3:00 de la tarde.
Pepa bajó por las escaleras al piso de abajo para revisar cómo iba Toñito mientras Félix se había llevado la caja más grande de la mudanza y ella traía una más chica, notó que sus hijos e Isabela parecían hablar de algo, así que los pasó de largo con una pequeña sonrisa, sus pensamientos girando en una espiral de recuerdos lejanos. Que Mirabel haya preguntado por Bruno, ciertamente era algo que no había esperado, sus hijos aprendieron a no mencionar el nombre porque conocían las emociones que traían a Pepa, pero después de todo, no podían simplemente no llegar un día en el que no preguntaran por él, ¿no? Y más por el hecho de que él fue su tío.
—¡Mami! —la vocecita de Antonio capturó su atención, llevándola a sonreír cuando su hijo de acercó a ella. Su pequeño niño estaba disfrutando claramente de su don, si el montón de animales haciendo un círculo en el suelo del patio era una señal —¡Mira! ¡Te quiero presentar a mi amiga! —le dice mostrándole una pequeña ratita que acuna en sus brazos —¡Se llama Pepita! —Pepa siente que por un segundo que pierde el aliento, su expresión se entristece, por solo un momento, ha visto a su hermanito reflejado en su hijo, un recuerdo lejano cuando él le presentó una pequeña ratita de la misma manera.
Pronto Pepa le sonrió con cariño a su hijo —. Es muy linda, solecito —le dice suavemente, y su hijo asiente, corriendo de nuevo al resto de animales.
Siente la llegada de una nube cuando sus ojos se nublan, así que camina de inmediato al comedor que debería estar vacío a estas horas. Ingresa y abandona la caja sobre la mesa, arrastrando una silla fuera para sentarse.
Sus ojos adquieren una mirada distante, observando un punto muerto de la habitación mientras la nube gris se va formando sobre su cabeza.
Recuerda tantos días siendo un equipo, siendo solo ellos dos contra el mundo. Al poseer dones más caóticos, Julieta fue considerada la "niña de oro", mientras que ellos debían esforzarse más, debían tener más el control. Así que era lógico que Bruno y Pepa se apegaran más el uno al otro.
No lo malinterpretes, Julieta es su trilliza, los tres tienen una conexión única, al grado de poder decirse palabras con solo una mirada, pero el vínculo que Pepa tenía con Bruno estaba a otra altura. Ambos desde que recibieron sus dones intentaron más que cualquiera, fueron reprendidos más que cualquiera y de alguna manera, a veces apartados por otros niños e inclusive adultos.
Bruno se sentaría en la nube tormentosa al lado de ella, se recargaría contra su costado y le ofrecería una arepa para curar la herida que se ha hecho. Bruno le diría que estaba bien que expresara lo que sentía. Bruno trataría de animarla, contando historias únicas que la harían reír.
Y Pepa estaría al lado de su hermano después de una mala visión, acostando su cabeza en su regazo y acariciándole el cabello mientras el dolor de cabeza se le pasa. Pepa estaría ahí para asustar a los matones que quisieran meterse con su hermano. Pepa cumpliría el rol de protagonista en las historias que su hermano a inventado, haciendo las interpretaciones. Y después de que siempre fueron dos, a veces eran tres, ya que Félix se les unió, y él siempre defendió a Bruno, incluso lo llamaba "hermano" y cuidaba de él cuando ella no podía hacerlo.
Bruno y Pepa siempre se sostuvieron la mano.
Y luego soltó la mano de su hermano.
Su hermano había sido un idiota con su broma mala y de pésimo gusto, la hizo alterarse y llorar el día de su boda. Se casó y fue feliz, pero se casó en un huracán y su madre estuvo disgustada por una boda "arruinada".
Ella dirigió su molestia a él en su momento, le gritó enojada, cuestionando como podía haberle hecho eso. Él se disculpó, pero el enojo y la amarga sensación de fracaso no aceptaron sus disculpas.
Soltó su mano, se apartaron.
Cuando su madre se puso de su lado, bueno, Pepa fue más dura consigo misma, también tensó la relación con Bruno y se apegó más a Julieta. No se alejó tanto, pero ya no fue lo mismo. Él estaba ahí, ella también, hablaban, pero ya no era lo mismo. Su madre parecía cada vez más decepcionada, más dura, y Pepa se esforzaba más para mantenerse del lado bueno de ella, manteniendo las nubes alejadas.
