Sostenme en tus Brazos -Namgi-

By BTbae_MinYoonJi

14.6K 2.1K 1.9K

Kim NamJoon es un arrogante doctor católico con una vida perfecta de acuerdo el estándar coreano pero que no... More

Sostenme En Tus Brazos
CAPÍTULO UNO: When I Was Done Dying
CAPÍTULO DOS: Oblivion
CAPÍTULO TRES: Alice
CAPÍTULO CUATRO: Tender
CAPÍTULO CINCO: Beetlebum
CAPÍTULO SEIS: Play dead.
CAPÍTULO SIETE: Bury A Friend
CAPÍTULO OCHO: Il Pleut
CAPÍTULO NUEVE: We Were Friends
CAPÍTULO DIEZ: Wake
CAPÍTULO ONCE: Save Me
CAPÍTULO DOCE: Nobody
CAPÍTULO TRECE: Let It Happen
CAPÍTULO CATORCE: Magic
CAPÍTULO DIECISÉIS: Venus As A Boy
CAPÍTULO DIECISIETE: Algo Sucede
CAPÍTULO DIECIOCHO: Song For you.
CAPÍTULO DIECINUEVE: Generous Palmstroke
CAPÍTULO VEINTE: Parents
CAPÍTULO VEINTIUNO: Peanut Butter & Tears
CAPÍTULO VEINTIDÓS: Borderline
CAPÍTULO VEINTITRÉS: Felicidad
CAPÍTULO VEINTICUATRO: When Memories Snow
CAPÍTULO VEINTICINCO: Your Blood
Q&A PERSONAJES SETB pt1
CAPÍTULO VEINTISÉIS: Candy - Fantástico
Q&A PERSONAJES SETB pt2
CAPÍTULO VEINTISIETE: Ilomilo
CAPÍTULO VEINTIOCHO: Come Sweet Death
CAPÍTULO VEINTINUEVE: Call Out My Name
CAPÍTULO TREINTA: Final
COMENTARIOS FINALES
IMPORTANTE
CUENTA DE TWITCH
Universo En Desarrollo
NO ES UN CAPÍTULO, ES UN MEME

CAPÍTULO QUINCE: Me Gustas Tú

743 81 74
By BTbae_MinYoonJi

«Me gusta la moto, me gustas tú. Me gusta correr, me gustas tú. Me gusta la lluvia, me gustas tú. Me gusta volver, me gustas tú. Me gusta marihuana, me gustas tú. Me gusta colombiana (cocaína), me gustas tú. Me gusta la montaña, me gustas tú. Me gusta la noche... ¿Qué voy a hacer? No sé. ¿Qué voy a hacer? Ya no lo sé. ¿Qué voy a hacer? Estoy perdido. ¿Qué horas son, mi corazón?»

(Manu Chao, Me gustas tú, 2000, 0m51s)


A sus 17 años, YoonGi sabia muy poco de sexo.  La limitada información a la que tenía acceso provenía de tres sitios exclusivamente: las guías para presentar el Suneung, de sus clases de biología y de los talleres de "tecnología del hogar"; y en dado caso, sus conocimientos eran, en su mayoría, meramente teóricos y muy poco prácticos. Nunca hablaba de eso con nadie y hasta cierto punto sentía que hacerlo era malo, porque las hermanas del orfanato decían que lo era y castigaban a quién deseara saciar su curiosidad por otros medios.

    YoonGi sabía que hombres y mujeres «hacían el amor» si querían tener hijos pero no sabía que podían hacerlo por gusto, y tampoco imaginó que «hombres» o «mujeres» pudieran hacerlo entre sí porque biológicamente eso no tenía ningún sentido. Eso creía él a esa joven edad, hasta que JiMin le quitó la venda de los ojos.

    Había escuchado que otros muchachos de su escuela leían revistas prohibidas y, que los que tenían el lujo de tener un celular sofisticado, llevaban videos sucios que después veían todos en pequeños grupos, pero dado que él no tenía amigos, jamás tuvo el encanto de observar tales placeres con anterioridad.

    Esa tarde, la que marcó una parte importante de su vida, JiMin le había preguntado si le gustaba el «porno». YoonGi no supo responder y JiMin se rió en su cara.

