que ahorita no recuerdo; mas sí sé que fueron muchas.

—¿Qué dices que buscó Siri? —me quedé a media cepillada de dientes y volteé a verlo con espuma de dentífrico en la boca. Me veía mal.

—Dije tu nombre y no sé cómo carajos activé a Siri.

—¿Realmente Siri de activó solita? —no le creí a Richard ni una palabra de lo que dijo.

—Bueno, fui yo quien activó a Siri ,y te googleé, porque sentí interés de qué había sido de ti y si de verdad habías aceptado la beca que te regalé en el show de talentos donde cantaste el cover de la canción que sale en una película de Disney.

—Me buscaste en internet —en este punto de la historia, ya había terminado de cepillarme los dientes.

—No vuelvas a hablarme con la boca llena de espuma de dentífrico porque me recuerda a otras cosas y me desconozco muchísimo —sentí como de repente el rubor subía a mi cara y empecé a palidecer.

—¡Qué asco! —¿a quién intenté engañar? Cualquiera sabía que entre Richard y yo sí hubo sexo de por medio.

—No te hagas el santo ni la mosca muerta, por favor. Por lo menos no ahorita. —Richard se echó a reír y yo también lo hice.

—¡Ay, por Dios! —me mató de risa su comentario—. No me hago ni el santo ni la mosca muerta, es solo que no es el momento de hablar de nuestra vida sexual y es un poquito incómodo.

—Eso lo entiendo, lo siento, no lo volveré a hacer.

—No pasa nada, ya vámonos.

—¿Quieres irte en Uber, caminando o nos iremos en tu auto? -eso me causo un poquito de risa.

Uber, por favor, no tengo ganas de manejar; estoy muy nervioso a pesar de que es solo un ensayo para ver cómo está el escenario y todo eso —recibí un mensaje de Camila: «¿dónde carajos estás?», vi la hora solo para confirmar lo peor; eran las siete con cuarenta y cinco minutos—. Ya es tarde, es muy tarde para irnos —empecé a gritar como loco desquiciado—. ¡Tardamos muchísimo tiempo platicando! ¡Ya es tarde y tenemos que irnos ya!

—Cálmate —a Richard se le veía bastante calmado—. ¿Sí sabes que no porque estés alterado quiere decir que llegaremos más rápido?

—¡Es mi primer concierto y el último al parecer!

—Es solo un ensayo, Gerald…

—¡Ya cállate y vámonos! —pedí el Uber y comencé a caminar en un estado muy nervioso; caminando de un lado para el otro mientras esperaba el Uber.

—Al parecer tu conductor se llama José, viene en camino en un Vento Gris con Placas A13 CH7, está a dos minutos de aquí —él tuvo que pedir el Uber porque yo estaba muy nervioso (y tiré mi teléfono un par de veces). Llegamos a las ocho de la mañana con cinco minutos, horrible todo porque llegué corriendo y un poquito sudado, lo único bueno del viaje fue que el conductor no dijo nada al ver qué Richard me abrazaba, y que el cargo sería a mi tarjeta de débito.

—¡Louis Gerald al fin llegó! —Camila anunció mi llegada al auditorio—. ¿Te quedaste dormido o tuviste una fantástica mañana, Louis?

—¿Perdón? —a Richard se se le podía ver muy molesto, e incómodo, de verdad.

—Ya no estás cayendo bastante mal a los dos, Camila, en serio —Daniel fue quien le pidió a Camila que por favor cerrara la boca y que ya nos dejara en paz porque eso no le incumbía a ella—. Ya bájale dos rayas, por favor.

—Espero que sepan que no estoy haciendo nada más que jugar con ustedes, chicos —Camila se justificó y le creí, aunque supe que tenía que poner límites.

—A ver, Camila, creo que no tenemos tanta confianza para que hagas ese tipo de bromas; aunque sigo sin saber qué es lo que quisiste decirme realmente.

—Ella piensa que tuvieron sexo y por eso llegaron tarde ustedes dos, Louis —Tania, otra de mis bailarinas, nos explicó a Richard y a mí lo que quiso decir—. Ya bájale porque en serio te van a pegar, Camila, de verdad. Y tal vez ellos dos no, pero alguien sí lo hará o tal vez te van a correr.

