Las vacaciones terminaron. Lily no pudo dejar de pensar en Sirius todos los días.
A pesar de que habían estado borrachos, podía recordarlo todo. Cada vez que recordaba la forma en que la había besado no podía dejar de soltar un suspiro. Se sentía como una idiota.
Había logrado evitar a Potter durante todas las vacaciones. Pero ahora lo vería todos los días en clase, no tenía idea de lo que iba a hacer.
Lo último que le había dicho Sirius era que había que olvidar lo sucedido. Entendía la razón perfectamente, pero a pesar de ello, sabía que le iba a ser difícil mirarlo como antes.
Cuando apenas entró al tren, James estaba allí, esperándola con una sonrisa.
-¿Te sentarás conmigo? -le preguntó alegremente -¡Remus, Sirius, vengan a saludar a Lily!
Lily se quedó inmóvil al escuchar ese nombre. Sirius apareció junto a Remus al instante.
Sirius apenas la miraba, en cambio ella no pudo evitarlo.
-No me sentaré contigo Potter -dijo enojada -, nunca olvidaré que me dejaste sola en navidad.
James suspiró. Se veía claramente en su rostro que estaba arrepentido, pero Lily no se la iba a hacer tan fácil.
-Lily... por favor, no seas tan dura conmigo... -suplicó el chico de ojos claros.
-¡Alice! -exclamó Lily y corrió hacia su amiga.
James suspiró. Miró a Sirius.
-¿Qué crees que debería hacer? -le preguntó.
-No lo se -dijo encogiéndose de hombros.
-Sirius te ves extraño -dijo James mirándolo detenidamente.
-Soy el mismo de siempre -se defendió el perro.
-Creo que James tiene razón -dijo Remus.
Sirius los miró a los dos enojado.
-Joder, terminaron las vacaciones, ¿se supone que debería andar feliz por la vida? -se excusó.
James sonrió.
-¿Es por eso? Eres un completo idiota -le dijo su amigo.
Remus rio.
-Eres un exagerado Sirius -dijo por su parte el hombre lobo empujando a Sirius a la parte del tren donde siempre se sentaban.
Cuando el tren de Hogwarts comenzó a moverse, Sirius sintió que aquel pedazo de chatarra lo llevaría al infierno. El también no había dejado de pensar en Lily durante las vacaciones. Estaba desesperado por volver a tener un momento a solas con ella, pero sabía que era algo imposible. A pesar de que quería a Lily, James era su mejor amigo.
Cada vez que recordaba lo que había pasado esa noche, Sirius se sentía una completa mierda, pero a la vez no podía saber con exactitud si lo volvería a hacer. Lily era como una maldita droga.
Mientras tanto, en la otra punta del tren, Lily escuchaba a Alice o eso era lo que parecía.
-¡Lily!
La pelirroja saltó de su asiento sorprendida.
-¿Qué?
-No estás escuchándome -se quejó su amiga.
-Lo siento -se disculpó la maga tristemente.
-¿Qué sucede? Dime Lily, te ves extraña. Algo te sucedió en las vacaciones, ¿es James?
Lily suspiró y miró hacia la ventanilla del tren, las montañas se veían de un color bonito aquel año.
-No es el.
Alice abrió mucho los ojos y se acercó mas a su mejor amiga.
-¿Qué? ¿Cómo que no es él? ¿Hay otro? -preguntó curiosa.
-Si -confesó.
-¡¿Qué?! ¿Quién?
Lily cerró los ojos por un momento.
-Sirius -soltó, sintiéndose aliviada por contárselo a alguien.
Alice casi se cae del asiento.
-¡¿Qué?! ¡¿Sirius?!
Lily le tapó la boca al instante.
-¿Quieres que todos se enteren?
Alice negó con la cabeza.
-Lo siento Lily, ¿pero cómo? No lo entiendo ¡Lo odias! -dijo rápidamente.
Lily se recostó en el asiento y volvió a suspirar.
La pelirroja le contó todo lo que había pasado en Navidad.
-¿Besaste a Sirius Black? -preguntó atónita.
Lily asintió.
-¿Pero cómo fue? ¿Tú lo besaste, o él te besó?
-No lo se. El alcohol nos había hecho poner torpes, lo último que supe es que nos estábamos besando.
-Por Merlín -dijo Alice sin poder creérselo -¿Y luego solo se fue?
-Si, me dijo que lo mantenga en secreto -contestó con tristeza.
-Ósea que va a fingir como si nada hubiera pasado.
Lily asintió.
-Entonces nunca podría llegar a pasar algo entre los dos... -reflexionó -El no quiere perder a James, debe ser por eso que lo hace.
Lily afligida se tapó el rostro con las manos.
