Desperté con dolor de cabeza y los ojos hinchados como los de una rana, debido a que la noche anterior había estado llorando en los brazos de mi papá.
En cuanto sonó la alarma me puse de pie y avancé hasta el baño para lavarme los dientes y la cara. Me di un ducha rápida y prendí la secadora para cabello. Hice pequeñas ondas en las puntas de mi cabello y comencé a maquillarme, aunque lo único que hacía era poner corrector sobre mis pronunciadas ojeras.
Ese día decidí llevar ropa cómoda, unos jeans que se ajustaban a mi figura, un top blanco y encima una sudadera. Me puse mis zapatillas nike y apliqué un poco de mi colonia favorita. Lista.
Bajé las escaleras y pasé por el gran salón para encontrarme con Noah fuera de la casa —nuestro chofer— que ya estaba esperándome en el coche.
—Buenos días Julián—le dije con una sonrisa
—Buenos días Avi, ¿todo bien?—Pude ver que estaba preocupado. Pero no lo culpo, aún tenía los ojos rojos e hinchados.
—Si— sonreí— ¿vamos?— asintió con la cabeza y puso en marcha el coche.
Mientras avanzábamos y nos adentrábamos en la ciudad, se alzaba el amanecer en la playa. Esta era una de las cosas por las que me gustaba vivir en Los Ángeles. Era una mezcla de colores y una vista preciosa.
Al llegar al instituto, me despedí de Julián y avancé hacia la entrada, cuando me llegó un mensaje de Riley.
Riley<3: Ava, ya no estamos en la entrada:(
Riley<3: te esperamos dentro
Yo: Oh, ahorita nos vemos:)
Guardé el celular en mi bolsillo y me adentré en los enormes pasillos donde había montones de estudiantes. Algunos estaban en los casilleros, y otros simplemente se susurraban cosas al oído y me miraban.
Los ignoré por completo y seguí caminando para llegar a mi locker. Pero me detuve en seco cuándo lo vi.
Un chico alto, de complexión esbelta y su cabello castaño despeinado. Llevaba una camiseta blanca que se acoplaba muy bien a su torso musculoso y unos vaqueros. Todo mi cuerpo se tensó cuándo él me miró, y pude apreciar... sus ojos azules.
Sus ojos azules, claros como el cielo y tan... llenos de tranquilidad me atraparon inmediatamente. Fue como si de un momento a otro me trasladara a un lugar en el que te embarga un sentimiento de paz, de tranquilidad.
En dónde todo los demás no importa.
Cuándo menos me di cuenta, el dolor de cabeza se había ido. Ya no lo sentía.
Me perdí en sus ojos más de lo necesario y una voz ronca me hizo reaccionar, dejando mi cuerpo entero tenso. No podía moverme.
—Theo
Esa voz sólo podía ser de alguien, y ese alguien era...Ryan.
Sentí como palidecía.
Sus ojos verdes me miraron por un segundo y lo que ví en ellos fue desconcertante.
—Oh, Ava. No sabía que conocías a mi hermano—sonrió de forma arrogante y me dieron ganas de vomitar.
—Y-yo, tengo que irme—le dije sin apartar la mirada de él, el pecho me dolía y sentía que iba a desmayarme.
Giré sobre mis talones y avancé rápidamente hacia los baños.
Estaba furiosa, pero sentía como las lágrimas corrían por mis mejillas sin control alguno. Él me recordaba tantas cosas...me recordaba lo mucho que ella sufrió por él, lo que tuvo que pasar para que al final..
Escapé un sollozo.
No quería recordarla, me dolía mucho. Después de que ella se fuera, prometí no confiar en un hombre de nuevo, porque no quería me ocurriera lo mismo, no quería sufrir como ella lo hizo un día...pero Theo. Sus ojos me calmaron al instante en que lo vi, parecía diferente.