—A pesar de que yo ya había estado en México y hablo español, no entiendo sus groserías, chicos, disculpen.

—Descuida —Tania me calmó un poco—. Yo te explico lo que quiso decir y no dejaré que esta chica te siga molestando con sus comentarios.

—Siento que Camila no es tan mala, solo quiere llamar la atención —golpe bajo, Daniel—. Sin ofender, chiquita, pero deja de pasarte —volteó a ver a Camila al decir esto.

—Es que no es problema lo que dice Camila, el problema es que no tenemos tanta confianza y en la ocasión que conocieron a Richard, ella hizo varios comentarios que no tenían nada qué ver conmigo o su trabajo.

—Lo siento, Louis, ya mejor cerraré la bocota.

—Descuida, Camila —a pesar de que me incomodó un poco lo que dijo Camila, decidí perdonarla—. Yo soy un cantante bastante cool, así que no le diré nada a tus superiores; pero que no vuelva a ocurrir algún otro comentario de ese tipo, por favor.

—¿En serio vas a perdonar a esta boba tan maleducada que no sabe cerrar la boca? —creo que ni a Tania ni a Daniel les pareció que haya perdonado a Camila.

—Es mi vida, yo sé lo que hago con ella y por qué lo hago.

—Gracias, Louis Gerald —ay, Camila, odiaba con toda mi alma ser el enemigo público de la historia.

—¿Cómo vamos con el tema del escenario y todo eso?

—Bien; el escenario está bien, van a hacer una prueba de sonido, así que te recomiendo ir al escenario para ver cómo suena tu voz, así que yo que tú, iría de inmediato —Tania se veía tan linda y amable que me encantaba estar con ella; era buena persona—. Y solo quiero decirte que tu novio te adora, desde que llegaron, no ha dejado de verte y está embobado por ti.

¿En serio lo está? —Tania no entendió lo que dije, y tampoco Daniel, así que Camila tuvo que ayudarlos a traducir—. Ah, sí, él no deja de verte —miré a Richard y me di cuenta de que él no me estaba mirando como estaba embobado, que es lo que Tania dijo, en realidad estaba sentado viendo algo en su teléfono.

—¡Qué decepción! Richard no me está viendo y seguro que nunca me vio.

—¡Sí lo estaba haciendo! —Camila, Tania y Daniel gritaron al mismo tiempo.

—Richard —le hablé, Richard estaba con sus audífonos y por ende no me escuchó cuando le grité—. Está ocupado, vamos al escenario.

—Adelántate, Louis, ahorita vamos contigo.

—¡Allá voy! —y me fui al escenario del Auditorio Nacional de la Ciudad de México, todo se veía muy bien, no hizo falta más que colgar un par de fotos mías dentro y fuera del Auditorio—. Wow! Todo esto se ve muy bien.

—Louis —el encargado del sonido de mi show en el Auditorio me estaba llamando—. Sube a la cabina por un micrófono y regresas al escenario para cantar y ver cómo se escucha tu voz, ¿de acuerdo? —no lo pensé dos veces y subí a la cabina por mi micrófono, el encargado de mi show me comentó que pensaron que no iba a aparecerme en el Auditorio y le debería pagar, a todas las personas que compraron boletos míos, miles de pesos; me negué a pagarlos.

—Ya no tengo miedo, he dado muchos shows antes. Es solo que no es como los que daba.

—Lo harás bien, es igual que todas las veces anteriores que has dado conciertos, créeme —incluso el encargado del Auditorio confíaba en mí y eso me llenó de ánimo para cantar-. No tengas miedo. Lo harás bien.

—Como he dicho antes: ¡ya no tengo miedo! —eso era lo que quería escuchar, porque se le hizo una sonrisa de media luna y me dijo las palabras «confío en ti, sé que lo harás muy bien».

Canté y después me relajé bastante por todo lo que estaba nervioso, sentí que era más importante ya que era mi primer tour oficial con canciones cien por ciento originales mías.

