Dancing With The Devil | Larr...

By BooDarkness

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Es 1967 y Harry está harto de ser aquel chiquillo religioso al cual todos molestan. Cansado de un dios fingie... More

DANCING WITH THE DEVIL | FÍSICO 2.0
DANCING WITH THE DEVIL | TRAILER
IMPORTANTE.
Advertencias.
Índice.
ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ ɪ/ɪɪ: "ᴇʟ ᴠɪᴏʟɪɴɪsᴛᴀ ᴅᴇʟ ɪɴғɪᴇʀɴᴏ"
ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ ɪɪ/ɪɪ: "sᴏᴍʙʀᴀ"
ɪ: "ɪɴᴠᴏᴄᴀᴄɪᴏ́ɴ"
ɪɪ: "ᴅɪᴏs ᴛᴇ ʙᴇɴᴅɪɢᴀ"
ɪɪɪ: "ᴍᴀʟ ᴘᴇʀsᴏɴɪғɪᴄᴀᴅᴏ"
ɪᴠ: "ɴɪɴ̃ᴏ ғᴀᴠᴏʀɪᴛᴏ"
ᴠ: "ᴀᴛᴀϙᴜᴇ ᴀʟ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ"
ᴠɪ: "ᴄᴀsᴛʀᴀᴛɪ"
ᴠɪɪ: "ʟᴇɴɢᴜᴀ ᴀғɪʟᴀᴅᴀ"
ᴠɪɪɪ: "ᴅᴀɴᴢᴀ ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ" PARTE I/II.
ᴠɪɪɪ: "ᴅᴀɴᴢᴀ ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ" PARTE II/II.
ɪx: "ɪɴᴛᴇʀᴄᴀᴍʙɪᴏ ᴅᴇ ᴀʟᴍᴀs"
x: "ᴀᴍᴀʀ ᴀʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ ᴅᴜᴇʟᴇ"
xɪ: "ʜᴀʟʟᴏᴡᴇᴇɴ"
xɪɪ: "ᴄᴏɴғᴇsɪᴏɴᴇs ᴀ ᴍᴇᴅɪᴀɴᴏᴄʜᴇ"
xɪɪɪ: "ғᴜᴇɢᴏ ɪɴᴛᴇʀɪᴏʀ"
xɪᴠ: "ᴇʟ ᴘʀɪ́ɴᴄɪᴘᴇ ᴅᴇʟ ɪɴғʀᴀᴍᴜɴᴅᴏ"
xᴠ: "ᴘᴜʀᴏ ᴘᴇʀᴏ ᴄᴜʟᴘᴀʙʟᴇ"
xᴠɪɪ: "ʟᴀ ʜᴏʀᴀ ᴅᴇ ᴍɪ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ"
xᴠɪɪɪ: "ᴄᴀᴍɪɴᴏ ᴀʟ ᴅᴇꜱᴄᴇɴꜱᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xɪx: "ʜᴏɢᴀʀ, ᴀɢʀɪᴅᴜʟᴄᴇ ʜᴏɢᴀʀ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xx: "ʟᴀ ᴘʀᴏᴍᴇꜱᴀ ᴅᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ"
2DO ARCO | "CAOS"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxɪ: "ꜱᴜᴇÑᴏ ʟÚᴄɪᴅᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxɪɪ: "ᴀʙᴀɴᴅᴏɴᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxɪɪɪ: "Qᴜᴇ ᴄᴏᴍɪᴇɴᴄᴇ ᴇʟ ꜱʜᴏᴡ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxɪᴠ: "ᴅᴇꜱᴀʟᴍᴀᴅᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxᴠ: "ᴠᴀᴄÍᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxᴠɪ: "ᴇʟ ʀᴇʏ ᴅᴇ ʟᴏꜱ ᴄɪᴇʟᴏꜱ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxᴠɪɪ: "ᴏᴊᴏ ᴘᴏʀ ᴏᴊᴏ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxᴠɪɪɪ: "ᴄᴏɴꜱᴇᴄᴜᴇɴᴄɪᴀꜱ ɪɴꜰᴇʀɴᴀʟᴇꜱ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxɪx: "ʟᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ ʏ Úʟᴛɪᴍᴀ"
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ xxx: "ᴇʟ Áɴɢᴇʟ ᴅᴇ ʟᴀ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ"
ᴇᴘÍʟᴏɢᴏ ɪ/ɪɪ.
ᴇᴘÍʟᴏɢᴏ ɪɪ/ɪɪ.
Agradecimientos, y un hiatus.

xᴠɪ: "ʀᴏᴍᴘᴇ-ᴄᴏʀᴀᴢᴏɴᴇꜱ"

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By BooDarkness


Al siguiente día, Harry despertó debido a los golpes en su puerta, y llamados de su madre, quien le advirtió sobre sus clases. Frunció su ceño cuando estiró su cuerpo bajo las cobijas, sintiéndose adolorido. ¿Por qué estaba tan cansado? Agotado. Cuando sus ojos se abrieron, parpadeó con rapidez al notar que Louis, quien se encontraba de pie a un lado de su cama, lo observaba fijo, alzando con lentitud una de las comisuras de sus finos, y rojizos labios.

