Un día como hoy publiqué el primer capítulo de mi primer libro y desde ese entonces los 28 de marzo son mi aniversario como escritora (suena cursi pero me encanta) y no podía terminar este día sin antes dejarle el primer extra de EPDS.
¡Espero que lo disfruten!
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Malika Villareal
Dos años después del epílogo.
14 de Septiembre.
Dejo que la voz de Jasmine Thompson suene por toda la cocina mientras termino de decorar el pastel de Vainilla con frutos rojos para Sebastien.
Hoy cumple treinta y tres años, quiso pasarlo en casa conmigo pero decidí invitar a nuestros amigos para una barbacoa. Algo parecido a lo que planeé para él cuando cumplió treinta años.
Zeus y Christian se encargan de la carne, Stephen y Killien de la bebida y las mujeres del pastel y que los niños no saquen de quicio a Stephen.
—¡Danisha y Landon, vengan a comer galletas! —Alexa pone galletas en un plato y en un segundo están los dos niños en la cocina.
Un par de azules como los de su padre nos observa con curiosidad y luego veo unos de color avellana que tiene un puchero en sus labios y los bracitos cruzados.
—Mami.
La pequeña se acerca a su mamá y le abraza las piernas. Es muy adorable.
—Galleta —El otro observa las galletas y frunce el ceño, se parece a su madre.
Danisha Black Ivanovak y Landon Miller Jones son los niños más tiernos y revoltosos que conozco en mi vida. Son un amor.
Danisha es una mezcla entre sus padres, tiene los ojos de Christian y el carácter, si no haces lo que pide tendrás una rabieta y un discurso de palabras cortas, pero su dulzura, su inocencia y el cabello castaño es igual al de Alexa.
Y Landon es una copia idéntica de Stephen, la mayoría de veces está molesto con Danisha por no dejarlo jugar con ella y es el niño más dormilón que pueda existir. Pero su personalidad, es tan peculiar y parecida a la de Tara que asusta un poco, son de temer.
Danisha le lleva solo dos meses a Landon, ambos tienen dos años pero son muy inteligentes para su edad. Prácticamente se criaron juntos, sus padres viajaban de un estado a otro constantemente para verse y cuatro veces al año vienen a Francia para vernos.
Los niños agarran sus galletas y nos vamos a la sala, Landon se acerca a mi en pasos tímidos y con una mirada puedo saber lo que quiere. Lo tomo en brazos y lo subo a mis piernas mientras Danisha lo observa con el ceño fruncido mientras come despacio de su galleta.
Son tan adorables.
Pasamos el medio día hablando mientras esperamos que Sebastien llegue de una revisión en el viñedo. Christian y Stephen entran a la sala anunciando que está listo el lugar donde estaremos en el patio y los niños corren hacia ellos con entusiasmo.
Sonrío y me apoyo en el respaldar del sofá, aveces me imagino a Sebastien de esa forma si tuviéramos un hijo. Sería la mejor vista que tendría en mi vida.
Tener un hijo de mi chico, es lo que más sueño en este mundo. Siempre he querido ser madre pero tenerlo con el hombre correcto y pensar en Sebastien es pensar en ese hombre.
Y no soy la única que piensa así, él más de una vez me lanza la indirecta de tener hijos y aunque ya tenemos dos años de relación y casi uno viviendo juntos, he intentado quedar embarazada pero sin éxitos.
Una vez fui al ginecólogo cuando a la tercera vez quise quedar embarazada, me dijo que no soy estéril pero que para mi sería difícil quedar embarazada. Hoy en día sigo con la esperanza de que no sea muy tarde para tener hijos.
Y Sebastien tampoco las pierde, desde Samuel estuvo temeroso de tener otro hijo pero ahora está cien por ciento seguro que quiere una familia conmigo para toda la vida.
Esperamos en el patio trasero cuando oímos el auto entrar al garaje. Danisha y Landon toman mis manos y gritamos todos juntos al verlo en la puerta que da al jardín.
Quita el teléfono de su oreja y una sonrisa ladina aparece en su rostro. Me observa por un segundo antes de acercarme y darle un beso en los labios. Los niños se lanzan hacia él gritando feliz cumpleaños.
Todos lo felicitan y empiezan a cocinar la carne. Me siento a su lado y le doy una cerveza, mientras yo le doy un trago a mi mojito.
