— Xia Gang. Te dije que le dijeras a tus empleados que dejen de servirle tragos.
— Dejaron de servirle tragos hace una hora. Yo fui un momento al baño y no sé en qué momento y de dónde ha sacado las botellas de whisky, y no me atrevo a acercarme porque valoro demasiado mi vida — de igual manera respondió entre dientes.
Ambos jóvenes se miraron entre sí y suspiraron. Salieron de detrás de la barra y se acercaron a la mesa donde Wang Yibo con botellas vacías y otras que aún no se acababa.
— Hermano. Ya basta, ¿sí?
— Yibo, ya has bebido demasiado.
— Estoy... bien — respondió arrastrando las palabras y tomándose de un solo trago el alcohol que había en su vaso.
Gang intentó tomar la última botella llena, pero la mano de Yibo lo impidió. Este levantó la mirada y solo pudieron ver unos ojos feroces y vacíos.
— Quita la mano — habló lentamente en tono amenzante.
Xia Gang retiró su mano alzándolas en señal de rendición.
Yibo le quitó el tapón a la botella y se sirvió otro vaso.
— Yan Ji... ¿Qué hacemos?
— Es posible que terminemos con algo de nuestro cuerpo roto si le quitamos las botellas... — suspiró. — Su cuerpo tiene un límite, dejemos que ya no pueda mantener su cabeza levantada y nos lo llevamos.
Xia Gang asintió ante la idea y se alejaron.
Pero lo que no creyeron, era tener que ver cómo Yibo tomaba un vaso tras otro hasta terminarse las dos botellas y aún así, pedir más.
— ¡Te dije que era una mala idea decirle que bebiéramos hasta perder la memoria! — reclamó Yan Ji mientras intentaba mantener de pie a un muy tomado Wang Yibo.
— ¡Yo qué iba a saber que se iba a tomar enserio mis palabras!
Yan Ji se detuvo al para mirar a su amigo.
— ¡Cuando está perdido en su mundo todo se lo toma enserio Xia Gang!
— ¡También es tu culpa! ¡¿Por qué me dejas solo con él si ya sabes cómo soy?!
— ¡Porque no pensaba que te ibas a ir al baño y se iba a acabar dos botellas de whisky que quien sabe de dónde sacó y qué más tomó!
Ambos se quedaron en silencio volviendo a su misión, llevar a su amigo en una sola pieza hasta su departamento.
— Pues sea lo que sea que quería olvidar, ya lo olvidó — comentó Xia Gang.
Los amigos caminaban por el pasillo hacia el departamento del castaño.
Al abrir la puerta ingresaron como pudieron, y en medio de su travesía en llevarlo a su habitación, se detuvieron en seco al ver a Yibo teniendo arcadas.
— Va a vomitar — habló Xia Gang.
— Al baño... — Yibo volvió a tener otra arcada. — ¡Al baño! — levantó la voz y se pusieron marcha. Entre su desesperación por no ser bañados en vómito tuvieron uno que otro golpe y tropiezo que dejarán como resultado un moretón.
— ¿Qué haces aquí? Cuidado se ahoga si lo dejas solo en baño — preguntó Yan Ji al ver entrar a su amigo a la cocina.
— Él me sacó del baño casi que a patadas.
— ¿Y te saliste? — preguntó poniendo sus manos sobre el mesón.
— Pues qué querías que hiciera, el hombre sabe artes marciales mixtas. Aún borracho me hubiera dado una paliza.
— ¿Qué le pasa?
— Y a mi qué me preguntas.
Yan Ji suspiró cerrando sus ojos con cansancio.
— Xia Gang... Fue una pregunta retórica. ¿Cómo es que tú bar aún no se ha ido a la quiebra teniéndote como dueño?
— Estás hablando con el máster en negocios. Sabes cuántos inversionistas tengo en fila par- — se detuvo al ver la cara de amigo. — ¿Fue otra pregunta retórica?
— ¡Sí idiota!
Xia Gang iba a reclamar, pero se detuvo en cuanto escuchó la puerta del baño abrir y pasos torpes.
