Nymphaea || Gyutaro y Daki

By Daitak00

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Se habían vuelto uno solo, la conexión entre ellos era más tan fuerte porque no solo compartían sangre, si no... More

Vespero
amo komance
kompenso
Kontraŭdiro

Tago

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By Daitak00

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Ella tan perfecta hermosa y delicada, la belleza de su colegio muy diferente al resto, sobresalía con facilidad y siempre estaba rodeada de gente porque su personalidad absorbía a los demás, sin embargo, no era como si fuera perfecto, sabía que hacía falta algo, que su vida estaba incompleta, cuando volvía a casa las calles se volvían frías y todo a su alrededor silencio, como si el mundo terminara cuando se encontraba sola, sabía perfectamente que necesitaba algo que le complementaba pero no estaba segura de que era, como buscar algo que no sabes que está perdido.

Volvía a casa después de estar en el karaoke con sus amigas, contra todo consejo que le daban, le gustaba volver de noche, era como su fiel compañera en soledad que la arropaba más que un calor hogareño que nunca había tenido, pues su madre siempre estaba afuera, seguramente con algún hombre que recién conocía ignorandola por completo y su padre, algo muy aparte por qué no lo conocía, además estaba segura que su madre tampoco ni siquiera sabía quién era, así era ella solitaria sólo libre bajo la luz de la noche.

Sólo que había algo fuera del lugar, un hombre que reconocia por verlo espontáneamente estaba detrás de ella a una distancia prudente, pero no le pareció para nada normal por qué sin importar que tanto recorría el seguía a la misma distancia, eso comenzó a asustarla.

Vio una tienda de conveniencia cerca y corrió discretamente a esta, no era la primera vez que le pasaba pero sabía que si estaba cerca de alguien se espantaban dejaban de molestarla.

Entro con el sonido del timbre tan característico, el encargado la miro sobre la barra y regreso la vista al celular que tenía en la mano, fue a la sección de revistas, donde podía ver al exterior, sólo esperaba a que el sujeto se marchara para volver a su camino. Los minutos pasaban, lentamente pero por más que el reloj avanzaba ese sujeto no hacía ni una sola señal para marcharse, comenzaba a asustarse, miro su celular tal vez podría llamar a la policía pero al revisarlo estaba apagado, intento prenderlo pero no daba señales.

-Estupido aparato- casi lo arrojaba contra el suelo

Necesitaba una salida de ahí, el vendedor no parecía muy interesado en ella, es más, no parecía tener vida dentro del cuerpo, no sería una buena opción, miro a su alrededor y por encima de los estantes vio una cabellera, alguien con el cabello largo y postura encorvada hurgaba en los refrigeradores de jugos sin un interés particular, el podría ser de ayuda, impaciente camino hacia el con rapidez.

-Hola ¿como estas? Cuanto tiempo- tocó su brazo en señal amistosa
-¿Aaaah?- le escuchó con voz áspera

Una escalofrío le recorrió el cuerpo en cuanto a su ojos se miraron, las ojeras las tenía muy marcadas sobre su piel pálida, ojos irritados que detonaban cansancio como si no hubiera dormido en dias, su mueca una mezcla entre apatía y confusión que no supo describir bien, su aspecto era desaliñado y tosco, sus brazos colgaban de sus hombros en completa desgana, como si le pesará tenerlos arriba, su cuerpo se contaría dentro de la holgada ropa con desgastados colores y sus piernas ligeramente flexionadas que le daban la impresión de ser pequeño pero aseguraba que si se enderezaba sería muy alto. Pero aún después de todo eso, sentía algo más allá dejando de lado su aspecto un extraño sentimiento surgio dentro de ella, algo que nunca había sentido por otra persona, sin embargo no supo describir que era.

-Ayudame- apretó el brazo del chico- hay un sujeto afuera que me está acosando y no se va-
-¿Afuera?-

El levanto la mirada intentando ver afuera al mencionado pero no lograba encontrarlo.

-por favor-

Regreso la mirada a la chica con curiosidad y después miro las manos que lo sostenían temblando, asintió y dejo lo que traía en la mano, ella se aferró a su brazo mientras caminaban a la entrada. Cuando la puerta se abrió pudo ver al sujeto parado en la acera contraria con una cara de pocos amigos y sin despegar la mirada de la chica.

