¡Dios! ¿Cómo pude haber perdido la carta que Suji me dió? cuando regresé a mi cuarto el día de mi cumpleaños no la tenía en mis manos, lo que significa que debe estar en cualquier lugar de mi casa.
Le llamé a mi padre hace rato para preguntarle si no la ha visto por ahí, pero me asegura que no es así, que ya revisó mi cuarto y hasta el suyo, pero que no hay nada.
Me preocupa no saber lo que me escribió, pudo haberme dicho lo que plasmó en la carta en persona, pero si lo hizo así es porque debe significar mucho, o tal vez le estoy poniendo mucha mente a esto... ¡No! Es uno de mis regalos, necesito encontrarlo y leerlo, cualquier cosa referente a uno de mis obsequios es importante.
-¿Sigues buscando esa carta? -me pregunta Jimin, pues anoche no dormí casi por pensar y estar buscándola.
Hago un sonido confirmando que eso hago, mientras él sigue en la entrada de mi cuarto.
Lo sabe porque estuve hablando con él por mensajes, y me daba opciones donde buscar y yo lo hacía, incluso, estoy re buscando por los mismos lugares y no la hallo.
Acabo de olvidar que tengo mi pijama puesta, y que mi cabello está desordenado y mi cara debe estar hecha un desastre por las ojeras, es obvio, acabo de despertar.
-¿Puedo ayudar a buscar?
-D-dame un segundo para arreglarme un poco, siquiera tomar una ducha, ¿Si? -digo volteándome para que no me vea así.
Qué vergüenza.
Jimin se ríe ante mi comentario, y mi pena sigue creciendo.
-¿De qué te ríes? -pregunto sin verlo aún.
-No te ves como si te hubieras levantado a penas -alega dejando de reír -no te avergüences, te ves muy linda así.
Siento como mis mejillas arden un poco cuando dice eso, ¿Yo, linda cuando acabo de levantarme?
-Mejor voy a ducharme, las cosas están pasando a otras por aquí -digo abriendo el armario para sacar mi toalla y productos de aseo que traje.
-Perdón, perdón, se me olvida -se aleja de la puerta abierta -. Te esperamos en el comedor para desayunar.
Eso fue lo último que dijo antes de irse por completo.
"Eres todo un caso, Jimin"
Aprecio los comentarios positivos de Jimin, pero en serio creo que este no tuvo tanta razón de ser, nunca nadie me ha dicho que me veo bien cuando despierto, ni siquiera Jin que me ha visto así tantas veces.
Después de arreglarme, supongo que dejaré de buscar o pensar en la carta un segundo, quizá recuerde bien dónde la dejé si dejo reposar el tema.
[...]
-De acuerdo, vendré por ustedes en cuanto me escriban -anuncia Hoseok, mientras sus amigos se bajan de la camioneta para entrar al supermercado.
Todos acordaron venir, para comprar las cosas del almuerzo y algunos productos personales que necesitan.
-¿Seguro que no quieres venir, amigo? -insiste Jungkook.
-Tengo que ir por un recado, puedo venir otro día -dice sonriente -. Envíen un mensaje en cuanto salgan de comprar, vendré por ustedes en seguida.
Hoseok arranca el vehículo, no sin antes despedirse de sus amigos con su contagiante sonrisa, y su rumbo va hacia ese recado: Ir al cementerio.
Tiene un par de años de no hacerlo porque siempre su estadía en cualquier pais es inestable, pues su padre y él deben viajar mucho, y ya que está aquí no desaprovechará la oportunidad de visitar a su madre.
Se siente extraño ir después de un buen tiempo, tanto que se arrepiente antes de pisar la entrada del lugar. Con decisión y seriedad, va a paso lento, siguiendo el mismo camino que recorre hasta ir donde está ella.
No tardó mucho en encontrarla, porque aunque su mente le decía que retrocediera, otra parte de sí lo animaba, y es la que le ayuda a continuar el paso.
Toma asiento frente a la lápida, y empieza a jugar con unas pequeñas flores que han florecido alrededor, pensando qué decir primero, ya que han pasado más o menos 6 o 5 años desde que no viene.
-Hace mucho que no vengo por acá, lo siento -dice intentando sonreír -. Papá está muy ocupado, y yo también, pero igual no justifica el hecho que te hayamos abandonado un poquito; sabes que él te ama aún, lo animaré a venir otro día.