Ambos salieron de la cocina para encontrarse al castaño recostado en la pared.
— Yibo. Necesitas dormir.
— Hermano, vamos a tu habitación.
— No me recuerda.
Yan Ji y Xia Gang se detuvieron al escucharlo hablar.
— Tuvo un accidente... Y ya no sabe quién soy — habló aún mostrando los estragos de la cantidad de alcohol que había tomado.
— Y se va a casar — dijo dejando sus lágrimas correr. — Con una chica hermosa que sabe hablar coreano y chino a la perfección — sollozó. — Le compró un gran anillo de diamantes que presume con tanto orgullo... Él la quiere y no tiene miedo de demostrarlo.
Ambos amigos se miraron entre sí con sus abiertos como platos.
Xiao Zhan. Fue lo que los dos modularon al mismo tiempo.
Y entonces comenzó a deslizarse hacia abajo hasta llegar al suelo.
— ¡Ey, ey! — se alarmaron los amigos al verlo deslizarse.
— Si tan solo yo hubiera sido valiente ante el pasado...
— Yibo... Tú mismo dijiste que él nunca confirmó si los rumores eran falsos o ciertos. Solo te dijo que sí para que te alejarías de él — Yan Ji recibió un golpe por parte del rubio, quien con señas, le pidió que se callara.
Y con esas palabras, Yibo comenzó a llorar de verdad, ya no eran solo pequeñas lágrimas rodando por sus mejillas, era un llanto lo bastante fuerte como para desesperar a su amigos, quienes intentaban decirle todo tipo de palabras bonitas para que se calmara.
— Tal vez solo son amigos.
— ¡Sí, pueden ser amigos!
— ¡Los amigos no se besan! — comentó en un sollozo. — Tampoco comparten anillos de matrimonio.
Y ahí descubrieron la razón por la que Wang Yibo había bebido como si fuera el último día de su vida. Se había encontrado con Xiao Zhan, y no de la mañana en la que le hubiera gustado.
A la mañana siguiente, Yibo despertaba gracias al tormentoso dolor de cabeza que estaba experimentando, soltó un pequeño quejido ante el dolor, y frunció su ceño cuando sintió peso sobre su cuerpo.
Abrió los ojos y se alejó de golpe al encontrarse a Xia Gang abrazándolo cual koala, pero su intento de alejarse fue en vano, no pudo lograrlo.
— ¡Quítateee! — pidió forcejeando.
— ¡Deja de moverte! — reclamó el rubio adormilado.
— ¡Quítate o te quito!
Fueron las únicas palabras que necesitó para ser soltado y de paso, casi logar caer de la cama.
— ¿Qué haces en mi casa?
— ¿Que acaso no lo recuerdas ah? — preguntó Xia Gang sentándose en la cama. — ¿Quiénes crees que fueron los imbéciles que te acompañaron hasta las cuatro de la madrugada que por fin te dormiste?
El rubio se levantó de la cama para caminar hacia la puerta.
— ¿Por qué tienes mi ropa?
Xia Gang se volteó lentamente y sonrió con ternura para luego borrar aquella sonrisa y reemplazarla por un semblante sombrío.
— ¡Tú vomitaste mi ropa idiota! — dijo lanzando una patada la cual fue evitada. — Vamos a la cocina. Yan Ji hizo desayuno para nosotros.
— ¿Ustedes estuvieron aquí toda la noche?
— ¡Claro! — respondió con obviedad. — Considerando la cantidad de alcohol que ingeriste anoche, Yan Ji dijo que podrías matarte con solo chocar con la puerta, y muy alejado de la realidad no estaba, así que nos quedamos contigo.
Al llegar a la cocina Wang Yibo pudo ver a su amigo servir el desayuno con un claro rostro adormilado.
— Yibo... No gano lo suficientemente como tu mejor amigo, necesito un aumento — dijo Yan Ji en medio de un bostezo.
— Yo también... Si vas a seguir bebiendo así vas a dejar a mi bar en la quiebra — habló Xia Gang dejando su cabeza sobre el mesón.
— Lo siento... Es solo que... Yo so-solo...
— Tranquilo. Ya sabemos todo lo que necesitamos saber.
