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Alison estaba sentada frente a sus tíos. Chris se encontraba acomodado en una silla tras el buró y Sofía de pie junto a él.
—¿Alison? ¿Qué sucede?
—He estado pensando en algo desde hace un tiempo —volvió sus manos puños sobre sus rodillas—, y, he tomado la decisión, de que quiero cambiar de grupo. Quiero estar en el grupo de Luna.
A sus tíos les extrañó el comentario, ya que no les pareció algo demasiado importante, tratándose de su sobrina.
—Está bien Alison, ahora que soy la directora del instituto será muy fácil cambiar a Alexis y a ti de...
—¡NO! —la interrumpió—. A mi hermano no, solo a mí.
—¿A Alexis, no?... —Alison meneó su cabeza en señal de negación—. ¿Le has comentado lo que quieres hacer? —negó de la misma forma—. ¿Tú estás segura de lo que quieres hacer?
Pasaron unos segundos de silencio que a Alison le parecieron eternos.
—Sí. Es momento tía, no podemos seguir dependiendo el uno del otro. ¿Qué pasará si algún día uno de los dos no está? ¿Qué nos pasaría? Él y yo no podemos estar así toda la vida, sería muy difícil.
—Alison, la decisión que estás tomando es razonable, y me alegro de que lo hagas por voluntad, pero debes decirle a tu hermano, no eres la única que pasará dificultades.
—Lo sé tío, pero no sé cómo vaya a reaccionar —se encogió de hombros—, para los dos ha sido muy difícil desde la muerte de nuestros padre. Desde ese tiempo dependemos mucho el uno del otro. Ahora mismo lo pienso y tengo miedo de no poder aguantar y de que él no aguanté, ustedes son testigos de nuestra ligera obsesión... Y por eso, quiero que me pasen al grupo de Luna, además que, necesitamos que alguien la vigilé en todo momento, hay que estar alertas. Esta es nuestra oportunidad para atraparlos, está vez sabemos a quién quiere, no podemos perder la oportunidad, si él logra cumplir su objetivo y libera a Cervusdei de su prisión, todo estará perdido, y todo el esfuerzo que han hecho los Venator durante generaciones, será en vano.
—Ella tiene razón cariño —soltó Sofía—. Es mejor tenerla vigilada.
Miércoles, 30 de octubre de 2019:
“La noche comenzaba a caer y todos los habitantes del pueblo estaban terminando de colocar en el marco de sus ventanas linternas de nabos. Sí, de nabos. Con caras talladas de formas muy grotescas. Mientras dejaban sus casas completamente a oscuras, para que se inundaran del frío de la noche.
Esas linternas talladas estaban colocadas en todas las ventanas de cada una de las casas. Comenzando a iluminar la oscuridad de la noche. Todos los habitantes del lugar habían ido a celebrar el comienzo del periodo de oscuridad, junto a una enorme hoguera, mientras comían, bebían y danzaban.
Recostado contra un árbol se encontraba Harris. Observando algo, o mejor dicho sería a alguien, mientras una ligera sonrisa se posaba en sus labios. Miraba hacia la hoguera dónde una serie de chicas bailaban, sin embargo él solo miraba a una en específico, a la chica de nombre Lara Maxwell.
Una de las chicas que se encontraba bailando se acercó a él, su rostro no se veía muy bien a causa de que estaba de espaldas al fuego.
—Venga a bailar —le extendió su mano, y entre las muchas sombras se pudo divisar una sonrisa.
—Dispénseme, pero no se hacerlo, señorita Lara.
—Por favor deje las formalidades, dígame solo Lara — él simplemente asintió—. Y con respecto a lo del baile, no se preocupe, yo le enseño Harris —siguió con su mano extendida.
Él miró hacia la hoguera con las demás personas.
—A ellos no les gustará, no les agrada mi presencia desde que llegué hace semanas, me ven como, no estoy seguro —su vista volvió a las personas del pueblo—, como un problema, no estoy seguro del porqué, pero...
—Sssh... —ella se acercó más a él poniendo su dedo índice en los labios de Harris para hacer que se callara, pero los quitó rápidamente con algo de vergüenza—. Perdón... —agachó la cabeza.
—No se preocupe —dijo él tratando de buscar los ojos azules de ella entre la oscuridad de su rostro.
