"Dicen que los músculos deben desgarrarse para reconstruirse más fuertes, y pienso que debe ser igual para el corazón".
-Ron Israel
Dicen que reconstruirse es una de las cosas más difíciles para una persona, sobre todo cuando sientes que no tienes la fuerza para hacerlo, cuando todo a tu alrededor te recuerda que nada es como debería ser, cuando te gustaría volver el tiempo atrás y quedarte donde todo parecía ir a la perfección.
Los primeros días en casa, fueron una verdadera montaña rusa para Eda, ser mamá primeriza la emocionaba y la asustaba en partes iguales.
El temor de no hacer las cosas bien estaba en alguna parte de su cabeza y le recordaba constantemente que estaba sola.
Porque así era como se sentía.
Apesar de que sus amigos y familia estaban constantemente con ellos, no dejándolos solos en ningún momento, le faltaba alguien, el papá de su bebé, el amor de su vida, le faltaba Serkan.
Cada vez que miraba a su bebé recordaba una de las primeras noches que había pasado sola con Alp en casa, se sentia como el cielo y el infierno para ella, su pequeño bebé era una rayito de luz que iluminaba el oscuro momento que estaba pasando, su sonrisa y sus ojos la derretían por completo y estaba segura que daría su vida por ese pequeño paquete de amor, pero a la vez era un constante recuerdo de que Serkan no estaba.
—Hola mi amor —le habia dicho esa noche Eda a su bebé que la miraba atentamente —¿No puedes dormir?
Eran pasada las 11 de la noche ese día y Alp se negaba a dormir, había estado inquieto y irritado durabte horas y Eda estaba segura que sería una larga noche, estaba llorando y no lograba entender que pasaba con él, no tenías heridas visibles, no parecía tener dolor, no quería comer y sus caricias no lo estaban calmando, por lo que los ojos de Eda estaban llenos de lágrimas cuando no lograba identificar el motivo de sus lágrimas.
—¿Crees que soy una mala madre por que no logro entender que te pasa, bebé? —le preguntó sin dejar de mecerlo, había perdido la cuenta de las vueltas que había dado por la habitación, el nudo en su garganta cada vez más grande al notar que no se calmaba.
—¿Que pasa, mi amor? —murmuró tratando de contener un sollozo.
—Me encantaría que tu papá estuviera aquí, el siempre lograba calmarte cuando te cantaba —le contó —¿Es eso?, ¿Estrañas a papá? —murmuró acariciando su mejilla —Yo también lo extraño —le dijo con la voz cortada a un Alp que la miraba con sus ojitos llenos de lágrimas
—¿Quieres dar un paseo por la casa?.
—Si, haremos eso —le dijo tomando una mantita de su cunita para que no se enfermera por los cambios de temperatura.
Bajó las escaleras con Alp aun llorando, su pequeño cuerpo temblando por el llanto. Eda se sentía impotente al no comprender que era lo que le pasaba, le dolía verlo llorar y no saber que hacer para calmarlo.
—Mira Alp, ahí esta Sirius —le dijo tratando de sonar alegre para lograr llamar su atención, cambiándolo de posición para que pudiera mirarlo.
Alp miró con curiosidad a Sirius que hasta ese momento los había estado siguiendo. Eda se agacho para estar a la altura de su otro bebé y Sirius se acercó con curiosidad al pequeño bulto que se movía energéticamente en los brazos de su madre.
Eda observó con lágrimas en los ojos como Alp se calmaba y se reía con las cosquillas que le causaban el pelaje de Sirius y los pequeños lametones que le daba en sus pequeñas manos.
—Oh mira eso, mis dos bebés —murmuró conmovida por la escena ante sus ojos.
Ahora, semanas más tarde, aunque aún sentía la ausencia de Serkan, había logrado juntar algunas de sus piezas rotas, sabía que debía mantenerse fuerte por su hijo, por lo que se convenció a si misma de guardar su dolor frente a su bebé, no queriendo que su pequeño sintiera su tristeza, lo miró acostado en su pequeña cunita y se derritió, no le importaba estar la noche entera despierta si era por él.
—¿Sabes?, a tu papá le gustaba mucho hablar contigo cuando estabas en mi vientre —le comentó sonriendo cuando lo vio estirarle los brazos.