Su madre nunca la dejó olvidar el "fiasco" de la boda, y Pepa nunca pudo cruzar el puente para decirle a su hermano que quería olvidarlo, comenzar de nuevo. Y la molestia de su madre debía ser la molestia de ella...
Sólo desearía cambiar eso. Por lo mismo que se alejaron, vio como su hermano lucía más cansado, se encogía más en sus hombros, cohibido, incómodo...
Pero aún con la distancia, con ese muro que los separaba y mostrarse malhumorada de vez en cuando en el momento que se cruzaban, siempre sonrió cuando Bruno era el mejor tío de todos con los niños. Si Dolores estaba abrumada, él la cargaba y la llevaba a su habitación, hablaba durante horas con Isabela, quien no paraba de explicarle el significado de las flores, le leía historias a Luisa hasta que se quedara dormida. Y cuando las niñas crecieron y se apartaron, llegaron Camilo y Mirabel.
Mirabel fue su favorita, Pepa no tiene ningún miedo a reconocerlo. Mientras el resto de la niños lloró cuando los cargó por primera vez, y también se asustaron cuando lo encontraron teniendo una visión. Mirabel había sonreído cuando la cargó, Mirabel se quedaba con él hasta que la visión involuntaria se fuera y le ofrecía una galleta a su tío. ¿Y él? Él amaba a Mirabel demasiado, siempre cediendo fácilmente a ella, mayormente, ella siempre buscaría que él fuera el primero en cargarla en brazos.
Pepa suspiró, recordando los últimos momentos que Bruno pasó con los niños. La última vez, les estuvo contando a Camilo y Mirabel una historia en el comedor, mientras ella, Julieta y su mamá se sentaban a hablar.
Y después no quedaba nada, sucedió la ceremonia de Mirabel, su mamá le exigió una visión y él se fue.
~~~~~
La mañana de Pepa había iniciado con apenas los primeros rayos del sol, la inquietante incertidumbre apenas dejó dormir a Pepa, tenía mucha preocupación por su pequeña sobrina, a quien después quería buscar para darle un fuerte abrazo y decirle que todo estaría bien.
Salió de su habitación y bajó al patio, intentando tomarse un pequeño respiro y hacer esfumarse la pequeña nube sobre su cabeza. Su hermana salió de la cocina y se unió con ella, luciendo tan cansada y angustiada que destrozó el corazón de Pepa, quien se le acercó y trató de reconfortarla.
"Sabremos que fue lo que sucedió", llega la voz de su mamá, Alma, y ambas giran su atención a ella, notando que ha bajado el último escalón de la escalera y se dirige a ellas. Pepa por alguna razón, en lugar de sentirse reconfortada por tener respuestas, inexplicablemente siente preocupación. Su madre tan impasible, las mira a ambas. "Le pedí a Bruno anoche que tuviera una visión para averiguarlo, y estoy segura que se ha esperado hasta ahora para explicarnos qué sucede con Mirabel".
Pepa siente que su suelo se desvanece, una nube gris y tronando para expresar el enojo y frustración que siente. "¡¿Cómo pudiste pedirle una visión, mamá?!". Cuestiona a su madre con un tinte de desesperación en su voz. "¡Él dijo que no se sentía como haciendo visiones para ningún miembro de la familia desde lo sucedido con Dolores!". No podía creer como su madre había roto ese acuerdo, esa promesa.
"Necesitábamos respuestas, Pepa, ¿entiendes que la situación es delicada, amor? Brunito sería de gran ayuda para averiguarlo. Lo necesitamos". Su madre dice con gran preocupación y cansancio, que Pepa sella sus labios, aceptando las palabras de su madre.
Pero repentinamente siente un tirón en su corazón, la imagen de su hermanito viene a su mente y el corazón se le marchita, como un preludio a algo malo. Los vellos de la nuca se le erizan y se siente muy fría. Algo en su alma le grita y ella corre, subiendo las escaleras de inmediato e ignorando el llamado confundido de su madre y su hermana.
Su hermano.
Su hermano pequeño.