—Bueno, puesto que no le puedo enseñar a bailar junto a los demás, entonces... —lo tomó de la mano—, lo haré en otro sitio —y finalmente lo condujo hacía otro lugar.
Se adentraron en el bosque y aunque la oscuridad no dejaba ver bien sus rostros, en ambos se formó una amplia sonrisa.
Ya lejos de la multitud Harris centro su vista al rededor. El bosque tenía muchas de esas linternas extrañas de nabos al rededor.
—¿Para qué son exactamente?
—Es complicado de explicar —Harris alzó una ceja ante su respuesta y ella suspiró—... Son para proteger el pueblo durante esta noche —miró al rededor—. Aleja a todos los espíritus malignos que quieran por casualidad acercarse.
Harris no dijo nada, solamente se concentró en mirar algo muy cerca de los faroles. Era un cráneo, con símbolos extraño tallado en él y tenía en su cabeza dos ramas incrustadas a cada lado, provocando la apariencia de dos cuernos sobresalientes.
De la nada sintió que alguien lo observaba, pero no era Lara, sino alguien más oculto entre las sombras...”
Luna abrió sus ojos y se incorporó lentamente sobre su cama. Agarró su blog y comenzó a dibujar lo que más amó su atención. Ese cráneo. ¿Significaría algo?
Luego de eso, fue hacía el baño y se dio una larga ducha fría.
Sus últimos días no habían sido los mejores. Harry y ella no cruzaban palabras y eso le dolía. Le dolía el hecho de ignorarlo y de no saber qué hacer o que decir para arreglarlo. Además, tampoco sabía lo que Harry pensaba respeto a la situación.
En esos últimos días había tratado de no pensar en él, de olvidarlo, pero no podía. Mientras más lo intenta más se aferra a ella los deseos de tenerlo cerca, de abrazarlo y hasta de besarlo. Su corazón se aceleró ligeramente al recordar su rostro y la idea de poder juntar sus labios. Soltó un fuerte suspiro y salió de la ducha envuelta en una toalla color azul cielo. Se acercó al espejo y se miró por un momento. Una lágrima rebelde se escapó de sus ojos; de verdad esa situación la estaba abrumando. Tomó aire y se deshizo de la lágrima.
Se cepilló los dientes, mirándose al espejo, luego secó su cabello, se cambió de ropa, peinó su cabello, y finalmente tomó su mochila con sus cosas.
Desayunó sola, ya que su padre le dejó una nota diciéndole que tuvo una emergencia en el trabajo. Al terminar lavó los platos para después salir. Alejandra ya le esperaba.
—Buenos días Luna —la saludó Alejandra cuando ella entró al auto.
—Buen día Ale. ¿Qué tal estás?
—Yo bien, tú eres la que aún no parece estarlo —puso en marcha el auto, mientras su amiga se colocaba el cinturón de seguridad.
—¿Tanto se me nota?
—Pues, sí. No te voy a mentir con eso.
Luna soltó un leve gruñido de frustración y mantuvo su vista hacia la carretera.
—Hablemos de otra cosa —pidió Luna—, haber, cuéntame por qué mañana nos darán el día libre, después de todo es Halloween. En mi antigua escuela solíamos dar clases ese día.
—Sí —soltó una risilla—, es Halloween, pero aquí se celebra de forma diferente, y no se le llama Halloween, sino Samhain.
—¿Por qué así?
—Aquí siempre se le ha llamado de esa forma, y como te decía no lo celebramos como en todos los lugares, por ejemplo, en vez de tallar calabazas, como es costumbre, tallamos nabos.
—¿Nabos?
—Sí, nabos —volvió a reír—. Y tampoco solemos disfrazarnos o pedir dulce o truco.
—¿Y qué hacen?
—Se suele hacer una gran celebración con todas las personas del pueblo, niños, ancianos, adolescentes, adultos... Para nosotros significa una fecha muy importante.
—No tenía idea. Siempre pensé que en todos los lugares lo celebraban igual.
[...]
Los Venator se encontraban ya en el instituto. Sofía en su oficina, mientras que su hijo y sobrinos seguían en el estacionamiento.
Alison aún no le contaba nada a Alexis de sus planes. Nunca en su vida había estado tan pensativa y abrumada. Solo una vez, hacía 3 años, y esperaba que su hermano nunca supiera lo que había ocurrido. Era lo único que le había ocultado en toda su vida.