-¿Es ese?- lo señalo mientras la miraba
-Sí, basta con que me acompañes a la esquina y ya no te molestare- lo vio asentir y caminar directo a el- ¿que haces?- intento detenerlo pero por más que jalo no podía detenerlo
-Oye- le hablo
-¿Que quieres?- respondió en sujeto con asco

Ella no entendió lo que hacía, sólo retrocedió un paso dudando entre irse o quedarse con el, mientras el chico levantaba la cabeza y sin previo aviso le pego tremendo cabezaso al hombre que lo llevo al piso.

-Sí te le vuelves a acercar, te mato- grito con voz gutural

Se arrastró por el suelo y corrió mientras sobaba su frente. Lo vieron marcharse hasta que desapareció entre las calles.

-Listo, no creo que te vuelva a molestar- hablo sin darle mayor importancia
-Eso fue genial- le hablo con emoción- no pensé que lo golpearias- le sonrió- lo hiciste increíble-

Retrocedió un poco confundido, no estaba acostumbrado a ese tipo de reacción, pero se encontraba feliz, la gente solía alejarse de el y mirarlo con asco pero ella le estaba sonriendo mientras admiraba sus acciones.

-¿No te lastimaste?- le puso la mano en la frente
Primero retrocedió después con un poco más de confianza se acercó -No, estoy acostumbrado, creo que es una buena forma de golpear sorpresivamente-

Los ojos de ella se suavizaron y una dulce sonrisa se posó en sus mejillas, no se lo creía, que una chica tan linda estuviera mostrando una genuina felicidad a su lado.

-Ahora...- fue interrumpida por el sonido del estómago del chico que por la pena se alejo- te invito a cenar, como agradecimiento ¿que te parece?-

Quería negarse, no aceptaría algo así pero si lo hacía ya no podría verla, aunque fuera una poco, sólo un rato más quería su compañía, que le siguiera sonriendo tan gentilmente.

-Esta bien-
-Perfecto- lo sujeto del brazo comenzando a caminar a su lado

Su mirada azulada se encontraba fija al frente caminado con una seguridad impoluta, sólo se atrevía a verlo de reojo, no quería que pensara que era un sujeto desagradable como ese de antes solo por admirar su belleza. No dijo nada, no creyó que hiciera falta, temía arruinar ese lindo momento entre los dos, se limitó a caminar, a un paso más lento del que estaba acostumbrado para imitar el ritmo de ella.

-cierto, aún no se tu nombre, yo soy Ume ¿y tu?-
-Me llamo...- se detuvo- recordó por qué estaba visitando la cuidad y decir su nombre real era una opción factible- me dicen Gyutaro-
-¿Gyutaro? Se ve que nuestros padres no pensaron mucho en nuestros nombres-
-No, no lo hicieron-
-Es aquí- señaló la casa

Miro el lugar, una casa sencilla y modesta, estaba seguro que ella era una señorita de una casa acomodada por la presencia que irradiaba pero le sorprendió lo que vio.

-Ayer cocine, no se que tal sepa pero estoy segura de que es decente- abría la puerta- no te preocupes, no hay nadie en casa a estas horas-

La siguió silencioso por la oscura casa sin un apice de vida en ella, el lugar era pequeño pero acomodado, las luces se encendieron dejando ver unos muebles muy rústicos y viejos, el papel tapiz algo descolorido pero sobre este algunos marcos de fotografías, curioso se acercó a estas porque había algo familiar, notando que la mayoría eran de ellas, sólo encontró una donde aprecia una mujer mayor, la sujeto y un gran sonrisa apareció de forma involuntaria.