Se trataba de su hermano, es tan fácil saberlo porque son la mitad del otro. Son las plumas de una misma ave. Son dos aves, juntos en un alambre. Siempre Bruno sabría si ella está mal, y ella sabría siempre cuando él estuviera mal.
Ahora el frío sudor le recorre la espalda mientras corre a su habitación, frenando unos instantes y mirando con desesperación como la luz de la puerta de su hermanito se atenúa hasta apagarse. Ella vuelve a correr, abriendo la puerta e ingresando con un solo objetivo en mente y eso era encontrarlo. Corre y sube todas esas escaleras, esperando que él estuviera en su cueva de visión, rezando para que su hermanito estuviera ahí, pero la desesperación se convirtió en un dolor en su corazón cuando notó como había un enorme abismo dónde antes había estado el puente, impidiéndole ir más allá.
Entonces Pepa se derrumbó de rodillas, su mente en blanco por unos instantes mientras las nubes grises se formaban sobre su cabeza y tronaban.
Su hermanito no estaba.
Su hermanito se fue.
Bruno ha desaparecido.
Ido, lejos de su alcance, sin poder decirle que lo lamenta, sin poder decirle que no había sido su culpa, sin poder decirle que fue una tonta que solo quiso complacer a mamá.
Pepa arrugó su rostro y soltó un grito desgarrador, llorando a todo pulmón mientras una lluvia torrencial la empapaba completamente.
~~~~~
Cubrió su rostro con sus manos, ignoró por completo la nube negra sobre su cabeza que tronaba, a estas alturas no le importaba dejar caer un poco de lluvia en el comedor, sólo necesitaba este único momento para volver a seguir.
Tantos días de niñez, tantos momentos sentados uno al lado del otro, metiéndose en problemas con tal de proteger al otro, se habían ido en el momento en que el brillo de la puerta de su hermano se apagó.
Pepa mentiría si dijera que no duele, que no lo extraña, que desearía tomar su mano una última vez y decirle que lo de la boda no fue gran cosa, incluso, como Félix lo decía, el huracán la había vuelto única.
Pero no está aquí, no volverá porque lo empujaron demasiado, ella sabe que fue muy empujado, él estaba cansado, harto y fastidiado, un don que era más cómo una maldición que una bendición.
Extraña los días en que era él y ella, hablando de mundos imaginarios, escondiéndose de su madre y las reprimendas que les daría por meterse en problemas... Simplemente siendo el mejor equipo.
—Bruno... —susurró con voz llorosa, dejando caer sus lágrimas con la llovizna abrazándola.
Pepa se sentía tan sola ahora mientras lloraba, sin saber, que del otro lado de la pared, su hermanito estaba recargado, haciéndole compañía mientras derramaba algunas lágrimas en silencio.
[...]
3:10 de la tarde.
Pepa no sabía cuánto tiempo había transcurrido, por ello elevó su mirada para notar que el reloj marcaba solo veinte minutos antes de la comida y no habían puesto la mesa, así que de inmediato se levantó, llamando a su hija Dolores que seguro estaba en el rango de audición para que llamará al resto a poner la mesa mientras ella se dirigía a dejar la caja a la habitación de Toñito y después a su propia habitación para cambiarse el vestido.
Pepa era rápida cuando quería, y cuando ya marcaban las tres con quince, ya salía de su habitación con un vestido seco, lista para bajar mientras escuchaba como varias voces hablaban desde abajo, seguro ya habían puesto la mesa en tiempo récord. Antes de bajar, se detuvo cuando un sonido abrupto vino desde la habitación de Mirabel, haciéndola fruncir el ceño con preocupación, entonces, caminó de inmediato y abrió la puerta con preocupación, solo para encontrarse con la mirada llena de pánico de su hija, pero no pudo mantener sus ojos en ella, porque el brillo verde que captó por el rabillo del ojo la atrajo de inmediato.
Bueno, mierda, ¿esa era una visión de su hermano?
[...]
N/A: Hice esto y chillé un buen rato TwT desde hace rato tengo este capítulo, había pensado algo así para la relación de Pepa y Bruno, y luego ¡Vi este animatic y no pude evitar inspirarme muchísimo más en el porque es una obra de arte! Así que les dejo esta obra de arte para que sepan de dónde me inspiré: https://youtu.be/RUpxUKiLMT0