Alexis siempre sabía cuándo le pasaba algo, lo notaba, lo sentía. Quería preguntarle, saber que le molestaba, pero algo lo detenía, y le decía que esperara a que ella misma le contará; y a parte de la situación con su hermana, había algo más que tenía dando vueltas en su cabeza.
Harry era otro que estaba en la fila de los abrumados y era obvio porque. Su discusión con Luna no salía de su cabeza, y el hecho de que se estuvieran evitando también.
"¡Maldita sea!" Pensó y luego vio como el auto de Alejandra ingresaba en el lugar, logrando ponerlo un poco nervioso.
[...]
—¿Qué hora es Alison? —preguntó Alexis
—Las 11:58 PM, ya casi es hora —contestó.
—Bien —sacó un walkie—. ¿Harry? ¿Tíos? ¿Me reciben?
—Sí te recibo —afirmó Harry.
—Nosotros también —se oyó la voz de Chris.
—Miren sus relojes, solo faltan 2 minutos —dijo Alexis mirando alrededor—, Alison y yo volveremos a revisar nuestra parte de las linternas, ustedes inspeccionen las suyas...
—Está bien Alexis —contestó Sofía.
Ya casi estaban por llegar los espíritus malignos que amenazaban el pueblo cada año. Los Venator se encargaban de que no se acercaran, si no los muertos serían el doble de lo normal.
Jueves, 31 de octubre de 2019:
—¿Ya nos vamos? —le preguntó Luna a Alejandra.
—Sí, vamos. Mis padres nos esperan en el auto.
Ambas entraron al coche, sentándose en los asientos traseros. En el asiento del conductor se encontraba David, el padre de Alejandra y a su lado María.
—Hola Luna —la saludó María.
—Hola. ¿Cómo están?
—Bien, gracias. ¿Qué tal tú?
—Bien...
—¿Y Luis no vendrá? —preguntó David.
—No, tiene guardia.
—Que lastima.
Durante el camino se la pasaron charlando tranquilamente hasta llegar al lugar. Los colores de la tarde de pintaron en el cielo mientras David apartaba su auto. La fiesta se realizaba siempre en una colina enorme rodeada por el bosque. En el centro de todo había una gran pila de madera. María le comento a Luna que era para encender la hoguera.
También había mesas llenas de comida, dulces y bebidas. El lugar se fue llenando poco a poco. Todo estaba llenó de niños corriendo de un lado a otro, de ancianos, adolescentes, hasta mascotas.
—Luna —ella reconoció la voz que la llamó por detrás.
—Hola Owen —le sonrió—. ¿Cómo has estado?
—Pues bie... —el sonido de su celular lo interrumpió—. Discúlpame un momento.
Se alejó para contestar la llamada y en eso Luna notó la llegada de la familia Venator. Harry fue el primero en salir del auto y al verlo se puso algo nerviosa. El chico notó que lo miraban sobre sí, por lo que al mover su cabeza vio a Luna mirándolo. Sintió como su pulso se aceleró ligeramente. Sus ojos se conectaron y no apartaron la mirada del otro en ningún momento.
—Tengo que irme —dijo Owen pero Luna no le prestó atención—... ¿Luna? —movió su mano frente al rostro de la chica logrando llamar su atención.
—¿Qué? Disculpa. ¿Qué decías?
—Que debo irme, surgió un problema y, bueno, no podré participar en la fiesta.
—Qué pena —le dijo ella.
Harry los miraba desde la distancia, molesto sin lugar a duda.
—Ambos tienen que hablar Harry —le susurró su madre y él miró—, es la mejor solución.
[...]
Ya el sol se había ido, así que ya era la hora. Chris se acercó a la hoguera aún sin encender junto a su familia.
—Bienvenidos y feliz Samhain a todos —los saludó y todos lo felicitaron de igual forma—... Está noche celebramos el final del verano, del tiempo de luz, y el comienzo de la oscuridad. Es la noche en que nuestros ancestros y seres queridos nos visitan, así que pidamos por ellos. Como cada año, serán tres días de festejo, y esperamos que todo sea tranquilo. ¡Feliz Samhain!
—Es hora de encender la hoguera, y para eso, queremos invitar a qué alguien nos ayude este año —mencionó Sofía, lo que hizo extrañar a los presentes, era la primera vez que los Venator decían algo así.