—Trajimos a Richard Vallaj después de interrogarlo acerca de por qué fingió que no te estaba viendo —Camila, Tania y Daniel subieron al escenario donde me encontraba descansando y ensayando mi voz (aunque no tendría por qué ensayar ya que mi voz estaba perfectamente bien, porque me cuidé mucho).

—¿Tienes algo que decirme, Richard? —no les hice mucho caso a Camila, Tania y a Daniel.

—Sí te vi con mi mirada de loco enamorado, porque así estoy si se trata de ti. Soy un loco enamorado —sonreí como idiota, pero un idiota enamorado y muy lindo—. Lo siento si fingí que no, pero es que no me siento tan cómodo si lo notan o hacen comentarios.

—¿Por qué no te gusta que los demás noten lo que sientes por mí? —palideció de repente.

—Ok, eso se escuchó muy mal, lo siento mucho, es solo que no es porque no quiera que los demás lo noten, sino porque siento que les incomoda o algo así.

—Para mí es muy lindo que se demuestre amor —Tania querida, ya sentí que te amaba—. No todas las personas son homofóbicas.

—Pero en México hay mucha homofobia, lesbofobia y LGBTfobia en general —yo sí tenía razón cuando lo dije.

—Hablo por Camila, Tania y yo cuando digo que no somos homofóbicos —gracias, Daniel—. Pueden demostrarse sus sentimientos en frente de nosotros: eso es lo que quiero decir.

—¿Lo ves, Ricardo? —Richard corrigió a Camila porque su nombre era Richard y no Ricardo—. Tienes razón. Richard. Tendrás que disculparme, porque no me siento acostumbrada a tener amigos gringos con nombres similares a los que nos acostumbraron en español.

—Pero no escuché que le dijeras «Luis Gerardo» a Louis Gerald —Richard se intentó defender, porque su actitud sí fue un poco grosera, y habló bastante molesto.

—Richard —lo llamé para calmarlo, él solo volteó a verme sin decir una sola palabra—. ¿Quieres calmarte, por favor?

—No se vale —Richard era imposible en estos casos.

—¿Qué cosa?

—Tania, Camila y Daniel sí te hablan por tu nombre y lo respetan, a mí no. No me llaman por mi nombre, eso no me parece justo.

—Apenas los conoces, Richard.

—Los conocí cuando llegué, hoy no, y ya van dos veces que le digo a Camila que no le llamo Ricardo: ¡es Richard!

—En Estados Unidos el nombre es Richard, es México es Ricardo —hablé.

—¿Cuál sería mi apellido?

—¿La traducción? —Richard asintió con la cabeza-. No estoy seguro. Podría ser Vasallaje.

—Vallejo —Daniel habló, y lo corrigió dulcemente, echándole una mirada de pocos amigos a Richard—. Serías Ricardo Vallejo.

—¿Y el nombre de Louis? —aparentemente a Richard le emocionaba mucho saber nuestros nombres en español.

—Luis Gerardo Tapia Blanco.

—¿No hay apellidos en español que empiecen con «tra» como el apellido de papá? —tal vez sí fue una pregunta un poco tonta.

—Tal vez sí, pero tómalo, ahorita no recuerdo, sería lo más común de acuerdo a los apellidos que llevas.

—Perfecto —seguimos en el Auditorio Nacional hasta que llegó el momento, y el día, de cantar.

Ese día, en la noche, no dormí del todo bien, estaba nervioso y ansioso y dando vueltas por la cama. Eso le molestó bastante a Richard.

Dormí, aproximadamente, dos horas. Me desperté ansioso, por la mañana estuvimos en el auditorio. No hubo muchos fans (ni uno) esperando afuera del Auditorio Nacional. Todavía faltaban unas horas para que el concierto empezara. Así que Richard y yo fuimos a comer a Prime Steak House Santa Fe, comimos unos Ravioles Mozzarella.

