Más allá de este mundo (Libro...

By ZahiKing

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-------------------------------- Si algo tiene claro Maine Samuels en esta vida es que quiere morirse. Lo anh... More

Prólogo
• Antes de leer •
REPARTO
1. Inside
2. Next to me
3. Hello!
4. Smart Boy
5. Night
6. Secret
7. Run
8. Relief
9. Look
10. Movie
11. Fight
12. Friends
13. Party
14. Tomorrow
15. House
16. YES!
17. Kiss
18. What happened?
19. Broken
20. Nickname
21. Love
22. Sing, Bitch
23. Destruction
24. Revenge
25. Side Effects
26. Family
27. Make me yours
28. Cry
29. Birthday Surprise
30. Favino
31. Before
32. Blue Eyes
33. Guilt
34. True Love
❄️
35. Time
36. Graduation and Fire
37. Myself
38. Goodbye
Curiosidades+Anuncio
PLAYLIST DE MAINE
PLAYLIST DE EDMUND
¡NOTICIAS!

39. The last letter

58 3 5
By ZahiKing

MAINE

(THE END)

Playlist: Shawn Mendes-It'll be okay.

Playlist de Edmund: Bruno Mars-It Will rain.

《●》


Ya es hora.

Mi familia, mis amigos y Edmund me despedían en la entrada de lo que vendría siendo mi nueva casa durante los próximos tres meses. Besé la mejilla de Jonah y la de mis padres, diciendo cosas que pudieran mantenerlos en paz el tiempo que estaremos separados.

-Estaré bien, no se preocupen mucho por mí o no lograré descansar. Los amo demasiado.

Las siguientes fueron las chicas.

-No lo olvides Maine, antes muerta que desarreglada. Si puedes ir al comedor luciendo esos hermosos tacones que te compré no lo dudes. De lo contrario lo sabré-Bella me da una nalgada-. Te quiero, fea.

-¡Maine!-Cassie salta sobre mí y se sujeta como koala en un árbol-. Conocerte fue una de las mejores cosas que me han pasado. Cuídate mucho, ¡Puedes lograrlo!

Vivien toma a Cassie por las caderas y la aleja para luego apoyar sus manos en mis hombros y sonreír.

-Macdonald. Hamburguesas. Viernes. 4pm. Asegúrate de estar ahí cuando salgas...te amo, hermana.

-¿Pero Maine va a prisión o qué?-Tai se mete entre Vivien y yo, dándome un reconfortante abrazo. Olía a belleza exótica-. Espero encuentres lo que buscas.

-¡Quítate!-ahora Brad me está abrazando-. Vuela alto, Maine.

-¡No se va a morir!-exclama Will, que de forma nada sutil le mete un empujón a Brad-. Maine, de todas las novias de mis amigos, tu eres mi favorita.

-¡Oh, cállate Will!-replica Vivien.

Me río, y ahora tengo en frente unos magníficos ojos de venado.

-Meteorito Furioso, no olvides mirar todas las noche al Pavo Culón justo a las diez. Yo lo estaré mirando.

-Es Culo Real.

-Ya lo discutiremos cuando regreses a mí.

Mi amor, Edmund.

Lo envuelvo en mis brazos como si tuviera las manos aferradas al borde de un precipicio para no caer.

-Responde todas mis cartas, cada una de ellas, no importa que tan ocupado estés-suplico.

-Lo prometo.

Respirando profundo, sostengo la maleta y empiezo mi recorrido. Volteo una última vez. Los veo. Veo a Edmund. Me aseguro de embotellar el recuerdo antes de dar un paso más y me pierdo en el interior.

Las puertas se cierran detrás de mí.

《●》

2 meses después

En un mes volveré a casa, a la verdadera. Los dos meses que llevo aquí se han pasado como si el tiempo hubiese estado en una competencia contra reloj para ganar el premio de quién come más hot dogs en 10 segundos. El tiempo ganó, aunque en cuentas claras, ¿Existe algo capaz de ir dos pasos delante del tiempo? Y Como la respuesta es no, puedo decir que estos veloces dos meses estuvieron llenos de altos y bajos...ha sido una experiencia incomparable.