NO, no podía. Tenía que olvidarlo, a pesar de lo que me hizo sentir. No podía dejar entrar a un hombre en mi vida.
Sabía las consecuencias de ello.
Cuando me hube calmado, salí del baño y entré a mi primera clase del día. Jules y Riley voltearon la mirada hacia mí y pude ver como había tristeza y enojo en sus ojos. También se enteraron de lo que había pasado apenas unos minutos atrás.
Me senté en uno de los bancos que se encontraba en medio de ellas y Riley puso una mano en mi hombro.
—¿estás bien?—preguntó en un tono tranquilo.
Ella sabía como ocultar sus sentimientos, pero yo la conocía muy bien como para saber que detrás de toda esa fachada de niña linda, había dolor y tristeza...aunque no cómo el que estaba en mi interior. Ese que hacia que la ansiedad y los dolores de cabeza me invadieran por completo.
Ellas no sabían todo eso, nunca se los dije para que no se preocuparan. A decir verdad...me cambié de instituto cuándo todo ocurrió, y Jules y Riley solo sabían una parte de la historia, pero sólo con lo que les conté ya odiaban a la persona que hizo sufrir a mi hermana. Eran unas grandes amigas, y aún así no confiaba del todo en ellas ni en nadie, por supuesto.
Asentí con la cabeza y ellas no tocaron el tema por el resto del día, lo cual agradecí inmensamente.
Las clases transcurrieron como normalmente lo hacían, pero me encontré más distraída de lo normal.
James y sus ojos azules
Sacudí la cabeza apartando esos sentimientos y enterrándolos, como hacía siempre, aunque eso mismo me pasara factura. Sabía que si hacía eso sería peor, no ganaba nada con guardármelos pero...¿a quién se los decía?, el psicólogo no servía de nada, mi madre ni siquiera se preocupaba por mí, mis amigas no entendían el dolor que yo sentía y sabía que no serían capaces de hacerlo, no podrían nunca, y mi papá...el era mi mejor amigo y era el único en el que confiaba, pero aún así el no sabía nada del tema de la ansiedad y el dolor de cabeza que tenía que soportar a diario.
No había nadie. Nadie en quién confiar y en quién desahogarme. No había paz en mi interior. La perdí al mismo tiempo que ella. Mi felicidad se fue con ella, y no volví a ser la misma de antes.
Al llegar a casa me encerré en mi habitación y me tumbé en la cama, pensando en lo que había ocurrido esa mañana.
Punzadas fuertes. Demasiado fuertes.
Salí de mi cuarto y bajé a la cocina para tomarme una pastilla.
Dios, el dolor era insoportable. Tuve que tomar dos pastillas, con una ya no servía de nada.
De pronto me invadieron recuerdos del día en que Lisa me contó sobre el chico que le gustaba, su preciosa sonrisa invadía todo su rostro, sus ojos color ámbar —como los de mi papá—brillaban como nunca lo habían hecho. Y si en ese momento hubiera sabido lo que pasaría después, le hubiera dicho que el no era el indicado, que había alguien más esperándola en alguna parte del mundo, que valía la pena la espera por esa persona.
«Todo a su tiempo» le hubiera dicho.
Pero el «hubiera» no existe.
***
Holaa, pues aquí les dejo el capítulo 3:)
La verdad es que me costó un poco reflejar al principio los sentimientos de Ava hacia Ryan y Theo. Pero al final me gustó como quedó jeje.
Sé que aún no pasa nada entre James y Avi, pero ténganme un poquito de paciencia plis. Quiero que se enteren de todo lo que ha estado viviendo y los recuerdos que tiene con su hermana para que comprendan un poco el contexto del odio que tiene hacia Ryan. Más adelante irá apareciendo Theo, y también habrá varios capítulos en la que cuente todo desde su perspectiva.
Por ahora quiero enfocarme más en Ava, y espero que les esté gustando muchoo.
Besos<3
Pdt: no olviden votar y comentar;)