-Fui una idiota Alice, no tendría que haberlo dejado pasar a mi casa... ahora no puedo dejar de pensar en él, pero a la vez no quiero perjudicarlo... si James se llega a enterar de lo que hicimos en Navidad...
-Shh, tranquila Lily -dijo Alice abrazándola.
-Me dije a mi misma que le haría caso, que fingiría que no había ocurrido nada, pero cuando lo vi hoy... mi mente se puso en blanco.
Alice rio.
-Te debe gustar mucho entonces...
-No quiero que me guste.
-No puedes hacer nada con eso, dejar de querer a alguien no es tan fácil.
-¿No hay un hechizo para eso? -le preguntó Lily esperanzada.
-Ojalá hubiera uno -respondió riendo.
-¿Sabes que es lo peor? Potter estará persiguiéndome todo el año como siempre lo ha hecho, no descansará hasta que lo perdone, lo conozco.
-Tienes que hablar seriamente con él.
-Por Merlín Alice, ¿de verdad me lo estás diciendo? Sabes muy bien que eso no funciona con James.
Alice suspiró.
-Y si Potter me persigue, Sirius estará a su lado... como siempre. Será el peor año de mi vida.
-Cállate Lily, has besado a los dos chicos mas guapos y populares de Hogwarts, las cosas no deberían ser tan malas.
Lily le pegó en el hombro.
-A veces eres tan mala -le dijo enojada.
-Pero ahora que lo pienso es verdad, tienes a los dos chicos mas guapos deseándote...
-Sirius no me desea -dijo Lily suspirando.
Alice rio.
-Oh claro nena, no estuve allí, pero si Sirius te besó... es porque te ve caliente.
Lily la miró con la boca abierta. Alice se rio y la volvió a abrazar.
-Por eso es que soy tu amiga, las cosas siempre se ponen interesantes a tu al rededor, vives en un drama.
-¡Hey! -exclamó, pero a pesar de que estaba enojada no pudo evitar reír.
Las clases empezaron. Los magos estaban desanimados por el fin de las vacaciones, además sabían que los exámenes se acercaban de una manera catastrófica.
-¿Necesitas que te lleve los libros Lily? -la voz de James la hizo suspirar.
Lily volteó y vio a Potter con Remus y... Sirius. A pesar de que su presencia hacía que su corazón se acelerara, decidió actuar como si nada.
-No, gracias Potter -dijo con una sonrisa falsa.
James sonrió divertido.
-Hace poco estabas muy complacida cada vez que te ofrecía ayuda -dijo con una ceja levantada.
Aquel día Lily tenía menos paciencia que de costumbre.
-Si fuera yo la que lo arruinó esta bien, pero fuiste tú, asique ¡simplemente déjame en paz! -le gritó en la cara, haciendo que todos los demás volteen a ver la escena.
James se sorprendió.
-La verdad es que te quería -admitió con un leve rubor -, lo habías logrado idiota, ¡lo habías logrado! Pero en navidad lo echaste todo a perder, ahora ya no te quiero, ni siquiera te puedo ver a la cara.
James bajó la mirada con tristeza.
Lily sintió que tal vez se había pasado un poco, pero sentía que ya no había nada por hacer. Dio la media vuelta y entró a clase, dejando a un triste Potter atrás.
-Lily... todo el mundo está hablando sobre ello -le dijo Alice en la cena.
-Lo sé, creo que me pasé un poco -suspiró -, pero lo bueno es que ha funcionado, Potter no me ha perseguido en todo el día.
-Es verdad -dijo Alice -, pero me siento un poco mal por el, ni siquiera a venido a cenar.
Lily observó la mesa de Gryffindor, era cierto, no había rastro de los merodeadores.
Suspiró.
-Hice lo que era correcto -intentó convencerse -, si Longbottom te hubiera dejado sola en navidad, varada en la noche, en un día frío con nieve, sabiendo que tus padres no están en casa, que estás completamente sola, ¿qué hubieras hecho?
-Es verdad. Hubiera cortado con él. Tienes razón.
Se quedaron en silencio, la pelirroja intentó concentrarse solo en la comida.
-Lily, ¿podemos hablar un momento?
Aquella voz inesperada le volvió a erizar la piel. Alice y Lily voltearon y se sorprendieron al ver a Sirius allí.
-¿Qué quieres? -preguntó Lily al recordar que él no quería volver a hablar sobre el beso, seguramente quería hablar de James.
-No seas idiota, vamos -dijo suspirando, y la tomó del brazo, obligándola a salir del Gran Comedor.
-Suéltame idiota -dijo enojada, forcejeando con él, aunque era inútil.
Sirius la obligó a subir las escaleras, hasta que llegaron a un salón oscuro donde solían dar las clases de Defensa.
-¿Ahora vas a soltarme? -le preguntó enojada.