Para empezar, el lugar en toda su composición era un hospital psiquiátrico de película, y no precisamente de terror. Desde el techo hasta las paredes y el suelo era todo blanco como tiza para pizarrón, habían muchas plantas, cuadros abstractos, comedores con estilo preparatoria, baños pulcros y todo tipo de salas de entretenimiento...era casi un campamento. Mi sala favorita era la inmensa biblioteca, donde me obligaron a leer algo más que Dulces Mentiras. También amaba el patio y la sala de dibujos, (insisto, hay muchas salas) pero mi habitación era casi el paraíso, a pesar de que sólo poseía una cama, un armario y una mesa de noche. Eran las dos chicas con las que comparto habitación lo que volvían la estadía un paraíso. Gia y Ana. Chicas increíbles con fuertes historias de vida que están conmigo desde mi primer día en el...vamos a llamarlo campamento. Gia lleva dos meses en el campamento debido a los problemas que desarrolló por las golpizas de su padrastro, y Ana lleva cinco meses por sus problemas para dormir: fue violada. Tiene pesadillas con eso cada día.

Ahora, las tres luchamos juntas para sobrellevar el lado oscuro del campamento, porque si, hasta lo lindo tiene sus jodidos detallitos. En primer lugar tenemos el área de castigos, donde te aíslan por completo un día entero por romper las reglas o intentar suicidarte, luego están esas pastillas que nos obligan a tomar, esas que me hacen sentir tan atolondrada por las noches y me complican escribir las cartas para Edmund, y también tenemos la falta de tecnología. Sólo hay un televisor ubicado en la sala principal de reuniones. Preferí alejarme por completo de ese televisor del demonio. ¿Se imaginan a más de cincuenta chicas peleando entre ver Crepúsculo o Diario de Vampiros? Para mí viene siendo casi lo mismo, pero nunca lo diré en voz alta en este campamento.

Admito que habían días escalofriantes. La primera vez que vi a una chica cortarse las muñecas en pleno almuerzo tuve una crisis nerviosa. Ni los consejos de Gia y Ana pidieron calmarme. Nada lo hizo hasta que recibí una carta de Edmund a primera hora del día siguiente. Fue una carta muy corta, muy Edmund. Simplemente decía:

Mientras veía al Pavo Culón ayer por la noche, pensé con alegría que el culo de mi novia no se compara ni con las estrellas.

Me hizo reír, llorar, y volver a reír. Lo extraño. Edmund es más efectivo que la medicina, si señor.

Cada semana era un desafío. El horario que debía cumplir me parecía tan efectivo como agotador. Las sesiones grupales e individuales, las terapias, las charlas, las reuniones con el grupo de literatura en el que me inscribí, las medicinas, las reglas, horas estrictas para levantarse y dormir...

Creo que ahora le llamaremos a este lugar campamento militar.

Gracias al cielo, los jueves mis padres y Jonah me visitaban, también recibía cartas de todos los chicos, incluso del perezoso Will que juró no escribirme por su fobia a tocar un lápiz, y me gustaba saber que cada uno de ellos a cumplido sus metas en estos fugaces dos meses. Tai volvió a Corea con su padre para inaugurar su nueva compañía de alimentos, y por supuesto se llevó a Vivien con él, la cuál fue aceptada en una universidad para estudiar diseño gráfico. Grité de emoción cuando me enteré que viven juntos, y sólo espero que de llegar a casarse pueda ser la madrina; Will se adentró en el mundo de los tatuajes, está perfeccionando sus diseños y con ayuda de Tai logró abrir una pequeña tienda de tatuajes en Chicago. Me dijo que tomó la desición de no estudiar ninguna carrera universitaria porque simplemente estudiar nunca fue lo suyo, y en cuanto a Cassie está haciendo un curso de maquillaje profesional también en Chicago. Bella se mudó a Los Angeles para perseguir la carrera de modelaje que tanto soñó, y Brad...bueno, Brad se convirtió en el fotógrafo de Bella.

Todos están muy ocupados con sus nuevas vidas de adulto fuera de la ciudad donde crecimos, pero el hecho de que se tomen el tiempo para escribirme una carta me hace sentir muy agradecida por tenerlos en mi vida.

Los viernes por la noche, mientras observaba al Culo Real como prometí, escribía mis cartas para Edmund, contándole toda mi semana, contándole que lo extraño mucho y cómo rápidamente percibía las mejoras. Los sábados me levantaba expulsando felicidad en cada acción.

