Hammer
Salgo de la casa de Dagger, reconozco que iba como un cerdo al matadero, solo porque es mi obligación, solo porque es lo que hay que hacer.
Y un omega me ha brindando lo que ni yo mismo me he dado, tiempo.
Los ojos azules de Blue contenían muchas cosas, pero yo he entendido una claramente.
Oven.
Desde que ayer llegaron Axe y Honey no he podido pensar con claridad, me he arrastrado por la línea recta; estúpido de mí, desde que ese maldito gamma nos mandó a la mierda, mi línea recta se convirtió en un maldito zigzag.
Si me esfuerzo puedo sentir nuestro último abrazo, y es que malditamente ya ni siquiera es por el motivo que me he estado intentado convencer.
No puedo tomar a ese omega, porque yo ya tengo a mi propio "omega", y necesito encontrarle.
Voy a renunciar al omega, porque no voy a ser capaz de renunciar a Oven.
Blue me ha dado tiempo, y yo tengo que utilizarlo correctamente. Lo primero es encontrar a Oven, las cosas pueden ponerse muy feas, realmente feas y si lo voy a arrastrar conmigo tengo que contárselo.
Lo busco en mi casa, pero no está allí, sé que no ha venido a dormir porque lo he estado esperando, pero tenía la esperanza de encontrarlo en mi cama, oliendo a mí.
Paso por cada uno de los puntos donde sé que trabaja, y no lo encuentro por ningún lado, y no me doy cuenta de la bola que sube por mi estómago hasta que no me deja respirar.
La pura ansiedad que siento al no tenerlo conmigo, a perderlo, pero de pronto veo su pelo oscuro, está más largo que cuando le conocí, está pegado a su cabeza humedecido por el sudor y la humedad que le rodea mientras lava la ropa de los alfas.
Gruño, gruño porque no quiero que toque la ropa de nadie, gruño porque es mío y lo he encontrado. Gruño porque no sé cómo exteriorizar el alivio que he sentido al encontrarlo.
Él gira su rostro cuando siente mi gruñido, su gesto, en un primer momento de sorpresa para a su perpetuo morro fruncido, y entonces me da igual quien nos vea, me da igual la manada, me da igual mi alfa, me da igual la Diosa si va a castigarme por lo que voy a hacer.
Cargo contra él alzándolo aún con las prendas húmedas entre sus manos, prendas que quedan entre su pecho y el mío cuando le abrazo, cuando busco su boca necesitado de contacto.
En un primer momento él me lo niega, tan Oven como siempre, pero finalmente me devuelve el beso necesitado. Me devuelve todo y más.
Es él y me avergüenzo de haber sido tan estúpido como para pensar que iba a ser capaz de sustituirlo por un omega.
Sus manos húmedas me acarician, me piden más, y juro por la Diosa que lo hubiera desnudado y follado en el lavadero si no fuera porque un olor familiar se me mete en las fosas nasales poniéndome alerta.
Gruño tanto y tan fuerte que Oven tiembla entre mis brazos, cuando giro la cabeza veo a Axe, mi segundo tiene una cara de sorpresa complicada de olvidar.
Y es eso lo que voy a encontrar, porque poco a poco va mutando a una seria, muy seria.
Oculto a Oven tras mi cuerpo, protegiéndolo, le desgarraré la garganta con mis propios dientes a cualquiera que intente quitármelo. A cualquiera que intente separarme de él.
—Tranquilo, amigo, no voy a hacerle nada —Axe levanta las manos en son de paz, pero no quiero su olor cerca, no quiero que le mire, que le impregne de su aroma.
—Vete —gruño, y noto como Oven se mueve a mi espalda tratando de separarse.
—¿Lo sabe Dagger? —pregunta Axe, no haciendo caso a una orden superior.
El gruñido en mi garganta ha empezado desde mi estómago, grave, muy grave.
—Vale, vale. —De nuevo sus manos en alto y por fin sus pasos uno detrás de otros andando hacia detrás, separándose de nosotros— Hablemos más tarde.
Pero lo único en lo que puedo pensar es en que se separe de Oven.
Cuando desaparece completamente me giro y le veo con un cuchillo entre las manos, le miro sorprendido.
