Capitulo 9.
Abrí mis ojos y los cerré de inmediato ante el fuerte dolor de cabeza que sentía.
Gemí cuando apoyé mi mano en el suelo. Un dolor punzante apareció en mi mano, hasta tenía ganas de llorar.
Me levanté del suelo y recordé que estaba en la cocina.
El suelo estaba machado de sangre, que provenía de mi mano, la cual estaba muy hinchada y roja.
Caminé hacia el fregadero y mojé un poco mi mano, tratando de aliviar el intenso dolor.
Suspiré al recordar lo estúpida que era. «Te quiero.», ¡¿Qué clase de retrasada era para haber dicho eso?!.
Mientras preparaba el desayuno para Camila y la leche de Taylor, tomé la decisión de alejarme un poco de Camila, emocionalmente, ya que físicamente no era posible.
Ella no me quería, de acuerdo, yo no le estaré rogando de ninguna manera.
Nunca le había dicho "te quiero" a nadie fuera de mi familia, solo a Camila, y no pensaba hacerlo de nuevo.
Subí a la segunda planta y sin hacer mucho ruido entré a la habitación de Camila. Ella estaba durmiendo, y parecía afligida, guiándome por la expresión de su rostro.
Dejé la bandeja con el desayuno en la mesa de noche y salí de la habitación. Yendo con Taylor.
Apestaba, pero tuve que aguantarme unos minutos para que primero tomara su leche y luego darle un baño.
Cuando le cambié el pañal solo se rió, porque ya lo había ensuciado a penas se lo puse.
La vestí con un bonito vestido floreado, y por las dudas le coloqué también un chaleco de lana.
-Más tarde te daré tu comida. -le hice cosquillas en su cuello, haciéndola reír.- De esa que tanto te gusta.
Ella aplaudió unos momento y tomó su cascabel que tenía a un lado.
La cargué y bajamos a la primera planta, Taylor estaba muy inquieta y no sabía la razón.
Me tiraba el cabello y me babeaba toda la ropa.
Me acosté en el sofá con ella acostada sobre mi pecho.
Se quedó dormida segundos después, supongo que con el movimiento de mi pecho al respirar, o al escuchar mi corazón.
Camila bajó las escaleras con la bandeja ya vacía en sus manos y me quedó mirando, yo solo desvié la mirada y acaricié la espalda de Taylor.
Camila: Buenos días.
-Hola.
La escuché suspirar e ir a la cocina.
Taylor comenzó a reír mientras soñaba y mi corazón se aceleró, me causaba tanta ternura verla y escucharla.
Camila: Lauren, sobre lo de anoche...
-Está bien, Camila. -dije sin mirarla.- No tienes la obligación de corresponder lo que siento. Lo entiendo. Está bien.
Camila: No es eso, Lauren. -comenzó a hablar algo desesperada.- Es que yo t..
-Detente. Ya está. Si quieres ya está olvidado.
Camila: No quiero que lo olvides, Lauren. -alzó la voz.- Yo t..
-Ya basta. -me levanté del sofá asegurándome que Taylor no se despertara y subí las escaleras.- Tú ya decidiste.
Dejé a Taylor en la cama y saqué mi ropa, pero antes de entrar al baño, Camila abrió la puerta y entró al cuatro, quedando totalmente congelada al verme.
-Ay, por favor. -dije incrédula.- Tengo mi ropa interior.
Camila: Y.. yo.. yo.. -miró mis pechos fijamente.- tú..
-Si si. Me daré una ducha, ¿Te importaría ver a Taylor un momento?.
Ella asintió, ahora mirando mis piernas.
Volteé para entrar y encerrarme en el baño.
Suspiré cuando la fría agua mojó por completo mi cuerpo, y esperaba que el olor a alcohol se fuera con esta ducha.
Me tomé mi tiempo, ya que sabía que mi corazón saltaría cuando me encontrara a Camila en la habitación.
Cuando salí ella estaba meciendo a Taylor, mientras mordía su labio inferior.
Camila: Lauren, necesitamos hablar...
Dejó a Taylor en la cama y se acercó a mi, pero yo retrocedí hasta que me di con la pared, ya sin poder escapar.
-Camila, ya basta. -rogué, viendo como se acercaba a mi y sus manos rozaban mis hombros.- No me hagas esto.
Camila: Lo de anoche..
-Te quiero, Camila. -la callé.- Y eso es todo, tú saliste corriendo. Me lo dejaste claro.
Camila: Déjame explicarte.
-Esta noche. -la empujé con cuidado para que me dejara un poco de espacio.- Puedes explicarme lo que quieras esta noche, ¿De acuerdo?. Pero te pido que no me mientas, no me hagas estúpida, porque sabes que no soy tan fuerte...
Ella quiso besarme, pero yo negué con mi cabeza y miré hacia el suelo, intentando apartar las ganas de besarla.
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Besé la frente de Taylor y la dejé sobre la cama.
Cogí el pequeño plato con los restos de comida de Taylor y bajé a la primera planta.
Lavé el plato lentamente porque mi mano dolía intensamente y cada vez que la movía el dolor se paseaba por todo mi brazo.
Camila: ¿Estás bien?.
Dijo tras de mi.
Yo me volteé y solo la observé unos minutos, asentí.
Ella se acercó a mi con cautela y tomó mi mano izquierda, inspeccionándola con la mirada.
Camila: Eres muy tonta, ¿Lo sabías?. Te hiciste daño.
Alcé mis hombros.