—Siempre llevándome la contraria —Expresa, sonrío y él me guiña un ojo.
—Feliz Cumpleaños mi emperador.
—Te amo —me atrae hacia él y me besa con cariño— gracias por esto y por los mejores años que me haz dado.
—La que debería agradecerte soy yo, por lo grandes momentos y por convertirte en el amor de mi vida.
Nos miramos con una sonrisa tonta hasta que Danisha y Landon corren hacia nosotros y nos abrazan. Son unos niños muy amorosos.
—Tito ¿podemos usar tu tren chuchu? —Le pregunta Landon.
—¿Y podemos jugar con tita mimi? —Danisha le hace ojitos y él como tío consentido acepta que jueguen con el tren de su colección y conmigo.
Mientras juego con ellos en la sala, no puedo evitar imaginarme una escena así, con Sebastien a mi lado y jugando con nuestros propios hijos mientras les damos todo el amor del mundo.
Miro hacia el patio y lo encuentro hablando con Killien y Christian, parece sentir mi mirada y voltea a verme. Me regala una media sonrisa y vuelve a la conversación.
Serias un increíble padre, Amor.
Corrección, siempre haz sido un increíble papá, y el ejemplo de eso es Killien y tu pequeño Samuel.
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27 de Diciembre.
Cuatro días antes de año nuevo.
Termino de llenar la maleta con lo esencial y la dejo en la esquina de la habitación para que Sebastien la baje. Tenemos planeado pasar año nuevo en Las Vegas, Stephen y Tara ya están en casa de Christian y Alexa. Solo faltamos nosotros.
Estos últimos años hemos estado más unidos que nunca, hablamos con Facetime casi siempre. Nos vemos cada dos o tres meses y hasta tenemos un grupo de chat donde Christian y Stephen hablan de lo mucho que aman ser papás pero que tienen unos diablillos en ves se hijos.
En realidad nos convertimos en una familia la cual sin duda alguna es la mejor que me pudo dar el universo.
Media hora después, Sebastien y yo estamos en el avión rumbo a Las Vegas. Será un viaje un poco largo por lo que mataré el tiempo leyendo y durmiendo. La azafata trae la merienda y se retira, los cupcake de naranja se ven deliciosos. Tomo uno y le doy un mordisco pero apenas siento el trozo de naranja, me dan ganas de vomitar y salgo disparada al baño.
Caigo al suelo y expulso lo poco que comí antes del vuelo en el retrete, siento unas manos darme suaves palmadas en la espalda y recoger mi cabello en una coleta.
Cuando termino me levanto con poca fuerza y limpio mi boca en el lavamanos. La imagen de un preocupado Sebastien se ve en el espejo y yo solo puedo darle una corta mirada antes de salir del baño y volver a mi puesto.
—¿Te sientes mejor? ¿Por qué te pusiste así?
—Seguro me cayó mal el desayuno, en un rato se me pasará —Lo tranquilizo con una media sonrisa.
—Comimos lo mismo de siempre y nunca te ha caído mal ¿Segura que te sientes bien?
—Que si joder, ya deja de insistir —suelto con tono enojado y me levanto del asiento.
—Malika.
—Solo déjame descansar en la recamara, sola Sebastien —Sentencio antes de darme la vuelta y entrar a la recamara.
Cuando dejo caer mi cabeza en la almohada y me arrepiento de haberle hablado así, solo quiere ayudarme y saber que estoy bien. Hace dos días pasó lo mismo y lo traté muy mal, no quise hacerlo pero me salió por impulso.
Tengo miedo de que algo malo esté pasando conmigo, no me he sentido bien esta última semana. Me canso muy rápido, tengo cambios de humor constantemente y hoy vomité ¿será que estoy enferma?
Cuando lleguemos a Las Vegas le pediré a las chicas que me acompañen hacerme unos exámenes, pero mientras tengo que disculparme con cierta persona.
Me acerco a él por la espalda y lo abrazo por el cuello dejando en el proceso un beso en su mejilla. Lo escucho suspirar y sé perfectamente que le está agotando la paciencia mi mal genio últimamente.
—Disculpa, no era mi intención tratarte mal —Murmuro contra su cuello —no sé que me pasa.
