Mentiras Negras ✓

By Gimenabazante

29.8K 4.9K 522

Raven Anderson no sabía muchas cosas de la vida, lo que si sabía era hacer un buen pan, atender su panadería... More

.
Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo extra

Capitulo 25

655 118 6
By Gimenabazante

La cita estaba programada. Ese mediodía se encontraría con su hermano. Christopher no podía dejar de caminar de un lado a otro de la habitación.
  Raven lo miraba mientras tomaba el té tranquilamente.

— Harás un agujero en el piso. — Murmuró mientras miraba la bandeja tratando de elegir una galleta que le guste.

— No entiendo cómo estás tan tranquila sabiendo lo que haremos.

Ella clavó sus ojos celestes en los suyos y levantó las cejas.

— ¿Acaso iremos a matar a tu hermano? No. — Se contestó ella y levantó su galleta elegida con ademán triunfante. — Tendremos una cita de negocios. Deja de ser tan dramático, Christopher.

Él soltó una risa y se sentó.

— Es verdad. Estoy sacando todo de contexto. — admitió respirando hondo.

Ella se acercó y le puso una mano en el pecho.

— Si tuviéramos tiempo te besaría hasta dejarte sin sentido.

El volteo la cabeza rápidamente.

— ¿Dónde? — Preguntó mordiéndose los labios encantado.

— En donde más te guste.

— Sabes dónde me gusta. — Él se acercó y ella se alejó.

— Una cosa a la vez.

— Puedo hacer varias cosas simultáneamente.

— Discúlpame si yo no. — Susurro levantándose. — Es hora.

— Ahora iré empalmado. — ella escuchó su queja y se carcajeó.

— Mejor empalmado y no blanco como un papel.

Pasar por las puertas de vidrio lo transportó a su juventud, a su niñez. Miles de recuerdos se sucedieron uno tras otro, tantos que sintió que sus oídos pitaban y sus manos sudaban. Ella pasó el brazo por el suyo y él continuó el camino guiado por ella, tratando de no ver a nadie. No era posible que antiguos empleados lo reconocieran, pero la descendencia Van den Hurk compartía sus rasgos. Sus ojos oscuros y su cabello eran igual al de sus hermanos, la altura y porte eran los de su padre y eso no se podía negar. Cuando finalmente entraron a la oficina los recibió un joven atareado y Christopher agradeció que no les prestara tanta atención, a él al menos. Raven al contrario recibió una sonrisa galante y piropos. El no podía negar que no estaba hermosa, se había esmerado en vestirse. El vestido rojo resaltaban sus ojos celestes y sus pecas como una lluvia de motitas alrededor de su nariz, se había aplicado un suave color en los labios ¿De dónde sacaba esas cosas? Para él eran un misterio, pero esa mañana había acabado con los labios coloreados y con sabor a cereza y ella limpiandolo entre risas. Cuando la puerta se abrió su corazón comenzó a latir tan fuerte que él temió que se saliera de su pecho.

Al entrar Raven habría jurado que veía doble. Samuel Van den Hurk era la copia de su Christopher, más maduro, más serio y de rostro adusto. Pero eso era solo la primera impresión, al verlo mejor podía notar que tenía las mejillas más llenas, su frente estaba más alta y su nariz estaba ligeramente doblada a un lado. Sus ojos eran igual de oscuros y penetrantes que su hermano. Ella sabía que en su escaneo de ella, él había notado el cabello que se había escapado de su peinado, su brillo labial y hasta podía jurar que al terminar la reunión ese hombre sabría hasta las cantidad de pecas que ella tenía en su nariz y pómulos. Extendió la mano cortésmente para saludarla mientras miraba detrás de ella y en ese momento ella supo que quizá, ese inteligente hombre no recordaría si tendría pecas o no. Su mano colgó a su costado y clavó la mirada en Christopher.

  Se congeló, como un pez en Siberia, pensó estúpidamente el mientras miraba a su hermano. No sabía que decir, solo se quedó ahí parado como un imbécil mirando al hombre que tantas veces lo había llevado de paseo cuando eran niños. Con el que habían compartido pan de jengibre en la chimenea, el que había lagrimeado cuando alzó por primera vez a su pequeña hermana.

— ¿Christopher? — Preguntó incrédulo y dio un paso vacilante.

— Saldré afuera. — Dijo Raven rompiendo la tensión, rompiendolo y anclandolo al presente.

Ella lo rodeó, pero él la tomó por la muñeca sin dejar de ver a su hermano. Rompió el contacto visual y la miró. No supo qué fue lo que ella vio en él, pero asintió y se puso detrás de él sin soltarlo.