—Lou... —Carraspeó su garganta al oír su ronca voz, volviendo a cerrar sus ojos, y sonriendo un poco al sentir que la mano del Diablo tomó su mentón, acariciándolo. Sintió el oro de los fríos anillos quemar contra su cálida piel, pero lo ignoró cuando sintió el aliento de su esposo contra su pómulo, el movimiento de la cama cuando acomodó su cuerpo a un lado del suyo, y las caricias en sus rizos—. ¿Estuviste aquí durante la noche?

Repentinamente, recordó su sueño. Fue lúcido, precioso, e inolvidable. Creyó que, tal vez, Louis estuvo allí, sumergido en sus pensamientos, y emociones. Tal vez fue él quien lo provocó.

—No —Respondió el rey del inframundo, dejando un suave, pero casto beso en el pómulo de su niño favorito—. Llegué hace unos minutos.

<< Oh >> ¿Por qué le resultaba extraño?

Sin pensarlo demasiado, refregó sus ojos con una mano, y se posicionó de lado, poniendo demasiada voluntad en ello, ya que su cuerpo dolía. Ignoró el cansancio extremo, alzando su rostro, a la par que su mirada encontró los labios ajenos, pidiendo un beso sin siquiera emanar palabra. El Diablo lo notó, por lo cual no dudó en inclinarse un poco más, tomando el labio inferior de su esposo entre los suyos, sin evitar succionar con suavidad antes de comenzar un lento, y muy delicado compás.

El cuerpo del mundano se relajó, ladeando su rostro en dirección contraria al ajeno, mientras llevó su brazo izquierdo al hombro de Louis, y rodeó su cuello. Los torsos de ambos se rozaron, aún más cuando el Diablo decidió envolver su brazo en la cintura de su niño favorito, amenazando con alzar su camiseta del pijama en cuanto las yemas de sus dedos rozaron el final de la tela.

Permaneció de aquella manera por unos segundos, sin romper el beso, que se intensificó con el pasar del tiempo, pero decidió acariciar sobre la ropa, llevando su mano a la espalda del rizado. Era muy temprano, Harry estaba agotado, por lo cual no era el momento de dejarlo peor.

Sin embargo, el momento se arruinó cuando la palma de la mano de Louis sintió algo por debajo de la camiseta de su esposo, quien se estremeció de dolor, reclamando en un siseo a la par que abrió sus ojos, sorprendido cuando dejó de doler al instante. El Diablo sanó aquellos largos rasguños con hinchazón en su espalda, y el precioso azul en sus ojos fue reemplazado por un negro opaco.

—¿Qué sucedió? —Exigió saber.

En el momento que Louis apareció en el cuarto de Harry, no se molestó por la presencia demoníaca en la casa, porque un demonio poseía el cuerpo de su queridísimo suegro, por lo cual le resultó normal.

—¿Qué? —La voz de Harry tembló un poco, asustado, sin siquiera intentar tantear su espalda, ya que era imposible. Al no obtener respuesta, suspiró, cerrando sus ojos, sintiendo que no podría lidiar con algo más, por lo cual no evitó ocultar su rostro en el cuello ajeno—. Estás asustándome.

—No tienes nada que temer... —La voz del arcángel sonó suave, atrayéndolo aún más cerca, con su mentón sobre los rizos del mundano—. Creí que algo te sucedió, porque luces agotado, pero tal vez fue mi presencia, y el largo día que tuviste ayer —Por primera vez, le mintió.

No era aquello, era algo más, y lo descubriría.

Porque nadie tocaría a Harry otra vez.

—Bueno, sí...

Louis se apartó con cuidado, sin soltar a su esposo, y lo levantó con él, hasta que ambos estuvieron sentados sobre la cama—. Tengo unos asuntos pendientes, pero me verás aquí en la noche.

—Está bien. Debo ir a clases, así que iré a prepararme —Recibió un asentimiento ajeno, por lo cual su ceño se frunció. No sólo Louis continuaba actuando extraño, sino que sus preciosos ojos azules aún no regresaban a la normalidad. ¿Estaba enfadado? —...Lou.

—¿Mh?

—¿Estás...? —No. No sería irrespetuoso—. Todo se encuentra bajo control, ¿verdad?