—Un disculpa y un beso en la mejilla no solucionaran nada —Lo supuse pero tenia que intentarlo —no sé que te ocurre pero tienes que calmarte o me sacarás de la casa algún día con tus arrebatos.
Río contra su cuello y me acomodo en sus piernas, él gustoso me acepta y deja caer sus manos en mis piernas y en la cintura.
—Prometo no volver a pagar mi mal humor contigo, se que tienes sentimientos y te afecta mi amor —Bromeo mientras le pellizco un cachete. Él me mira de mala manera.
—Eso espero o la estadía en Las Vegas será muy larga contigo gritándome y con los chicos haciéndome bromas sobre eso.
Claro, se me olvidaba que Black y Miller son los reyes en sacar de quicio a Sebastien.
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Cuando aterrizamos en Las Vegas son alrededor de las diez de la noche, estuve tres horas durmiendo pero siento el cansancio por todo mi sistema. Una rica comida y un baño caliente es lo que necesito ahora mismo.
Uno de los guardaespaldas de Christian nos recoge en el aeropuerto y nos lleva directo a su casa. Es mi primera vez en Las Vegas y espero enormemente que no me decepcione, no quiero lamentar tener las expectativas altas con la ciudad del pecado.
Mientras nos adentramos al tráfico del centro, me tomo la libertad de tomar la mano de Sebastien y entrelazarla con la mía al tiempo que dejo caer mi cabeza en su hombro.
Siento cuando deja un beso en mi cabeza y sigue al tanto de su teléfono, la distancia no es impedimento para seguir al tanto de la empresa y de Killien.
Y hablando de su hermano, él y Zeus están en París de vacaciones hasta el diez de enero. Zeus no dudó un segundo en secuestrar a Killien hasta la ciudad del amor cuando se enteró que veníamos a Estados Unidos.
Son una pareja muy amorosa y aventurera, viajan cuando sus trabajos se lo permiten y siempre es a lugares exóticos. La última fue hace un mes en Las colinas de chocolate, Filipinas.
Las fotos que Zeus capturó fueron mágicas apenas las vi, el lugar sin duda es hermoso y Sebastien prometió ir para mediados de otoño.
Estoy a punto de quedarme dormida cuando el auto para enfrente de una enorme casa moderna y lujosa, hay algunos autos estacionados en la entrada y puedo reconocer de ellos el Mclaren que tanto presume Christian en sus redes sociales y el invaluable BMW que le pertenecía a Sebastien y ahora es de Tara.
Regalo de cumpleaños, la mujer estaba loca por ese auto apenas lo vio en nuestra casa.
Cuando entramos a la casa luego de bajar las maletas, encontramos a los demás en la sala bebiendo vino y los niños jugando en una esquina. Todos nos saludan y Danisha es la primera en correr hacia nosotros.
—¡Titos! —Se abraza de nuestras piernas y Sebastien la carga.
Landon me abraza con el ceño fruncido y no tengo que ser adivina para saber lo que sucede. Danisha le volvió a quitar sus juguetes.
—Tengo algo muy especial para ti en mi maleta —Le susurro y enseguida se le iluminan sus hermosos ojitos.
Sebastien y yo le compramos un Mustang de juguete edición ilimitada como regalo de navidad, uno casi idéntico como el que su madre conserva en el garaje de su casa como recuerdo de su vida de corredora.
Y Danisha no fue dificil escoger lo que le regalamos. Dos hermosos vestidos de sus princesas favoritas, Tiana y Rapunzel. Nunca para de ver las películas.
Nos instalamos en la habitación y me acuesto luego de cambiarme y me duermo al instante.
Pero antes de terminar de irme a los brazos de morfeo, siento a mi chico acostarse detrás de mi y dejar su brazo en mi abdomen luego de un beso en mi frente.
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28 de diciembre.
Tres días antes de año nuevo.
Llego a la clínica en compañía de Alexa y Tara a las diez de la mañana. Quiero hacer esto rápido y sacarme la duda de si estoy enferma de una vez por todas.
—No te preocupes, no debe ser nada malo —Me anima Alexa cuando termino de registrarme para los exámenes.
Tara se sienta a mi otro lado pero se mantiene callada, como si estuviera pensando demás. Alexa y yo nos damos una mirada antes de llamar su atención.
—¿Estás bien?