— ¿Lo saben? — preguntó Yibo mirando al rubio quien con sus ojos cerrados y un tierno puchero comenzó a asentir.
Volvió su mirada a Yan Ji y este también asintió.
— Nos mantuviste despiertos hasta las cuatro de la madrugada contando lo que había sucedido anoche en la cena con tu familia y los Xiao. Vomitaste a Gang y casi quedas inconsciente cuando te golpeaste con la puerta de tu cuarto.
— ¿Cómo yo...?
— No preguntes — Xia Gang negó. — No quieres saber.
— Así que... Xiao Zhan volvió.
Ante esto, Yibo bajó su cabeza comenzando a asentir.
— Volvió, pero no estaba solo.
— ¿Por qué no hablas con él?
Yibo bufó.
— No te recuerda, lo que significa que puedes volver a empezar desde cero — el rubio se acomodó en su lugar comenzando a comer.
— No lo creo.
— Yibo, si no te recuerdas aún puedes intentar rescatar algo de lo que fueron.
— Lo traté mal... Le mentía, los lastimaba, y era conciente lo que hacía. No tiene sentido que intente comenzar desde cero porque si en algún momento él recuerda todo lo que vivió conmigo, volverá a odiarme y volverá a irse.
— ¿Entonces prefieres sufrir en silencio mientras ves cómo el amor de tu vida es feliz lejos de ti?
Yibo dejó ver una pequeña sonrisa.
— Prefiero sufrir en silencio y ver al amor de mi vida siendo feliz con el amor de su vida, que volver a ser odiado.
Yan Ji y Xia Gang se miraron entre sí ante las palabras dichas por el castaño.
Años atrás.
Wang Yibo se encontraba sentado en su lugar mientras anotaba una que otra nota en su libreta, cuando las voces de las personas sentadas detrás de él llegaron a sus oídos.
— Eso es lo que están diciendo de él. Xiao Zhan de tercero B no sale con mujeres solo con hombres.
— Quizás es por eso que no se despega de... De ya sabes quién.
— No, no. Él es un jugador de primera, todas las personas con la que ha salido son chicas.
— Pero... Dicen que tienen una relación especial... Ya sabes a lo que me refiero...
Y Yibo dejó de oír. Tomó su cosas y se levantó de la mesa. Dio media vuelta encarando al grupo de chicas que hablaba y sonrió.
— Disculpe, pero no creo que deban de hablar de la gente si no conocen sus vidas. No sean metiches — dijo con una gran, radiante y falsa sonrisa.
Se giró comenzando a caminar hacia su respectivo salón, y al pasar por tercero B, se detuvo parándose en puntas para mirar por la ventana. Allí estaba Xiao Zhan, estudiando.
Abrió la puerta ganándose una mirada extraña, luego una sonrisa.
— ¡Ey! Pensé que estabas estudiando — habló Zhan deteniendo lo que hacía.
— Pensé que tal vez te sentirías muy solo — dijo con seriedad pero el pelinegro rió.
— Cuando estudiamos para los exámenes siempre nos separamos, no es nada fuera de lo común.
— Ya lo sé, por eso dije tal vez.
— ¿O acaso me extrañas y no puedes vivir sin mí? — bromeó Zhan.
"Sí... No puedo imaginarme una vida sin ti a mi lado Xiao Zhan"
— ¿Por qué diablos te extrañaría? Me es suficiente con ver tu cara todos los días en el colegio como para verla también en mis recuerdos. Y claro que tienes que estar presente en mi vida, eres mi mejor amigo.
Lo vio sonreír dulcemente, y pensó que tal vez, podría ser un preso perpetuo de aquella hermosa sonrisa, de su risa.
En medio de su ensoñación, volvió a la realidad, qué estaba pensado.
— A-ah. Tengo un cita hoy — anunció de forma repentina.
— ¿Otra? — cuestionó Zhan con su ceño fruncido.
— Sí-sí... Ya sabes. Siempre encuentro algo que no me agrada.
— Bien... Suerte en tu cita.
"¿Qué? ¿No me vas a decir que no vaya?" Pensó.
