Arde, mi bella estrella

By -TheDarkSwan-

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"Si ellos intentan asfixiarte, grita, el dolor te dará alas nuevas y el vuelo retomarás. Arde, mi bella estre... More

Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Me plagiaron (1) :)
Me plagiaron (2)
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42

Capítulo 30

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By -TheDarkSwan-

3:20 de la tarde.

Mirabel miró a su mami con pánico, notando cómo la nube gris aparecía sobre su cabeza mientras avanzaba para entrar a la habitación, la puerta cerrándose detrás de ella por obra de Casita.

Bien, Mirabel ha tenido una buena vida, no se arrepiente de nada, porque su querida madre está furiosa y eso significa que estará muerta pronto.

—Mirabel Margarita Rojas Madrigal —oh, está tan muerta —¿Entraste a la torre de Bruno? —un trueno resuena de la nube de su madre, quien la observa severamente a los ojos. Mirabel traga en seco y asiente, ganando otro trueno —¡¿Cómo diablos se te ocurre entrar a esa habitación?! —grita desesperada, dando dos zancadas y llegando hasta ella solo para tomarla de los brazos —¡¿Que hiciste?! ¡¿De dónde sacaste la visión?! ¿¡Cruzaste el abismo para llegar a la cueva?! —Mirabel vuelve a asentir, temerosa de que si abre la boca entonces su madre decida acabar con su vida —¡Eso fue peligroso! ¡Niña imprudente! ¡¿Cómo hiciste para cruzarlo?! ¡¿Qué hubiera pasado si caías?! ¡¿Y si te herías y nadie sabía dónde estabas?! —la angustia y el terror puro se resbalan en el tono de su madre, haciéndola querer romper en llanto.

—¡Lo siento! ¿¡Okey?! —llora Mirabel, rompiéndose de inmediato mientras hace sus manos puños y los pone en los hombros de su mamá —¡Necesitaba saber que sucedía con la magia! ¡Me dijeron que Bruno tuvo una visión sobre ello y fui a buscarla! ¡Y al parecer soy yo! ¡Yo estoy lastimando la magia! —hunde su rostro en el pecho de su madre, llorando en voz alta. Está tan asustada que apenas puede respirar. Pepa está rígida, y por dolorosos segundos está en silencio, sin moverse, alimentando más el terror de Mirabel, pero ni siquiera tiene tiempo de que la ansiedad se ancle, porque su mamá la envuelve en sus brazos, la nube dejó incluso de tronar.

—Amor, está bien, respira —le pide su mami con suavidad, frotando círculos en su espalda —. Soleado, cariño, soleado —Mirabel repite el mantra de su mami hasta que logra calmarse y separarse de ella para mirarla a los ojos —. Bien, nubarronita, lo hiciste bien —le susurra, pasándole las manos por las mejillas para limpiar sus lágrimas, moviendo sus lentes y retirarlas también de sus ojos —. Ahora, sin entrar en pánico, veré esa visión y resolveremos esto, ¿bien? —Mirabel asiente, separándose de su mami para dejarla acercarse al escritorio y ver la visión. Mantiene sus ojos clavados en su madre, observando su reacción. Pepa sólo observa un segundo la visión fijamente, su expresión se mantiene neutral y pronto toma la tapadera del rompecabezas, mirando más de cerca la tableta rota, luego los ojos de su mamá se abre con sorpresa —. Mirabel, observa —la quinceañera obedece, volviendo sus ojos a la tableta, solo para observar como su mami la inclina y la imagen cambia, igualmente está frente a Casita, pero ésta se encuentra sana y la propia Mirabel está sonriendo con alegría mientras algunas mariposas parecen revolotear a su alrededor.

—¿Cómo...? —murmura con su voz temblorosa, pero no tiene más tiempo cuando llaman a la puerta y la abren. Tanto Pepa como Mirabel miran rápidamente, solo para ver a Dolores ahí, con una expresión preocupada.

