Sostenme en tus brazos

By BTbae_MinYoonJi

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Kim NamJoon es un arrogante doctor católico con una vida perfecta de acuerdo el estándar coreano pero que no... More

Sostenme En Tus Brazos
CAPÍTULO UNO: When I Was Done Dying
CAPÍTULO DOS: Oblivion
CAPÍTULO TRES: Alice
CAPÍTULO CUATRO: Tender
CAPÍTULO CINCO: Beetlebum
CAPÍTULO SEIS: Play dead.
CAPÍTULO SIETE: Bury A Friend
CAPÍTULO OCHO: Il Pleut
CAPÍTULO NUEVE: We Were Friends
CAPÍTULO ONCE: Save Me
CAPÍTULO DOCE: Nobody
CAPÍTULO TRECE: Let It Happen
CAPÍTULO CATORCE: Magic
CAPÍTULO QUINCE: Me Gustas Tú
CAPÍTULO DIECISÉIS: Venus As A Boy
CAPÍTULO DIECISIETE: Algo Sucede
CAPÍTULO DIECIOCHO: Song For you.
CAPÍTULO DIECINUEVE: Generous Palmstroke
CAPÍTULO VEINTE: Parents
CAPÍTULO VEINTIUNO: Peanut Butter & Tears
CAPÍTULO VEINTIDÓS: Borderline
CAPÍTULO VEINTITRÉS: Felicidad
CAPÍTULO VEINTICUATRO: When Memories Snow
CAPÍTULO VEINTICINCO: Your Blood
Q&A PERSONAJES SETB pt1
CAPÍTULO VEINTISÉIS: Candy - Fantástico
Q&A PERSONAJES SETB pt2
CAPÍTULO VEINTISIETE: Ilomilo
CAPÍTULO VEINTIOCHO: Come Sweet Death
CAPÍTULO VEINTINUEVE: Call Out My Name
CAPÍTULO TREINTA: Final
COMENTARIOS FINALES
IMPORTANTE
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Universo En Desarrollo
NO ES UN CAPÍTULO, ES UN MEME

CAPÍTULO DIEZ: Wake

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By BTbae_MinYoonJi

CAPÍTULO 10: Wake 

«No tenía a nadie a quien llamar en este momento. No me malinterpreten, me acabo de levantar. Hubiera sido agradable si me volviera a dormir. Pero es difícil. Es más difícil caer en un sueño profundo. 
¿Cuánto tiempo más puedo vivir así? Mi cuerpo está bien, pero mi corazón no está cómodo. Es hora de que me reconozcas, ahora no sirve de nada cambiar.
Reconoceme, no soy tan malo. Ahora, amame. Antes de que alguien pregunté sobre el amor. Antes que nadie, conoceme. Escucha a mi corazón. »
(K. Will, Wake, 2018)

Por lo general, NamJoon se mantenía distanciado de su familia la mayor parte del tiempo. Darse su espacio de ellos era una cosa a la que se había aferrado desde iniciar la carrera y a la cual no renunciaba por ningún motivo. Claro que los visitaba durante las celebraciones nacionales y los cumpleaños, también les enviaba algún mensaje de texto, muy de vez en cuando, para saber cómo estaba todo en casa. Su excusa perfecta siempre fue su apretadisima agenda y aunque bien pudiera visitarlos en sus tardes de descanso, sinceramente prefería no hacerlo. Para todos era mejor así. 

    Oh, pero su hermana parecía a veces no entenderlo o probablemente fingía con intención no saber que NamJoon simplemente no quería verlos. Entonces le insistía con mensajes de texto y cuando decidía ignorarla, ésta lo llamaba. Justo como aquella tarde.

    GeongMi había enviado varios mensajes de texto durante la mañana, algo sobre una cita, repitiendo un par de veces el nombre de la señorita Mun ByulYi. NamJoon la dejó en visto tanto como pudo, hasta que ella decidió llamarlo y él no tuvo más opción que responderle.

    —¿Qué quieres? — le dijo al descolgar. 

    —Oppa, sí, estoy muy bien de salud y el trabajo maravilloso, gracias por preguntar.

    NamJoon rodó los ojos.

    —Disculpa pequeña hermana —respondió con  sarcasmo—. ¿Cómo estás? Supongo que no tan ocupada viendo que sigues llamando en mi turno.

—No respondiste mis mensajes, sabías que te llamaría tarde o temprano.

    —He estado ocupado.

    —Sí, lo sé. Siempre ocupado con el trabajo. Solo te informo que debes pasar por ByulYi a las siete.