-¿vives con tus padres?- pregunto mientras la escuchaba moverse en la cocina
- Con mi madre- le hablo. Dejo el marco y camino hasta donde estaba ella- No tengo padre-
-Debes tenerlo, de algún lado naciste- comento desde el arco de la puerta
-Eso si, pero no lo conocí, mi madre dice que nos abandonó- Puso dos platos sobre la mesa que tenían un líquido naranja pálido- Seguramente no está muy bueno pero espero que te guste-
-Seguro que si- se sentó con cuidado y miro con calma el plato, recordaba la última vez que comió algo diferente a la comida empaquetada del supermercado, con suavidad tomo la cuchara a la atenta mirada de ella y se la llevo a la boca, el sabor estaba muy diluido aún así era perceptible, lo saboreó un poco más antes de pasarlo- Delicioso-
-No mientas para quedar bien-
-No miento, es enserio- tomo otra cucharada- Podría comerlo por siempre y no me cansaría-
Se sorprendió por sus palabras- No exageres- le sonrió comenzando a comer ella también

La compañía fue agradable, nunca se había sentido tan bien al estar con un hombre, menos con uno que recién conocía, había algo que le parecía inquietante y al mismo tiempo tranquilizador, no hablaba mucho así que se dedico a contarle un montón de cosas con una confianza sincera como si lo conociera de toda la vida, el asentía atentamente o comentaba en alguna ocasión. La noche está bien entrada y al mirar el reloj era bastante tarde pero la plática fue tan amena que ella no lo noto.

-Es hora de que me vaya- comento el levantándose
-Ah- miro el reloj en la pared-si, es cierto-

El tiempo se había terminado, como el hechizo de un cuento de hadas donde ahora era el momento de la despedida, lo acompañó hasta la entrada, pero ella no quería que se terminará, no quería que en cuanto el cruzará el portal se convirtieran en desconocidos y no volvieran a verse nunca.

-Gyutaro- casi le grito antes de que saliera, el regreso la mirada-Podrías... digo si quieres, podemos intercambiar números, ya sabes para seguir en contacto-
-Lo siento pero no tengo celular- la vio bajar la mirada decepcionada y eso le desagrado por completo- pero pensaba comprarme uno, si no estás muy ocupada, el sábado ¿me acompañarías? Aún no conozco mucho la ciudad y sería de ayuda...-
-Sí te acompaño-
-Bien, entonces nos vemos en el combini a las 12-
-Sí, nos vamos-

Se dio la vuelta y se marchó, Ume lo siguio con la mirada hasta que giro en la esquina.

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Llegó el sábado, se levantó temprano más de lo usual, había estado esperando ese día con ansias, quería volver a verlo, tomo su ropa, se vistió cómoda porque no veía la necesidad de llevar un atuendo que la hiciera lucir sexy, salió rápidamente sin prestar atención en si había alguien en su casa, camino a paso regular, por muy emocionada que estaba no se apresuraría para llegar sudando, cuando por fin visualizo la tienda fue fácil verlo incado de forma muy tranquila con los codos sobre sus rodillas mirando hacia ningún lugar aparente, su ropa de nuevo era olgada pero esta vez no se veía tan desgastada, su cabello estaba amarrado descuidadamente pero aún así el lucía muy bien,se acercó más y fue cuando noto su presencia sonriéndole ligeramente, después se levantó y saludo con la mano.

-Hola- hablo antes que el
-Hola, hoy te ves muy hermosa- su tono sonaba áspero y sus palabras se arrastraban bajo su voz. Eso le pareció genial
-¿Lo crees? La verdad es que no me maquille ni me arreglé demasiado-
-Eso no tiene nada que ver, tu belleza es natural no necesitas nada de eso-Quedó impresionada, nadie nunca le había dicho algo así- Muchas gracias- lo sujeto del brazo- Vamos a comprar tu celular-

Volvió a caminar con el mientras le contaba muchas cosas, como habían sido sus días en la escuela, lo idiotas que podían llegar a ser lo hombre que la pretendían, algunas tareas que no lograba entender, aunque aseguraba que el tampoco entendería pero la escuchaba en completa atención. Recorrieron el centro comercial hasta llegar a un local normal de celulares.

-¿Que es lo que buscas?- le preguntó mientras los miraba- ¿con buena cámara? ¿Eso que te ayuda para las aplicaciones? ¿Que sea de gran pantalla?-
-Que sirva para mandarte mensajes, es lo que necesito-
-Aaah creo que necesitas ser más específico- comento- ¿Que nunca has tenido un teléfono?- pregunto en broma pero cuando lo vio expresión de Gyutaro no se lo creyo- ¿Es enserio?-
-Nunca lo necesite, no es como que me agrade la gente y no tengo nadie con quien hablar-
-Pues ahora me tienes a mi, busquemos uno que te agrade-

-Mira esa preciosidad- escucho un susurro nada discreto desde atrás- y está con ese sujeto tan feo-
-Seguramente es su primo, nadie estaría con alguien tan desagradable- escucho risas

Penso que Gyutaro repetiría su acciones e iría a golpearlos, pero hizo algo que no espero dió una pasó a su costado, alejándose de ella. Eso la molesto como nunca antes, los miro con desprecio absoluto y sujeto la mano de su acompañante que mantenía dentro de la bolsa de su chamarra.