    «Te mostraré» dijo él. JiMin era un muchacho de buena familia así que tenía una televisión con dvd para él solo en su habitación. JiMin le contó que era difícil conseguir esos videos y que le habían costado una fortuna pero que valían la pena. YoonGi fue incapaz de decir si estaba o no de acuerdo, pues la escena de una chica japonesa siendo follada por dos hombres fue demasiado para su mente inmadura. 

    «¿No te gusta?» preguntó JiMin, él le dijo que sí aunque era mentira. JiMin se rió de nuevo y cambió la película. En el nuevo video ahora eran dos muchachos americanos desnudos, uno chupándole el pene al otro. YoonGi casi se murió de la vergüenza. 

    «¿Te masturbas, YoonGi?» preguntó y él dijo que no. «¿Te han tocado ahí abajo, entonces?» YoonGi lo pensó detenidamente y recordó algunas cosas de su niñez, sí, sí lo habían tocado pero de alguna manera supo que JiMin no debía saberlo, así que le mintió y otra vez dijo que no. «¿Tampoco te la han chupado?» de nuevo mintió y negó. JiMin sonrió, prácticamente complacido. 

    YoonGi nunca imaginó que pasaría lo que después pasó. JiMin se arrodilló frente a él, le abrió los pantalones, le sacó la verga y la lamió. Quiso negarse, decirle que no hiciera esa clase de cosas, que si los descubrían estarían en muchos problemas, pero no pudo. No con semejantes labios rosas alrededor de él. 

    Acabó en la boca de JiMin pateticamente pronto y aunque este se rió una tercera vez de él no le reclamó haber hecho algo tan asqueroso a causa de su inexperiencia, en vez de ello se desnudó, se subió sobre él y le enseñó todo lo que tenía que saber sobre sexo. Y YoonGi «hizo el amor» por primera vez en su vida.

    Ese día, aún entre las piernas de JiMin, se dió cuenta de lo mucho, muchísimo que lo amaba y fue ese el momento en que todo empezó a ir mal.

...

Habian pasado varios años desde que YoonGi tuviera sexo solo por el mero placer de hacerlo. Ya no recordaba lo que era correrse por verdadero gusto. Al compartir la cama con NamJoon a lo largo de todo un mes, redescubrió zonas de su cuerpo que no sabía estaban abandonadas y en exceso faltas de atención. El doctor Kim NamJoon no era un experto en la cama, eso quedaba claro por la rigidez con la que se movian sus caderas, pero contra todo pronostico joder con él era increiblemente agradable y satisfactorio. YoonGi lo gozaba. 

    A veces el médico le hacía preguntas extrañas que nunca antes nadie le había hecho, por ejemplo, le preguntaba sobre las cosas que le daban placer o sobre lo que le causaba incomodidad. YoonGi no comprendía el motivo por el cual una persona cualquiera estaría preocupada por ese tipo de cosas, después de todo, solo era follar y NamJoon siempre terminaba corriéndose con una enorme sonrisa, así que no tenía sentido que se preocupara por él. Ah, pero lo hacía y YoonGi, forzosamente, tenía que mentir para complacer su necesidad de respuestas, porque después de todo, siempre acostumbrado a dar el culo por unos cuantos wones, no sabía lo que de verdad le gustaba. Mientras pudiera eyacular un par de veces estaba bien. 

    Pero, si debía sincerarse un poco, la verdad es que le gustaba eso de los besos y las caricias, NamJoon era muy atento y dedicado en esas cuestiones, muy a pesar de que no parecía esa clase de hombre. Por ello YoonGi, aunque no lo admitía en voz alta, adoraba los fines de semana.  porque él y NamJoon se pasaban las horas con las manos encima hasta caer rendidos o hasta que el reloj marcara la hora de parar, lo que sucediera primero.

    Entre semana no había mucha acción salvo por una o dos noches, y si tenían tiempo, alguna que otra mañana, aunque lo único malo era tener que ir al trabajo en vez de quedarse a descansar, ambos acurrucados; justo como ese martes temprano.

YoonGi cerró los ojos complacido, recién llegado al éxtasis. A su lado, Kim NamJoon se quitó el condón y lo tiró en la papelera, ahora estratégicamente colocada junto a la cama. Según el reloj, pronto serían las seis de la mañana. Ambos debían darse prisa, sobre todo YoonGi. Él nunca se quedaba a dormir en la recamara de NamJoon, mucho menos solía usar el baño de este, así que se fue y se aseó por aparte mientras el moreno también se duchaba. Cuando ambos estuvieron listos se encontraron en la cocina. 