—Yo soy la que debería estar nerviosa por los exámenes y no tu, rubia —Ella nos regala una sonrisa antes de suspirar y observarme.
—Repiteme lo que haz sentido últimamente.
—Mareos, cansancio, muchas ganas de vomitar y aveces tengo cambios de humor que Sebastien termina pagando —Bromeo antes de darme cuanta que Alexa ahora está sería y Tara sonríe —eso es todo.
—¿Piensas lo mismo que yo? —La rubia le pregunta a Alexa y esta me observa antes de asentir en silencio.
Bien, sus actitudes me tienen nerviosa ahora.
—¿Qué les sucede? Están actuando muy raro.
—Sucede que tengo la sospecha que no estás enferma, Malika —Habla Tara.
—¿Y qué supones que sea? No encuentro otra lógica de que tengo algo.
—Debes tenerlo pero no es malo a menos de que para ti lo sea.
—¿Puedes decirme de una vez que crees que tengo?
—Que cabe la posibilidad de que estés embarazada, Malika —Suelta Alexa de repente.
Me callo cuando la escucho y solo miro al frente, es imposible ¿o no?
Tiempo, tengo tiempo queriendo quedar embarazada y sin éxito alguno, no quiero creer que esté la posibilidad ahora y luego me desilusione.
No quiero llevarme otra decepción, yo no podría y Sebastien tampoco.
—Pediré que te hagan una prueba de embarazo y cuando el resultado llegue veremos si necesitamos un ginecólogo o no —Tara se levanta y desaparece antes de que Alexa tome mi mano y me saque de mi trance.
—Es poco probable que este embarazada.
—Sé lo mucho que te ha costado todo este tema pero se positiva en que tal vez este sea el momento que tanto has esperado.
—No quiero ilusionarme, ni tampoco a Sebastien —siento las lagrimas acumularse en mis ojos —esto es uno de los temas más duros de muestra relación. Lo anhelamos con toda nuestra fuerzas y nunca sucede.
>>Los dos soñamos con crear una familia, una donde yo cumpla mi sueño de crearla al lado del amor de mi vida y donde él pueda darle todo el amor a nuestros hijos como se lo dió y se lo sigue dando al pequeño Samuel<<
—Y la tendrán, ustedes merecen cumplir ese sueño —me sonríe antes de quitar una lágrima que rueda por mi mejilla —Cuando alguien sueña con algo tan intenso como lo de ustedes, no hay viento ni tormenta que impida cumplirlo.
—Siempre tan sabia en estos momentos.
—Lo aprendí cuando me dí cuenta que tenía que salvar al amor de mi vida de aquella oscuridad que lo arrastraba su peor enemigo —Murmura y aunque no entiendo muy bien creo que puedo saber de quien habla.
Christian lo confesó hace un año cuando vinieron a Marsella, Alexa no se esperaba que decidiera contarlo pero tal parece que él necesitaba hacerlo para olvidar todo nexo con su pasado.
Fue en ese instante donde admiré a Christian Black, no todos tienen la fuerza de soportar el Infierno por el que pasó. Mis más sinceros respetos a ese hombre.
Tara llega y en minutos me llaman para hacerme los exámenes. Nos quedamos en la clínica por dos horas más hasta que los resultados están listos, no podía soportar la espera al día siguiente.
Cuando tengo los resultados en mis manos no lo abro al instante, decido irme con las chicas al baño y abrirlo. Suspiro sin dejar de mirar el sobre blanco con el nombre de la clínica en él.
—No nos volvemos jóvenes, Malika —Dice Tara y Alexa le da un codazo.
—No la presiones.
—Lo siento, tomate tu tiempo —Me sonríe antes de sentarse en el lava manos.
Me miro en el espejo detenidamente, dándome cuenta hasta donde he llegado. Un trabajo soñado, profesional de lo que me gusta y siendo la pareja de un hombre excepcional y que me demuestra lo mucho que me ama.
Todo lo que soñaba cuando pequeña, donde mi mamá me decía que lo lograría por ser una mujer especial. Lo logré.
Ella no está pero sé que desde allá arriba junto a Samuel, nos protegen a mi y a Sebastien y nos acompaña en nuestros logros.
"Por favor, que sea este el milagro" pensé, antes de abrir el sobre y desdoblar la hoja. Solté todo el aire que tenia retenido al ver el resultado.