Sirius la soltó. Caminó por unos segundos y se apoyó sobre una mesa.
-¿Qué quieres? Espero que no hayas interrumpido mi cena por James.
Sirius suspiró.
-Ustedes dos me tienen tan cansado -dijo -James está mal, en realidad, nunca lo había visto así Lily.
-Se lo merece, ¡y tú lo sabes!
Sirius sonrió, la luz de la luna que entraba por la ventana iluminaba a Lily haciéndola ver como un maldito ángel.
-Lo quieres, todos lo sabemos -soltó Sirius amargamente -, no creo que lo dejes de querer solo por una pelea...
-Fueron muchas cosas -se defendió ella.
-Lily...
-Ahora mismo estoy confundida, no quiero volver a estar con el sintiéndome así -soltó sintiendo el rubor en sus mejillas.
Sirius la miró con ojos perrunos.
-Espero que no estés confundida por ese beso Lily, no significó nada para mí, lo tienes que saber ya, a veces beso a las chicas solo para divertirme, además estaba demasiado borracho aquella noche...
Aquellas palabras tan frías hicieron que Lily tuviera que contener las lágrimas.
No había sido nada para él.
Sirius le sonrió.
-¿Di en el blanco, verdad? No puedes enamorarte de mí Lily, nunca podré corresponderte, me gustan otro tipo de mujeres...
Las cosas empezaron a vibrar a su alrededor. Sirius se sorprendió.
-¡Como si me gustaras! ¡Estúpido! ¡Arrogante! ¡Idiota! -gritó Lily, y los libros salieron de los muebles y se estrellaron contra Sirius, que inútilmente intentaba defenderse.
Lily salió de allí antes de echarse a llorar. Se sentía una idiota por albergar sentimientos por el.
Aquella noche no pudo pegar un ojo. Se encontró llorando en mas de una ocasión. No quería llorar por el. Golpeaba la almohada enojada, furiosa. No entendía como un chico como el había tomado un lugar en su corazón. Sirius solo la había utilizado para enrollarse por un rato, pero ella había sentido algo mas. Cuando la había besado había sentido tantas cosas... era algo tan fuerte lo que sintió en su corazón que había pensado que un poco a el le había llegado.
Pero no. Idiota. Insensible. Arrogante. Mentiroso. Mujeriego.
Todas esas palabras rondaban en la mente de Lily, y después de aquella noche, se prometió que sería fuerte.
-¿De dónde vienes? -le preguntó Remus a Sirius cuando entró a la habitación echando humos.
Sirius se recostó en la cama de mala gana. Miró hacia su costado y notó que James ya se había dormido. Remus en cambio, parecía que estaba estudiando.
-¿Y qué es eso que tienes en la frente? -le preguntó riendo.
Sirius se llevó la mano a la cabeza, en el momento que tocó su frente soltó una exclamación. Tomó un espejo y se miró. Tenía una marca roja donde uno de los libros que le había tirado Lily lo había golpeado.
Sirius lanzó el espejo a la cama y soltó un gran suspiro.
-¿No vas contarme, verdad? -dijo Remus sonriendo, atento a su libro.
-Creo que es mejor no hacerlo -gruñó el perro.
-Eso de que estas enojado por el final de las vacaciones, para que lo sepas... solo te lo creyó James...
Sirius sonrió amargamente.
-¿Es algo tan grave que ni siquiera puedes decírmelo a mí? -le preguntó, esta vez, mirándolo directamente.
Sirius bajó la mirada.
-Tengo el presentimiento de que ya sabes de lo que se trata -dijo el chico.
El lobo sonrió.
-Tal vez.
-¿Entonces para qué lo preguntas? -dijo enfadado.
-Tal vez porque quería escucharlo de tu voz antes de sacar conclusiones...
-No. Si lo digo en voz alta se convertirá en algo mas -dijo tercamente.
Remus rio. Cerró su libro y se recostó en su cama, que era la que estaba al frente de la de Sirius.
-Siempre lo supiste -adivinó el perro mirándolo sorprendido.
-Si -admitió -, pero nunca te había visto así, algo mas sucedió -acertó el lobo.
-Ojala nunca hubiera sucedido -dijo Sirius sin animarse a mirar a su amigo.
-Tarde o temprano algo iba a suceder Sirius -dijo sabiamente Remus.
-No fue mi intención, planeaba soportarlo hasta terminar el colegio... falta tan poco para eso... y la cagué.
-¿Creías que el dolor iba a acabar cuando terminaras aquí?
Sirius se dio cuenta de que su amigo tenía razón. El dolor nunca iba a terminar. Si Lily se casaba con James, tendría que verla hasta el último día de su vida.
-Joder.
-Joder -concordó Remus suspirando.
Sirius se tapó con la frazada e intento dormir. Y mierda que no lo logró.