La rutina seguía siendo la misma, y salvo por el sexo, la relación entre ambos tambien. Preparó un desayuno rápido, arroz frito con huevo y un poco de sopa de soja. No se esforzó mucho, pues la mayoría de las cosas, con excepción del huevo, ya las tenía listas del día anterior. Durante todo ese rato tuvo encima de él la mirada de NamJoon, que aunque disimulaba leyendo las noticias del día en su móvil, resultaba demasiado obvio su interés en él. Todas las mañanas eran iguales. Cuando no lo soportó más, YoonGi le pidió amablemente que alimentara a Guksu, su gatito, que ahora era el doble de grande. Kim decía que no le gustaban los gatos, que él era una persona de perros pero YoonGi ya lo había sorprendido acariciando afectuosamente la cabecita de su pequeño gato en más de una ocasión. 

Una vez que la mesa estuvo lista, desayunaron sin prisas y platicaron un poco, la verdad es que no tenían muchas cosas que contar a veces. Cuando eso sucedía, NamJoon solía estar más atento al entorno. El médico le señaló sus dedos y YoonGi los observó.

    —¿Qué tienen mis dedos? —preguntó YoonGi confundido.

    —Lucen sanos.

    Se fijó de nuevo y era cierto, últimamente había dejado de morderlos, ya solo quedaban pequeñas y finas cicatrices en ellos. Es que se sentía un poco mejor. NamJoon dijo que era gracias al medicamento y YoonGi de pronto recordó las dosis involuntariamente saltadas. Fue directo a la gaveta de la cocina y tomó las píldoras que correspondían a esa mañana. NamJoon se acercó.

    —Esta receta debió haberse terminado hace días pero aún te quedan dosis —señaló el hombre—. ¿No te las has tomado?

    —Me he sentido bien, así que lo olvidé.

    —No puedes dejar los ansiolíticos sólo así, tienes que seguir tomandolos.

    —¿Por qué? —preguntó realmente interesado.

    —Para que te sigas sintiendo bien. 

    YoonGi no quiso contradecirlo, después de todo, él era el doctor en casa. 

    NamJoon se cercioró de que tomara sus píldoras. Poco antes de irse al trabajo, este lo llevó al sofá y lo acomodó para la toma de sangre mensual. YoonGi era obediente y se quedaba quieto durante el proceso, las agujas no le daban miedo pero si le ponían nervioso, la idea de que alguna le atravesara una vena y lo desangrara no lo dejaba en paz. NamJoon decía que eso no era posible aún si llegase a ser brusco al introducir la aguja, pero no, YoonGi no iba a arriesgarse a comprobarlo por cuenta propia.

—¿Hasta cuándo debes sacarme sangre? —continuó preguntando.

NamJoon le dió un vistazo.

—Esta, dos meses más y te dejaré tranquilo hasta enero.

—¿Eso quiere decir que no tengo nada?

—No puedo asegurarlo aún, pero las probabilidades son cada vez más bajas —respondió con una sonrisa tranquilizadora. 

Bien, si NamJoon lo decía él podía creerlo fácilmente, sin preocupaciones innecesarias, así que eso hizo. Después solo se despidieron como lo hacían siempre, sin besos y sin abrazos, únicamente con un suave «adiós». 

Aquellos días fueron buenos. 

...

Como médico adscrito había nuevas responsabilidades que atender para NamJoon. Dirigir cirugías era su mayor tarea así como estudiar los casos difíciles de los pacientes frente a la mesa de expertos. Gran parte de su tiempo estaba ocupado, con poco espacio entre una labor y otra para ir al baño o comer siquiera. No se quejaba, después de todo la vida como interno era mucho más pesada. 

    Ese día fue uno más tranquilo que los demás por lo que fue fácil hacerse de un tiempo para descansar en su oficina. Contemplo la posibilidad de tomar un refrigerio, el almuerzo, que últimamente YoonGi solía preparar, aguardaba impaciente en su mochila y más tarde no tendría oportunidad de darle siquiera un mordisco. Sí, en definitiva era una buena idea aprovechar el tiempo libre. 

