—Pero, está sucio y puedes enfermarte.
Yerim intentaba dialogar con el pequeño castañito, quien con fuerza se aferra a su preciado oso de felpa. Y la mujer suspira, notando como los ojos del niño comienzan a aguarse.
Está a punto de rendirse ante sus pucheros una vez más cuando un sonriente Hoseok entra a la habitación compartida del menor.
—Kookie. — lo llama con cariño. El de ojos negros lo mira, ya una lágrima asomándose lista para caer por sus regordetas mejillas —Si dejas que Yerim noona limpie tu osito, yo me quedare junto a ti toda la noche cuidándote.
Jungkook lo miro en silencio, esperando una negación de su parte como era de costumbre.
—¿De verdad?
Y aquellas dos simples palabras no solo lograron sorprender a Yerim, sino también a Hoseok, quien con hoyuelos dibujándose en sus comisuras asintió efusivamente.
— ¡Claro que si, Jungkookie! Los amigos se cuidan entre ellos.
Jungkook suspira de forma temblorosa, bajando la mirada aun dudoso. Sus deditos tocan los ojos de botón del juguete, y después de unos segundos siendo contemplado, este fue entregado a la mujer.
Yerim, sin saber que era lo que acababa de pasar lo toma con delicadeza entre sus manos. Mira a Hoseok, quien enternecido revuelve los cabellos del menor. Y este sonríe, viéndose tan blandito como solo los niños de su edad pueden verse.
—Bien, entonces supongo que no es necesario que yo te arrope esta vez, ¿verdad?
—Tranquila, noona. Yo me encargo.
Ella asiente con una sonrisa en sus labios para, posteriormente salir de la habitación seguido de un dulce buenas noches.
—No creo que quepas, la cama es chiquita.
Escucha una vez cierra la puerta.
— ¡ya! Jungkookie, ¿estas llamando a tu hyung gordo?
Y la risita que viene después por parte del castañito es como los rayos del sol después de la tormenta.
.........
primera actualizacion de la semana
¡gracias por leer!