Al poco tiempo después de haber terminado de comer nuestros Ravioles Mozzarella, recibí una llamada de mi manager para volver al Auditorio Nacional y prepararme. Pedimos un Uber, que llegó al poco rato de pedirlo, para aventurarnos al Auditorio Nacional. Llegamos y ya había una cantidad considerable de fans esperando por entrar a mi concierto.

Gritaban mi nombre, ovaciones de "Louis Gerald, Louis Gerald!" llenaban mis oídos mientras entraba al auditorio.
Visualicé mercancía mía (oficial, dentro del auditorio, y no oficial, fuera del mismo). Fue unos minutos antes de la hora señalada en sus boletos que dejaron pasar a mis fans. Mi sueño estaba siendo cumplido.

Las luces de apagaron, no conté con alguna o algún telonero, tan solo hubo música de fondo, el auditorio se llenó de gente gritando mi nombre (otra vez) y salí directo al escenario.

—¡Hola, mi nombre es Louis Gerald! —empecé hablando en español—. And welcome to the Sunshine Tour ! —y terminé hablando en inglés, porque las primeras canciones eran en inglés y las siguientes fueron en español (canté y toqué una canción en ingkés y otra en español).

Mi Setlist fue el siguiente:

-Sunshine/Those Eyes.
-Azul.
-Love Me.
-Superchico.
-ILY.
-Mashup entre tres canciones de un género musical totalmente diferente al que era mi álbum de estudio; fueron 3, porque decidí agregar una canción más que fue bastante popular en 2015 y 2016 (esta decidí agregarla de último momento y me dijeron que no habría problema si no olvidaba los pasos de baile).
-Naranja.
-Without The Mask..
-Especial.
-Ring In My Hand.
-Sabor a Miel.

Poco antes de presentarme, todas las personas presentes estaban gritando mi nombre y cuando salí, acompañado de un poco de llamas falsas, los gritos de emoción aumentaron más y más. El público comenzó a gritar que cantara la canción con el título de mi «casi algo (empecé a denominarlo así; o sea a Richard)». Comencé a creer que debí haberla incluido en el Setlist de mi concierto; pero tal vez la cantaría en otro show.

Cerré el concierto con la canción Sunshine, hubo 3 minutos seguidos de aplausos, un nuevo récord para mí; aunque nadie se dio cuenta de ello, no lo grabaron y no pude estar en el libro de los récords Guiness. Ese ni siquiera era un récord de verdad.

Al terminar, volví a mi camerino y me senté, bañado en sudor y con las piernas matándome de lo mucho que me dolían debido a todo el baile.

—¿Estás bien, Louis? —Richard se acercó a mí y yo solo levanté mi dedo pulgar en señal de que estaba todo bien en cuanto a mí se refería—. ¿Por qué no cantaste la canción que te pidieron que cantaras?

—¿Cuál canción? Quisieron que cantara muchísimas canciones y no puedo ser tan people pleasure tomé un sorbo de agua, mientras lo hice, él pronunció: «la canción "Richard"» y tuve que escupir mi sorbo de agua, mientras me atragantaba y tosía por lo mismo. Ya sabía que era esa canción, mas nunca quise admitirlo y todo eso fue actuado.

—Esa canción, ¿por qué no la cantaste? ¿Qué me faltó?

—Es que… yo… no… —me atrapó—. No sé, simplemente no la quise cantar —¿en serio Richard se iba a molestar conmigo por no cantar la canción que llevaba por título su nombre? Eso era una locura.

—¡Qué bueno que no la cantaste! —casi me da algo.

—Espera solo un poco, ¿qué es lo que acabas de decirme, Richard Vallaj? ¿Crees que estuvo bien no haberla cantado a pesar de que es una canción bastante hermosa y con una letra; así como la melodía, espléndida?

—Es bueno por ser tu primer show y así no levantar sospechas o algo así, que te insulten o te llamen ardido por no cantarla e incluirla dentro de tu Setlist —no se enojó, de hecho, Richard Vallaj se portó bastante educado.

—Sí, tienes razón —volteé a ver a mi derecha—. También fue una razón por la que no lo hice.

—No pasa nada —se acercó a mí—. La razón por la que no la cantaste, da igual, igual es una muy hermosa canción y fuiste el autor principal de dicha obra de arte —me halagaba.