—No es nada por lo cual preocuparse —Alzó su mentón, ladeando un poco su cabeza a la par que una de sus cejas se arqueaba—. Cuando el control se pierde, siempre lo soluciono —Sonó amenazante, pero el atisbo de sonrisa en sus labios lo hizo ver poderoso, confiado y, sobre todo, superior ante cualquier ser del universo. Está vez no mintió, ni se sentía equivocado. Jamás—. Ve, se hace tarde para tus clases.

Clases que le importaban poco y nada, así como, exceptuando a Harry, todo el maldito universo. Sin embargo, debía resolver aquel asunto.

Porque se habían metido con su niño favorito.

Harry dejó un tímido, suave beso en los labios del Diablo antes de salir de la cama, levantándose con pesadez, y estirándose en el camino al baño. Louis, en cambio, aguardó en su sitio, demostrando calma, paciencia, hasta que la puerta del otro cuarto se cerró con cuidado, y sus ojos volvieron al vacío, opaco color negro.

No le tomó ni un segundo ponerse de pie y, en tan sólo un parpadeo, apareció en la habitación del último piso de la casa. El sitio donde la madre de Harry dormía, quien, por suerte, no estaba allí. Observó al demonio que poseía el cuerpo de Des vistiendo a su recipiente, silbando una melodía irreconocible con calma, pero, en cuanto alzó la mirada al espejo, notando la silueta de su rey a unos metros de distancia, no evitó paralizarse.

—Fuiste quien lastimó a Harry —Murmuró, alzando su mentón, y ambas cejas, como si estuviese sorprendido, incluso si no era así.

No preguntaría, porque no confiaba en ninguno de sus súbditos, por lo cual descubriría si en verdad fue aquella escoria frente a sí.

—¿Q-Qué? —El demonio dentro del gastado recipiente retrocedió, aterrado, hasta que su espalda estuvo contra la pared—. Y-Yo apenas le hablo.

—Eres el único demonio en la casa... —El arcángel metió sus manos dentro de su pantalón, dando un paso al frente, e ignorando el jadeo ajeno—...por lo cual no evito... —Alzó, una vez más, su mirada—...desconfiar.

—¡No fui yo! No, lo juro...

Supo que no mentía, porque el aroma no era el mismo. Louis podría reconocer cualquier demonio, incluso aparecer en cualquier sitio donde éstos se encontraban, pero esto último era impedido cuando se trataba de un demonio de encrucijada; uno que vaga solo por la tierra desde hace siglos, de un sitio a otro, al punto de ser irreconocible.

Sin embargo, ¿podría tener algo de información? No rogaría por ello a ningún ser del universo...

...pero era bueno advirtiendo.

—Te creo —Murmuró en un tono sarcástico, incluso si era cierto, antes de ladear su rostro levemente hacia la derecha—. De todas formas, tu estadía en la tierra finaliza hoy. Eres aburrido, e inservible —Ante aquel último comentario, el demonio no demostró felicidad, pero continuó asustado, asintiendo con rapidez ante las órdenes de su rey—. Vete, y trae al infeliz de vuelta. Dile que le envío saludos, que estoy vigilando su hogar, por lo cual, si oigo, presiento, o se me cruza la idea de un plan de parte suya, volverá indudable, y permanentemente —Habló con fluidez, tan sólo recibiendo rápidos asentimientos ajenos—. Y tú...vuelves a tu rutina habitual, o voy a encargarme de que tu eternidad sea putrefacta.

—S-sí, mi rey —Se enderezó, apartando su espalda de la pared, listo para irse.

—Una cosa más —Por supuesto, la cereza del postre. El silencio reinó por unos segundos mientras, con lentitud, se aproximó al demonio. Los ojos de Louis, que mantuvieron un color negro opaco, se tiñeron de bordó, abriéndose de par en par—. Corre la voz... —Susurró, simulando contar un secreto—. Hay un príncipe.

—P...Príncipe.

—¡Eso es! —Su súbdito saltó en su sitio cuando el Diablo elevó su tono de voz—. Que rápido aprenden —Comentó para sí mismo, como si estuviese orgulloso, para, de repente, volver su semblante neutro—. Si alguien vuelve a tocar un solo cabello, o respirar el mismo aire de su príncipe, tan solo voy a chasquear mis dedos...y todos ustedes arderán en La Fosa hasta que me plazca. ¿Capiche?

—Ca-Capich-, ¡digo! ¡Si, mi rey!

El demonio no tardó en comenzar a derramar sangre de su boca, fluyendo por sus labios, a la par que sus ojos se volvían blancos. La respiración del recipiente se entrecortó, y el cuerpo cayó al suelo.