Ya Gina y Ana lo sabían.

-Le enviará la carta a Edmund.

Cuando corría por los pasillos tarareando alguna canción de Billie Eilish, el campamento militar entero lo sabía.

-Ahí va, a enviarle otra carta al novio.

Edmund es popular aquí. Todas conocen su nombre, a todas les he contado historias durante las pijamadas ocasionales que organizamos Gia, Ana y yo con el resto de las chicas del campamento militar. También les muestro fotos de nosotros juntos, pero como no es de extrañar estas chicas le sacan el lado tóxico a todo, pues durante el almuerzo iniciaron una guerra de apuestas para elegir cuál shippeo es mejor, si "Edne" o "Maimund"

Hagan sus apuestas.

Algunas veces, (o más bien todo el tiempo) me suplican que les lea fragmentos de nuestras cartas. Las chicas me rodean como abejas, y yo, sintiéndome como la miel, recito algunas de las lindas palabras que me escribe mi novio a lápiz con su letra de mierda:

He estado viendo la saga de Harry Potter. Me alegra saber que no necesito usar la amortentina en ti.

Y como la mitad de los humanos de este mundo somos fieles amantes de la saga Harry Potter, no hace falta explicar el poder de esas palabras. Al instante, me quedo sorda por un intenso:

-AWWWWWWWWWWWW.

-¡ES TAN LINDO!

-¡ME CASO CON ÉL ENSEGUIDA!

-¡YO QUIERO UN NOVIO ASÍ!

Me limitaba a asentir con la cabeza, tipo: si, hermanas del campamento militar, sé que desean un novio como el mío, pero no se puede. Edmund es único, y ya me pertenece.

¡Tengo que añadir eso en la próxima carta!

Detuve en seco mi corredera por los pasillos cuando llegué a la meta.

-¡Buenos Días, Clara!-dije, cansada, pero en tono enérgico como de comandante.

La portera encargada de enviar mis cartas me observa sin disimular su odio hacia mí.

-Dame la maldita carta y vete.

Desde el primer día me detesta, pero no logro descubrir el motivo. Honestamente no puedo odiarla por odiarme. Gracias a ella, las cartas que escribo cada viernes en la noche llegan a Edmund cada sábado, y gracias a ella, sus cartas llegan a mí cada domingo en la mañana.

-Te odia como si fueras una sucia cucaracha voladora-me dijo Ana, mirando a Clara con rencor.

-Mientras mis cartas lleguen a Edmund, puede odiarme todo lo que quiera-tomo a Ana de la mano-. Vamos a comer, ¿Tienes hambre?

《●》

Llegado mi tercer mes en el campamento militar ya me sentía como una nueva persona. Noté el primer cambio al mirarme en el espejo y no sentir la necesidad de nombrar y remarcar las fallas que encontraba en mi rostro, en mi cabello, en todo mi cuerpo. Me ví en el espejo y sonreí. Me quiero tal y como soy. No tengo fallas. Soy perfecta. ¿Cuando en la vida pensamientos así habían llegado a mi mente sin tener que forzarlos?

También me sentía con más confianza, incluso me inscribí en un grupo de canto como el de Pitch Perfect para batallar la timidez. Entonces si, los pensamientos negativos se han ido consumiendo como la cerilla, dormir por las noches es más sencillo...no he pensado en la muerte de nuevo. Estar aquí me ha cambiado en todas las formas posibles. De verdad he aprendido a valorar el tiempo que paso con mi propia compañía, he aprendido a ser más agradecida con lo mucho y con lo poco y, lo más importante...

He aprendido que si confío en mí y lucho contra lo que me causa más aflicción, es posible renacer en la misma vida como alguien más sano, más feliz, más auténtico.

Estoy lista para volver a casa.

Le conté todo eso a Edmund al pie de la letra, sujetando el lápiz incluso con una energía distinta, y al otro día envié la carta.

Extrañamente, no obtuve respuesta.

Esperé al siguiente viernes y mandé una nueva carta.

Esa tampoco tuvo respuesta.

Escribí una carta más...

Tampoco.

-¿Estás segura, Clara, que no ha enviado nada? ¿O las estás ocultando de mí?

Clara me mira con hastío y chasquea la lengua.