—La abuela casi está aquí con los Guzmán —les avisa, una mirada cómplice en sus ojos.

Pepa asiente —. Bien —declara con firmeza, girándose al escritorio, dónde lanzó los fragmentos de la tableta de nuevo al bolso para luego ponérselo a Mirabel —. Escucha, vamos a resolver esto después, por ahora, mantén esto contigo y no te separes de ellos. Dos cabezas piensan mejores que una, y en nuestro caso, tenemos a tu papi y a tus hermanos para pensarlo —le dice su mamá con una expresión preocupada, colocando su mano en la mejilla de Mirabel —. Te ha dado dos versiones, eso nunca había pasado con las visiones de mi hermano, pero te aseguro que tú no estás lastimando la magia, te lo digo como tu madre, que te conozco como la palma de mi mano, que te he visto crecer y sé de lo que eres capaz. Tu. No. Estás. Lastimando. Nada —Mirabel asiente a las palabras de su mami, sintiéndose completamente segura ahora y mucho menos ansiosa por esa visión —. Ahora vamos, terminemos con esa comida de compromiso y averigüemos que quería decir esa visión —Mirabel se adelanta, saliendo al pasillo donde Dolores desliza su brazo con el suyo para enlazarlos y le da un apretón reconfortante, su mami se pone de su otro lado, enganchando de la misma manera su brazo en el de Mirabel.

[...]

Esto estaba mal, esto era una mierda total.

La cena había iniciado, justo a Mirabel le tocó sentarse al lado de Isabela. El orden consistía en abuela en la cabecera, luego la señora Guzmán, sigue Mariano, Isabela, Mirabel, Dolores, Toñito, en la cabecera está Luisa, luego Annie, sigue Camilo, luego Félix, Pepa, Agustín y por último Julieta.

Bien, la comida inició "bien", y luego todo se fue al carajo. Mirabel intentó mostrarse lo más serena posible, Dolores estaba igual y su mami manejó demasiado bien sus emociones, ya que no había ninguna nube sobre su cabeza ni tenía el entrecejo fruncido. Había ido "bien", hasta que ya no lo fue.

Dejó su bolso a sus pies entre ella y Dolores, no podía tenerlo encima como había dicho abuela, así que lo dejó ahí, cerrándolo lo mejor posible. Luego su maldito bolso estaba siendo abierto por coatíes, Dolores le dió un breve codazo para que con una mirada alarmada le señalará debajo de la mesa. ¡Los malditos (perdón, Toñito) coatíes estaban armando la visión en una charola!

Y todo fue en picada desde ahí.

Se golpeó cuando subió de asomarse debajo de la mesa ante el llamado de Mariano, capturó la mirada preocupada de su mami, quien parecía comenzar a ponerse nerviosa, su papi estaba confundido, Camilo le exigía respuestas con la mirada, Luisa seguía deprimida, Julieta y Agustín estaban angustiados e Isabela la estaba mirando con dagas en los ojos igual que la abuela.

Luego desastre tras desastre.

¿Lista de cosas que hizo?

1. Insistió en que Mariano se declarara rápido, la señora Lorena menciono que Mariano quería cantar y mandó a una Luisa al borde del colapso por el piano, pero Mirabel siguió insistiendo en que se declarara ya.

2. Se lanzó a las grietas que aparecieron en el suelo para cubrirlas, presumiendo una estúpida pose. Su mami a esta punto estaba creando una nube, Dolores estaba llevando las orejeras que tenía colgando en su cuello a sus oídos, sus hermanitos pequeños estaban confundidos junto a Julieta y Agustín.

3. Corrió debajo de la mesa al ver cómo unos colibríes arrastraron la visión fuera y elevándola hacia la mesa. Eso llevó a qué se quisiera salir abruptamente, se golpeara y su mamá gritara del susto haciendo que su nube comenzara a llover.

4. Mirabel rodeó la mesa, tomando la cabecera adyacente a la de abuela, tratando de agarrar la charola que los coatíes había puesto frente a Toñito, pero sus malditos dedos hicieron mala fricción y la visión se deslizó al otro extremo de la mesa, llegando frente a la abuela.