El viento de la tarde lo envuelve en un ambiente silencioso y lleno de muchos temas de los que hablar, mientras desacomoda su castaño cabello.
-Mi carrera ha crecido mucho, mamá, aunque a veces haga o salga a fiestas sin permiso y tome demasiado, pienso dejar eso o terminaré haciendo cosas que arruinarán mi reputación, ¿No crees? -relata -Papá no puede venir por ahora, mi tío y él tienen un buen negocio de vino, y lo administran entre ambos y la tía Misuk, ambas empresas han crecido mucho por eso. Gracias a tí, nuestro apellido sobresale. Tus buenas acciones y dedicación al trabajo ayudaron mucho mientras viviste.
Sin querer, una lágrima sale de pronto, y la deja recorrer su mejilla hasta caer al pasto.
-También... he conocido a una chica que me ha dejado ver quién soy realmente, y me hace sentir tan vivo, aunque no la conozca lo suficiente, me basta lo poco que sé, y solo verla o escuchar su nombre... Tú sabes, causa muchas cosas en mí -continúa hablándole -. Sé que no la tengo fácil, a Jimin le gusta también, y es incómodo porque es mi primo, pero para mí siempre ha sido como mi hermano.
A veces trato de ignorar que no me importa el hecho que tengan un vínculo más abierto, pero es una gran mentira para mí mismo. Quisiera estar con ella todos los días y conocer algo nuevo, como él, hacer que se enamore de mí o que al menos llegue a gustarle un poco, pero no puedo hacerlo.
Respira profundo unos segundos para contener las ganas de derramar sus lágrimas justo ahora, y su labio inferior empieza a temblar de solo pensar en su madre cuando era un niño, hasta el día del fatídico accidente que le arrebató la vida a ella, y casi la de él mismo y la de su padre.
Solo eso bastó para que empezara a llorar sin obviar gritos o sollozos, está solo en el cementerio y aunque no lo estuviera, no podría contenerse un segundo más.
-Ojalá estuvieras aquí para llenarme de alegría siempre, no soy capaz de irradiarla como tú lo hacías, pero lo intento -murmura en medio de las lágrimas, y la dificultosa respiración que tiene -. En estos momentos me dirías que no me rinda, y que persevere ante esto, que no deje de esforzarme por lo que quiero, pero las cosas están muy claras, yo no tengo ni una oportunidad aquí.
De algún modo, siente que su mamá lo está escuchando, y que lo abraza mientras sus ojos no dejan de dejar salir lágrimas sin cesar, y eso lo conforta poco a poco.
Solo quería desahogarse un momento con la que ha sido su confidente en todo momento, y ahora se siente con un peso menos de encima; quería relatarle todo lo que piensa y siente de una vez, y regresará con esa paz que necesitaba desde que pisó su ciudad.
Después de unos minutos, se seca las lágrimas y limpia su rostro con un pañuelo que sacó del bolsillo de su pantalón, y con una nostálgica sonrisa lee el nombre de su madre en la lápida, acordándose de lo optimista y amable que era en todo lugar y circunstancia.
-Deséame suerte en esto, mamá, y si ella no llega a ser tu nuera, llegará la persona indicada, ¿Verdad?
Suelta una pequeña risa por lo que acaba de decir, y se levanta del césped.
Sin mirar atrás, mete sus manos a las bolsas de su pantalón, y empieza a caminar de regreso a la camioneta, pero en eso su celular recibe un mensaje, por el cual ahora se dirigirá hacia el supermercado por sus amigos.
Jimin le envió el mensaje a su primo de que empezara a ponerse en marcha para venir por ellos, aunque les falten algunas cosas que añadir a sus canastas de compras, pero sabe que seguramente está lejos del supermercado, y para que no lo esperen mucho prefiere que este venga antes.
No le dijo ni a él cuál era ese motivo por el que no pudo quedarse con ellos en el súper, y le da curiosidad por saber, no suele salir sin decir dónde irá, es como una costumbre que tiene.
________ y Jimin hacen sus compras juntos, van por cada sección revisando si quieren algo de ahí o van a la siguiente, y deben admitir que ya no se siente tan incómodo estar juntos como el día anterior, ahora han charlado y reído más.
-Por cierto, tienes esa guitarra empolvada sobre tu armario y nunca te he escuchado o visto tocarla -nota ________, mientras van al sector de los snacks.
Toma un par de frituras y las hecha a su canasta, mientras el chico opta por no escoger nada, lleva dulces más que todo y eso le es suficiente.