—Sí —afirma Chris—, queremos pedirle a Luna Miller que suba con nosotros.
"Mierda. ¿Por qué me pasa esto a mí?" Fue lo único que pasó por la mente de la chica.
Todos la miraban y no le quedó más remedio que aceptar. Terminó caminando hacia los Venator, mientras muchas personas murmuraban.
—Gracias Luna, por acompañarnos —le dijo Sofía a lo que ella solo asintió.
Finalmente todos juntos sostuvieron la rama encendida y la arrojaron al montón de madera. Luna juraría haber escuchado un llanto humano, pero creyó que fue solo su imaginación. Estaba nerviosa por haber tenido a Harry respirando en su oído durante ese instante.
—Y así damos comienzo a la fiesta, que la pasen bien.
De esa forma una música que llamó la atención de Luna comenzó a sonar y algunas personas comenzaron a bailar. Las personas danzaban por parejas, era un baile muy armónico y tenían movimientos que a ella le llamaba la atención, nunca vio pasos de baile como esos. Daban vueltas, palmadas en aire, más vueltas, saltos que iban de un lado a otro sin dejar de girar. Algunos se dispusieron a comer y a beber, mientras que el resto charlaban.
Una hora más tarde muchos de la multitud se reunió y los más jóvenes comenzaron a contar historias de miedo.
—Ustedes, no saben nada de historias —protestó Kerman, al escuchar las patéticas historias que trataban de contar los más jóvenes.
—Ya vamos otras vez... —protestó uno de los tantos presentes.
—Señor Kerman esa historia la tiene muy gastad... —comenzó a decir un joven pero Kerman lo calló.
—No, no, no, esa historia nunca pasará de moda, es la verdadera historia de porque se tallan calabazas... —mencionó llamando la atención de Luna, ella no sabía porque se tallaban—, que no se a quien se le habrá ocurrido lo de las calabazas —continuó el señor Kerman con un tono de insulto—, ya que se sabe muy bien que siempre fueron nabos, y a veces patatas, rábanos o remolachas, pero bueno, esos americanos no tenían la culpa de no encontrarlos por allá... Además que recordemos que hay nuevos presentes, que nunca habían participado de la fiesta, y no deben de saber nada de nada de esa historia —les recordó a los presentes señalando a los niños que habían asistido por primera vez, junto a Luna también.
—Vale, está bien, cuente la bendita historia —soltó cansado de la situación un hombre que bebía un poco de alcohol de su vaso.
—Eso es lo que voy a hacer —respondió—.Como saben hoy es un día en que el espacio entre la vida y la muerte se vuelve indistinguible, es tan fino que permite a los espíritus volver al mundo terrenal, oscilando entre este mundo y el otro... Aquí tal vez algunos conozcan la historia de «Sleepy Hollow», que aquí en Europa, ya hace muchos años era conocido con otro nombre que causaba pavor: Stingy Jack. Según la leyenda, Jack engaño al diablo para su propio beneficio monetario y e sostiene que como castigo, Dios lo expulsó del cielo, pero también el diablo lo echo del infierno, lo que lo obligó a vagar por la tierra para siempre... Se dice que el diablo se compadeció un poco de Jack, dándole una brasa de carbón para encender su linterna de nabo —sostuvo uno de los nabos tallados en sus manos—, de esta historia nació más tarde el apodo de Jack-of-the-Lantern o Jack-o'-lantern, que hoy en día se utiliza para denominar a las calabazas de Halloween.
—Esa historia no da miedo, seño... —comenzó a decir un niño.
—Sssssh —lo calló un hombre—, deja que continúe.
—Gracias... Bueno, siguiendo con la historia, para espantar a Jack durante este día o cualquier otro espíritu maligno, las personas no tallaban calabaza, sino nabos, o patatas, o rábanos, o remolachas. Los ahuecaban, para colocar velas en su interior como si fueran linternas, para luego tallar estos rostros grotescos que están viendo —les mostró el nabo tallado que sostenía en sus manos señalando sus facciones—, y luego pasaban a ser colocados en las ventanas. Quienes los hacían decían que representaban espíritus o seres sobrenaturales, y como ya mencioné servían para espantar espíritus malignos.
Todos se quedaron en silencio por unos segundos, hasta que el mismo niño volvió a hablar.
—Ya dije, no da miedo.
El señor Kerman solo río por el comentario del niño.