—El solía hablarte todas las noches de arquitectura o te cantaba una canción para que pudieras dormir cuando estabas muy inquieto dando vueltas en mi pancita —le siguió contando mientras caminaba por la habitación meciendolo suavemente.
—Estoy segura que lo extrañas tanto como yo, mi amor —le dijo con un nudo en la garganta, Alp era una copia exacta de Serkan y en ese momento era lo más hermoso y doloroso del mundo.
—¿Debería hablarte sobre la arquitectura romana? —murmuró riendo al recordar a su esposo hablar largas horas con su pancita —Quizás saber como se hacían esos enormes edificios en la antigüedad te ayuden a dormir, se que no tengo la voz de tu papá, pero puedo intentar ayudarte a que lo tengas presente hasta que el vuelva. Papá nunca se rinde y estoy segura que en algún momento volverá a nosotros —aseguró .
Y Eda sonrió mientras veía que poco a poco su pequeño bebé terco cerraba sus ojitos a medida que ella hablabla para dejarse llevar por el sueño.
—Papá volverá Alp —le susurró cuando ya estaba casi dormido —Algo me dice que lo hará.
✰ ✰ ✰
Para Serkan someterse a rehabilitación había sido todo un desafío, el hecho de que su pierna rota no le permitiera desplazarse como a él le gustaría lo tenía totalmente frustrado.
Odiaba no tener las cosas bajo su control y definitivamente una pierna que debía curarse y luego rehabilitarse para poder obtener la movilidad de antes, no era algo que pudiese controlar.
Por lo que que las primeras semanas todos en el hospital habian conocido al Serkan de mal humor, se sentía como un ogro que nada le parecía bien, pero no podía evitarlo.
—¿Cómo estás hoy, jovencito? —le preguntó esa mañana su kinesiologa, Azize era una mujer de unos 55 años que lo había estado ayudando a volver a mover su pierna correctamente después de habersela quebrado, era una persona adorable que siempre le dedicaba una sonrisa.
—Mucho mejor ahora que te veo —le dijo Serkan moviendo sus cejas.
—Oh, no seas lame botas, Serkan Bolat —le respondió la mujer riendo.
Serkan suspiró —Ya sabes —murmuró un poco gruñón —No me gusta no tener el control y esta pierna resultó ser demasiado difícil de recuperar.
Azize lo miró con una sonrisa —Ya veras que en unos días estará totalmente curada —le aseguró ofreciéndole su mano para comenzar con los ejercicios —El problema es que eres muy impaciente.
—Me siento como un bebé que está comenzando a caminar otra vez.
—Es normal sentirse así cuando las lesiones no te permiten moverte como estabas acostumbrado, dijiste que eras arquitecto, esto es como reconstruir un edificio en mal estado, toma tiempo que vuelva a ser perfecto —lo trato de tranquilizar —No tienes idea cuantas veces he escuchado algo así de otros pacientes.
Serkan se río — Eres muy sabia, Azize. ¿Con que empezaremos hoy?.
—Primero vamos a levantar y bajar con suavidad esa rodilla, para que podamos ver como esta el progreso del movimiento —le explicó.
Serkan asintió y comenzó a moverla con cuidado, sonriendo cuando el dolor había sido considerablemente menor al de los días anterior.
—¿Qué pasa con tu memoria?, ¿Has recordado algo? —le preguntó con una sonrisa compasiva, en sus sesiones diarias habían logrado crear una estrecha relación de confianza y a Serkan le gustaba hablar con ella, sentía que no lo juzgaba y lo entendía.
—Nada aún —suspiró con pesar —Es como si algo impidiera que pueda ver más allá, sigo sintiendo que algo me falta.
—¿Lo has hablado con tu terapeuta?.
—Dijo que muchas veces pasa, es como que mi cerebro sabe que la información está ahí, pero no la puede ver —le explicó —Una posibilidad es que si alguna vez recupero mi memoria esa sensación se vaya o también puede ser estrés post traumatico.
Azize se quedó en silencio un par de minutos pensando —¿Estas seguro que no tenias una esposa en casa? —le preguntó con suavidad —Muchas veces la conexión entre dos personas es tan fuerte que cuando se separan mucho tiempo sienten como si algo les faltara.