    —¿De qué me hablas?

    —Viendo que han pasado tres meses y desde entonces tu contacto con Mun ha sido mínimo, me he encontrado en la penosa necesidad de intervenir a tu favor — dijo ella, NamJoon intentó reclamar al comprender de qué iba todo eso pero GeongMi no se lo permitió, hablando sin parar—. No me agradezcas, lo hice con cariño. Sé que hoy tienes la noche libre así que no tienes excusas. Reservé una mesa para dos en un buen restaurante, está a tu nombre. Ve a casa, arréglate, compra flores y recoge a ByulYi al pie de su edificio. Todos los datos y direcciones los he mandado al chat que tan amablemente has ignorado. No te atrevas a dejarla plantada, si lo haces haré que mamá vaya a tu apartamento y no te deje en paz por los siguientes meses. Adiós NamJoon-ah.

    Y ella colgó. NamJoon no pudo hacer nada más que mirar fijamente la pantalla del móvil. Alguien se acercó a él.

—¿Te sucede algo? —preguntó Ahn HyeJin al pararse junto a él en la estación de enfermeras, devolviendo un expediente—. Pareces hecho una furia.

—No son tus asuntos —respondió con hosquedad, guardando el móvil en el bolsillo de su bata blanca. 

HyeJin guardó silencio un segundo, pareciendo pensar en algo, luego preguntó: 

—¿Te has inscrito al congreso del próximo fin?

—Sí, esta mañana —dijo—. ¿Tú también irás?

—Sí —respondió ella—. Supongo que nos veremos allá.

Claramente. Pensó NamJoon en silencio. Hubo una pausa extraña y NamJoon estaba a punto de irse cuando HyeJin sonrió de pronto.

—¿Y cómo ha estado Min YoonGi?

Pero qué demonios. De inmediato NamJoon se alarmó y con preocupación giró la vista hacía las enfermeras, temeroso de que esas mujeres los hubieran escuchado. Obtuvo algo de paz al cerciorarse que, todas ellas, continuaban en sus tareas, completamente ajenas a su charla con la Dra. Ahn. Ya tranquilo le contestó:

—Él va bien —dijo—. Está completamente recuperado de la cirugía.

—¿Y de lo otro?

Sus hombros se tensaron. ¿Por qué HyeJin era tan insistente siempre?

—Lo mantengo vigilado —murmuró—. Limpio por tres meses. 

—Me alegra escuchar eso —dijo, sonriendo suave primero, luego una sonrisa más grande se dibujó en su cara mientras miraba directamente a NamJoon. 

Ese gesto lo irritó.

—¿Qué? —increpó. 

—Solo pensaba que tal vez no perdimos el tiempo salvandole la vida como decías ¿No es así? —se ufanó ella—. Después de todo, ya no es el mismo drogadicto de hace unos meses. 

HyeJin palmeó su hombro y se fue caminando por los pasillos. NamJoon entrecerró los ojos con fastidio, quedándose una vez más con la palabra en la boca.

...

Por las últimas semanas YoonGi estaba a cargo de la cocina y la limpieza en la casa. No eran tareas que le fascinaran pero al menos el realizarlas le traían un poco de paz a su mente, así que eso era suficiente incentivo para él. 

    Ese día, después de jugar un rato con Guksu, preparó un poco de Kimchi, pues ya se había acabado la ración de la semana,  y lo guardó en la nevera esperando a que la hora del almuerzo llegara. La hora en que Kim NamJoon volvía. Mientras esperaba, YoonGi desarrugó la ropa recién sacada de la secadora, la dobló y apiló en grupos separados. Su ropa y la ropa de Kim Doctor. Era extraña esa sensación en su estómago cuando, estudiando más atentamente las prendas, notaba la poca diferencia que había entre una y otra. No fijándose en las tallas ni en el estilo, sino en la calidad misma de la tela. Era buena ropa. Y eso le resultaba tan extraño.

    Al acabar con esa simple tarea solo le quedaba guardar la ropa en sus respectivos sitios. Entonces fue a la habitación del médico, ese lugar que de un día a otro había pasado de ser un sitio prohibido a uno que frecuentaba a diario. Fue allí que encontró a TaeHyung, mirándose al espejo del lavabo. 

    —¿Tendrás otra cita? —preguntó distraídamente mientras acomodaba la ropa en el closet de Kim NamJoon.

    —Así es y debo verme realmente bien —respondió TaeHyung, sonriendo al espejo, luego se volteó hacia él—. ¿Qué opinas? 