Bien, Mirabel para arruinar compromisos, envienle una carta y ella cobrará barato por el servicio.

Enserio, solo quería que la tierra la tragara y la escupiera lejos de aquí.

La señora Guzmán se levantó de su asiento, yendo hacia Mariano (que se sostenía la nariz, al parecer Isabela lo golpeó con un brote en algún momento que se perdió) y diciendo que se retiraba (muy molesta) los dejaron ahí ignorando el llamado de la abuela. Cuando salieron, los ojos de la abuela pronto fueron a Mirabel, observándola con severidad.

—Mirabel, tú... —dijo la abuela con dureza, pero no pudo decir nada cuando un trueno resonó.

—¡No te vayas a atrever! —le grita Pepa a su madre, levantándose abruptamente de su silla que cayó hacia atrás, siendo seguida de inmediato por Félix para envolver sus brazos en la cintura y evitar que su esposa haga una locura.

Isabela se vuelve furiosa hacia Mirabel —¡Te odio! ¡¿Cómo pudiste arruinar el compromiso así?! —le grita, hay un tinte de angustia y desesperación, al igual que enojo en sus ojos, que provocan que Mirabel se sienta cada vez más pequeña en la habitación.

—¡No le escupas esa mierda a mi hermana, estúpida princesita! —le grita Camilo a Isabela con rabia, levantándose abruptamente de la silla para golpear las manos en la mesa y mirar con desafío a Isabela, que le mira de la misma manera.

—¡No insultes a mi hija! —grita Agustín a Camilo con enojo, levantándose de su silla también, Julieta se levanta, intentando calmarlo mientras mira con pánico alrededor de la mesa. Luisa ingresa al comedor, intentando arrastrar el piano hasta que se derrumba llorando fuertemente. Annie y Antonio están hechos un ovillo en sus sillas, mirando con ojos asustados el alboroto.

Mirabel solo puede observar, con sus ojos llenándose de lágrimas y el corazón latiendole en los oídos el desastre con su familia. Cada vez siente que las paredes se hacen más pequeñas, que no podrá respirar en cualquier momento. Y sus ojos vagan a Dolores, quien está mirando más allá de abuela, como si observará la pared mientras remueve un poco sus orejeras como para escuchar, solo para volver a ponérselas y mirar directo a Mirabel, una enorme resolución brillando en los ojos de su hermana. Dolores toma el bolso del suelo, se levanta abruptamente tirando la silla mientras hace una mueca (por el ruido fuerte que ella misma generó), y se pone al lado de Mirabel. Casita alza los pisos del lado de la abuela, levantando la mesa para que la visión se deslice hasta la otra punta, dónde Dolores la tira toda al bolso, solo para tomar a Mirabel de una mano y arrastrarla fuera del comedor corriendo.

Mirabel no puede procesar bien, dejándose arrastrar por su hermana hasta que la lleva a un cuadro que hay al lado de la puerta de Dolores, el cual abre para mostrarle un pasaje.

Dolores la toma por los hombros y la voltea hacia ella —. Escucha, necesitas respuestas, necesitas saber más de esto —le dice firmemente, colocándole el bolso rápidamente solo para poner sus manos en sus mejillas —. Pídele respuestas a la persona que verás detrás de estás paredes, no lo dejes ir, jala sus orejas de ser necesario, pero obtén las respuestas que necesitas —Dolores besa su frente —. Vamos, hermanita, tu eres una estrella, arde y no te detengas —Mirabel encuentra la resolución que no sabía que se estaba perdiendo, y tras asentirle a su hermana se adentró detrás del cuadro, dónde Dolores lo cerró para dejarla sola en ese sitio.

Bien, tenía que buscar a una persona detrás de las paredes que tiene las respuestas, funciona para ella.

Pronto observó una rata pasar, recordó que su hermana esa mañana había dicho "las ratas en las paredes", y por más loco que se escuche, sintió que esa era su pista, así que la siguió, corriendo.

