—¿Qué sucede?— le pregunto a papá que está mirándome ansioso desde la cocina mientras yo pongo las llaves sobre la mesa—. Mamá, ¿qué le pasa? —volví a preguntar.
Ninguno de los dos quería responder.
—Me está dando un puto ataque de ansiedad. Así que, ¿alguien piensa hablar?
Soy exagerada, lo sé, pero es algo que no puedo evitar por muy enojada o feliz que esté y lo que tramaban Azul y Mike me estaba poniendo nerviosa.
—Venimos de la escuela —empezó mamá.
Las clases empezaron hace ya un mes y a mí no me habían encontrado cupo todavía, y eso me deprimía ya que una de las cosas que más me gustó hacer fue estudiar, aunque suene raro.
Mamá y papá llevaban a mi hermana menor a esa escuela ya que ella sí logró entrar, y por ende, querían que yo entrara también. Así que empezaron a insistir con el director.
El tema ya me da picazón. Saber que podía repetir el último año no estaba en mis planes.
—Ajá... continúa —le digo.
—¡Conseguiste entrar! —exclamó mi papá—. ¡Y empiezas mañana!
Shock.
¿Qué...?
No seas bruta, tú escuchaste cabeza de chorlito.
Sí, sé que escuché, pero... ¿Qué?
—¿En serio? —pregunto y mamá asiente—. Oh, wow. Oh, wow. ¡Sí!
Salté a abrazar a mis padres. ¡No perdería el año! ¡Sí, sí!
...
Me puse feliz porque en realidad no tenía ni la menor idea de lo que podía pasar. Creí que iba a ser normal, como en todos mis años anteriores pero no. Tú llegaste a cambiarlo todo. Y... Te odio por eso.