Comió con la mayor tranquilidad posible pero a mitad de ello recibió el llamado de la recepción a su oficina. Debió haber ignorado el teléfono en vez de responder. Abajo, en el lobby del hospital, le esperaba su hermana. Así terminó lo que en un principio había sido un excelente almuerzo. 

Lo primero que recibió de GeongMin al asistir a su encuentro fue una mirada dura, llena de reproche y algo de decepción, como si de algún modo ella hubiera sido ofendida por sus acciones. Acciones que realmente no tenían que ver con ella. Sin embargo pensar eso no evitó que NamJoon experimentara cierta culpa, un poco de vergüenza también. La saludó en silencio. 

—No respondes mis mensajes —reclamó ella.

—Te he dicho que lo dejaras —dijo—. Moon ByulYi no es para mi.

—¿Entonces quién lo es?

No iba a responder esa pregunta por nada del mundo, al menos no sinceramente.

—NamJoon, no te comprendo, lo tienes todo, te encuentras en tu mejor momento y lo estas desperdiciando con tu insensatez. 

Fue cansado para Kim NamJoon escuchar el mismo sermón por enésima vez. Ya tenía muchos problemas con lidiar con su propia consciencia como para seguir escuchando argumentos que no le ayudaban en lo más mínimo. Fastidiado cerró los ojos y aguantó las ganas que tenía de correr a su hermana en ese instante, en cambio habló tranquilamente:

—Tengo pacientes que atender GeongMin, no tengo tiempo para temas sin importancia.

—Claro que importan.

—¿Más que la salud de mis pacientes? —preguntó, dejando callada a su hermana—. Eso pensé, adiós. 

Dió media vuelta y siguió el camino por él que había venido, dejando a su hermana molesta e indignada en aquella sala de espera. Tarde o temprano ella tendría que darse por vencida.

...

La rutina diaria en el minisuper era siempre casi la misma, a veces había más labores que otros días. Los días tranquilos eran los martes y los miércoles, porque pasaba menos gente a comprar y además no se recibían nuevos productos, los peores eran los viernes y los sábados, cuando la mercancía de la semana llegaba y la concurrencia de fin de semana aumentaba. YoonGi se había acostumbrado por completo y sobrellevaba bien las cosas, incluso iba un poco mejor con sus compañeros, solo un poco. La única persona que no quería dejarlo en paz era esa tipa, Yoo JeongYeon, que desde su puesto fijo en la caja siempre le hacía muecas. Demasiado infantil como para ser una joven de primer año de universidad. 

    Ese día fue como cualquier otro martes, aburrido, muy aburrido. Salvo por la rata  que tuvo que matar en el almacén o el evidente malhumor de su dueña después de contar las finanzas, no sucedió nada interesante. YoonGi no podía dejar de contar las horas para largarse a casa pues últimamente la dueña lo hacía quedarse más horas de lo que correspondía, mayoría de las veces sin paga extra. No se quejaba porque YoonGi bien sabía que no encontraría otro trabajo mejor. La mujer también lo sabía y por ello se aprovechaba de eso. 

    Casi al final de su turno, YoonGi decidió acomodar los cestos de fruta, entreteniéndose un rato con ellas. Fue allí que una persona se acercó a él. Pensó que se trataba de un cliente común así que le ofreció una reverencia como era debido. No obstante, al alzar la mirada, descubrió que era Jung HoSeok el que estaba frente a él. Rápidamente se fijó en sus compañeros, nadie les prestaba atención. 

    —¿Por qué sigues apareciendo? —cuestionó un tanto molesto.

    —Te dije, vivo cerca de aquí.

    —¿No te deberías estar ocultando en ese caso? Siwon podría encontrarte.

    —Ese malnacido ya no me preocupa —dijo riendo ligeramente—. Siwon está muerto.

Una cosa que YoonGi jamás hubiera sospechado. 

    —¿Murió?

    —Es lo que dije —respondió, empezando a caminar por los pasillos—. Cuentan que estaba muy enfermo y que su aspecto era asqueroso al final; llagas en la piel y una tos de perro espantosa. 

    YoonGi recordó el rostro repugnante de Siwon y luego lo imaginó tal como HoSeok lo describió. Sintió un poco de escalofríos y también un poco de náuseas. Siguió a Jung de cerca echando vistazos por sobre su hombro, demasiado preocupado de que alguien los viera hablando.

    —Aún así tienes que irte.

    —¿Así tratan a todos los clientes aquí?