-Si escondo tus sucias cartas me despiden-ahora me sonríe con malicia-. Además, ¿No te has puesto a pensar que tal vez el problema eres tú?

-¿Yo?-pregunto, furiosa.

Asiente dos veces.

-¿No andas diciendo por ahí que tu novio estudia en una de las universidades de música más importantes del mundo? En ese caso pasaron dos cosas, o le dió pena admitir que su novia está en un manicomio o se buscó una novia nueva y más...-me mira de arriba a abajo-. Cuerda.

Automáticamente mi mano se cerró en un apretado puño que decía "te voy a sacar los brackets de un solo putazo, cara de aguacate" pero de hacerlo, pasaría un mes más aquí.

Gia contestó primero que yo.

-¡Edmund todavía no se ha ido a esa  universidad!

Luego escucho a Ana.

-Clara, ¿No te han dicho que te pareces a Darla de buscando a Nemo? El parecido es innegable.

Y en cadena, todas las chicas del campamento militar le lanzan ofensas verbales a Carla como dinamitas.

Pero Clara ni se inmutó.

-¡Chicas, chicas!-pido silencio-. Yo hablaré con nuestra portera favorita-respiré profundo antes de contestar-Clara, me parece que estás muy amargada, y es evidente que llevas una vida tan aburrida que incluso los problemas amorosos de esta loca son más interesantes que los tuyos. De una amiga a otra, necesitas un pene.

-¡¿Disculpa?!-Clara abrió mucho los ojos y se llevó una mano al pecho, ofendida como personaje de telenovela.

-Lo que escuchaste. Necesitas un pene, y también sonreír más.

Le doy la espalda, moviendo mi corta cabellera con ese aire de diva inalcanzable que aprendí de Pennywise, y volví a mi habitación con los aplausos de las chicas de fondo y las ofensas de una Clara amargada y sin pene en su vida. Cerré la puerta de mi habitación apenas entré, y para celebrar mi victoria contra Clara...

Me eché a llorar en la cama.

Trás cinco minutos chillando como bebé, caí en cuenta: Edmund no va a desaparecer así como así, debe estar muy ocupado, está pronto a mudarse, de seguro no ha tenido tiempo ni para sostener el teléfono un segundo...si, eso debe ser.

Me levanté a escribir mi próxima carta:

Edmund Bianchi, yo espero que se te hayan caído todos los dedos y por eso no estás respondiendo mis cartas, porque de lo contrario eres hombre muerto.

Tiré la hoja y escribí otra:

Puto.

Tiré esa también y probé con otra cosa:

Contesta, me estoy volviendo loca sin saber de ti. Te amo...PERO CONTESTA HIJO DE PU...

Arrugo toda la hoja y procedo a soltar un grito. Recostando mi cabeza con suma dureza en la madera de mi mesa de noche, con el lápiz en mano y una papelera llena de cartas ofensivas, he llegado a una posible conclusión del porqué mi novio se ha ido con el viento: me está preparando una sorpresa. Una grande, de seguro.

Está bien, Bianchi, también puedo leer tu cabeza.

Seco mis lágrimas, respiro profundo,  retiro el polvo invisible de mi ropa y salgo con la frente en alto, más calmada y confiada en la relación que Edmund y yo tenemos. Seguí con mis días escribiendo las cartas que nos prometimos enviar cada viernes a pesar de no obtener respuesta y me concentré en mejorarme completamente para irme al finalizar el mes.

Y si, el mes finalizó en un abrir y cerrar de ojos.

Ya estoy lista.

Voy a casa.

《●》

La noche antes de mi partida estuvo cargada de llantos, abrazos y promesas. Mis amigas del campamento militar me regalaron una linda pancarta con un Edward Cullen y un Damon Salvatore que decía "te extrañaremos". Ana y Gia me regalaron brazaletes de la amistad, que eran en realidad hilos rojos que robaron de lavandería, pero el significado es lo que importa.

Las echaré de menos a todas, incluso a la malasangre de Clara.

Con mi bolso en mano, veo las puertas del campamento militar abrirse ante mí por segunda vez en estos tres meses, y literalmente parecen puertas que llevan a una nueva vida. Mis padres y Jonah me reciben con un gran abrazo y más llantos. No estoy segura de cuánto tiempo pasó hasta que nos subimos al auto. Una vez adentro, pensé justo lo que quise evitar:

Edmund no estaba esperando cuando las puertas a la nueva vida se abrieron.