Lucía muerto, pero estaba respirando, lo cual significaba que el desgraciado ser inferior estaba de vuelta en la tierra. 

Louis alzó su mirada hacia la puerta del cuarto y, sin siquiera mover un dedo, el pestillo se movió. No dudó en regresar al cuarto de su niño favorito, quien se encontraba sentado en su cama, con su adorable, habitual vestuario, luciendo concentrado mientras abrochaba sus zapatos.

El Diablo apreció cómo su esposo alzó su mirada, observándolo, con uno de sus rizos cayendo sobre su frente. En toda la eternidad, desde el comienzo de su existencia, incluso cuando fue un destello entre todos los arcángeles del cielo, presenció una mirada tan repleta de sentimientos, como cuando Harry ponía sus ojos en él.

Allí era cuando su corazón, quien creyó inexistente, decidía latir con más fuerza de lo habitual.

—Radiante —Murmuró para sí mismo, recibiendo una tímida, y muy bonita sonrisa de parte de su niño favorito. Era una lástima saber que, con la información que le daría, aquel obsequio, simulando ser un simple gesto, se desvanecería—. Tu padre regresará.

Harry borró su sonrisa, alzando sus cejas con sorpresa, sin poder evitar permanecer de aquella forma por unos largos, silenciosos segundos.

—...de acuerdo —Tan solo musitó, acomodando uno de sus tirantes, que amenazaban caer de sus hombros, antes de finalizar de abrochar sus zapatos, poniéndose de pie con lentitud.

Louis no necesitaba notar la expresión pensativa en el semblante del mundano para saber que, en su mente, intentaba unir cabos sueltos.

Las miradas de ambos, una vez más, se encontraron, antes de que el rey del inframundo caminase hacia delante, aproximándose a su esposo, y envolviéndolo por la cintura. Harry no dudó en ponerse de puntitas de pie, alzando su rostro cuando Louis se inclinó, como si estuviesen sincronizados, y respondiendo al suave, lento beso que los labios del Diablo le obsequiaron.

La yema de los dedos del rizado acariciaron el suave, lacio, y corto cabello en la nuca de su esposo, como si estuviese inspeccionando que Louis fuese real, a la par que se aproximó mucho más cuando, poco a poco, el beso se profundizó. No pudo evitar soltar un casi inaudible jadeo al sentir la mano del Diablo bajar con lentitud por su espalda, hasta acariciar uno de sus glúteos.

Cuando creyó que podría derretirse en los brazos del arcángel, éste se apartó con lentitud, aún manteniendo su rostro cerca del contrario, provocando que la punta de sus narices se rozaran.

—Vendré en la noche... —El rey del inframundo dijo sobre los labios de su chico, el cual asintió apenas con la cabeza. Ninguno puede separarse aún. —...y te haré sentir bien.

—Sí...

Louis le dio unos últimos besos en los labios antes de subir sus manos a la cintura del rizado y besarle la mejilla, finalmente se separó y dio unos pasos hacia atrás.

—Si algo sucede con tu padre, quítate el anillo. Voy a sentirlo cuando lo hagas.



Durante sus clases, intentó prestar atención a sus profesores, pero falló, sintiéndose fastidiado por sentir que no estaba al tanto de todo, y sintiéndose un completo idiota por temer en preguntar.

Sin embargo, Louis lo evadió, incluso cuando su cuerpo tembló de dolor. Supo que quería protegerlo, pero, incluso si rogó que todo estuviese bien aquel día, prefería la caótica realidad que la ideal ignorancia.

Fionn lo acompañó durante el almuerzo, como siempre, luciendo más energético que de costumbre. Aparentemente, por lo que comentó con total velocidad ante su entusiasmo, su padre le comentó que pasarían la navidad junto a su abuela... incluso si faltaban dos meses para aquella festividad.

—Eso es genial, Fi —Harry sonrió, contagiado por la emoción de su mejor amigo—. Espero algún día poder conocerla.

—¡Por supuesto! Te la presentaré, ella es genial, hombre, de verdad —Suspiró, bajando la mirada a su almuerzo, luciendo pensativo, pero con una sonrisa en sus labios. Luego de algunos segundos, alzó su mirada hacia el rizado—. ¿Tú? ¿Qué harás en navidad?

Fue Harry quien suspiró luego, repentinamente agotado.

—Supongo que estar junto a mi familia...y tíos.

—Oh... —Ambos sabían lo que aquello implicaba, por lo cual Fionn arrugó su nariz, cerrando sus ojos y fingiendo rezar—. Mi más sentido pésame.

Harry tan solo rio, intentando no desanimarse, y retomando la conversación anterior con su mejor amigo, sin dudar en disfrutar lo que quedaba del horario de almuerzo.

Sin pensar.