No lo puedo creer.
POSITIVO.
Fue lo único que podía ver. La palabra en mayúscula me retumbaba en los oídos y como reacción, lágrimas de felicidad salían de mis ojos, preocupando a las chicas.
Todo mi alrededor se detuvo apenas vi esa palabra en grande, no lo podía creer pero a la ves una sensación de satisfacción se instaló en mi pecho.
Mi pequeño milagro, mío y de Sebastien.
—Se cumplió, se cumplió —Repetía una y otra vez —¡Estoy embarazada!
Las chicas saltan de felicidad conmigo y me abrazan, seguía mirando el papel y más lágrimas salían pero no me importaba. Al fin estaba cumpliendo un sueño anhelado.
En ese momento era la mujer más feliz del mundo, y mi hombre estaba a punto de serlo también.
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31 de diciembre.
Día de año nuevo.
Danisha tararea una canción de la película encanto mientras peino su hermoso cabello, dejándolo en una trenza desaliñada que la hace ver más tierna de lo que ya es.
Dejo un beso en su mejilla y voltea a verme con sus ojos azules, iguales a los de su padre.
—¿Bonita? —Le regalo una sonrisa.
—Hermosa quedaste princesita.
Se baja de la silla y corre al espejo, ladea la cabeza y luego ríe tapándose la boca.
—Muy bonita —me abraza y yo me derrito un poco más por esta niña —Gracias tita.
—Siempre es un honor su alteza.
Sale de la habitación corriendo mientras le dice a todos lo bonita que la dejé, río bajito antes de dejar las cosas que usé en su lugar y me llevo un susto al voltear y ver a Sebastien en la entrada de la habitación.
—Eres muy silencioso, eso asusta —le dejo saber antes de seguir en lo que estaba.
—Es una de mis cualidades —habla detrás de mi y lo veo en el reflejo del espejo darme un sonrisa de boca cerrada —¿Ya te dije lo hermosa que te ves con ese vestido?
—Ya van siete veces que lo dices, no me veas tanto que me desgastas.
Decidí usar un vestido manga larga y que me llega un poco más arriba de las rodillas, de cuello redondo y de color gris brillante. Unos tacones negro y mi cabello lo dejé suelto con ondas en el.
Y como dijo Sebastien: estoy hermosa.
Y además de ser año nuevo, tenía que verme increíble para el mejor día de nuestras vidas. El día donde Sebastien sabrá que será papá.
Tuve los días siguientes para pensar en cómo decirle hasta que decidí que el momento especial era hoy, en año nuevo y le tenía preparado algo que nunca olvidaremos. Todo será gracias a Alexa y Tara que me ayudaron, tengo mucho que agradecerle a esas mujeres.
—Aunque te siga viendo durante siglos, jamás te vas a desgastar Déesse —Suspiro, tenía semanas sin llamarme por ese apodo —Sé que estos días hemos estando un tanto distantes pero déjame decirte que te sigo amando como el primer día que te vi.
—En esa galería de arte —Sonrío mientras recuerdo cuando me confesó que el día de la entrevista no fue el primer día en que me vio.
Fue en esa exposición de arte que decidí ir para conocer las obras del Emperador, desde ese día me enamoré de su arte y nunca más pude parar.
Y es cierto que hemos estado un tanto distantes, él tenía mucho trabajo encima al igual que yo y al mismo tiempo lidiando con mis cambios de humor que él, desgraciadamente pagaba.
Pero en ese entonces no sabía el motivo. Un pequeño milagro estaba sacándonos de quicio sin saberlo.
—Yo también te amo y mucho —Me acerca a él y deja un beso en mi frente antes de tomar mi mano y bajar con los demás al salón.
Cenamos todos juntos, contamos anécdotas de cuando éramos adolescentes y los niños estaban muy al pendiente de las galletas de naranja que hice especialmente para ellos. Son sus favoritas.
Cuando se hicieron las once y cincuenta nos reunimos alrededor de la mesa con nuestras copas y yo especialmente tenía una cajita dorada con un lazo rojo que Sebastien no pasó desapercibido.
—¿Y esto? —Alejo la caja de sus manos y se la paso a Tara.
—Un regalo para ti pero lo tendrás que abrir cuando se hagan las doce —Él me lanza la mirada confusa antes de tomarme por la cintura y esperar a que sea media noche.