Serkan la miró y sonrió con ternura, repitiendo el ejercicio que ella le estaba enseñando ahora —Creo que estas viendo demasiados novelas Azize, no creo en el amor, mucho menos en las conexiones, aunque...
—¿Aunque?.
—Hace un par de días Ezgi trajo las pertenencias con las que había llegado aquí —le contó
—Y supongo que algo de lo que había ahí llamó tu atención.
—Un anillo.
—Pero dijiste que no estabas casado —le dijo sin entender.
—Selin me dijo..
—¿Selin la rubia que no se te despega cada vez que esta aqui? —preguntó alzando una ceja con disgusto.
Serkan río —Ella si.
—Esa mujer no me gusta para ti, jovencito —lo regaño apuntadolo con un dedo acusatorio —No me da buena espina.
—Selin dijo que era un matrimonio por contrato, pero no lo sé, estoy confundido y no se que pensar.
—Solo podrás aclarar tu mente cuando estés de vuelta en casa, Serkan.
—He tenido mucho tiempo para pensar aquí —murmuró mientras estiraba su pierna en el piso, para luego tratar de elevarla lo más alto posible sin sentir dolor.
—Lo sé —murmuró —Pero como una persona que ha vivido mucho más que tu, te diría que no saques conclusiones apresuradas hasta que vuelvas a casa.
—Tienes razón —le dijo sentándose para descansar, los ejercicios resultaban ser más agotadores de lo que parecían.
—Bien, eso es todo por hoy —comentó comenzando a guardar todo —Creo que estas casi listo para volver, cariño.
Serkan sonrió y se acercó a ella para abrazarla brevemente —Gracias por todo —le dijo con sinceridad.
—No tienes porque agradecerme, realmente me agradas.
Serkan río y camino en dirección a la puerta, cuando estaba apunto de salir la voz de Azize lo detuvo. —¿Serkan?.
—¿Si?.
—Si alguna vez te vuelvo a ver después que vuelvas a casa —murmuró mirándolo con seriedad —No quiero saber que te casaste con esa rubia.
—El matrimonio no es para mí, puedes estar segura —le dijo antes de salir de la habitación riendo.
✰ ✰ ✰
—Eres un bebé muy hermoso —le dijo Eda a Alp que se reía cada vez que ella le daba un beso tras otro por toda su pancita —¿Tienes muchas cosquillas?.
—Ooh, si que las tienes —se río —Eres un bebé realmente adorable.
Eda lo acostó sobre la gran manta alcolchada en la alfombra y se acostó a su lado sin poder apartar su mirada de él.
—¿Sabes?, cuando nos enteramos que venias en camino, con tu papá estábamos muy emocionados —le comenzó a contar como si le entendiera. —Tu papá es un gran arquitecto y diseño tu habitación, cada detalle, tu abuela Aydan también ayudó con las decoraciones y los detalles de los muebles y cortinas —sonrió ante el recuerdos de las largas tardes que pasaban ambos planeando todo —Además, tu papá es igual de guapo que tu.
Alp la miro y alzó sus pequeñas manitos para tomar un dedo de la mano de Eda que le acariciaba la mejilla con suavidad.
—Han sido difíciles estas semanas sin el, pero, ¿Sabes que?, yo creo que va volver, lo siento aquí —le dijo apuntando su corazón —Y quizás tu también lo sientes.
Eda miró al techo para tratar que las lágrimas que amenazaban con salir no se escaparan de sus ojos como lo hacían cada vez que pensaba en Serkan. Un sonido en la puerta la sacó de sus pensamientos y vio a Aydan y Seyfi mirándola con lágrimas en los ojos.
—Oh, no los escuche llegar —les dijo con una pequeña sonrisa —¿Paso algo?.
—No cariño, solo veníamos a verlos a ambos —le dijo su suegra acercandose a su nieto que mordía su propia mano.
—También traje pastelitos para ti, a Eda hanim —le dijo Seyfi a Eda —Esos se chocolate y nuez.
—Muchas gracias —agradeció parándose para ir a la cocina y preparar algo para tomar para todos —¿Tomarán el té conmigo?.