Pensé unos segundos en sus palabras, no sé por qué, pero sabía que sus palabras también tenían otro sentido.
Alejé mi mano de su alcance y miré hacia el suelo.
Sentí como sus manos comenzaron a acariciarme las mejillas, intentando que la mirara. Luego de resistirme unos segundos la miré, y me encontré con sus labios tocando los míos.
Le correspondí el beso porque no pude evitarlo, la necesidad era impresionante.
Camila mordió mi labio y se alejó, abrazándome por la cintura.
Camila: Hablemos.. -apoyó su cabeza en mi pecho.- pero salgamos, hagamos una fogata otra vez.
Asentí, e intenté alejarla de mi cuerpo, pero no pude porque estaba aferrada a mi.
Caminé junto a ella hacia la sala para buscar dos mantas y salimos hacia el lago, sentándonos en la orilla, sobre una manta y dejando la otra a un lado.
Ella se sentó sobre mi regazo y ahora me rodeó por el cuello.
Camila: Me asusté. -suspiró y me besó la mejilla.- Tuve miedo, porque.. porque no lo sé. Es que lo dijiste de repente y esa palabra es tan fuerte..
-Lo siento..
Camila: ¿Qué?. -frunció el ceño.- No pidas perdón ni nada. Está bien... me encanta lo que sientes por mi.
Me besó con necesidad y me hizo acostarme con ella sobre mi.
Mis manos se pasearon con cuidado por sus caderas y la parte baja de su espalda.
La escuché gemir justo en el instante que una de sus manos comenzó a acariciar mi cuello.
Gruñí cuando se alejó de mis labios para comenzar a besar y lamer mi cuello desenfrenadamente.
Yo no quería mover mis manos de su cintura, porque no quería hacer algo que pudiera incomodarla, pero me sorprendí cuando ella situó sus manos sobre las mías y las guió hacia su trasero.
Busqué sus labios otra vez mientras apretaba levemente su trasero.
Ya nos encontrábamos jadeando, y estaba terriblemente asustada de que pasáramos a mayores.
Ella me sacó la camisa rápidamente y la tiró.
Sus labios se desplazaron a mi pecho y comenzó a tocar.
Cuando quitó mi sujetador, dejando mis pechos expuestos supe lo que ella quería.
-Cam.. Camz... Camila, para.
Camila: Tócame.
Ay por Dios.
Temblé cuando comenzó a lamer uno de mis pechos, y a morderlo ligeramente, lo que me hizo perder el control por completo.
De un solo movimiento me coloqué sobre ella y quité su camisa.
Miré sus ojos por unos segundos antes de volver a besarla. Quedándome con la preciosa imagen de esos ojos llenos de lujuria y deseo.
No tardé siquiera un minuto en dejar esparcida toda su ropa por el alrededor y contemplarla desnuda.
Mi corazón latía erráticamente y mi piel estaba erizada.
Besé desde su cuello hasta su ombligo, dejando leves mordiscos.
Lamí sus costados, haciéndola moverse con brusquedad por las cosquillas que le produje. Reí un poco y besé muchísimas veces la misma zona, porque no podía evitarlo. Su piel era muy suave y reaccionaba a mi más mínimo contacto. Se sentía muy bien hacerla sentir de esta forma.
Mis manos estaban actuando por si solas, pero quedé paralizada cuando sentí su húmedo y caliente sexo bajo mis dedos.
Justo ahí no supe qué hacer, estaba congelada, tanto que se me olvidó hasta mi propio nombre.
Escuché como gruñía, pidiéndome que continuara con todo esto, pero yo estaba muy indecisa.
-¿Estás segura?.
Ella bajó su mano y tomó la mía, para que yo introdujera mis dedos en ella sin ningún tipo de cuidado. Ella solo quería que lo hiciera, y bueno, yo no podía negarme.
Camila se levantó un poco, gimiendo sin control, y enredó sus dedos en mis cabellos, acercándome a sus labios para besarla.
Mis tres dedos salían y entraban en ella, bañándose con sus fluidos hasta un poco más de mis nudillos.
Nuestros gemidos se mezclaban, y me regañé internamente al no poder reprimirlos para solo poder escuchar los suyos.
Con mi dedo pulgar comencé a acariciar su preciosa perla, para hacer los movimientos mucho más placenteros e inolvidables.
Camila rasguñaba mi espalda con fuerza, podía sentir como sus uñas se hundían en mi piel, para que luego ardieran con intensidad, mientras que yo lamía y mordía sus pechos lentamente, sin dejar de mover mis dedos con una rapidez constante.
Camila: También te quiero.
Me dijo unos segundos antes de que su orgasmo la invadiera exquisitamente.
Gritó de placer cuando doblé mis dedos un poco dentro de ella, alcanzando su punto G inesperadamente.
Se aferró a mi cuerpo, temblando de golpe por los espasmos que siguieron luego de su orgasmo.
Besé su mejilla y con mi mano izquierda quité las gotas de sudor de su frente, sintiendo el dolor punzante, pero sin interesarme en lo más mínimo.
Lentamente saqué los dedos de ella, sintiéndolos empapados y pegadizos. Besé la punta de su nariz para alejarme un poco y coger la manta que estaba a un lado, finalmente cubriéndonos con esta.
Me quedé acariciando su mejilla, observándonos a los ojos.
El contacto lo cortó ella cuando cayó rendida por el sueño.
La abracé y situé su cabeza en mi pecho, sintiéndome tan feliz.
Sí, estaba feliz luego de un largo tiempo.
Estaba feliz gracias a ella.