—Quiero hacer un discurso antes de festejar —Empieza Christian —Este año fue prospero para todos, cumplimos metas y sueños que teníamos propuestos y aunque tuvimos muchas piedras en el camino llegamos a la meta con éxito.
>>Siempre les digo que ustedes —Señala a Stephen y a Sebastien —Son mis hermanos que me dió la vida y los negocios pero nunca le he dicho a ustedes y a todos los que estamos presentes que en realidad son mi familia. Aquella que me ha apoyado, me han aceptado y han aceptado a mi pequeña familia como de ustedes —Danisha en sus brazos le da un beso en la mejilla y Alexa le sonríe —Que este nuevo año sigamos estando juntos y por un largo tiempo también, Los quiero idiotas y novias de los idiotas. A ti también te quiero Stephen Junior <<
Reímos ante lo último y nos abrazamos entre todos, cuando empieza la cuenta regresiva Tara me devuelve la caja y antes de que contemos a partir de cinco se la doy a Sebastien.
Cuando el reloj da las doce brindamos y nos damos el amor nuevo, dejo a Sebastien de último y le dejo un beso en sus labios antes de sonreírle con lágrimas en los ojos.
—Ábrelo —Él me mira preocupado antes de quitar una lágrima de mi mejilla y abrir la cajita.
Las chicas están detrás de mi sonriendo y Stephen y Christian se miran entre si, ellos obviamente no saben que estoy embarazada.
Cuando Sebastien quita la tapa se muestra un hermoso body blanco con la frase Soy el regalo de papi. Lo mandé hacer ese mismo día que me enteré para que estuviera listo a tiempo y junto al body está un chupete en gris que compré.
No quise hacerme ningu eco hasta que Sebastien supiera y estuviera conmigo para ver a nuestro bebé por primera vez, juntos.
Sebastien parece haberse quedado mudo apenas vio lo que había dentro, no dice nada hasta que los niños gritan y él eleva la mirada hacia ellos. Puedo ver sus ojos cristalizarse y yo me le uno cuando me imagino en quien debe de estar pensando.
Samuel Abans.
El primer hijo siempre tendrá un lugar especial en el corazón de un padre, y más si ese hijo ya no está contigo en cuerpo y alma. Se lo mucho que mi chico a sufrido por su partida, aveces se despierta en las madrugadas por que sueña con él.
Y este bebé que viene en camino ahora es algo especial de ambos, un milagro.
Cuando Sebastien me observa no me da tiempo de hablar por que me abraza y esconde su rostro en mi cuello, empiezo a llorar cuando siento la humedad en mi hombro por sus lágrimas.
De reojo miro como Alexa le explica a los chicos y ellos sonríen y nos observan.
—Te amo joder, te amo tanto —Me susurra en el odio —Me haz echo el hombre más feliz de la puta vida.
—Y tú a mi Amor, te amo mucho —Se aleja un poco para verme. Tiene los ojos rojos y una sonrisa en sus labios.
—Estamos cumpliendo nuestro primer sueño del año —Río y asiento.
—Así es.
—Y no sabes lo jodidamente bien que se siente —Uno mi frente con la de él.
—Tienes que darle las gracias a Samuel, te escuchó después de todo —Sus ojos se vuelven a llenar de lágrimas y asiente con la cabeza.
Él cree que no me daba cuenta pero sabía que se iba donde está la placa en honor a Samuel y le pedía que nos diera la oportunidad de crear una familia. Recuerdo cuando la primera vez que lo caché fue diciéndole que me amaba y que esperaba una señal de él como aprobación.
Al día siguiente las rosas que planté empezaron a florecer, sonreí cuando supe que era la señal y le le las gracias a ese pequeño ángel.
—Mi guardián más grande —Susurra —Ahora Killien le hará competencia a este regalo por mis millones.
Reímos los dos antes de darnos un último beso y dejar que los demás nos feliciten. Lo observo mientras los chicos lo felicitan y su sonrisa jamás se borra, es la primera vez que sonríe tan radiante.
Los milagros si existen, los sueños si se pueden cumplir y todo eso nos acompaña nuestro nuevo año y nuestra nueva etapa de la vida.
Estamos a punto de construir una familia y eso suena jodidamente bien.