Él solamente no estuvo allí.

Apoyé mi cabeza en la ventana, dibujando en el vidrio el paisaje de mi ciudad hasta que llegamos a casa. Mi padre y Jonah cargan mis maletas y las llevan adentro. Mamá estaba a punto de bajar del auto, pero la detuve en seco colocando una mano en su hombro.

-Mamá.

Ella me mira.

-¿Si, Maine?

-¿No le dijiste a Edmund que hoy volvería a casa?

Mi madre frunce el ceño con total confusión.

-Hace un mes que no lo veo.

El mundo se detuvo.

-¿Cómo dices?

Mamá me mira, incluso más confusa.

-¿Qué pasa? Creí que se enviaban cartas-luego se cubre la boca con sorpresa-¿Ustedes dos terminaron?

-No, mamá. Seguimos juntos.

-Entonces por...

-¿Puedo volver en un rato? Serán sólo cinco minutos.

-Pero...¡Maine, Maine!

Me bajo del auto y corro directo a la parada del bus. Por la hora, Edmund debe estar sentado en las filas del medio esperando por mí.

Llegué con el corazón marchito tendido en mis manos. Thomas seguía ahí, y apenas subí y escuché un "Hola, Maine, ¡Cuánto tiempo!" De su parte y le devolví el gesto, miré los asientos del medio.

Estaban ocupados por una pareja de estudiantes.

-Thomas, ¿Edmund no ha llegado?

Thomas frunce el ceño igual que mi madre.

-Justo te iba a preguntar por él, hace tiempo que no lo veo.

-¿Cuánto exactamente?

-Mas o menos un mes, creo. ¿Ya se fue a la universidad? Si lo hizo sin despedirse le daré una buena...¡Maine!

Bajo del bus con el segundo golpe de decepción aplastando por completo mis esperanzas.

¿Dónde mierda estás, Edmund?

Me quedo petrificada un minuto en la parada del bus como niña perdida y sin hogar hasta que veo el carro de mi madre detenerse frente a mi cuerpo. Baja el vidrio y dice:

-Sube, te llevaré a su casa.

Le sonrío con tristeza y hago lo que me pide. Rápidamente conduce y se estaciona frente a la antigua casa de Tai. Vuelvo a respirar profundo, muy profundo.

-Gracias, mamá, ¿Vas a esperarme?

-No me iré de aquí.

Asiento, agradecida, y acto seguido camino temerosa a la casa de los Bianchi. Cuando toqué el timbre aproveché para mirar la hora en mi teléfono. Ese mismo instante en que bajé la mirada también se abrió la puerta.

Eran las 11:59am de un sábado cuando una señora pelirroja me abrió la puerta y dijo:

-¿En qué puedo ayudarte?

Pregunté por Edmund, por los Bianchi...pero la respuesta que obtuve fue:

-¡Oh! Ellos eran los dueños anteriores de la casa, cuando la vimos en venta mi esposo y yo fuimos los afortunados en poder comprarla. Llevamos aquí un mes. Creo que los Bianchi se fueron del país, pero no estoy segura.

A las 12pm de un sábado, mi nueva vida dió un vuelco hacia el lado equivocado.

No esperé a que terminara de hablar. Corrí para subirme al auto o iba a desmayarme.

-Vámonos a casa, mamá.

Mi mamá conduce mientras yo me enfoco en llamar a Edmund hasta que la compañía telefónica me corte la línea. Marcar su número fue complicado, mis dedos temblaban violentamente, pero cuando al fin logré llamarlo entendí que fue en vano. Edmund no contestó.

Nunca.

Llamé a Tai y la historia no hizo más que repetirse, entonces llamé a Vivien, la cuál atendió al segundo repique.

-¡Hola, Vi! ¿Cómo estás?...si, ya volví...estoy bien, bien, pero una pregunta, ¿Estás con Tai? Lo estoy llamando pero no contesta.

Otra vez ese maldito tono de confusión.

-Maine, no entiendo tu pregunta, claro que Tai no va a contestar, ya sabes cómo se pone cuando se trata de Edmund, pero prometo que lo haré entrar en razón. Es un rencoroso, ya sabes, ya sabes.

-Pero Vivien, yo no...

