Hampton Royal [B el misterio...

By memoriasde21

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El mundo de Gala se vuelve un caos pero es una fiel fanática de las novelas de misterio y películas de terror... More

BOOKTRAILER
Prólogo ✔
Capítulo 1✔
Capítulo 3✔
Capítulo 4✔
Capítulo 5✔
Capítulo 6✔
Capítulo 7✔
Capítulo 8✔
Capítulo 9✔
Capítulo 10✔
Capítulo 11✔
Capítulo 12✔
Capítulo 13✔
Capítulo 14✔
Capítulo 15✔
Capítulo 16✔
Capítulo 17✔
Capítulo 18✔
Capítulo 19✔
Capítulo 20✔
Capítulo 21✔
Capítulo 22✔
Capítulo 23✔
Capítulo 24✔
Capítulo 25 ✔
Capítulo 26✔
Capítulo 27✔
Capítulo 28✔

Capítulo 2✔

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By memoriasde21

Un muerto y tres tontos


Lunes 7 de septiembre...

¡Loca, loca, debo estar loca!

Me observa desde el suelo a horcajadas sobre el otro chico, cambia al desafortunado que se encuentra ensangrentado y comprende. Lo suelto lentamente. Me retiro lo más lejos posible antes que decida que soy su próximo objetivo.

Tengo que dejar de ser tan impulsiva o acabare como el idiota de los rizos.

Se levanta pero no se marcha, analizando con ira, no hace nada, solo se queda ahí observando.

Sabe que si sigue podría matarlo.

- ¿Qué está pasando aquí?

Escucho la estridente voz, es una profesora...

¿Y cómo no?

Tenía que ser la profesora de literatura, la señorita Mitchell, quien mira horrorizada la escena, luego al chico alto y luego a mí.

- ¿Qué?.... ¡yo no tengo nada que ver!

Indignada por la manera en la que me mira.

- ¡Alguien llévelo a la enfermería!-demanda histérica.

- ¡Bruja!-finjo toser.

-No es para tanto solo le arreglaron la nariz.

Informa una voz que me parece algo familiar, lo cual es raro teniendo en cuenta que no conozco a nadie en este lugar. Giro en su dirección, es el chico con el que choque. Al parecer traía gafas de repuesto.

Que alguien queme eso.

- ¡Oh, eres tú!-me acerco sorprendida-Te estaba buscando.

Su mirada expresa muchas cosa uno no tiene ni idea de quien soy, dos que todo aquí le parece en extremo divertido y tres porque le estoy hablando. Saco el paquete de cigarrillos.

-Se te cayó.

Silencio incomodo. Si las miradas mataran...

- ¡Vanja a dirección!

Le grita Mitchell al chico rubio.

-Tú señorita ya estabas castigada así que síguelo...Me esperaba esto de cualquiera menos de ti Ang...Daneb.

Se corrige señalando al dueño de los cigarrillos como si realmente le afectara, lo cual es imposible porque no creo que esta señora tenga corazón.

-Los quiero caminando al despacho del director y cuando terminen me van a buscar, para asignarles sus castigos-demanda finalmente.

Mis manos sudan por los nervios, arreglo mi falda repetidas veces intentando ignorar la mirada del castaño. De vez en cuando buscando ayuda en la del rubio quien no nota mi existencia. Felicidades esta vez te has superado. Has roto tu propio récord. Pasaste de ir a la dirección la primera semana al primer día. Si mi hermano se entera seguro que me felicita.

Dos hora aproximadamente escuchando como deberíamos comportarnos. Que si era mi primer día y ya causando problemas. No debemos pelear. No debemos fumar. Como estudiantes de último año debemos enfocarnos en el ingreso a la universidad. Bla bla bla...En fin fue un largo monólogo de críticas y reproches.Casi envejezco ahí dentro. Me duelen horrible las piernas. No me considero una persona problemática. Más bien incomprendida.

Por alguna extraña razón los estudiantes en mi antiguo instituto creían que me creía superior. Los profesores tenían la teoría de que me estaba burlando de ellos. Resumen, toda la escuela me odiaba.

Me detengo frente al aula asignada para nuestro castigo. Soy la primera en llegar. La puerta está entre abierta. Entro pero no sin antes notar la extraña mancha roja en el cristal. Es apenas una línea fina casi imperceptible que no escapa de mi vista.

La sorpresa me golpea, mi respiración se detiene. Siento mis manos temblar....Todo mi cuerpo está temblando en respuesta, no es miedo, es algo más...Sí, es eso, la emoción de un misterio, uno que sé, me meterá en más de un problema, pero el cual estoy dispuesta a resolver. Escucho voces detrás de mí, son ellos.

Observar curiosa sus reacciones. El primero en entrar da un grito ahogado tapa su boca evitando otra exclamación, mientras que el segundo suelta una maldición seguida de una pequeña risa nerviosa.