    —A los de tu tipo, sí.

    HoSeok se detuvo y se giró para mirarlo a los ojos, apretando la mandíbula antes de dar un paso hacia él, amenazandolo con su postura.

    —¿Qué diablos significa eso?

    —No tengo que explicártelo.

    El contrario rió por lo bajo.

—¿Crees que ahora eres diferente? —susurró—. No te engañes de esa manera, incluso si quieres hacerlo las personas a tu alrededor saben que eres un impostor, solo hace falta echar un vistazo alrededor para notar la manera en que ellos te miran. No perteneces aquí y tarde o temprano tendrás que aceptarlo, entonces yo estaré esperando, listo para recogerte de entre la mierda una vez más, pobre niño huérfano. 

HoSeok palmeó su mejilla antes de largarse. YoonGi apretó los puños poco antes de percatarse de la entrometida mirada sobre él desde detrás de la caja. Sólo quería irse ya. 

...

NamJoon volvió a casa tan pronto como finalizó sus rondas por las habitaciones y llenó los informes médicos del día. Olvidando la visita indeseada de su hermana, había podido retomar su buen humor de la mañana, y se dijo que nada iba a arruinarlo de nuevo. Seguro de ello fue un busca de los mangas de YoonGi y volvió con una sonrisa en rostro para entregar los obsequios. 

    En un principio solía comprar uno o dos tomos por semana, pero recientemente compraba hasta cinco tomos, pues YoonGi los devoraba en muy poco tiempo durante sus ratos libres. NamJoon jamás creyó que haría algo así por alguien, menos por YoonGi. Ah, pero qué más daba, ver la sonrisa del joven pelinegro valía el esfuerzo y en varias ocasiones resultaba perfecto para apaciguar sus pensamientos y descansar de la pequeña culpa que sus actos indecorosos le provocaba,  y que seguía haciendo ruido en su cabeza.

    YoonGi lo recibió con un saludo escueto mientras servía la cena pero de inmediato le otorgó un beso en los labios cuando vio los pequeños librillos. Cenaron mientras platicaban de su día a día. NamJoon le contó sobre sus pacientes, sobre la cirugía que tenía programada para el día siguiente y sobre las reuniones con sus superiores. Rara vez NamJoon disfrutaba contar cosas de su trabajo sino era por mera presunción, pero con YoonGi era distinto, se sentía natural conversar de esas cosas. Y era tan así que dilató en notar el cambió que sufrió la expresión de YoonGi, pasando de la alegría a la vergüenza lentamente.

    —¿Y qué tal tu día? —preguntó cuando supo que era suficiente de la charla sobre él.

    YoonGi hizo una mueca y se alzó de hombros, ocultando la mirada bajo el flequillo que de nuevo había crecido.

    —Maté una rata en el almacén. 

    NamJoon se tensó un tanto incómodo. A veces olvidaba que el trabajo de YoonGi y el suyo distaban de mil formas distintas. Pensó en la manera de seguir con la conversación.

    —¿Era grande?

    —Enorme, con ojos saltones.

    Dios, demasiada información hizo que se estremeciera, asqueado. YoonGi alzó el rostro y sonrió por su reacción, casi riendo.

    —¿Te dan miedo las ratas?

    Él negó aun sacudiéndose por los escalofríos.

    —Miedo no. Me dan asco.

    YoonGi entrecerró los ojos y lo miró de esa forma burlona tan suya, arrugando su nariz chata.

    —Yo creo que si te dan miedo.

    Tal vez sí, pero no le iba a dar la razón, así que mientras este se reía de él, justo en su cara, NamJoon lo ignoró mirando a otra parte.

Desde que NamJoon obtuvo su puesto fijo habían disminuido sus horas en el hospital, sus turnos eran mayoritariamente diurnos salvo una noche a la semana durante la cual debía quedarse a montar guardía. Entonces podía decir que sus horas de descanso en casa eran más junto a los fines de semana libres pero las responsabilidades eran una cosa aparte. En gran parte de las ocasiones, NamJoon debía llevarse trabajo a casa, sobre todo para analizar casos de estudio importantes y muchas veces se quedaba hasta muy noche en su pequeño estudio. Mientras lo hacía, YoonGi solía dejarlo tranquilo, ya sea distrayéndose con las tareas de la casa, leyendo o simplemente yéndose a dormir a su habitación.