-Y ahora que podemos hablar, ¿Por qué no me contaste que Edmund y tú?...-Vivien guarda silencio, la escucho hablar con alguien y luego vuelve a nuestra llamada-. Amiga, te llamo más tarde, tengo un examen y ya debo entrar al salón, ¡Deséame suerte!

Me cuelga, y yo sólo me desespero, en serio me desespero, y pienso en llamar a Cassie, a Will, Bella, Brad...

Hasta que ocurre.

Una llamada de Emma logra darme la dosis de esperanza que creí perdida.

-¿Emma?-digo, desesperada, ansiosa...

-Maine, ¿Eres tú?

-¡Si, si! ¡Hola! ¿Estás con Edmund? Necesito....

-No-me corta, apenada-. No quiere hablar contigo de nuevo.

-¿Cómo dices?

-Edmund no quiere saber nada de ti, Maine. También creo que deberías dejar de llamarlo.

-¿Vió mis llamadas?

-Si, por eso me dijo que te llamara. También me dijo que no lo busques más. Borra su número. Imagina que nunca se conocieron. Él va a olvidarte, y te aconseja que hagas lo mismo.

Sin darme cuenta, las lágrimas me empapan las mejillas.

-Emma, ¿Es una broma verdad? Dime por favor que es una broma.

-Maine...

-¿Dónde están?

-No puedo...

-¡Sólo dime dónde mierda están!-grito.

-Nos mudamos a Boston-me confiesa-. No volveremos a la ciudad. Ahora, por favor, no vuelvas a llamarme, no quiero problemas con mi hermano.

-Emma, por favor, te suplico que pongas a Edmund al teléfono, te lo suplico-ruego, sintiendo la vida escurrirse entre mis lamentos-. No entiendo por qué está haciendo esto, no entiendo por qué de repente desapareció y está terminando conmigo a través de ti, ¿Es que no tiene los cojones para mirarme a la cara y decirme qué pasa? ¿Es que si quiera puede atender el maldito teléfono y explicarme por qué me odia?

-Maine, lo siento, pero esto te lo has hecho tú sola.

-¿Qué? Emma...

-Adiós, Maine. Voy a bloquear tu número.

-No, Emma, espera...

-No vengas a Boston.

-¡Emma!

Y colgó.

-¡NOOOO! ¡MALDITA SEA!-Grito, dañando por completo mi garganta.

La vuelvo a llamar, pero ella dijo la verdad. Me ha bloqueado. Esto...va en serio, es real, jodidamente real.

Edmund se ha esfumado.

Le pido a mi madre que detenga el auto y salgo disparada a vomitar en unos matorrales. La confusión, las preguntas sin respuestas y mi corazón roto me arrebataron las fuerzas, caí en plena carretera, llorando con total abandono. Mi madre me abraza, y yo sólo puedo seguir sufriendo en sus brazos.

No logro entender que ha pasado, no logro entender por qué Edmund se quiere deshacer de mí tan cruelmente. ¿Es que fui mala y no me di cuenta? ¿Es que de verdad el estar internada le causaba problemas? Mil preguntas cruzan por mi torturada cabeza y alma, pero creo que descubrir la razón no está en los planes del destino.

Y mientras el dolor en mi pecho pasaba de ser una pequeña raíz a convertirse en una secuoya, pensé en lo que Haiden me dijo una vez:

¿Del uno al diez, cuál es la probabilidad de que termines con tu primer amor?

Él levantó un dedo, pero ese mismo acaba de esconderse en un puño apretado.

Creo que, ya tengo mi respuesta.

Fin

《●》

¡Si llegaste hasta acá, tienes mi eterno agradecimiento!

Primero que todo, me gustaría agradecer a cada personita que se tomó el tiempo de leer esta historia hasta llegar a mi discurso de agradecimiento nada genial, ¡Te amo, Darling! Y segundo, espero que Edmund y Maine lograran dar a sus vidas un revoltoso toque de sentimientos :3

Y hablando de sentimientos, me gustaría escuchar qué sintieron con este capítulo final :")

Sigan sintonizando este libro y esta cuenta, que pronto se vienen noticias frescas uwu.

Pregunta del día:

¿Les parece si hago un capítulo con datos curiosos?

Un segundo agradecimiento nunca está de más:

¡Gracias por todo!






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