— Juntos. — Le susurro demasiado bajo para que lo oiga él solo.

—Hola, Samuel. — Dijo y miró el escritorio.

No esperaba un abrazo, estaba preparado para que fuera violento, despectivo, desinteresado. Pero en su larga lista no estaba un abrazo. Su hermano mayor pasó los brazos en su cuerpo y lo apretó fuerte. Vacilante apoyo la mano libre en su espalda y se permitió cerrar los ojos disfrutando de ese fugaz momento de sorpresa.

— Estabas muerto. — Samuel se separó y puso las manos en sus mejillas. — Oímos las noticias.

Él dio un paso atrás y asintió, se sintió avergonzado de sí mismo. Su familia había sufrido su pérdida y eso lo golpeó dejándolo tembloroso.

— ¿Cómo? — Pregunto en un susurro quedo. — Nuestra madre… — Samuel se pasó las manos por el pelo. — Hizo una tumba para ti.

— Lo siento. — No sabía qué más decir.

— Puedo esperar afuera. Tienen mucho de qué hablar.

Él apretó su mano y miró a su hermano.

— Déjame presentarte, por favor. — No supo a quién se dirigió, si a ella o a él. Pero miro a ambos y se acercó un paso a ella y miró a su hermano. — Ella es Raven Anderson, mí esposa.

La sorpresa en la cara de su hermano era evidente, los miro a ambos y luego extendió la mano.

— Es un placer conocerte.

Ella le dio un apretón seguro y le dedicó una sonrisa pequeña.

— El placer es mío. Los dejaré…

— No es necesario… — La interrumpió él, pero ella negó rápidamente con la cabeza.

— Es necesario. Estaré afuera.

Salió despacio de la habitación y se quedó finalmente a solas con su hermano.

— ¿Tu esposa? — Samuel rió despacio aún incrédulo. — Renaciste y te casaste.

Le señaló las sillas con un ademán elegante.

— Necesito un trago para comenzar a comprender. ¿Quieres?

— Si.

Se sentaron en silencio y Samuel esperó pacientemente a que él bebiera y luego apoyó el vaso suavemente sin hacer ruido en la mesa de madera.

— A todos los efectos sigo muerto. — Dijo él finalmente tomando valor para mirarlo.

— ¿Lo fingiste?

— No, por supuesto que no. — Él abrió los ojos sorprendido de que haya llegado a esa conclusión. — La verdad es que si pasó lo que dicen.

— ¿Que le robaste a tu tripulación y te mataron como un traidor?

Él hizo mala cara. Tendría que vivir con esa penosa reputación.

— Las cosas no fueron así. Tomé lo que era mío, no aceptaron eso y tuvimos una pelea.

— Entonces si te hiciste pasar por muerto. — Dijo simplemente su hermano.

— No. Terminé en una posada en un pueblo alejado de la bahía. Cuando desperté días después, no recordaba nada. Pasé muchos meses sin saber quién era. El grumete de mí tripulación me sacó del agua y me abandonó para morir en ese lugar. Me salvó la vida.

— Pero nosotros averiguamos y Baumman murió en el puerto de Bristol, dicen que los marineros dieron vuelta el puerto buscándote y al no encontrarte ni encontrar tu cuerpo te dieron por muerto.

— Lo sé.

— Nuestra madre le exigió a papá que te buscará.

La sorpresa lo dejó helado.

— ¿De verdad?

— Eres el favorito de mamá. — Dijo como si fuera obvio. — Si papá quería seguir casado, según propias palabras de mamá, debían buscarte. Lo hicimos lo más discreto posible.

— No sabía. — Murmuro aún sin podérselo creer.

— Daniel se metió de lleno en buscarte, a ti y a Baumman. — Aclaro. — Cuando mamá dijo que tus cartas dejaron de llegar, después de que la búsqueda de papa no surtiera efecto, nuestra madre habló con Daniel. Le invento una historia sobre ti, supuestamente dejaste de escribir meses después de que Baumman mueriera.

— ¿No lo saben?

— Nunca se lo dijimos a nadie, ni él ni Esme saben la verdad.

— Gracias. No sé porqué, pero gracias.

— Esme te adoraba. — Le dijo su hermano y negó suavemente. — Les rompiste el corazón cuando te fuiste. Mamá siempre estaba pendiente de tus aventuras o delitos. Incluso papá te ha visitado en tu tumba.

Una sonrisa se escapó de sus labios sin poder evitarlo.

— Así que el viejo sintió mí muerte.

— Todos lo sentimos.

— Lo siento. — Repitió nuevamente.

