–Hey, espera – Luo Binghe iba saliendo con una toalla en los hombros después de entrenar en el gimnasio y tomar una ducha cuando escuchó una voz conocida a sus espaldas. Se dió la vuelta para encontrarse con su mejor amigo.
–Mo Bei... Que gusto verte aquí – Luo Binghe lo miró algo desconcertado pero con una sonrisa cortés y sus ondas aún húmedas enmarcando su rostro juvenil.
–¿A dónde vas tan deprisa? – El joven pelinegro preguntó al joven rizado con una expresión inmutable.
–Voy a comer con mi padre, me está esperando en el restaurante de la esquina – reconoció el joven Luo Binghe con ligera euforia.
–También tengo hambre – dijo con un rostro serio y caminó por delante de su amigo –Vamos – Luo Binghe no se sorprendió de que Mo BeiJun se auto-invitara, realmente él era un muy buen allegado a su familia.
En el camino iban hablando sobre algunas materias, proyectos y compañeros. Mo BeiJun estaba cursando su segunda carrera, era unos 3 años mayor que Luo Binghe cumpliendo 25 años ese año. Había estado estudiando en el extranjero para hacerse cargo del negocio familiar y finalmente regresó a su ciudad de origen.
En cuanto entró a la universidad de su localidad él y Luo Binghe se llevaron automáticamente bien. No se dijeron muchas palabras, pero simplemente el humor de ambos congeniaba bien. Un plus fue su constante interés en deportes extremos y que ambos eran excelentes para competir con el otro por ser similares.
Pensaba que Binghe vivía sólo en ese enorme apartamento en el centro de la ciudad donde a menudo lo invitaba a jugar videojuegos y jamás se atrevió a preguntar sobre su familia. No es que no le importara, sólo le daba igual y se consideraba la persona menos entrometida del mundo.
Un día se quedó a dormir en casa de Luo Binghe por ser demasiado tarde para irse cuando escuchó ruidos forzando la cerradura de la entrada principal en medio de la madrugada.
No quiso alarmar a Binghe y se escabullo en la entrada principal.
Podia observar una silueta pequeña y oscura deslizándose como un ratón al rededor de la casa y buscando algo sobre la encimera de la cocina.
Mo BeiJun se quedó observando en silencio los movimientos de la persona, como un tigre siberiano aguardando por el momento para lanzarse a su presa.
Al final la persona que procuraba ser lo más silenciosa posible se dirigía por el pasillo a las habitaciones y en ese momento Mo BeiJun se lanzó a su espalda, inmovilizando al sospechoso.
Hubo un grito y de inmediato pasos por el pasillo llegaron para encender la luz.
En ese momento Mo BeiJun no lo sabía ni lo esperaba pero se encontró por primera vez con la persona que le robaría el aliento y la razón.
Mo BeiJun era evidentemente más alto, pero la persona en sus brazos era evidentemente mayor en edad. Ambos se quedaron perplejos cuando Luo Binghe interrumpió.
–¡Papá! ¡Mo BeiJun! ¿Qué hacen? – no se habían percatado que estaban de pie: Mo BeiJun sosteniendo al hombre entre sus brazos por la espalda, rodeandolo por la cintura y el pecho. Se retiró en cuanto escuchó el "papá"
El hombre llevaba un abrigo de cuello alto y lentes de armazón grueso. Lucía indefenso y agitado tras ese inesperado recibimiento mirando al joven en bermudas y playera de tirantes como un jugador de basketball en medio de su sala.
Entre las luces bajas Luo Binghe explicó rápidamente la situación y después de un par de disculpas se fueron a dormir. No BeiJun caminó por el pasillo curioso por la apariencia del padre de su amigo. Esa noche los pensamientos no dejaron de danzar en su cabeza.
Al día siguiente en el desayuno se explicaron lo más relevante y se presentaron formalmente. Hasta esa mañana pudo apreciar mejor el aspecto del padre de su amigo sin esos estorbosos lentes que entorpecian su escudriño.
–Lamento haberte asustado anoche. Soy Shang Qinghua, el padre de Binghe. Déjame hacerte de desayunar – decía el hombre somnoliento con los pómulos altos, la cara en forma de corazón, los ojos grandes color miel y los labios jugosos y pálidos en una sonrisa floja, pero dulce. El cabello despeinado y ligeramente ondulado le daban un aspecto adorable y fresco.