—Te amo —a veces creía que nuestra relación era muy monótona, porque no había peleas o discusiones. Nada, sin embargo, me encantaba que casi no hubiera peleas, porque yo era y seré muy sensible por el resto de la eternidad. O sea sí hubo una discusión cuando llegó, pero fue por mis berrinches.

—¿Quieres ir a comer algo? —ya eran casi las diez de la noche y me moría de hambre; el concierto duró mucho.

—Me encantaría comer algo —a pesar de que sí quería comer algo, se me salió una mueca al recordar que tenía otros conciertos a los cuales tenía que hacer acto de presencia y seguir viajando—. Algo que no sea tan pesado y alto en grasas porque tengo que mantener la figura que ahorita tengo.

—Puedes comer una hamburguesa —moría por una hamburguesa o una pizza (yo solito podía acabarme una caja de pizza entera si quería, pero necesitaba cuidar mi figura), le mencioné a Richard que tal vez no una hamburguesa o una pizza; aunque sí aceptaba una ensalada o una comida casera baja en grasas, Richard puso los ojos en blanco—. Está bien, tienes que cuidar tu figura y respeto eso; pero sí puedes comer una pizza o una hamburguesa si haces ejercicio y no lo haces tan seguido, Louis.

—El plan de ir a comer una hamburguesa de McDonald's es más que perfecto, Richard —por fin acepté comer una hamburguesa de McDonald's. ¿Vamos ahorita?

—Sí, Gerald, vamos —y nos pusimos en marcha para ir a comer.

—¿A dónde van, chicos? —Tania llegó de repente con nosotros.

—Voy a comer una hamburguesa en McDonald's, Tania —le comenté mi plan, Tania me caía bastante bien.

—Es que… —ay, no, ¿más problemas?—. ¿Ya vieron la hora?

—Sí, son las diez de la noche, estoy casi seguro de que debe haber algún local abierto.

—Ahorita no hay McDonald's abiertos, chicos —olvidé ese insignificante detalle; cosa de nada—. Pero sí pueden ir a Walmart y comprar todos los ingredientes para hacerlas.

—¿Se te antoja, Richard? —miré a Richard a la cara, su sonrisa me decía que estaba todo en orden—. ¿Está bien una hamburguesa casera?

—Dijiste que una comida casera, ¿no es cierto? —me imaginaba a dónde quería llegar él—. Si la hacemos en tu casa sería una comida casera y la podrás comer sin sentirte culpable por nada.

—Bien pensado, Richard —Tania le dio la razón a Richard y es que sí, tenía razón en absoluto.

—Ganaste, pero ya hay que irnos porque van a cerrar Walmart; lo cierran a las once de la noche, y luego no voy a comer nada; eso sería un problema.

—Sí, vámonos, Gerald.

En esa ocasión decidimos ir al Walmart que estaba literalmente en frente de la Plaza Universidad, llegamos media hora antes de que lo cerraran, compramos todo lo necesario (él pagó) y nos fuimos directamente a mi departamento.

—Algún día te lo compensaré todo lo que has hecho y pagado por mí, Richard —me refería a que me fue a visitar a México, me invitó a comer una hamburguesa de McDonald's (aunque ya no había ni un McDonald's abierto), él pagó los ingredientes de las hamburguesas y muchas cosas por y para mí, sin contar todo lo que hizo por mí en París—. No tenías por qué venir a verme a México, ¿sabes? Con una maldita llamada hubiera estado todo bien, porque ni siquiera eso hiciste.

—Merecías más que solo «una maldita llamada» —hizo comillas con los dedos y yo solo hice una mueca de aprobación—. Sé que me me pude haber portado como un imbécil todo este tiempo; pero no podía distraerme del trabajo en Suiza, siempre voy a pensar que voy a vivir mil vidas y en ninguna de ellas podré agradecerte lo suficiente por todo lo que has hecho por mí.