Regreso mi vista al frente, grabo en mi mente cada pequeño detalle, quiero registra hasta lo más insignificante. Estoy llena de preguntas las cuales aún no tienen respuestas, pero pronto, muy pronto las tendré ¿Cómo alguien pudo crear semejante escena y de donde saco el tiempo para hacerlo?

Y ahí estaba ella.

Sentada pacíficamente en la silla de su escritorio, su mano derecha sostenía un bolígrafo, apoyado sobre una hoja de papel, como si estuviera a punto de escribir o terminando de hacerlo. Pero eso no era posible, porque lo que se encontraba en la silla era el cuerpo sin vida de la señorita Mitchell, la profesora de literatura. Era una escena grotesca pero a la vez tenía cierta belleza.

¿La evidencia de su muerte?

Donde deberían encontrarse sus habituales ojos cafés, llenos de quejas, reproches y amargura, ahora era el hogar de dos hermosas rosas blancas, una en cada cuenca.

La sangre brotaba por debajo de las rosas, hasta las mejillas, como cascadas, lágrimas ensangrentadas. Algunos de los pétalos blancos se encontraban manchados del líquido escarlata, intentando corromper la pureza de las flores.

Me acerco y observo el papel sobre el escritorio, gotas de sangre lo manchaban y con una impecable letra plasmaba las siguientes palabras:

[El conocimiento hace soberbios, y la soberbia, necios. El precio de tu soberbia, serán tus lagrimas escarlatas]

[Con cariño B]

- Está muerta

-No te creo...si no lo dices no me doy cuenta.

Contesta el castaño con calma, sin perder su sonrisa y con evidente sarcasmos, como si no estuviera en presencia de un cadáver.

- ¡Esto es una mierda, seguro que nos culpan de esto, mi padre me mata!-el rubio tropieza con una silla alarmado.

-No toques nada, tus huellas aparecerán en el cadáver.

Le llamó la atención al castaño quien estaba a punto de tocar una de las rosas.

El rubio le da una mirada que tiene escrito...¿la vas a tocar?

-Parece que fue estrangulada-expreso con voz analítica.

El rubio observa de cerca sin tocar, dando vueltas alrededor del cuerpo como un gato que roba comida y no quiere ser atrapado. El castaño no aparta la vista de las rosas esperara la autorización y tomarlas. Una sonrisa juguetona escapa de sus labios y juro que se me erizo hasta el alma.

-Y yo que creía que te ibas a poner a gritar como una niña.

Se burla el castaño de gafas, una pausa y su sonrisa se vuelve más grande. Se está divirtiendo ¿que tiene de divertido esta situación? Doy un paso atrás y mis sentidos gritan peligro, algo no está bien con este chico.

-Bueno...las apariencias engañan.

Le responde el rubio quien se cruza de brazos y se apoya sobre una de las mesa que quedan justo frente al cadáver sin despegar la vista. Su camisa blanca salpicada en sangre. Cabello desordenado, mirada severa, le da una atmósfera peligrosa. Estoy en un aula sola con un chico que mide casi dos metros cubierto de sangre y otro que sonríe mientras observa un cadáver como si fuera un juguete. Este es un buen momento para correr.

-Esas marcas no están bien.

Declara el rubio con un tono pensativo con su pronunciado acento y comienza a murmurar en otro idioma ¿ruso? Tu existencia es un pecado.

-Bueno la estrangularon que esperabas ¿un tatuaje?

El rubio niega a la respuesta del castaño y se acerca al cuerpo señalando las marcas pero sin llegar a tocarlas ganándose nuestra atención.

-Miren, a pesar de la hinchazón y la extensión del hematoma si observas con cuidado puedes ver dos linean mucho más oscuras que se cruzan entre sí. Lo que quiere decir que la estrangularon con una especie de cable para hacernos creer que murió de asfixia.

- ¿Cómo sabes...? ¿Espera hacernos creer? Quieres decir que esa no fue la causa de la muerte.

El chico asiente ante mi pregunta, se endereza y nos observa como un profesor a sus alumnos, listo para dar una explicación.

-Es bastante obvio que esa es la intención.

-No le veo lo obvio.

Esta vez en el miope quien habla levantando una ceja en dirección al rubio y mordiéndose el labio para sostener una carcajada.

-Estaba inconsciente cuando la estrangularon. No hay signos de lucha. Todo está en orden y el cuerpo está en perfecto estado. Excepto los ojos, claro.

-Pero pudo estar dormida o algo.

Declaro a lo que el de ojos grises responde dejando salir un suspiro de frustración y nos mira como si estuviera diciendo estoy rodeado de idiotas.

-No importa que tan profundo duermas al sentir ese tipo de presión despertarías y lucharías para defenderte lo que causaría un alboroto. Todo está en su lugar y no hay señales de que alguien la escuchara gritar, sino esta sala estaría plagada de profesores. Además cuando estrangulas a alguien que esta consiente las marcas suelen ser más oscura casi cortantes porque tienes que aplicar demasiada fuerza y este no es el caso, no son tan profundas.