Mo Bei no podía hablar... Verdaderamente jamás se había sentido atraído por alguien, pero el padre de Binghe de inmediato lo había atrapado sin hacer nada más que ser amable y atento.
Hasta ese punto de su vida nadie había sido amable con él ni mucho menos mostrarse interesado en su vida... Es decir, había chicas lindas a su alrededor todo el tiempo, pero solo lo buscaban por el exterior.
Dos o tres veces accedió a salir a citas, pero las chicas solo pasaban la cita completa admirando su rostro y su cuerpo... ¿Es que en verdad no tenía nada más interesante que el exterior? Nadie mostraba un interés genuino por saber que le gustaba o que no le gustaba a este chico. La vida amorosa de Mo BeiJun había sido desalentadora hasta este momento que el padre de su mejor amigo lo había mirado con interés y atención y la charla fluía por ambas partes.
Ese hombre maduro gesticulaba tiernamente, miraba con atención al rostro pálido mientras las breves frases que Mo BeiJun utilizaba para responder fluian de los labios fríos del joven.
Shang Qinghua actuaba un tanto infantil frente al invitado, comía sus pancakes desordenadamente con pucheros a la vez que escuchaba atento y seguía sirviendo platillos brillantes y dulces delante de Mo BeiJun, quien empezó a experimentar un estado conmovedor por primera vez en sus 25 años de vida.
En privado le preguntó a Luo Binghe días después de no poder apartar los pensamientos de esa marea emocional que Shang Qinghua le había hecho sentir.
–Oye, por la edad de tu padre y tu edad sólo se llevan unos 15 años de diferencia...¿Cómo es eso posible? – Binghe y él estaban entrenado, mientras le narraba.
–Ah, es una larga historia... Mi madre murió después de que yo nací... Años después mi padre biológico se casó con mi padre Shang Qinghua. Luego el otro murió. Ahora solo somos él y yo. Él es el jefe editor en una prestigiosa editorial, constantemente viaja por sus publicaciones y algunas conferencias, pero es para pagar mi universidad y el alquiler. Además es verdaderamente un buen escritor y ama lo que hace.
Esa tarde Mo Bei volvió agitado y a prisa a su casa y compró todos los libros del señor Shang en línea. Al día siguiente le llegaron y se encerró a enterrarse entre las páginas e historias que el señor Shang había narrado a lo largo de los años. En menos de dos semanas los había leído todos en medio de su obsesión silenciosa por el padre de su amigo.
Leer las novelas de este hombre que admiraba era como si Shang Qinghua estuviese a un lado de él narrandole directamente con su voz aterciopelada e inocente.
Era un escritor muy versátil: desde ciencia ficción hasta aventura y acción o misterio hasta romance...sin embargo, las parejas que mencionaba en sus historias nunca terminaban juntas y algunos otros jamás conocían el toque del amor.
Los que no conocían el amor le hacían sentir a Mo BeiJun como una replica de sí mismo y muchas veces sintió que mediante sus textos el señor Shang podía comprenderlo. Que curioso encontrar las respuesta de la vida en un libro, y más en el libro de la persona que estás irreversiblemente enamorado.
Personajes complejos, más que incluso personas reales que él había conocido, pero faltos de amor... ¿Por qué el señor Shang escribiría sobre eso?
Pasaron varias semanas y cada vez era más y más constante el ir a visitar a Binghe a su casa y encontrar a su padre que siempre lo invitaba a cenar y de inmediato volvía una cena común en una celebración para el callado y estoico Mo BeiJun que guardaba sus sentimientos para sí mismo.
En temporadas de examenes su padre los consentiria llevándolos a los parques de diversiones, partidos, cine y restaurantes exóticos. Era el mejor padre y Binghe era un bebé al lado de él; comportándose infantil como un cachorro.
Finalmente ambos le hacían sentir parte de una verdadera convivencia familiar, cosa que su familia jamás hacía. No era como si honestamente lo esperara. Los miembros de su familia eran todos terribles. Bestias interesadas en poder y dinero. Quizá por eso el estilo de vida de Shang Qinghua y Luo Binghe lo cautivaban porque lo apartaba hasta un extremo donde olvidaba las raíces de su propio origen y eso le hacía sentir finalmente en paz.