—¿Sabes que te lo agradeceré eternamente, Richard? —ay, el amor, el amor. Este sentimiento tan hermoso donde sabes que tal vez nunca le podrás dar lo suficiente a la persona que amas para compensar lo que te dio o hizo por ti; Richard, oh, dulce Richard, siempre fue tan atento y cariñoso conmigo.

Después de prepararnos las hamburguesas y comerlas, decidimos ir a dormir; pero sentí a Richard un poco extraño, como si se fuera a irse de mi vida; ¡otra vez! Me estaba acostumbrando.

—¿Te volverás a ir? —le pregunté antes de que nos fuéramos a dormir.

—No —seguía habiendo tristeza en los ojos de Richard—. Es solo que sí me dolió que no cantaras la canción con mi nombre en tu primer show, sé que dije que fue mejor que no la cantaras; pero es que la verdad sí esperaba que la cantaras o que me subieras al escenario para cantar contigo; eso habría sido lindo —¿qué carajos pasaba con Richard? ¿No se supone que acababa de decirme que no había ningún problema por no haber cantado la canción que llevaba por título su nombre? ¡Dios! Tal vez no debí escribir esa canción en primer lugar, aunque sí, tuve que admitir que eso me dolió y mucho más de lo que yo creí que me dolería; pero siendo sinceros, no lo pensé.

—Te diré la verdad.

—Por favor.

—No pensé en agregarla, a pesar de que tuvo un buen recibimiento en iTunes USA, México, París, Suiza, Inglaterra, China y Japón —comencé a platicarle mis logros como si a él le interesaran—. Pero es verdad que no se me ocurrió ponerla en el Setlist de mis conciertos

—Sé de tus logros y por eso es que creí que añadirías la canción a tu Setlist. Me duele que no lo hayas hecho.

—No lo pensé, pero las canciones en inglés que escogí por lo menos llegaron al top ten del Billboard Hot 100.

—¿La canción con mi nombre qué número fue? —oops!, si Richard supiera que su canción más bien entró al Bubble Under Hot 100 (en el número 122).

—No estoy muy seguro, ¿tal vez el número 76? —Richard tomó su teléfono y comenzó a buscar en Google mi chart history en la página oficial de Billboard.

—No entró al Billboard Hot 100, Louis Gerald —me atrapó en la mentira—. No querías cantarla y punto, ¿no es cierto?

—Sí, está bien, ¡no quise cantarla! —en este punto de la discusión ya estábamos de pie, uno frente a otro, discutiendo, Richard empezó a llorar; ¡por fin lo hizo frente a mí!

—¡Auch! —sollozó—. Dolió más de lo que esperaba.

—Querías que fuera sincero contigo, ¿no es cierto?

Maybe sí —puse los ojos en blanco—. Es que sí quería que fueras sincero conmigo, Louis, pero me dolió mucho que lo fueras. Eso es todo. ¿¡Estás feliz ahora!? ¿Te hace falta algo más?

—¡Buenas noches, Richard! —me fui a acostar a mi cama y lo dejé con la palabra en la boca porque eso de tratarme tan mal, no iba con él y además, me pudo haber dicho algo malo y terminar en algo peor. ¡Como una pelea!

A pesar de que Richard y yo terminamos la discusión a las doce con treinta minutos: me hicieron falta un par de horas de sueño, me levanté a las seis y media de la mañana porque en un par de horas tuve que viajar a otro estado en México para presentar un concierto en Guadalajara.

—¿Richard? —¿otra vez se había ido de mi vida?—. ¿De nuevo te fuiste? ¿Ya no quieres hablar conmigo? Tengo que irme a Guadalajara; mi manager, Camila, Tania, Daniel y el resto de mis bailarines van a pasar por mí en un par de horas, ¿vienes conmigo?

—Sí voy —me encontré a un Richard con los ojos hinchados y con bastantes lagañas en los ojos, ¿me enamoré de él así en el estado en el que lo encontré?—. Ese Daniel me da mala espina y no quiero que intente pasarse de listo contigo —sí, así estaba enamorado de él.