Corriendo hasta que visualizó una figura encapuchada, que la miró a través del rabillo del ojo después de recoger a esa rata, solo para comenzar a correr y que iniciaran una persecución.

.
.
.
.

Dolores bajó los escalones con calma, segura de que Mirabel alcanzaría a su tío Bruno en la persecusión y le sacaría respuestas, así que ahora, ella debía ir a por los niños más pequeños y tranquilizarlos, porque obviamente sus papás iban a pelear con la abuela y no era bueno que los niños estuvieran ahí.

Al bajar el último escalón se encontró con Isabela, quien caminaba a paso marcado y con el ceño arrugado en molestia.

—¿Dónde la has llevado? —la cuestiona Isabela entre dientes, mirándola desafiante.

—¿Quieres que te lo diga para que vuelvas a gritarle que la odias? —le dice con dureza, mirando con los ojos entrecerrados a Isabela.

Isabela parece vacilar, algo en su mirada se marchita, pero se niega a abandonar su postura —. Estuvo mal lo que pasó, no quise decirlo, yo solo... Tsk, olvídalo —gruñe, pasándola de largo para subir las escaleras.

Dolores suspira, y mueve un poco las orejeras para dejar un poco descubiertos sus oídos, escuchando como Mirabel ha gritado por ayuda, haciéndola paralizarse y abrir sus ojos asustada, pero luego escucha como se desarrolla la situación y resopla con exasperación cuando Mirabel murmura un "no estaba hondo, al menos no te maté". Si, Mirabel había sido contagiada por completo por su mamá.

Repentinamente, pasó Luisa a su lado, llorando mientras subía los escalones, Agustín y Julieta la siguieron de cerca con mucha preocupación y pronto los tres estaban encerrados en la habitación de Luisa.

Siguió su camino, encontrándose ahora con Toñito y Ann, quienes venían encogidos en sus hombros.

—¿Lolo? —Toñito la llamó vacilante, deteniéndose ambos frente a ella —¿Mira se enojará conmigo por querer saber que hacía? —le pregunto con voz temblorosa, casi al punto del llanto.

Dolores le miró con suavidad —. Por supuesto que no, Toñito, no tenías ninguna mala intención, y ambos sabemos que tanto tú cómo Annie son sus favoritos, así que nunca se enfadaría con ustedes —le dice con una sonrisa cariñosa. Mientras tanto, escucha como su hermanita interroga a su tío por todo su camino a la habitación en dónde se queda el vidente.

—¿Enserio? —le pregunta su hermanito, solo para que sus ojos vayan hacia la parte de arriba —, las ratas están hablando —susurra.

Dolores se pone de pie, mirando a ambos niños —. Entonces suban y escucha de ellas la situación, Toñito, y si puedes ayudar a Mira, entonces lo haces le dice en voz baja, guiñándole un ojo. Su hermanito asiente con resolución, y pronto toma la mano de Annie para subir los escalones.

—¿Puedes decirme que carajos fue lo que pasó? —la cuestiona Camilo mientras se acerca a ella, una mirada llena de preocupación —. Sacaste a Mirabel de la nada y mamá está a punto de querer asesinar a la abuela porque cometió el error de decir que "sabía que Mirabel tenía algo que ver".

Dolores mira a su hermanito y suspira —¿La visión? —Camilo asiente —. La tuvo el tío Bruno antes de desaparecer, ya viste un lado, en él Mirabel está frente a una Casita destruida, pero la visión tiene otro lado y en ella Mirabel también está frente a Casita, pero está totalmente intacta —le dice con tranquilidad —. Ahora envié a Mirabel con la única persona que podría darle respuestas concretas sobre la visión y que más hacer —inclina un poco su cabeza, escuchando como su hermanita suelta un sollozo y abraza con fuerza a Bruno cuando ha reconocido que él se fue para protegerla.