YoonGi le dio un vistazo. 

    —Te ves bien.

    TaeHyung sonrió y asintió con satisfacción aunque siguió mirándose al espejo y YoonGi se rió de él a sus espaldas. Kim enfermero tenía una personalidad exagerada que curiosamente a YoonGi le ponía de buen humor. Al poco rato el joven castaño se mostró algo preocupado y YoonGi fue hasta él.

    —Mañana es miércoles —musitó TaeHyung, sentándose en la cama del doctor.

    —Así es —confirmó YoonGi—. ¿Qué hay con eso? 

    —Es el día blanco y no he comprado ningún regalo para ella.  

    YoonGi alzó una ceja. ¿Era ese día del año? No podía importarle menos.

—¿Ella te dio algo por San Valentín? —le preguntó a TaeHyung, este negó suavemente—. No deberías darle nada en ese caso. Es innecesario que te mortifiques por ello 

Kim enfermero no estuvo de acuerdo con ese razonamiento. YoonGi bien pudo explicarle por qué esa chica, cuyo nombre no recordaba, no merecía un regalo. En realidad, había una lista larga de motivos pero el más importante y el único en que podía pensar YoonGi es que las mujeres, todas sin excepción, eran seres monstruosos que no merecían amor, mucho menos obsequios. 

Pero no lo dijo y solo obvió el tema hasta que finalmente Kim doctor volvió a casa.

...

Kim NamJoon no tenía idea de que Kim TaeHyung ya había hecho planes para esa noche. Ahora había frente a sus ojos un dilema que resolver y cuyas dos únicas soluciones no le dejaban tranquilo. La primera, y la que más le hubiera gustado llevar a cabo, era simplemente cancelar aquella cita, encuentro al que, en primer lugar, no deseaba asistir. La segunda opción implicaba dejar a Min YoonGi solo en el apartamento, cosa que, por muy extraño que fuera, le producía mucho más estrés que el hecho mismo de ver obligadamente a Mun ByulYi. 

    Debió simplemente llamar a su hermana y decir que no iría, culparla por haber hecho planes a su nombre sin su consentimiento. Sí, eso tuvo que hacer. No obstante se contuvo de tomar el móvil y marcar con solo pensar en la estúpida amenaza de su hermana. Él sabía, por supuesto que sí, que GeongMi lo haría. Entonces tendría que lidiar con su madre y eso era mucho más indeseable que simplemente ir a la estúpida cita.

Tampoco podía llamar y decirle a su hermana que no iría a la cita porque no había quien cuidara de YoonGi, porque hacer eso implicaría explicar, en primera instancia, la razón por la que tenía un compañero de piso que recién apenas podía considerar un conocido. Qué maldita situación de mierda.

    Su cara debió ser tal por la maldita molestia, que incluso TaeHyung se acercó a él bajo la mirada atenta de YoonGi, quien aún no estaba enterado de lo que sucedía.

    —YoonGi puede quedarse un rato solo —le señaló el enfermero con un tono juguetón en su voz. 

    —No bromees con eso —reprendió NamJoon al joven enfermero pero este solo frunció el ceño, disgustado.

La expresión del enfermero cambió. 

    —¿Por qué no puedes solo confiar un poco más en él? Creo que se lo ha ganado, hace el aseo, la comida y ni siquiera fuma sin tu permiso. Además...—suspiró—. sabes que no irá a ningún sitio, no puede, no tiene un lugar. Y Guksu está aquí.

    NamJoon lo miró seriamente, pensando, TaeHyung aprovechó aquella pausa y agregó, susurrando:

    —Tampoco conoce la clave, estará encerrado.

    Sí, YoonGi se quedaría encerrado. Encerrado solo con un tonto gato. Kim NamJoon fue incapaz de admitir que, precisamente, esa era su mayor preocupación. ¿Y si sucediera algo en el edificio durante su ausencia? O aún peor ¿Sí YoonGi se hacía algo así mismo? Lo medito un rato. Quizá estaba siendo demasiado paranoico, después de todo, los accidentes domésticos eran poco frecuentes, por no decir improbables, en edificios nuevos como en el que vivían y una crisis… había pasado mucho tiempo desde el incidente con el cuchillo, YoonGi ahora era más estable con los medicamentos. Sí, estaba pensando demasiado en cosas absurdas. NamJoon se rió de sí mismo.

    —Bien —dijo únicamente.