—Eso es porque nunca has visto a Jack, yo lo vi una vez, y te aseguro que no es nada lindo —dijo un hombre.
—Señor Casey, por favor, esa historia... —trato de callarlo una mujer, ya que todos estaban seguros que eran tonterías.
—¡Es de verdad! —la interrumpió—. Yo lo vi, hace 61 años este mismo día... Todavía lo recuerdo, es como si lo volviera a tenerlo en frente.
—¿Y cómo fue que lo vio? —preguntó otro niño de forma curiosa e inocente provocando que Casey soltara un carcajada.
—Pues estábamos en mitad de la fiesta, como todos los años, y yo estaba algo molesto, así que me introduje dentro del bosque, en aquella dirección —señalo hacía el noreste—, seguí caminando, hasta que sentí una extraña sensación, como si alguien me observará, así que moví mi cabeza en todas direcciones y... —se quedó callado un segundo—. ¡Entonces lo vi! —dijo tan de repente que todos pegaron un brinco—. Parecía una sombra, llevaba una especie de capa de color negro que estaba toda rota, y entre sus manos llevaba su linterna de nabo, fue aterrador.
—¿Y qué hizo? —preguntó el niño, muy interesado.
—No me hizo nada, cuando estaba a punto de tocarme apareció entre nosotros, algo así como, a ver, un escudo de luz...
—¿Un escudo de luz?
—Sí... Pero cuando volví, nadie me creyó, y obvio que estos de aquí tampoco lo hacen... —señaló a los presentes y bebió de su jarra—. ¡Pero da igual! ¿Sabes por qué? Porque yo sé lo que vi.
—Señor Casey, usted sabe que eso no es verdad.
Él solo se encogió los hombros de mala gana y siguió bebiendo...
[...]
—¡Harry! ¡Maldita sea! —lo regañó Alison—. ¡Ve allá de una buena vez y habla con ella! —le dio un empujón.
—¡Oye! —se quejó él.
—¡Invitarla a bailar o que se yo! ¡Pero habla con ella!
—Sabes Ali, esas una genial idea — mencionó Alexis y comenzó a caminar hacia Luna y Alejandra, las cuales se encontraban paradas frente a la hoguera viendo bailar a las personas.
—Yo quería bailar —mencionó Alejandra algo triste.
—¿Y por qué no lo haces?
—Es un baile en pareja —explicó.
—¿Y tu novio no va a venir?
—No —contesta algo molesta.
—¿Y eso por qué?
—Pues... —comenzó a decir Alejandra pero la interrumpieron.
—¿Quieres bailar, rubia? —preguntó Alexis extendiéndole su mano.
—Bueno... —ella no supo que decir.
—Vamos Ale, no dijiste que querías bailar, pues ya puedes —dijo entre risas.
—Vamos Alejandra, yo no muerdo —dijo con una sonrisa pícara.
—Bueno, está bien —tomó su mano y se acercaron a la hoguera, donde Alexis la sujeto por la cintura sin pegar mucho sus cuerpos y comenzaron a bailar, con esos movimientos que a Luna le llamaban la atención.
Alexis le hizo un ligero gesto a su primo para que se acercara a Luna, y así lo hizo.
—Luna —la llamó por detrás.
Ella reconoció la voz de Harry. Su corazón dio un vuelco, comenzando a latir muy rápido y se giró rápidamente quedando frente a él.
—Harry.
—¿Podemos hablar? —preguntó algo serio.
—Sí —afirmó.
—En privado.
—Está bien —asintió para luego alejarse de la multitud hasta llegar a unos árboles.
—Bien, ¿De qué quieres hablar?
♢ ⃟ ♢♢ ⃟ ♢♢ ⃟ ♢♢ ⃟ ♢♢ ⃟ ♢♢ ⃟ ♢♢ ⃟ ♢♢ ⃟ ♢♢ ⃟ ♢♢ ⃟ ♢
¡Ay!
¿Arreglarán las cosas de una vez? 😳
¿Qué les pareció la historia narrada por Kerman? 😱
¿Lo dicho por el señor Casey será cierto? 🎃👻
¿Qué opinan de la fiesta? 🔥
Espero que os gustara este capítulo, si es así por favor voten ⭐, se los agradecería muchísimo 🙏🏻.
Gracias por leer.
Lil...🍁🍂