-Vamos Gyu, busquemos por allá-

Aprovechó cada oportunidad para acercarse, poner su mano en el pecho, recargas contra el e incluso abrazarlo, que a gente viera que venían juntos, no dejaría que lo despreciaran. Ese día estuvieron juntos hasta el anochecer, compraron el celular y ambos pelearon por configurarlo correctamente, Gyutaro a pesar de no saber mucho se fija en detalles que ella pasaba por alto, hasta que por fin pudo registrar su primer contacto y mandarle un mensaje, eso fue una completa victoria.

Ahí en ese punto las cosas comenzaron a cambiar para ambos, mensajes seguidos de conversación banales, la infinidad de stickers que el le mandaba, incluso llamadas a mitad de la madrugada, eso fue una experiencia muy distinta, escuchar las voz tan especial de Gyutaro contra su oído le causó un escalofrío junto una sensación de calidez reconfortante, como si lo tuviera cerca.

No entendía bien su relación, le sorprendió la facilidad con la que se entendia con el, una confianza casi absurda, no se parecía ni un poco a los chicos que alguna vez pudieran gustarle es sólo que el era... ¿como decirlo? Como su apego con la noche, quería que estuviera ahí y no se separa ni por un instante porque era como una bocanada de aire puro tan necesario como deseado.

Comenzó a verlo con más frecuencia, el la recogía a unas calles de la escuela, aunque ella insistían en que no había problema en que se vieran en la entrada, comían juntos, ella aprovechaba los días que su madre no estaba en casa para invitarlo, se sentaban a ver películas mientras se quejaba de la escuela y sus compañeros pero al no parecía molestarle. Ume notaba cada vez más una serie de cambios, pequeños pero como siempre estaban juntos lo percibía fácilmente, notaba como cada vez caminaba un poco más erguido, sonreía más a menudo, platicaba cosas sobre el, como si la confianza emanara de sus acciones, le contó que vivía sólo desde ya varios años, se la había pasado comiendo cosas precocinada, lo corrieron de la escuela por agresivo, vago por muchos sitios sin rumbo hasta que conoció a un hombre que lo apoyo, no le dijo el nombre, solo que se trabaja de un hombre apuesto de cabellera rubia y una sonrisa de superioridad, le había dado un motivo para viví y por eso había llegado a al ciudad. No entendía bien su objetivo, pero estaba dispuesta a esperar que el se lo contara, no importa el tiempo que fuera, ella estaría ahi cuando decidiera contárselo, pero el tiempo era lo que menos tenía, porque el destino siempre tiene un camino muy distinto a lo que uno planea.

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Llegaba a casa después un día cansado en la escuela, odia la semana de exámenes.

Gyutaro estaba descansando después su trabajo, se le había acabado el dinero y, según sus palabras ella no podía estarlo manteniendo por siempre, tenía entendido que estaba en turno nocturno, para poder verla por el día, pero en algún momento el tenía que dormir, entonces lo hacía en las mañanas cuando ella estaba en la escuela, ese día era temprano, como era costumbre sólo hacia exámenes y salía unas horas antes, cosa que no le gustaba porque así el chico no podía recogerla, mando el mensaje de que iría a casa justo al salir del colegio sin recibir respuesta, lo que significa que estaba dormido porque solía responderle de inmediato, camino a casa con algo de flojera, no tenía nada que llegar a hacer. Busco sus llaves para abrir pero para su sorpresa la puerta estaba sin seguro, era muy probable que su madre estuviera en casa, entró en completo silencio, asegurándose de no hacer ni un solo ruido pero la casa estaba hundida en una atmósfera sepulcral, tal vez sólo había olvidado la casa abierta, entró con más confianza, subió a su habitación dejando sus cosas en el suelo y comenzó a quitarse el uniforme.