—Por supuesto —aceptó Aydan con rapidez, tomando en brazos a un inquieto Alp —Estas cada día más grande, mi hermoso nieto.
—Lo está —confirmó Eda —Y cada día se parece más a Serkan.
La mirada de Aydan esquivó la de Eda, la culpa saliendo a la superficie y trato de sonreír —Dos hombres muy guapos
Eda río —Soy muy afortunada —comentó llevando las cosas a la sala de estar —Solo espero que podamos encontrar a Serkan pronto.
—Lo haremos, cariño —aseguró.
—Por supuesto que si —confirmó Eda con una pequeña sonrisa melancólica.
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El regreso a casa tenia una mezcla de melancolía y felicidad para Serkan, melancolía por todo lo que no recordaba y había vivido, y felicidad por volver a casa. Estaba seguro que en casa podría encontrar la paz que le faltaba.
Por lo que cuando Serkan abrió los ojos se encontraba de regreso en Estambul, no había sido fácil convencerse de subir a un avión después de lo ocurrido, por lo que con unas pastillas para dormir recomendadas por su doctora, todo habia sido un poco más fácil, se sentía ansioso y emocionado en partes iguales, después de todo llevaba tres meses sin ver a su familia y amigos, y no tenía claro con qué se encontraría.
Bajó del auto que los había llevado a art life y una presión en el pecho lo hizo detenerse, colocó su mano en el pecho con la intención de calmarse y cuando estaba seguro que estaba tranquilo, volvió a caminar.
Selin quien lo había acompañado durante casi dos meses lo tomó del brazo y aunque en un principio la acción lo incómodo, no la detuvo, caminaron con decisión y cuando estuvieron de pie en la entrada de la sala común, todas las miradas estuvieron sobre ellos, la confusión y la sorpresa evidente en cada uno de sus rostros.
—¿Serkan? —fue Engin el primero en hablar saliendo rápidamente de su oficina, se acercó a él con los ojos húmedos y lo abrazó con fuerza.
—Hola hermano —lo saludo Serkan devolviendole el abrazo.
—¿Co-como? —titubeó aun sorprendido por verlo frente a él —¿Cómo es que estas aquí?.
—Hay muchas cosas que debemos hablar —respondió con calma —Pero déjame adaptarme de nuevo antes de que podamos hablar.
Engin asintió y le dio paso a su asombrada esposa para que pudiera saludarlo, sus ojos igual de húmedos que los de Engin —Me alegra que volvieras. Estábamos muy preocupados, sobre todo..
—Serkan bey —la interrumpió Erdem con un grito —Seguro nos extrañaste a todos —le dijo abrazándolo con fuerza, ignorando las protestas de Serkan.
—Engin —pidió Serkan —Sacamelo de encima.
Engin río y se lo quito de encima justo cuando Melo estaba apunto de lanzarse sobre el, pero un vidrio estrellándose contra el piso llamó la atención de todos impidiéndole hacerlo, Serkan miró a su alrededor tratando de localizar de dónde venía el ruido, cuando la vio, una mujer castaña estaba parada en las puertas de la sala de reuniones, con sus ojos llenos de lágrimas, se acercó a él a paso lento, como si temiera que al moverse más rápido el desaparecería.
La expresión de Serkan se mantuvo indescifrable durante los segundos que la castaña frente a sus ojos se tardo en llegar a él, no la conocía, no sabía quién era, pero todo en ella lo atraía, no podía apartar su mirada de sus ojos inundados de lágrimas mirándolo fijamente, ni siquiera las manos de Selin apretando su brazo en cuanto ella apareció logró apartarlo.
Cuando Eda llegó frente a él, ajena a las miradas emocionadas de todos los presentes a excepción de cierta rubia, levantó su mano para tocarlo, quería asegurarse que no estaba soñando y que su esposo, su Serkan, el amor de su vida, estaba ahí.
—Serkan —se escuchó decir a si misma antes de que todo se volviera negro.
Cha na na😱
Se volvieron a ver😱
So... ¿Qué dicen?, ¿Serkan se comportará mal con Eda?.
Ojalá les guste❤️
Muchas gracias por leer, por sus comentarios, por sus estrellitas, realmente amo leerlas y también sus reacciones a las cosas que van pasando durante la historia.🤧