— ¿Por qué agendaste una cita como si fueras un simple cliente? — Samuel lo miró largamente y luego chasqueó la lengua. — Creías que no serías bienvenido ¿Verdad? Te fuiste tan enojado ese día… y luego cuando volviste pavoneandote de tus fechorías… me decepcionaste tanto. Yo sabía que triunfarias en cualquier empresa que quisieras emprender, siempre fuiste seguro de ti mismo. —  Samuel se apoyó en el respaldo de la silla y lo miró inescrutable. — Dejaste que las ambiciones de papá te jodieran. Creí que te irías a estudiar lo que tanto querías, que lo desafiarias y lo harías para demostrarle que era un imbécil presumido. Sabías que mamá te apoyaría en lo que quisieras, yo te habría apoyado sin importar nada.

Los ojos de Christopher se llenaron de lágrimas y evitó mirarlo.

— Pero querías tanto que papá te apoyara, que te viera.

Esa afirmación era tan certera que dolía como una puñalada. Esa había sido la única razón por la cual había decidido demostrar cuánto valía, cuán lejos podía llegar sin necesitar de nadie. El suspiro largamente y dijo lo que siempre había atesorado en su corazón, esa verdad que ni siquiera a su Pajarita había podido revelar.

— Es difícil ser su hijo. Porque tenía que superar a una persona que para él era el ideal, el hijo que siempre soñó. Me hacía sentir pequeño y solo, siempre me hizo sentir eso. ¿Sabes lo difícil que ha sido para mí ser su hijo? Siempre a la sombra, siempre a la espera de que voltee a verme; pero eso jamás pasaba. Cuando era más niño creía que era la diferencia de edad, creí que era porque era muy pequeño hasta que un día me di cuenta. Fue como una revelación horrible y devastadora. Espere cumplir los quince años para que me regale la misma navaja que a ti o al menos algo así de parecido y de importante.

El hizo silencio largo rato. Sabía que Samuel estaba esperando que continuara, porque su hermano era así de paciente.

— Ni siquiera lo recordó… Cenó como todas las noches sin siquiera hacer una mención, fue mamá quien se lo recordó y dijo: Feliz cumpleaños. Y continuamos cenando, eso fue todo. A los tres días, tres días… me dio unas monedas y me dijo: por tu cumpleaños, disfrútalo.

—Lo siento. — Murmuró a su hermano y le puso una mano en la pierna que no dejaba de saltar.

Cerró los ojos, lágrimas calientes y avergonzadas le quemaron las mejillas. La compasión en esas dos palabras eran demoledoras, inmerecidas.

— De verdad lo lamento mucho, Christopher. Nunca supe qué hacía esas diferencias, nunca note nada porque veía como trataba a Esme, porque defendía a Daniel de sus constantes quejas por su bondad y no note que te dejaba a ti fuera de todo. Fue mamá quien me lo dijo, quien me lo hizo saber… y eso me hizo sentir aún más culpable cuando te fuiste esa noche. Volví por ti ¿Sabes? Esa noche…

Christopher clavó la mirada en su hermano sin comprender del todo lo que quería decir.

— Cuando viniste con esos cofres, esa noche, la última. Tuvimos una gran discusión los tres. Y mamá me lo dijo, volví para hablar contigo, para… no lo sé. Solo fui, pero te habías ido. Debería haberte buscado entonces.

— No. — Él se pasó la mano por el rostro y se enderezó. — No te habría escuchado.
Perdoname.

— Perdoname tu. — Vaciló y bajó la mano.
Su hermano le dio un abrazo y luego le palmeó la espalda.

— Deberíamos traer a tu bonita esposa que tome un té con nosotros. Me gustaría conocer a la mujer que me devolvió a mí hermano.

El sonrió y asintió. Se levantó para buscarla.

Continue Reading

You'll Also Like

12.7K 2K 19
TaeHyung y YoonGi son rivales y compiten por ver quién consigue que su equipo sea el titular para los juegos universitarios de voleibol. ⭐VolleyBall...
93.6K 4.1K 35
Cuesta comprender que todas las promesas y todos los sueños que habíamos dicho ya no serían, que se habían desvanecido aquel frío 28 de enero y se ha...
9K 932 35
AVISO IMPORTANTE: ESTA HISTORIA NO ES EROTICA (AUNQUE AL PRINCIPIO PUEDA PARECERLO) SOLO TIENE DOS ESCENAS SEXUALES POR EXIGENCIA DE LA TRAMA Y NO...
93.3K 2.4K 13
Dicen que cuando eres diferente, eres raro. Cuando tienes gustos diferentes también dicen lo mismo.. Pero, ¿qué pasaría si mis gustos son un poco ext...