- Que hermosa estas niña-

Escucho desde la puerta y se asustó por el tono tan desagradable en cómo se lo dijo, cerro su blusa con la mano para voltearse, encontrandose con un hombre a medio vestir recargado en el arco de la puerta.

-¿Quien diablos eres tú?-
-Venia con tu madre pero se quedó dormida, y la verdad tu estas más hermosa-

Retrocedió, no le gustaba para nada el como la miraba, tenía que salir de ahí rápidamente, espero a que el hiciera algo para moverse y en cuanto el empezó a avanzar ella le lanzó su mochila a la cara y corrió a la puerta, su reacción no fue suficientemente rápido y sintió como la tomo del pie, cayó con fuerza pero no la detuvo pataleo hasta que la soltó e intentó levantarse pero el dolor en sus rodillas no se lo permitía, no creyó poder bajar, se lanzó a la puerta del baño y le colocó el seguro tan rápido como pudo.

-Sal de ahi por las buenas, lindura- lo escucho del otro lado

Busco desesperada con que atorar la puerta, vio una escoba y la puso contra el pomo, eso le daría unos minutos. Tenía que pensar en cómo escapar, estaba cansada de vivir situaciones así donde los hombres creían que su belleza estaba únicamente a su disposición para que se aprovecharan y tomarán de ella todo lo que quisieran, porque no podían ser más como... Gyutaro si, era el al que tenía que llamar, rápidamente tomo su teléfono.

-¡Gyutaro, ayúdame!-
-¡Ume! ¿Donde estas?-
-En...en casa, hay hombre aquí y...-
-¿Que haces ahí adentro? Sal de una vez- se escucho ya molesto mientras golpeaba con fuerza
-Estoy cerca, espérame-
-Apresurate...- no quería colgar, necesitaba sentirlo cerca para que le diera fuerza
-Busca algo con que protegerte... cualquier cosa servirá- se escuchaba su respiración cortada seguramente estaba corriendo
-...Estoy en la baño-
-Bien, toma la tapa del deposito de agua si entra se lo rompes en la cabeza-

La combinación de ruidos de los movimientos se distorsionaban en el teléfono, pero preferiría eso a los golpes y palabras desagradables del hombre afuera. Sus manos temblaron al sostener la tapa de cerámica tenía una posición extraña al intentar levantarla y mantener su teléfono contra su oído.

-¡Ume!-

Escucho su voz con eco y los ruidos afuera pararon, se acercó de nuevo a la puerta para escuchar con claridad.

-¿Quien...- escucho difuso y después un golpe muy fuerte contra la puerta se asunto y retrocedió
-¡Ume!- ese definitivamente era el

Soltó la tapa y quito la escoba para poder abrir la puerta, pero en cuanto retiro el seguro la puerta se abrió bruscamente y Gyutaro cayó sujetando al hombre por el cuello mientras lo golpeaba.

-Gyu-
-Ume- la miro
-Quitate- le acerto al chico un codazo en el rostro lanzandolo a un lado y se le fue encima golpeando sobre los brazos con los que intentaba protegerse, pero en algún punto dejo de importarle y empezó a regresarlos.

Ume no permitiría eso, le desagradaba enormemente que lo lastimaran, entonces tomo nuevamente la tapa del deposito de agua y con toda fuerza que tenía en sus brazos se la azotó en la cabeza de ese repugnante hombre llevándolo al suelo. Gyutaro se lo quitó de encima y se puso de pie intentando no resbalar con los restos.

-Gyu- la peliblanca se le fue encima abrazándolo
-Ya,ya- le sobo la cabeza- Estoy aquí-
Miro de reojo al hombre inerte en el suelo- ¿Como entró el aquí?-
-Mi mamá lo trajo- seguía con la cara pegada en el
-Esa vieja bruja- se alejó

Camino a la que era la habitación de la madre de Ume, ella lo miro sin entender lo que pretendía, sólo lo siguio a una distancia prudente, lo vio entrar en la habitación importandole poco la prudencia encontrandose con la mujer cerrándose la bata.

-¿Quien diablos eres tú?- se escucho el tono desagradable de la mujer

Gyutaro lo ignoro por completo y camino a paso firme hasta ella, justo lo suficientemente cerca para tomarla de cuello y levantarla.