Cuando las clases acabaron, y los estudiantes se dirigían en dirección a la salida del establecimiento, Harry pensó en el hecho de que, apenas su pie estuviese dentro de su hogar, debería de confrontar a su padre, sea cual sea su reacción. Debería lidiar con ello, e incluso si ya sentía lejano el hecho de conversar con su progenitor, aún temía su rechazo, y el sentirlo merecido.

Al no poder explicarle algún motivo a Fionn y necesitar estar al aire libre a pesar del tremendo frío que hacía, una vez se despide de su amigo, comienza a caminar hacia aquel parque en el que ambos repartieron volantes en contra del Halloween. No era muy lejos, y era realmente bonito, excepto por lo solitario y triste.

Lucía como él.

Una vez estuvo allí, eligió un banco que se encontraba dentro del parque, cerca de las palomas y de un monumento, el cual era un hombre con sus brazos abiertos, como si estuviese sosteniendo algo, pero no había nada. Extraño. Suspiró y se apoyó contra el respaldo, respirando profundamente por la nariz y oyendo los pájaros cantar. Necesitaba tranquilidad, necesitaba dejar de pensar. Sentía que se estaba volviendo loco.

—¿Por qué estás aquí, tan solo? —Sus ojos se abrieron rápidamente, revoloteando sus pestañas a la par que sonreía al ver a Ruby frente a él con una tímida sonrisa. Estaba muy abrigada y llevaba dos trenzas. Su nariz estaba roja por el frío —como la de él— y también sus mejillas. Se veía adorable. La adolescente no dudó en sentarse a su lado—. No es por entrometerme, pero hace mucho frío aquí. Vas a resfriarte.

—Lo sé, pero... —Niega lentamente, viendo alrededor y sin poder evitar sonreír de lado, provocando que uno de sus hoyuelos se haga visible—... disfruto mucho el frío. Siento que la gente no sabe aprovecharlo, pero no quiero juzgar a nadie.

—En parte, es cierto —afirmó la rubia, asintiendo y encogiéndose de hombros a la vez que ocultaba sus manos entre sus piernas. Aparentaba tener frío—. Yo opino que el frío se debe disfrutar, pero depende de cuánto frío haya. No quiero, tú sabes, quedar congelada como él... —Apuntó con su dedo índice hacia el monumento del hombre. Harry ya había comenzado a reír—... y que la gente crea que soy un monumento de un parque. —Finalizó, también riendo.

Era chistosa.

Con razón Fionn la quería. 

Oh, ¡Fionn! Harry se acomodó de lado, preparado para hablar.

—¿Qué tal las cosas con Fionn, Ruby? —Intentó comenzar el tema. La adolescente parpadeó rápidamente, lucía algo perdida con el cambio de tema de conversación.

—¿Qué hay con Fionn?

—Oh, no lo sé. —El rizado se encogió de hombros—. Pues... yo creo que ustedes harían muy linda pareja.

Las mejillas de la adorable chica se volvieron rojas.

—Oh, vaya... uhm. No lo sé.

—¿No te... gusta?

—Oh, no. Si, me gusta. —Emoción fluyó desde el pecho de Harry—. Es muy amable, muy dulce y lindo, pero, a decir verdad... también me gusta alguien más.

Harry se lo tomó con algo de sorpresa al principio, pero no le parecía nada indignante. A pesar de que, tal vez, el corazón de su mejor amigo se rompiera en mil pedazos, no juzgaba el que a alguien pueda gustarle dos o más personas a la vez. Era algo que no podía evitarse. Por supuesto que a él no le sucedía, porque Louis era tan único, diferente, excitante y dulce que siempre lo hacía querer más, y más.

Ruby se veía como si tuviese miedo de ser juzgada y también como si tuviese esperanza de que Harry no creyera que era una cualquiera. Harry jamás creería eso de una mujer.

A veces sentía que nació en la época equivocada.

—Oh, lo siento. Yo... bueno, no sabía. Creí que solo te gustaba Fionn. —La mirada de la chica baja al suelo y mueve sus pies. Luce avergonzada—. No hay nada de malo en eso, pero yo creo que deberías de aclararlo con mi amigo porque él... pues está muy ilusionado.

Ruby se mantuvo callada por unos segundos. Harry se preguntó si la había incomodado e incluso estuvo a punto de pedir disculpas, pero la chica rápidamente alzó la mirada y se lo quedó observando fijamente. Lucía aún más sonrojada.

—¿Tú no... no quieres saber quién me gusta? —dice. Harry parpadea lentamente, procesando aquellas palabras.

—Uhm, claro —Que no sea Liam, que no sea Liam, que no sea Liam.