—¿Qué haces con eso encima? —le pregunto quitándoselo.
Él solo se encoge de hombros y no quiero ni pensar el motivo por el que lo sostenía en esos momentos, jamás permitiría que nadie le hiciera daño.
Oven
La tensión parece que va dejando mi cuerpo poco a poco, creo que nunca he sentido una amenaza como la que he sentido en este puto lavadero como cuando ha llegado el Segundo.
Y me he acordado de que no llegué a devolver el cuchillo con el que había salido a socorrer a Mop.
Cuando Hammer me lo quita me doy cuenta de lo que podría haber ocurrido si el segundo me llega a ver empuñando un cuchillo, pero ha sido un movimiento inconsciente.
Hammer aún exuda ansiedad por el encontronazo, pero no puedo evitar pensar ahora en lo que ha pasado antes.
En como me ha arrollado para besarme, para volverme a tener entre sus brazos, y como es la primera vez en todo en día en la que me he sentido bien.
—Voy a hablar con el líder, no voy a tomar a ese omega —me dice inclinándose para estar a mi altura y mirándome a los ojos— pero necesito que sepas lo que puede suponer eso, lo que puede suponer para los dos.
—¿Puedes hacer eso? —Soy imbécil, ¿es lo único que se me ocurre? Me está diciendo que me elige a mí.
—Puede que me echen de la manada. —Se encoge de hombros, y entonces le agarro de los hombros, en realidad de lo que me da las manos, que no es mucho— ¿Vendrás conmigo?
—Hammer... —gimo abatido pero con una sensación de plenitud que no he sentido en mi puñetera vida.
No sé calcular el tiempo, no puedo, pero no hace mucho me cuestionaba si él sería capaz de algo así, y mi respuesta había sido siempre un no, un rotundo no. Y yo no he pensando en ningún momento en si era un sí.
Él me mira, aún esperando mi respuesta, iba a irme aunque fuera solo con tal de no verle con el omega nuevo, por supuesto que me iría con él.
—Entiendo que dejar a la manada es arriesgado, pero yo puedo protegerte, puedo darte cualquier cosa que necesites.
—Cállate y deja de decir tonterías —le digo, y él me enseña los dientes, pero yo le beso, y ya no hay dientes solo labios.
Esto es tan puto cursi que hasta nos van a escribir un libro contándolo, ya veo a pequeños gammas escuchando la historia del alfa buenorro y el gamma malhablado y como se fueron dejando a la manada para poder estar juntos y vivir felices y comer perdices.
—¿Eso es un sí? —me pregunta, queriendo separarse.
—Eso es que me folles. —Hammer gruñe, ¿en serio no se cansa de gruñir?— Que sí, sí, sí.
A la mierda la ropa tirada de cualquier manera en le lavadero, me lleva a su cabaña, del mismo modo en el que me llevó cuando el celo de Blue, salvo que ahora nadie estaba en celo; salvo que ahora había mucha gente que nos veía; salvo que aquello lo cambiaba todo.
Pero no podía darme más igual, una parte pequeñita mía, una parte tan boba como la de cualquiera, esa parte que lloraba para adentro, esa parte estaba tan feliz de que me hubiera elegido, de que yo fuera importante para él, a esa parte que yo nunca había dejado ser, me tomaba por completo. Me hacía morderle por cada centímetro de piel que me dejaba a la vista.
"Él es mío, y yo soy suyo, hijos de puta"
Hombre, que una es malvada pero en el fondo tiene corazón de pollo, y no puedo separarlos.
De momento...
En fin, misteriosismos a parte, quería agradeceros a todas, todes, todos los que estáis siguiendo la historia, a los que comentáis que me dais la vida, de verdad.
Sé que las historias originales reciben a veces pocos comentarios y poco apoyo, pero os estáis pasando conmigo y solo tengo amor para daros.
Por mí os ofrecía algún tipo de regalo escritoril, pero la verdad es que no se me ocurre qué podría ser, si alguien tiene alguna idea, que me la deje por aquí o por donde quiera.
Ea, pues ya me he puesto sensiblona.
Nos leemos.
Besitos
Sara