—¿Acaso tú crees que yo lo permitiría, Richard? —puse las manos en mis caderas, como señal de que no estaba de acuerdo con lo que Richard opinaba—. No me respondas

—Es que ya lo hiciste…

—¿Qué dijiste exactamente? ¿En serio crees que ya lo hice? ¿Eso fue lo que dijiste? Solo espero que sea una especie de broma o algo así —incluso aunque yo mismo sabía que no.

—Lo que oíste —respondió en un tono bastante despectivo con violencia en su voz—. ¿Cómo dice Olivia Rodrigo en su canción? Ya sabes, esa que cantaste en tu último show en L'Olympia, ¿qué es lo que decía?, ¿"I hope you're happy, but don't be happier"? —le sonreí por lo bajo.

—Dúchate y de esa forma, a lo mejor sí logras recordar algo, Louis —pasó justo a un lado de mí y pude darme cuenta del olor que emanaba de su piel. Era asqueroso.

—¡Necesitas la ducha más tú que yo! —sentí como que de repente el olor se metía a mis ojos y comenzaban a lagrimear.

—¿Aquí lo importante no eres tú? —me sentí atacado.

—Y por ser el importante merezco que te duches primero, no sabes lo feliz que me haría que te des una ducha tú primero para quitarte esa peste.

—Me daré una ducha para que te calles la boca.

—Ey, ¿qué te pasa? ¿Por qué de repente estás tan agresivo conmigo? ¿Qué carajos te pasa?

—Me dejaste con la palabra en la boca en la madrugada, me dormí en el sofá y por accidente resbalé en la arena de Hades; ya no necesitas limpiarla, no es nada, además de que sudé muchísimo ya que por alguna razón tuve un calor insoportable, Gerald.

—Sí, pero no fue mi culpa que te durmieras en el sofá o que te hayas resbalado en la arena de Hades. Eso más bien fue tu culpa.

—Sí lo es.

—¿Perdón?

—No te preocupes, ya te perdoné desde hace rato, pero sí, supuse que estabas molesto conmigo y que no querías verme.

—Nunca hay que suponer nada, es malo y es una ley de vida.

—No lo sabía.

—Ya lo sabes, así que por favor ya date una ducha porque el olor me está matando; es bastante insoportable.

—Sí, ¿ya podemos volver a ser amores?

—Ven acá —estuve a punto de abrazarlo, pero de repente me llegó el olor a sudor combinado con pipí y popó de gato; fue una sensación que no le deseo ni a mi peor enemigo en toda la vida—. Ya no me abraces, por favor, solo tienes que tomarte una ducha y ya, solo despabilízate y abre un poco la boca —su boca apestaba horrible (no se la cepilló antes de irse a la cama)—. No abras la boca, mejor ve y date un baño.

—De acuerdo, me daré una ducha caliente y ya no apestaré ni te seguiré dando asco. Lo prometo.

—Ok, pero no me das asco, simplemente no me agrada el olor que tienes y ya es un poco tarde para ambos, te llevo porque te amo y quiero que me veas cantar y me des tu apoyo incondicional.

—Solo porque ya son las siete menos unos quince minutos de la mañana —no perdimos tanto tiempo como yo pensé que habíamos perdido y Richard no tardaba tanto en darse una ducha.

—¡Gracias, Gerald! —no tengo idea de por qué Richard me agradeció—. ¡En marcha, mi amor!

Richard se duchó, tardó quince minutos y parecía alguien nuevo cuando salió de darse esa ducha (no supe por qué tardamos tanto en decidirlo y en discutir si me daba asco o no; pero la verdad es que sí me daba asco), todo estuvo bien, entré a la ducha en cuanto Richard salió, todo fue muy rápido y a las siete con treinta minutos, ya estábamos listos para irnos.

Recibí una llamada de parte de Tania; ella me decía que ya iban para allá en el auto de mi representante, los demás integrantes iban a llegar en otro auto, pero ellos se iban a ir directamente al aeropuerto.

—Llegan en unos diez minutos, ¿comemos algo?

—Recién me cepillé los dientes, Louis, mejor no —acepté lo que Richard me propuso y decidimos comer una vez que estuvimos todo mi equipo en el aeropuerto de la Ciudad de México.

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