Esa noche YoonGi estaba en la sala, con Guksu dormido en su regazo, absorto en los mangas que recién había traído para él, mientras él revisaba algunas cosas en la computadora. Era una noche tranquila de finales de mayo, afuera hacía un poco de calor pero adentro el aire era bastante confortable. Casi parecía que llevaba la típica vida de un hombre de treinta años. Seguro sus padres estarían orgullosos de no ser que les revelara que, la persona con la que compartía su tiempo (y también cuerpo), era un hombre.

Quien sabe porque pensó en aquello después de haberlo ignorado por tanto tiempo, pero en definitiva fue un preludio de lo que minutos más tarde pasaría. Cerca de las once de la noche, alguien llamó a la puerta. Ambos creyeron que era TaeHyung, quien seguramente venía a pasar el rato a falta de una novia recién terminada (aunque los dos sabían que ella lo había terminado a él), pero esa idea quedó descartada, pues el joven enfermero tenía la clave de acceso y podía entrar cuando quisiera básicamente. Aquello le provocó un mal presentimiento. Al abrir la puerta supo que debió simplemente fingir que no estaba, a pesar de saber también que no hubiera funcionado, no tratándose de Kim SeokJin.

El policía le sonrió apenas verlo y enderezó sus hombros al saludarlo. NamJoon respondió en automático, preguntándose por qué rayos estaba su amigo allí afuera. No pretendía invitarlo a dentro, menos sabiendo quien estaba allí en la sala pero tuvo que hacerlo para evitar levantar sospecha alguna. Algo raro estaba pasando y ya sospechaba la razón.

—¿Cómo está YoonJeon y el bebé? —preguntó con fingida naturalidad. 

—Bastante bien —respondió un sonriente SeokJin, comenzando a caminar por el pasillo—. Está demasiado contenta aunque un poco cansada, su madre ha venido para ayudarla a cuidar de los niños. 

NamJoon planeaba preguntar sobre la niña pero SeokJin no lo dejó hacerlo cuando, al descubrir a YoonGi sentado en la sala, se giró a mirarlo, inquisitivo. NamJoon se apresuró a resolver la situación.

—Kim SeokJin, este es Min YoonGi, mi compañero de piso.

SeokJin hyung se acercó con una sonrisa forzada e hizo media reverencia, YoonGi respondió con la misma actitud que afloraba frente a los extraños. Guksu por su parte le gruñó a SeokJin antes de saltar y salir corriendo a una de las habitaciones.  NamJoon tragó saliva nervioso e invitó a SeokJin a tomar asiento, YoonGi se hizo a un lado, malhumorado. El policía observó atento y discreto todo el espacio de la sala. Parecía curioso y su interés por YoonGi fue inocultable y aunque se esforzó en disimularlo, NamJoon continuó atento y alerta, listo para desviar su atención de ser necesario. YoonGi se quedó allí y fingió ignorarlos también mientras seguía «leyendo» sus mangas.

—Tu apartamento es bonito, cuando tus padres decían que era un lugar cerca del hospital no mentían —dijo SeokJin—. Solo quince minutos en auto. Lo que me hace preguntarme por qué no vas a misa los domingos. La iglesia también está cerca.

La misma pregunta que sus padres hacían con frecuencia. NamJoon había ensayado la respuesta cientos de veces así que dijo:

    —El hospital me deja agotado, necesito descansar el fin de semana si quiero sobrevivir por el resto de los días.

    —Entiendo —sonrió, callando un breve momento, luego siguió hablando:—. ¿Sabías que el inutil de TaeHyung también vive cerca? Estoy seguro de haberlo visto de camino aquí.

    La mención del primo de SeokJin encendió una pequeña chispa en la mirada de YoonGi. NamJoon imaginó el desconcierto de ello y por un momento, temió que las cosas se complicaran si YoonGi decidía abrir la boca en defensa del enfermero. Se apresuró a intervenir y con una sola mirada le pidió a YoonGi que se fuera a su cuarto. Este obedeció y entonces quedaron ellos dos solos. 

    —Jamás imaginé que necesitarás compartir piso con alguien. ¿Tu sueldo no es bastante como para cubrir sin problemas los gastos? 

    —No es por eso. YoonGi es un amigo y por ahora necesita un lugar donde quedarse.

    —¿Dónde conociste a tu amigo?