—¿Con quién podrías tu enviarla? —la cuestiona Camilo, sin entender del todo sus palabras.

Dolores le sonríe —. Con nuestro tío Bruno, que ha vivido detrás de las paredes por diez años, escondido para proteger a Mirabel de que se revelara la visión y arriesgar a qué la marginaran o la abuela tomara medidas drásticas que no pudiéramos evitar —le contesta muy rápidamente (por qué si, Dolores también necesita encontrar un poco de humor en todo esto para no entrar en una crisis de nervios, y que mejor que encontrar el humor siendo un poco mierda como su mami).

Camilo abre su boca en shock —¡¿Qué?! —grita con incertidumbre —¡Me estás tomando el pelo!

—Nunca, hermanito. Nunca —le asegura, dándole palmaditas en la espalda. Escucha como Mirabel le pide respuestas concretas a su tío, diciéndole que si estarse involucrando va a lastimar a la familia, que se lo diga para detenerse, pero su tío le insiste que no es así, que en realidad esa visión no es concluyente y que desearía haber visto más, solo para después intentar ahuyentarla. Dolores resopla ante eso, ganándose una mirada confundida de Camilo, pero sigue escuchando más, y sonríe con orgullo cuando Mirabel no cede y le da una alternativa a Bruno para descubrir más. Además, Antonio se está moviendo junto a su jaguar por las paredes con Annie acompañándolos para llegar a la habitación mientras su hermanito habla con la ratita.

—Estas escuchando de que hablan, ¿no? —dice Camilo mirándola con una expresión plana.

Dolores le sonríe —. Mirabel es un pequeño demonio inteligente, y Antonio también —dice con orgullo, escuchando como su hermanito les dice que pueden usar su habitación para hacer una visión —. Necesitamos cubrir a Mirabel por un buen rato —dice Dolores, mirándolo —¿Que dices de decir que Mirabel escapó al pueblo? —le sonríe a su hermano con algo de diversión, obteniendo una sonrisa igual por parte de Camilo, quien de inmediato cambia a Mirabel, dando un giro con gracia, solo para salir corriendo de Casita y Dolores lo sigue con su audición, a la vez que escucha como Mirabel arrastra a Bruno por las paredes para llevarlo a la habitación de Toñito, con los dos niños de cinco años guiándolos montados en el jaguar.

Espera pacientemente, y pronto nota como ya están en el cuadro, escuchando las ratitas asomarse por el pasillo —. Espero me puedan entender ahora que Toñito es del tipo animal, pequeñas ratas —dice en un tono un poco alto, las ratitas se asoman por las barandillas, a lo que Dolores sonríe —. Díganle a Toñito que, en cuanto los lleven a la habitación, Annie y él vengan conmigo, debemos cubrir a Mirabel con el resto de los adultos —escucha el chillido de las ratas, que vuelven al retrato.

El retrato se abre una vez más, y escucha las pisadas que intentan ser sigilosas, pero rápidas. Se escabullen hasta la puerta de Toñito y todos entran seguramente, haciendo que Dolores suspire con alivio.

Okey, ahora debe jugar esto bien para sacar a abuela de Casita.

Y una vez fuera, moverá hilos para que la abuela vaya en dirección a los Guzmán y se entretenga hablando con ellos.

.


.
.
.

Pepa resopló exasperada, sin molestarse en preocuparse si caía un rayo en el comedor mientras su madre salía, queriendo ir a buscar a Mirabel para discutir esta situación con ella presente. Le pisó los talones a su mamá junto a Félix, para nada dispuesta a dejar que la matriarca se metiera con su hija más joven.

Cuando salieron, su mamá se detuvo frente a Dolores, quien estaba al pie de la escalera con una expresión tranquila en su rostro.

—Dolores, ¿dónde ha ido Mirabel? —la cuestiona con severidad.

