Dignados a al menos avanzar un poco más con el trabajo, dejaron a sus híbridos jugar con una pelota con cascabel que habían encontrado debajo del sillón, mientras terminaban de resumir sus textos.
— ¿Por qué crees que pasa eso? — preguntó JunKyu.
JaeHyuk lo miró con el ceño fruncido en confusión, dejando el libro en su regazo, JunKyu tenía la mirada totalmente perdida en el adorable y peludo gato negro que corría por todo el departamento, persiguiendo una estúpida pelota ruidosa junto con una ardilla extraña.
Por un segundo pensó que la situación era absurda.
— ¿Qué cosa? — preguntó el moreno.
— ¿Por qué las personas tienden a enamorarse de sus híbridos? — preguntó, su mirada lo se alejaba de Mashiho.
JaeHyuk sonrió un poco cuando comprendió lo que a JunKyu tanto le había costado aceptar, pasó su mirada un momento de los animalitos al humano.
— Dime, JunKyu, ¿Nunca tuviste una mascota? Normal, nada de híbridos.
JunKyu negó.
— A mamá no le gustan los animales, nunca tuve uno.
JaeHyuk suspiró, sintió pena por él.
— ¿Has ido a la casa de alguien con mascotas? ¿Has estado con un gato o con un perro antes?
JunKyu asintió, claro que había ido a hogares con mascotas, e incluso amaba mucho a cualquier animal que tuvieran sus amigos.
— ¿Cómo tratan sus dueños a sus mascotas?
— Los quieren mucho— dijo—. Juegan y les dan besos por más que sean unos sucios— JunKyu sonrió un poco—. Hasta duermen con ellos a veces.
— Bien— dijo JaeHyuk—. Las personas aman a sus mascotas, y hacen todo eso que dices, es allí donde empieza el cariño.
>> Con un híbrido es lo mismo, amas tanto al animal como a la forma humana, y quieres darle todo el cariño del mundo, ¿Verdad?
JunKyu sólo asintió, escuchando a JaeHyuk atentamente, con sus ojos en el moreno.
— Y es cuando están en forma humana cuando las cosas se complican un poco— continuó—. Lo amas, porque es tu mascota, pero también es una persona, y la amas más allá de eso, es como te vas enamorado sin que te des cuenta.
JunKyu asintió, notó a JaeHyuk sonreír, supo que hablaba también de su experiencia.
— Y después, ¿Alguna vez pensaste desde el lado de la mascota? — JunKyu no supo qué responder—. Son fieles a sus dueños, no quieren a nadie más, te aman tanto y tan incondicionalmente.
La sonrisa de JaeHyuk flaqueó un poco.
— Para un híbrido es devastador que su dueño no le demuestre cariño— dijo—. Son muy sensibles, JunKyu, son débiles, como un animalito, necesitan atención y mucho cariño.
>> No sé tú, pero yo no soy nadie para negarle a Asahi todo lo que se merece.
JunKyu mordió un poco su labio, sintiéndose mal por ser tan idiota y frío con su gatito.
— Creo que estoy haciendo todo mal, Jae— murmuró.
— Siempre hay tiempo para hacer algo bien, JunKyu— respondió el moreno—. Es algo que tienen los híbridos, no conocen el rencor y perdonan más fácil de lo que crees. Quizás no te lo diga, o no te des cuenta, pero Mashiho ya te habrá perdonado mil veces por cualquiera de tus errores.
JunKyu no dijo nada por unos segundos.
— ¿Cómo es que eres tan sabio, Jae? — preguntó, con una ligera sonrisa en su rostro.
El moreno se encogió de hombros.
— Supongo que ya he pensado mucho en estas cosas, ya me he echo esas preguntas antes— dijo—. Sólo te estoy compartiendo mis respuestas.
— Gracias— murmuró el castaño.
JaeHyuk asintió.
— No hay de qué, JunKyu— dijo—. Cuando quieras más consejos amorosos me dices— bromeó—. Y cuida bien de Mashiho, es muy lindo.
— Merece algo mejor de lo que lo he tratado— dijo JunKyu, bajo—. Yo... Ni siquiera quería una mascota, Jae, Lo adopté porque... Creo que porque me daba lástima.
— Eso es algo que nunca debes decir— dijo JaeHyuk—. A nadie le gusta el dar lástima, ni siquiera a los híbridos, no importa que tan mal estén, no lo trates de lástima, JunKyu.
JunKyu asintió, por un momento sintió a JaeHyuk como un padre que lo estaba regañando por hacer algo mal, pero de forma tan tranquila que lo hacía sentir incluso peor.
— Y si quieres a alguien mejor para Mashiho, cambia a ese alguien mejor, pero tienes que ser tú, Kyu— finalizó el moreno.
JunKyu asintió, totalmente convencido.
JaeHyuk había hablado con tanta paz y tanta tranquilidad que lo había hecho reflexionar en serio.
Supo que ya no podría concentrarse en esos estúpidos libros.
Ahora quería darle a Mashiho todo el cariño que se merecía.