    —En el hospital, hace tiempo.

    —Que extraño, nunca hablaste de él antes. 

    —No hubo la oportunidad.

    A SeokJin no le gustó ninguna de sus respuestas y NamJoon lo supo por su mirada fija y sería. Ambos se estaban cansando de los juegos. 

    —¿Por qué viniste, hyung? —preguntó. 

    —GeongMi me lo pidió, dijo que está preocupada por ti. Que te has comportado de forma muy extraña últimamente. Creí que estaba exagerando pero ahora veo que tenía razón. 

NamJoon aguardo en silencio un segundo, después sonrió con desgana, fastidiado por completo de que las demás personas siguieran entrometiendose en su vida. 

—Estoy bien. 

—No creo que lo estés —replicó SeokJin—. A mi no me engañas, se que has saboteado tu cita con Moon. ¿Cual es tu problema? ¿Piensas vivir como un amargado soltero toda tu vida? Necesitas aprender a ser un hombre y responsabilizarte de tu propia familia. 

Qué maldita molestia. 

—Hyung, espero no ofenderte, pero te diré lo mismo que a mi hermana. No te metas en mis asuntos. Me casaré, tendré hijos y toda esa mierda cuando decida hacerlo, no antes y no después. Así que solo dejen de joderme. 

De nuevo una ola de poder recorrió todo su organismo y la satisfacción de ver la expresión de SeokJin fue inigualable. Fue una mirada cargada de molestia y desconcierto, había algo más ahí pero no supo identificar el sentimiento. NamJoon no imaginó lo que eso significaría para él y para YoonGi tiempo adelante. Se había atado una soga al cuello de la que más tarde sería muy difícil zafarse. 

~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~°~

Nota de la autora, final de temporada:

Hola, aquí Minmin Yoonji, lamento mucho la demora, este capítulo fue terminado a mediados de febrero de este año y editado a finales del mismo mes, sin embargo requería de un retoque final y por mis ocupaciones (trabajo, hogar, escuela) apenas tuve tiempo de revisarlo una última vez. 

Este es el final de temporada. Los capítulos 16 y 17 ya están escritos más no revisados ni editados. Mis beta readers están tan o más impacientes que ustedes por saber lo que vendrá. Sólo puedo decirles que no desesperen, la siguiente temporada estará lista, yo calculo, a finales de octubre, principios de noviembre. 

Lo sé, es un montón de tiempo, sólo consideren que empecé a escribir esta historia en agosto de 2021, así que vean, la he escrito con calma y dedicación porque creo que la historia se lo merece y vale la pena. 

Hay algo que también influye en el tiempo de escritura de esta historia. Recientemente mis ocupaciones han aumentado, sí, pero sobre todo, he sufrido de inestabilidad emocional por los últimos meses que me imposibilitan mentalmente la tarea de escribir. 

Está semana finalmente he decidido consultar un psiquiatra, y su diagnóstico para mi incluye ansiedad, depresión y fobia social. He comenzado mi tratamiento con fármacos y a partir de esta semana tomaré terapias con una psicoterapeuta. Así que este tiempo tan prolongado para la siguiente temporada está influido por mi decisión de tomarme un tiempo para mi. Un tiempo para esclarecer mis emociones, y descansar la mente de todo lo que me abruma. 

Espero puedan entenderme y de no hacerlo, al menos perdonarme por dejarlas a mitad de esta historia a la que no han hecho más que darle mucho amor. 

No es un adiós, es un hasta pronto. El tiempo se pasa rápido y cuando menos lo noten ya estará la segunda temporada lista. 

Por favor, cuídense en mi ausencia, beban agua, coman bien y duerman mucho. Y si tienen problemas, no olviden pedir ayuda a quienes pueden ayudarlos. Las enfermedades mentales son reales, y está bien a veces no estar bien. 

Los quiero mucho, besos. 
   

Continue Reading

You'll Also Like

398K 19K 26
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
502K 36.1K 71
Historias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc.
303K 26.1K 73
Agustina Ortiz,hermana menor de Valentina Ortiz es una Omega recién ingresante a la secundaria,ser Omega no es fácil menos a esta edad (historia crea...
7.8M 467K 96
Esta es la historia de Katsuki Bakugou y _____. Dos adolecentes con una misma meta, ser héroes profesionales, pero también un mismo sentimiento. ¿Qué...