Su comentario le llama la atención, ya que es cierto, cualquiera que viera su cuarto con la guitarra ahí diría que sabe tocar ese instrumento pero es todo lo contrario. Ha perdido la práctica por dejar ese hábito hace años, y con tantas ocupaciones no se ha molestado en retomarlo.
-Podía tocarla cuando era un niño, ahora ya no recuerdo nada -responde con una sonrisa.
-Pero ¿No te gustaría aprender de nuevo?
-No estoy seguro, aunque si me animas lo suficiente lo haré; carezco de voluntad propia para aprender algo nuevo.
-No me imagino como habrás sido de perezoso en la escuela -voltea a verlo con una seria pero divertida expresión.
-Más o menos -admite riéndose.
Ahora van a la sección de lácteos, donde Park saca de los mostradores un par de yogures, y también unos para Lee, pues no alcanza hasta donde están.
-¿Ya le preguntaste a tu padre si la ha visto en alguna parte de la casa? -cuestiona Jimin, refiriéndose a la carta.
-Por supuesto, pero asegura que no está por ningún lado, y me viste buscar en la habitación, definitivamente no la traje conmigo.
Jimin se muestra un tanto pensativo respecto a esta situación, porque ¿Es tan importante una carta de una amiga para _______?
-No es por nada pero, ¿Por qué te importa mucho lo que contenga la carta, ________?
La chica se detiene en seco ante su pregunta, pues ni ella se lo ha planteado del todo. Podría responder que es un regalo de parte de esa mujer y que por educación y estima debe leerlo y guardarlo, pero la verdad es que, ahora que lo piensa...
-Sé que esto puede sonar loco pero, por un tiempo, creí que Suji podría ser mi madre -explica recordando que la primera vez que la vió, la imágen de su mamá se vió reflejada en ella -. Cuando la ví y Misuk dijo su nombre no podía estar más segura que era ella, pero luego dejé de pensar eso de un día a otro; creo que me adapté a que no podía ser posible que apareciera de ese modo, y que Yoongi sea su hijo.
-¿Yoongi es hijo de Suji? -dice sorprendido -Aunque, no veo porqué no sería problable que fuera tu mamá, sus nombres coinciden, y para este año, tu madre tendría la edad de Suji, ¿No?
-Exactamente -acepta ________, analizando todo lo que Jimin acaba de decirle -¡Dios, acabo de volver con esa misma idea!
-No es una locura, hay que hallar esa carta, al menos para salir de dudas; y si no resulta ser tu mamá, igual despejarás esa teoría pendiente -le aconseja, en lo que caminan a la fila para facturar sus productos.
"¿Podría ser que Jimin y yo tengamos razón?"
Jungkook continúa con la búsqueda de su cereal favorito en la inmensa sección de cereales, y tarareando una canción, se dispone a buscar uno por uno el que tiene malvaviscos que tanto le gusta.
Su mano viaja en seguida a la primer caja que visualiza del producto que quiere, pero en lugar de sujetar la caja, agarra la pálida y delgada mano de una chica.
Apenado la suelta con prisa, y voltea a verla, encontrándose con una joven de cabello rubio corto a los hombros, con un vestido corto rosa pastel y sin dejar de lado su tímida y dulce sonrisa.
Por la piel pálida de la desconocida chica, su sonrojo es visible, y demasiado, tanto que el propio Jungkook experimenta lo mismo.
-Lo lamento mucho -Jeon le hace una reverencia, con una nerviosa sonrisa.
-Tranquilo, tómalo si quieres -ofrece la apenada muchacha, jugando con un mechón de su rubio cabello con una de sus manos -. Pensé que era la única chica a sus veintidós que come de estas.
Es notorio que le atrae de alguna manera el pelinegro de brazos esculpidos con el que se ha topado.
-Para nada, tú la tomaste primero -la agarra y se la entrega en sus manos-; y no, a este chico de veintiuno también le gustan.
Las sonrisas no desaparecen del rostro de ambos, al igual que el contacto visual que siguen manteniendo.
-Se nota que te ejercitas -aprecia la rubia, dejando en su canasta el cereal -¿Puedo... Tocar tu brazo? Disculpa si soy muy atrevida o curiosa, nunca he visto a alguien tan joven con esos brazos.
Tal petición extraña hace que Jungkook suelte una pequeña risa, pues nadie nunca le ha pedido tal cosa, y menos en un lugar como un supermercado.