—Quise sacarla para que tomara un respiro, porque estaba por tener un ataque de pánico —comenzó a decir Dolores con seriedad, mirando firme a su abuela. Pepa sintió que se le encogió el corazón cuando su hija mayor dijo que su hija menor estaba alterada  —. Una vez que se calmó, quise hablar con ella pero echo a correr y ahora está en el pueblo —informó, sus hombros notoriamente tensos.

—Esa niña... —susurró abuela con frustración.

Pepa observó como Dolores apenas hizo una pequeña inclinación de su cabeza, como si le prestará atención a algo, pero fue tan sutil que se perdería fácilmente (no para Pepa, era su madre después de todo).

Pronto, Julieta, Agustín y Luisa bajaron.

—¿Mirabel corrió al pueblo? —preguntó Luisa con un pequeño resfriado, su pobre sobrina apenas había acabado de llorar al parecer.

—Esa niña claro que lo hizo, es mejor evitar las cosas que enfrentarlas —murmuró la matriarca con cansancio, solo para dirigir la mirada hacia Julieta, Agustín y Luisa —. Ayúdenme a buscar a Mirabel, necesitamos resolver esta situación, ahora —puntualiza sin oportunidad a objeciones. Luisa de inmediato se adelanta, seguro queriendo advertirle a su prima de la situación, Julieta y Agustín la siguen un poco más vacilantes —. Dolores, ¿me dirás-?

—Los Guzmán parecen muy molestos —dice Dolores repentinamente, interrumpiendo a su abuela —, han dicho que si no obtienen una disculpa disolverán el compromiso —la cara de la matriarca cambia a preocupación —, también, algunos del pueblo quieren reunirse para venir a hablar contigo y saber que está sucediendo con el Encanto —agrega.

—Me voy a dirigir con los Guzmán, encuentren a Mirabel —dice la matriarca con firmeza, solo para salir de Casita apresuradamente.

Pepa se vuelve hacia su hija mayor —. Cariño, por favor, ¿dónde está tu hermana? —le pregunta, y por un breve instante, encuentra vacilación en los ojos de su hija, quien hace un movimiento sutil con su cabeza, como si escuchará algo más, solo para mirarla.

—Se está escabullendo por la plaza del pueblo, intentando perder tanto tiempo como sea posible —le dice su hija, arrugando el ceño con tristeza.

Pepa hace una pequeña mueca sabiendo que su hija miente, pero si lo hace, es porque está tratando de cubrirle la espalda a Mirabel con algo, así que solo por esta vez, aunque lo deteste, creerá en su mentira —. Félix, amor, vamos —le dice a su esposo, enganchando su brazo al de él, y pronto lo arrastra fuera de Casita. Rezando para que está decisión sea la correcta, que debe darle espacio a sus hijos para resolver esto a su manera.

.
.
.
.

Dolores suspiró, aliviada al escuchar como las pisadas de sus padres se alejaban al pueblo. Annie y Antonio estaban escondidos en las escaleras, y estuvo escuchando lo de la visión que su tío tuvo.

Al parecer darle un abrazo a Isabela ayudaría con las grietas y a la magia. Tanto como Mirabel, enserio Dolores estaba cuestionando como eso ayudaría, pero de nuevo, las visiones de su tío son únicas.

La pobre de su hermanita al ver lo que tenía que hacer se desinfló, murmurando pesadamente que ahorita no era la persona favorita de Isabela. Bueno, Mirabel lo resolvería.

—Toñito, Ann, ¿Vamos a "buscar" a Mirabel? Creo que la escuché por el pueblo, cerca de la iglesia —les dice a los niños, que comienza a bajar de las escaleras para encontrarse con ella, solo para llevarlos de la mano fuera de la Casita.

Mientras avanza por la colina, escucha como el tío Bruno anima a Mirabel, diciéndole que el Milagro y su salvación depende de ella, y como ella es la persona que necesitan.

Dolores sonríe, orgullosa de que su tío le diga las palabras exactas que ella misma le diría a su hermanita.

[...]

N/A: Esto va a ser divertido, escribí esto porque ya no me pude detener y ahora van los capítulos que ya tenía listos jsjsjs

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