Llevo una mano hasta mi cuello. El chico carraspea enderezándose y volviendo a su lugar apenado, puedo ver sus orejas enrojecer y desvía la mirada a la puerta.

-Así que es por eso.

Declara el castaño sin más, como si no le pareciera extraña la conversación en absoluto.

- ¿Qué es ese olor?-pregunta encogiendo la nariz con asco.

Un olor extraño en el ambiente, como el de los hospitales. Estoy sin palabras ¿Por qué ellos parecen más tranquilos y emocionados que yo? Nos quedamos en silencio observando el cadáver. Analizando la situación y si había alguna probabilidad de salir de aquí sin meternos en un lío bien gordo. La vida nunca ha sido complaciente y mucho menos para mí. La puerta se abre llamando nuestra atención.

-Profesora Mitchell aquí está....

Se queda congelada. Sus ojos se abren con terror y aprieta los labios como si contuviera su vida en ellos.

La chica que acaba de entrar, es impresionante, tiene el cabello rubio sujeto en un moño, sus ojos son de un color miel que hace un lindo contraste con su piel bronceada, es del equipo de animadoras, lleva el uniforme en un cuerpo de infarto, grandes pechos, cintura de avispa y caderas anchas con un trasero generoso, largas piernas bien trabajadas por el ejercicio.

¿Pero es que aquí todos parecen modelos o dioses?

-Hola Donna, ¿cómo te va preciosa?

Pregunta el castaño con una gran sonrisa en el rostro dándole un aire aterrador al ambiente. La sonrisa psicótica del castaño. La camisa ensangrentada del rubio. Y yo a escasos centímetros del cadáver.

- ¡Aaaaa!

Un grito que le causaría envidia al mejores cantantes de ópera del mundo. Sale corriendo como si su vida dependiera de ello. Con semejantes vistas cualquiera lo haría. Cualquiera menos evidentemente los tres tontos que aún se encuentran frente al cadáver, como si fuera una muñeca ensangrentada y no un ser humano. Vanja le da una mirada de reproche al castaño quien parece no darse cuenta de la situación.

- ¿Qué?-pregunta fingiendo confusión inflando sus mejillas-Solo saludé.

Su tono es inocente como un niño pequeño al que están regañando. Mirándolo más de cerca, parece uno. Como si no fuera consciente de la situación en la que se encuentra o más bien no le importara. Está ahí sonriendo y tarareando una canción mientras juega con su teléfono.

Toma unos minutos para que lleguen los profesores y estudiantes. Todos nos miran susurrando en nuestra dirección. Están impactados. Algunas chicas se desmayan al ver el cadáver. Chicos vomitando, uno que otro del equipo de fútbol haciendo ambas.

-Al menos alguien reacciona normal al ver un cadáver-digo mirando de reojo al par a mi lado.

Los profesores nos impiden salir del salón hasta que llegue la policía. Vente minutos después hicieron acto de presencia, deteniéndonos a los tres. Antes de que siquiera podamos explicar la situación terminados esposados y aislados en la sala de espera que se encuentra junto al despacho del director.

¿Por qué tres sospechosos de un brutal asesinato no se encuentran en la comisaría?

La respuesta es bastante simple, estamos es un los HR instituto de prestigio.
No permitirían que un escándalo de semejante magnitud saliera al exterior. La reputación de muchas familias importantes se vería comprometidas. Es mejor llevarlo con discreción. Todos los teléfonos fueron confiscados y no se le permite a nadie abandonar el centro hasta que se resuelva o mínimo se aclare el asunto.

Estas personas están más preocupados de evitar escándalos y mantener sus fachadas de familias perfectas que no les interesa en lo más mínimos que sus hijos estén bajo el mismo techo que un asesino.

Estamos los tres sentados en silencio, bueno dos de nosotros. El castaño no ha dejado de tararear esa estúpida canción desde que llegamos. Me tiene de los nervios y al parecer al rubio también. Puedo ver una pequeña vena sobresaliendo en su cuello. No deja de darle miradas de disgusto a nuestro cantante, el cual no parece consciente de esto y sigue su concierto interno con emoción. La verdad me sorprende la actitud de ambos.

Por un lado está el de gafas quien parece que se encuentra en su propio mundo de fantasía donde lo único que le importa es sonreír y tararear esa canción. Si me preguntan, una bastante siniestra, suena como la típica canción que ponen en las películas de terror y sale una niña caminando por el bosque.

Por otro lado se encuentra Vanja, creí que sería el típico deportista idiota que se asustaría y nos culparía. Las primeras impresiones no son muy favorables. El nerd con pésimo gusto y psicópata. El deportista violento que sabe demasiado sobre estrangular. La chica nueva obsesionada con los asesinos.

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