El brazo de este es aprisionado por los de una pelinegra, que con una cálida sonrisa se cuelga de este e intenta verle a los ojos.
Lalisa es por poco, más alta que la enana, como calificó ella de camino a esa escena, lo que le da un poco más de ventaja a pesar de ser, por tres años más joven que esa chica.
La rubia se sorprende por la repentina aparición de la pelinegra, y se queda en expectativa de lo que sucederá luego.
Con una radiante sonrisa, Jungkook se encuentra por lo nervioso de tener contacto físico con la chica que le gusta, lo que no sucede casi nunca, pues ella repudia eso.
"¿Qué planeas, Lalisa?"
-Amor, no comas de estas ya, tu entrenador las prohibió por un tiempo -dice apretando su musculado brazo -, mejor... -agarra un cereal distinto al que él quiere -Comamos algo más simple.
Obviamente es el que a ninguno le gusta, pero el plan de Lalisa no va a funcionar si él chico que le gusta no colabora. Jungkook entiende más o menos a lo que ella quiere llegar, y no la dejará sola en esto.
-Tienes razón -lo echa a su canasta -, gracias por cuidarme, amor.
Para un mejor efecto de noviazgo, Jeon se arrima al rostro de Manoban para dejar en su mejilla un sonoro y corto beso, el que logró que se le fueran las ganas de actuar a Lisa. Necesita que nada de esto se actuado, esto no formaba parte del plan.
-Ya se me hacía extraño que alguien tan apuesto como tú no estuviera ocupado -reconoce la apenada chica.
-No hay de qué preocuparse, mi novio puede tener amigas, me da gusto conocer a una de ellas -Lisa le extiende la mano con falsa cordialidad.
Sin otra opción a la qué recurrir, la muchacha acepta el saludo de la novia de Jungkook, con los peores ánimos que puede mostrar, pues su vergüenza se hace más grande cada vez.
Jeon se despide de ella con la mano antes de que entrelace sus dedos con los de Manoban en un fuerte agarre, y así dirigirse a la caja para facturar sus compras.
Ya habían perdido de vista a aquella chica, pero Jungkook se rehusa a soltar a Lalisa, no ahora que acaba de hacer su primer escena de celos al igual que él las hacía cuando Taehyung se le acercaba, lo que solo significa que es claro que gusta de Jungkook, y viceversa, pues si no fuera así no le seguiría el juego.
-Me hiciste traer un cereal dietético, ¡No quiero bajar de peso!
-Cállate, y suéltame -dice ella, abandonando la mano cálida de Jk con las mejillas sonrojadas.
Los cuatro jóvenes facturaron sus productos con tranquilidad y en silencio, pues cada uno tenía un pensamiento en mente en ese proceso.
________ pensando en Suji y la posibilidad que se planteó, Jimin en sus padres y lo que sigue pasando con la empresa, Lisa en el beso que Jeon le dió en la mejilla, y Jungkook analizando la situación entre él y Lalisa.
Ahora, esperan en unas bancas fuera del supermercado a Hoseok, mientras platican de cosas triviales entre ellos.
Dos pitidos seguidos se escucharon de pronto, anunciando que ya han venido por ellos.
Todos subieron a la camioneta, pero ______ no, porque nota algo que nadie quizá haya visto por los momentos.
Se acerca más a Hoseok por la ventana abierta en lo que sigue fuera del vehículo, y él procura no hacer contacto visual con ella.
Los ojos de Hoseok están rojos e hinchados, lo que delata el hecho que recientemente lloró, y eso le preocupa más a la chica.
-Hobi, ¿Qué te...? -se ve interrumpida por ver que Lisa toma asiento en el asiento del copiloto, evadiendo a Jk.
Otra cosa que se le hizo extraña.
Si de algo está segura, es que Hoseok no lo está pasando bien. No está su sonrisa, y aunque eso no estuviera, se sentirían sus buenos ánimos que siempre les da a todos a su alrededor, pero ahora se siente opaco y silencioso, todo lo contrario a lo que en verdad es.
Hoseok no quiere compartir palabra alguna con nadie por ahora, le gustaría estar solo pero se comprometió a recogerlos aquí.
Odia que _______ deba verlo en ese estado, pero no puede siquiera formar una sonrisa para ella porque sus músculos están adaptados ya a estar inexpresivos.
Todos notaron eso el resto del camino a casa, y aunque iban haciendo bromas o cosas graciosas entre sí para sacarle una risita, no funcionó.