-Solo tenías un maldito trabajo y era mantenerla a salvo- escupio con odio
-Gyu- Ume se paro detrás de él sin sorprendida y confundida
-Sí tan sólo no hubieras cometido ese error te habría perdonado la vida-
-¿De... que... hablas?- presionaba la mujer para intentar quitárselo
-¿No me recuerdas? Mamá ¿ese hijo que abandonaste? Según volverías cuando tuvieras trabajo y espere, año tras año, hasta que entendi que nadie podría quererme, y si nadie puede quererme, me encargaría de que me odiaran más que cualquier cosa- le sonrió- pero, la ví a ella, tan hermosa, divertida y perfecta, que crei que habías cambiado pero veo que no es asi, entonces no tengo porque perdonarte ¿verdad?-

Sus manos comenzaban a apretarse con más fuerza alrededor de la carne, no quería detenerse por la sensación de satisfacción que le provocaba.

Ume entendio después de esas palabras, extrañamente creía lo que decía, el no tenía por qué mentir a esas alturas, sabía que había algo especial entre ellos pero no imagino ni por un minuto una posibilidad así.

-Gyutaro, basta- se acercó para detenerlo, sin embargo no por el hecho de que fuera su madre a la que lastima, si no por como lo juzgarian por lo que estaba a punto de hacer- Déjala- se le lanzo a los hombros-No vale la pena- pero sus músculos no parecían ceder- Hermano, detente-

Entonces sitio como relajo lo músculos y vío a la mujer caer al suelo comenzando a toser asperamente, pero el seguía ahí es si hacer ningún movimiento.

-¿Gyu?- no podía verle el rostro porque seguía colgada en su espalda
-¿Que fue lo que dijiste?- le escuchó hablar con inseguridad y en un susurro
-Lo que dijiste es verdad ¿no? Entonces somos hermanos-
-¿Después de lo que casi hago quieres considerarme como tú hermano?-
-Primero quiero que me cuentes todo, pero ni así cambiaria mi opinión sobre ti Gyutaro-
-Esta bien- lo escucho en su tono habitual- te lo diré todo- sujeto las piernas que lo estaban abrazando en la cintura- Me llevaré a Ume- le dijo a la mujer- Si te vuelvo a ver no me voy a detener por nada en el mundo- camino lentamente y miro su habitación- ¿Te llevarás algo?
-Tengo todo lo que necesito- afianzo su agarré
-No tengo mucho pero voy a intentar darte una mejor vida que esta, veras que estando juntos seremos invencibles-

Camino suavemente por es casa tan fría, ella se sentia en plena confianza al sujetarse de él, era como tener un refugio que alejaba todo el mal, entendido que el era lo que necesitaba y a su lado no volvería a estar sola.

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Omake

-¿Entonces tus abuelos te dejaron su casa?- pregunto ella mientras caminaba a su lado
-Fue más que nada el banco, yo figuraba como su hijo en los papeles notariales entonces sus bienes me pertenecieron, ahí es donde viviremos, es una casa vieja pero sirve-
-Seguramente la puedo mejo...-

No terminó de hablar cuando chocó con alguien.

-Lo si...-
-Fíjate por donde vas idiota- Gyutaro empujó al chico de cabellera blanca con adornos ostentosos
-Uzui-kun estaba a punto de disculparse- menciono una de las chicas que lo acompañaba
-Cierto, tu eres el idiota- hablo otra de sus acompañantes poniéndose enfrente
-¿Que dijiste mujer tonta?- desfio Gyutaro
-Hermano, basta, no vale la pena- Ume lo tomo del brazo para alejarlo

Sabía perfectamente que cuando se trataba de ella podía liarse a golpes con cualquier, ya a bastantes había encarado en su viaje a la ciudad donde el creció. Así que lo hizo retroceder y caminar hacia un lado.

-Más te vale huir- menciono la primera mujer
-Dejen de armar alboroto- menciono la última
-Chica- le grito el peliblanco- Lo siento-

Ella volteo discretamente y le hizo un gesto a la espaldas de Gyutaro para después seguir caminando a lado de su hermano.

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Esto es todo, gracias por leer, tenía que hacerle algo a ellos dos para poder superar el fin de temporada de Kimetsu.

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