Mo BeiJun disfrutaba de esas pequeñas conversaciones, salidas o de simplemente estar en silencio al lado del padre de su amigo...
Semanas más tarde a punto de comenzar las vacaciones de verano Luo Binghe lo invitó a una fiesta en la piscina de un hotel por el lanzamiento de un nuevo libro de su padre. Mo BeiJun fue en un traje de baño plateado que llamó la atención de todas las chicas y elevó la envidia de los hombres con ese cuerpo juvenil y atlético...pero él solo quería llamar la atención del padre de su amigo...
Aunque terminó al revés... Esa fue la primera vez que no solo el rostro hipnotizante y la inteligencia lingüística de un hombre maduro lo conquistó, sino que pudo observar lo que había debajo de esos pantalones y camisas de vestir holgadas.
Como el libro era ambientado en una zona tropical, Shang Qinghua quiso que en el lanzamiento oficial todos fueran en traje de baño para no dejar pasar la temática del libro y también porque Shang Qinghua era un fanático de hacer estupideces creativas.
El escritor llevó un traje de baño corto y juvenil de varios colores con estampados de palmeras donde resaltaban los tonos del atardecer.
Era la primera vez que iba sin camisa, pero por Dios, es un hombre. No había nada que ocultar.
Pero a los ojos de MoBei Jun simplemente le hicieron perder la razón.
Iba balanceándose por ahí con su cintura esbelta y definida. Los dos botones minusculos y rosados bien remarcados en su pecho suave y pálido. Los brazos largos y delgados y por si fuera poco el traje de baño remarcaba esa asentuada curva en su trasero. Mirando más abajo no podía evitar quitar la vista de esos muslos de miel y todo su cuerpo era tan lampiño y hermoso.
Mo Bei Jun decidió apartarse, Binghe por otro lado enloqueció en cuanto llegó un amigo profesor de su padre, un tal Shen Yuan.
Binghe parecía eufórico brincando de aquí para allá al rededor de ese profesor que iba cubierto del pecho con lo que parecía ser un extraño kimono masculino.
Se reunieron los cuatro en un pequeño grupo, presentándose cortésmente los menores con los mayores.
Finalmente el señor Shang complacido con una sonrisa dijo
–Cucumber bro, me alegra que me acompañes – se giró a mirar a Binghe y a Mo BeiJun – También estoy feliz de que me acompañen, niños.
Mo BeiJun arqueó su ceja ante la extraña familiaridad entre los mayores, pero fue reemplazada rápidamente por la indignación de ser degradado a un simple "niño"
¿Acaso Shang Qinghua lo veía como a un bebé que podía cambiarle los pañales como a su propio hijo? ¡Era un hombre y se estaba esforzando por demostrárselo!
Después de la presentación del libro, la conferencia, la entrevista al autor y de resaltar los párrafos más emocionantes de la obra finalmente la fiesta dio inicio.
Luo Binghe se la pasó pegado toda la noche al profesor Shen, mientras el señor Shang se la pasaba recibiendo y platicando con sus invitados y amigos.
Por otro lado Mo BeiJun se alcoholizó hasta el punto de sentirse aturdido. Las bebidas de la carta habían sido diseñadas por el mismo Shang Qinghua con sabores exóticos que traía de varios países, los cuáles había visitado en ese año. Justo ahora se había obsesionado con una bebida que el escritor había nombrado "amor prohibido de media noche"; un vino de ciruela con licor de rosas fragantes: si sabía a prohibición según el paladar escarchado de Mo BeiJun
Llevó a un ebrio Binghe a su habitación reservada en el mismo hotel con ayuda del profesor Shen mientras este imprudente jovencito hablaba tonterías inaudibles y se reía en silencio, restregandose con el hombro del profesor.
–Oye, ve con el padre de Luo Binghe – el profesor Shen le dio una tarjeta de la habitación de Shang Qinghua a Mo BeiJun– Dile que Binghe está un poco ebrio, que lo ayudaré a ducharse y acostarse y que te pase mi maletin, para que no lo moleste mas tarde al pasar por mis cosas – sentenció el mayor al menor.
Normalmente a Mo BeiJun no le hacía gracia hacer favores, haría una cara desagradable y altanera y diría "hazlo tú mismo" pero tomó la tarjeta con una sonrisa ligeramente maliciosa y pronunció con cortesía.
–Enseguida, profesor – y desapareció a prisa por el pasillo.