—¿Seguro? —Se acerca más hacia Harry, el cual no es consciente de aquello debido a su inocencia. —Porque... bueno, no me preguntaste.

Si era Liam, todo se iba a arruinar. Fionn obviamente no diría nada en contra, pero estaría tan dolido por la relación de éstos que no podría ni ver al de ojos castaños a la cara.

—No quería sonar entrometido. Puedes contarme si gus...

—Tú.

—¿Q-Qué?

—Me gustas tú.

Harry no podía explicar la vergüenza, timidez, incomodidad y fobia que le dio en aquel instante. Su rostro probablemente era una mezcla de colores, sus ganas de correr lejos hasta llegar a los brazos de Louis eran infinitas y la incomodidad por su obvia homosexualidad estaba más que visible. Sintió las manos de la chica tomar sus mejillas; Lucía preocupada.

—¿Harry? Reacciona, por favor.

Parpadeó y se apartó tan solo un poco, aún sonrojado y sorprendido. Realmente creía que diría "Liam".

—Y-Yo...no sé qué decir.

—B-Bueno, podrías empezar con algo como... "Ruby, te diré lo que yo siento." —dijo, intentando ayudar. Pero lo empeoraba. Lo empeoraba porque, demonios, Harry sentía culpa.

—E-Es que... —Negó lentamente. Sentía que cada cosa que iba a decir lo haría tartamudeando. Se tomó unos segundos para respirar profundo—. ¿Cómo puedo gustarte? Me conociste ayer. A Fionn lo conoces hace más de dos semanas.

Bueno, eso no tenía mucho sentido. Él se había enamorado de Louis al segundo en que lo vio.

—No lo sé. Uhm, pues yo... te vi, y me gustaste. Tú... ¿Saldrías conmigo?

Ahora Harry moriría.

Ya. Ya murió.

—Ruby, yo... —Bajó la mirada y negó lentamente. Ni siquiera podía observarla. No podía creer que él estaba rechazando a alguien, que estaba rompiendo el corazón de una frágil y dulce chica. Siempre era él a quien le rompían el corazón—. Lo siento, pero me gusta alguien más. Y yo jamás podría hacerle eso a Fionn.

Los ojos de la muchacha están llenos de lágrimas mientras aprieta sus labios por unos segundos, al borde del llanto.

—¿Cómo sabes que él gusta de mí? Puede estar fingiendo.

—Él no haría eso, lo conozco —dijo, y era cierto, pero, en parte, entendía a la muchacha por creer aquello. Fionn había estado con varias chicas, y siempre decía que había que disfrutar de la soltería. Pero era diferente invitar a salir a alguien, darle un beso, y nunca volver a verla—. Es mi mejor amigo —susurró.

Quería tanto, tanto a Fionn. Era una muy linda persona, y esto le dolía. Ahora, más que nada, prefería que la respuesta hubiese sido "Liam". Alzó la mirada al oír unos sollozos bajitos y sintió dolor en el pecho al ver a la chica llorar

—Ruby, no llores. Lo siento...

Se veía como si estuviese enojada y triste. Harry no tuvo ni tiempo de acercarse debido a que la adolescente se puso de pie y comenzó a caminar lejos, hacia su hogar, supuso Harry, el cual cerró nuevamente sus ojos y dio un profundo respiro para calmar los fuertes latidos de su corazón. Al fin y al cabo, parecía que había ido al parque para hacerse un problema más.

Sin embargo, aquella manera de confrontar las cosas le llevó a pensar en que podía hacerle frente a su padre. Intentó meterse en su cabeza que no necesitaba a su padre, que no quería su amor. Que estaba muy bien tan solo con Louis. Se levantó de su asiento y comenzó a caminar hacia su casa.

Obviamente no era verdad. Todo le afectaba, y tarde o temprano iba a acabar con él. 



Puede sentir el rubor en sus mejillas incluso cuando está por abrir la puerta principal de su casa. Entre medio de los pensamientos de cómo sería ver a su padre recordó la incómoda sensación de Ruby confesándose, tomándole del rostro y preguntándole si saldría con ella y es que, ay Dios. Por otra parte, se sentía algo perseguido. ¿Louis lo habría visto? De seguro que no, no había sentido su presencia en todo el día. Recordó que si tenía un problema con su padre debía de quitarse en anillo ya que el Diablo lo sentiría.

Lo tuvo en mente mientras abría la puerta, cabizbajo y se giraba para cerrarla. Cuando volvió a girarse pudo sentir los brazos de su padre envolverlo en un abrazo. Entre la sorpresa y el susto quedó inmóvil, con sus brazos colgando a los lados de su cuerpo y oyendo cerca de su oreja la respiración entrecortada de su padre.