— ¿Solo eso?
— Pues qué querías que dijera. Puedes salir con quien quieras, no soy el dueño de tu vida.
"Mi corazón dice todo lo contrario"
— ZhanZhan...
— Mhn.
— Si algún día... Si algún día llego a salir con la persona que te gusta... ¿Qué harías?
Zhan rió.
— Nada... Porque es imposible de que pase.
— ¿A qué te refieres?
— Algún día lo sabrás.
"Entonces sí tiene a alguien..."
— ¿Solo escuchaste que se llama Sunmi? — preguntó Yan Ji mientras tecleaba en su computador.
Yibo asintió.
— ¿No dijo ningun otro nombre? ¿Un apodo o quizás el apellido? — esta vez pregunto Xia Gang haciendo la misma acción que el pelinegro.
— Aam no. Solo la llamaron por su nombre.
— De acuerdo. Zhan estuvo en Busán, así que reducimos la variantes y nos concentramos en esa ciudad — habló Yan Ji.
— Sunmi es un nombre común por lo que también se reducen la otras variantes, en este caso los otros nombre y nos concentramos en Sunmi los dividimos por apellidos y descartamos de cero años a veinte y de cuarenta en adelante — dijo Xia Gang.
— ¿De qué están hablando? — preguntó Yibo con un notable rostro de confusión.
— Para destruir un matrimonio-
— ¡¿QUÉ?! — interrumpió Yibo poniéndose pie.
— Wang Yibo-
— ¡¿Están dementes?! ¡No voy a destruir un matrimonio! ¡¿Qué les pasa?!
— ¡Escuchaaaaa! — pidió Xia Gang. — ¡Y siéntate! — ordenó haciendo que el castaño lo hiciera a regañadientes.
— Wang, dijiste que algo en esa chica no te agradó y sabemos que cuando tienes un presentimiento lo más probable es que sea verdad o algo pase. Si es verdad que esa chica tiene algo, entonces lo sabremos primero y podrás decirle. Quién quita y que tal vez sea una ex convicta.
Yibo frunció su ceño.
— Uno nunca sabe — respondió Xia Gang alzando sus hombros. — Aparte, esto es emocionante.
— ¿Ustedes... Ustedes saben que esto es ilegal?
— ¡Soy policía, claro que no es ilegal! — habló Yan Ji.
— No voy a meterme entre ellos. Cierren las computadoras — pidió recostándose en el sofá.
— Es el amor de tu vida-
— Que claramente está siendo feliz con el amor de su vida.
— Yibo — llamó Yan Ji. — ¿Sabes cuán bajas son las probabilidades de encontrar a dos idiotas como mejores amigos que te ayuden a separar a dos personas?
— Muy bajas — respondió el rubio.
— ¿Y ahora de qué me están hablando? — preguntó Yibo con cansancio.
— A lo que Yan Ji se refería es que, somos tus mejores amigos. Si algún día llegas a llamarnos diciendo que mataste a alguien, lo próximo que verás, será a nosotros dos deshaciéndonos de un cuerpo en veinticuatro horas. No te abandonaremos, nos quedaremos contigo a tu lado y te ayudaremos. Ahora, necesitamos saber contra quién compites, no hemos visto su cara — comentó al final con gracia y Yibo volteó sus ojos.
— Me encantan tus ejemplos salidos de contexto para explicarme cuánto me quieren.
El rubio le guiñó un ojo.
— Hagan lo que quieran, solo no me metan a mí. Está vez, no seré parte de su locura.
— ¿Y cuándo te pedimos que fueras parte de esto? — preguntó Yan Ji con sarcasmo ganándose una mirada de reproche por parte del castaño.
Siendo ignorado olímpicamente, se dedicó a ver a su dos amigos, aún le sorprendía el hecho de que luego tanto tiempo sigan siendo igual de ocurrente e inseparables.
Fueron los únicos que se quedaron a su lado cuando todos comenzaron a irse, fueron su apoyo incondicional y a pesar de todos lo problemas que en algún momento llegaron a surgir entre ellos, seguían allí.
Ellos seguían allí para él.