—L—Lo siento. Lo siento tanto, hijo. —dijo. Harry continuó quieto, aún temeroso—. Jamás volveré a tocarte, jamás volveré a hacerte daño ni a ti, ni a tu hermana, ni a tu madre. No puedo remediar las cosas, pero aprendí mi lección. Realmente lo siento.

Se separaron un poco, y el hombre tenía lágrimas fluyendo por sus mejillas. Harry lo miró fijo a los ojos, y no sabía si era porque quiere que sea así o porque realmente lo era, pero Des realmente se veía arrepentido. Incluso diferente. ¿Quién era él para condenarlo? Tragó saliva con fuerza antes de asentir. Le temblaron las manos.

—Lamento haberte dado un ataque al corazón. —Se disculpó. Lo tenía que decir, aunque sonara extraño.

—Me lo merecía. —Rápidamente respondió su padre, negando lentamente. No quería disculpas de su hijo, no debía—. Mira, sé... sé que he sido un desgraciado. Voy a probarte que he cambiado, éstos tres años yo...

—¿Tres? —interrumpió. Des ahora lo observaba fijo, asintió con algo de confusión—. Papá, estamos en el mismo año que cuando te fuiste.

El hombre permaneció quieto, procesando aquella información al igual que Harry, el cual ahora se sintió aún más culpable. Había hecho pasar tres años en el infierno a una persona, y no a cualquiera. A su padre.

—Oh, bueno. Creo que lo sospeché, todo se ve igual —dijo, suspirando y observando nuevamente a su hijo, negando lentamente—. Te he echado de menos...

Estaba temblando, y necesitaba darse un baño. Un refrescante y tranquilo baño.

—Yo... voy a ir a darme un baño —dijo, apartándose un poco.

—Oh, sí. Sí, claro. Yo estaré por aquí si me necesitas —respondió su padre, y luego de unos segundos se giró para ir a la cocina.

Harry aprovechó aquello y también se giró, caminó rápidamente hacia las escaleras, cerrando la puerta antes de comenzar a bajarlas y llegando a la otra puerta, adentrándose en su cuarto y cerrando la puerta con seguro. Su respiración estaba algo agitada, pero intentaba mantenerse tranquilo como sea mientras se encaminaba hacia el baño. Llegó a éste y comenzó a llenar la bañera luego de ponerle el tapón.

Había decidido sobre cualquiera, como si fuese algún tipo de Dios, a jugar con la vida de una persona. De su sangre, su familia. Su padre. Se disculpaba, y había estado tres años en el infierno gracias a él. No importaba que no fuesen realmente tres años, pero en el inframundo sí lo era, y le dolía. Le dolía. ¿Quién era él para decidir sobre la vida de los demás? ¿Quién era él para aceptar disculpas de su padre, cuando era él quien debía disculparse? Porque sí, Des se había equivocado, pero estaba seguro de que unas quemaduras en el cuerpo no se comparaban con tres años en el infierno.

Cerró el grifo cuando la bañera estuvo llena de agua tibia y tan solo se deshizo de sus zapatos, adentrándose temblorosamente y vestido con camiseta, pantalones, tirantes y calcetines al agua. Cuando su cuerpo se sumergió en ésta, se acurrucó en un rincón de la bañera y cerró sus ojos, llevando sus manos temblorosas a su pecho. Estaba demasiado nervioso, pero el agua estaba haciendo su efecto, y poco a poco su cuerpo se relajaba. Comenzó a respirar normal y mojó sus manos para pasarlas por su rostro, refrescándose. ¿Había estado tan desesperado por relajarse que se había metido vestido? Rayos, realmente debía de tener los nervios de punta.

Un malestar se hizo presente en su estómago y sus ojos se abrieron, pero no encontró a nadie allí.

Y el malestar era diferente. Era como el malestar que experimentó con Louis la primera vez que se presentó: Escalofríos, miedo profundo y un vuelco en su corazón. Su ceño se frunció.

—¿Lou?

Un silencio ensordecedor provocó que otro escalofrío viajara por su columna vertebral a la vez que una leve presión se hacía presente en sus hombros. Su cuerpo se aflojó al no entender, y sentía algo empujándolo fuerte pero despacio hacia abajo. Se sostuvo con fuerza de los bordes de la bañera, sin siquiera poder hablar debido al susto, pero fue como si aquella fuerza sobrenatural se diese cuenta que Harry estaba rehusándose a hundirse, porque de inmediato la presión en sus hombros aumentó y en un parpadeo se encontró bajo el agua, con su cabeza rebotando contra el fondo de la bañera, pero no lo suficientemente fuerte como para desmayarlo.

Las burbujas salían de su nariz y gemidos ahogados de su boca, dejando salir gran parte del aire que intentaba contener. Sus manos fueron a sus hombros, pero no sentía nada que lo sostuviese. No había nada. Intentó salir, se sacudió y pataleó, pero nada servía.

Justo cuando estuvo a punto de darse por vencido, un pensamiento fugaz atravesó su mente y llevó su mano al anillo, quitándoselo y dejando que se perdiera en el agua. Segundos después, la fuerza desapareció junto al malestar, tan solo para que otro malestar reconocible se haga presente. Se sentó en la bañera y comenzó a toser con todas sus fuerzas agua que había tragado, respirando profundo como podía mientras volvía a estallar en un mudo ataque de nervios.

—Harry. —El Diablo se aproximó de inmediato y lo tomó del rostro, alzándolo y verificando que estuviese bien. —Harry, ¿Me oyes? Harry. —Llamó al notar como su niño favorito se veía aún desesperado. En una temblorosa exhalación se le escapó un lastimoso y entrecortado sollozo, y sus ojos no tardaron en soltar lágrimas. El ente lo envolvió en sus brazos de inmediato, atrayéndolo a su pecho—. Te tengo. Aquí estoy.

El rizado se aferró con todas sus fuerzas a su esposo, y éste último lo levantó como pudo, sin importarle arruinar su elegante vestuario negro y tomándolo en brazos. Tomó con una mano una toalla y se encaminó nuevamente al dormitorio, estirando la toalla sobre la cama y luego dejando el tembloroso y mojado cuerpo de su niño favorito, el cual continuaba sollozando. Se cayó un poco mientras Louis le quitaba la ropa, comenzando a sonrojarse al quedar tan solo en ropa interior. El arcángel lo volvió a sentar y tomó la toalla, acercándolo y comenzando a secarlo lenta y delicadamente, brindándole todo el cuidado que se merecía, pero, maldita sea, era el Diablo.

Ambos estaban en silencio mientras Louis se ponía de cuclillas y le secaba los dedos de los pies a su niño, el cual limpiaba sus lágrimas y comenzaba a sentir frío. El Diablo comenzó a desabotonar su propia camisa, quitándosela y revelando aquel torso marcado y lleno de tatuajes, símbolos y palabras irreconocibles ante los ojos de Harry, el cual fue abrigado por esta camisa. Louis comenzó a abotonársela y le subió las mangas para que no le fuera tan larga.

—L-Lou... —Las manos del Diablo fueron a los muslos de su niño, y alzó la mirada para verlo mejor desde la posición en la que se encontraba—. Algo me empujó.

—Lo sé.

—Tengo miedo —dijo con un hilo de voz. Sentía que iba a enloquecer, era demasiada paranoia. Tenía demasiadas preguntas, pero apenas podía respirar.

—No lo tengas, ya estoy aquí.

Harry comenzó a llorar nuevamente, siendo algo ruidoso—. N-No vuelvas a irte —dijo, dejando fluir las lágrimas por sus mejillas. Era demasiado. Realmente demasiado.

Louis lo observó fijo por unos segundos, y Harry deseó saber qué rondaba por la mente de este antes de recibir un asentimiento.

—No me iré. —dijo antes de ponerse de pie—. Métete en la cama, voy por el anillo.

—No, no. —Rompe nuevamente en sollozos, cerrando sus ojos con fuerza y llevando sus manos a una de las manos del ente—. P-Por favor. Lou...

—Está bien. De acuerdo. —Louis se acercó más y llevó sus brazos a la cintura del menor, poniéndolo de pie. A éste le temblaban las piernas.

Quitó la toalla, dejándola en el suelo y abrió las cobijas, acostando a Harry. Lo dejó allí y tan solo fue al mueble, buscando un cambio de ropa interior y volviendo cuando lo encontró. Le quitó a Harry la que llevaba puesta y le puso la nueva, subiéndola lentamente por sus preciosas piernas. Lo acomodó mejor en la cama y le subió su propia camisa antes de inclinar su rostro y dejar suaves y delicados besos en el abdomen del menor. Louis estaba siendo en realidad dulce, realmente cuidadoso con él cuando con el resto del mundo era cruel. El Diablo.

¿Era afortunado?

Se le acomodó a un lado y llevó las cobijas sobre sus cuerpos. Harry rápidamente se acurrucó contra el pecho del ente y ambos enredaron sus piernas. La temperatura corporal del rey del inframundo era cálida, y eso ayudaba mucho al rizado a relajarse.

—Puedes dormir, yo estoy aquí, y no permitiré que toquen a mi niño favorito.

—¿Ni te irás?

—Ni me iré. —Llevó su mano a los rizos del joven, acariciándolos.

Harry tardó más de media hora en dormirse, y Louis....

Louis estaba planificando el apocalipsis.


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