    Kim TaeHyung le sonrió, se despidió del joven pelinegro y finalmente se fue, viéndose muy contento. NamJoon le explicó a YoonGi lo que sucedería esa noche, dando indicaciones vagas sobre qué hacer en caso de una emergencia y de lo que podía y no podía cocinar en su ausencia. Min YoonGi fue muy atento al respecto. Cuando todo estuvo aclarado, NamJoon fue a su habitación a alistarse. 

    Ya bañado, vestido y perfumado, Kim NamJoon llamó por YoonGi a la puerta. Mirando su reloj repitió con prisa una vez más todas sus advertencias. La cita era a las siete en punto, debía apurarse si quería llegar a tiempo y aún faltaba recoger los obsequios.

    —No intentes abrir adivinando la clave —avisó con tono firme—. Si de casualidad se te ocurre forzar la cerradura la alarma se disparará y la policía llegará antes que yo. En ese caso estarás en problemas. ¿Comprendes lo que te digo?

    —No soy un idiota. 

    —Ya veremos eso —sonrió.

    Claramente Min YoonGi no le devolvió el gesto. Guksu se acercó con curiosidad a la puerta cuando NamJoon empezó a ponerse los zapatos. YoonGi lo tomó en brazos y se metió con él a su habitación, sin decirle palabra más. Algo se sintió incorrecto dentro del pecho de NamJoon pero no hizo caso. 

    —Volvere noche, pórtense bien los dos.
    No hubo más que silencio. NamJoon entonces se fue.

Kim NamJoon siguió las órdenes de su hermana al pie de la letra. Compró una caja de chocolates blancos de la marca más cara, un ramo de Lisianthus blancos y un pequeño dije de diseñador que su hermana ya había apartado en la tienda. Todas cosas que claramente tuvo que pagar de su propio bolsillo. Dios. ¿Por qué estaba haciendo todas esas cosas? Dar obsequios tan cerca del Día Blanco claramente tenía connotaciones románticas. 

Mun ByulYi no era una mujer desagradable, en realidad resultaba ser una persona medianamente interesante si se le prestaba suficiente atención, sin embargo NamJoon no tenía esa clase de sentimientos por ella y hacer todo eso, por simple obligación, le provocaba demasiadas náuseas. ¿Entonces por qué simplemente no se negaba a este intento de Sogaeting? La razón era simple, por mucho que detestara la personalidad de los miembros de su familia, no podía decepcionarlos. Tenía un deber filial para con ellos y su obligación como hijo y hermano era honrar esos lazos. Por eso no se negó y por eso mismo puso la mejor de las sonrisas al bajar del auto y saludar a la señorita Mun. 

El restaurante que su hermana escogió no fue malo, realmente se trataba de un sitió elegante, lleno de mesas dobles, adornado de flores blancas y que se especializaba en cenas para dos personas. Eran pocos los platillos disponibles en el menú que fueran para una sola persona y casi todos los títulos estaban relacionados a las relaciones de pareja.

A petición de Mun ByulYi, él y ella compartieron uno de los platillos más lujosos y extravagantes. Bebieron vino e intercambiaron postres. La mujer era una romántica y NamJoon lo notó en cada oportunidad que ella dejó entrever.  

La charla fue amena. Ella se mostró interesada en su empleo así que NamJoon le contó lo que hacía, sobre las relaciones en su trabajo y sobre sus planes a futuro. ByulYi se vió emocionada cuando NamJoon le mencionó su reciente aplicación a una de las vacantes abiertas del personal permanente del hospital.

—Así que pronto serás un médico adscrito de uno de los mejores hospitales de Seúl —dijo ella—. Tu padre como antiguo director debe estar muy orgulloso de tus logros.  

También platicaron sobre el trabajo de ByulYi. Resultó que la joven mujer era una profesora dedicada y muy amorosa con sus alumnos a la que le encantaba su trabajo. 

—Mi sueño siempre fue ser profesora. Supongo que ambos estamos haciendo lo que más amamos. Qué bendición la nuestra, no lo crees.

NamJoon sonrió y no se atrevió a negar ninguna de las afirmaciones anteriores. No hubiera podido explicarse de haberlo hecho.

Al final de la velada ambos dieron una caminata por la cuadra, las calles adornadas, los autos moviéndose de una dirección a la otra. Ella tomó su mano y NamJoon no supo cómo actuar. Sabía lo que quería así que se lo dió. Un beso sobre sus delgados y rosados labios, el olor de su dulce perfume y el sabor del colorete rojo. La miró a los ojos y una vez más pensó que su mirada era demasiado parecida a otra de alguien que apenas conocía. 

ByulYi sonrió y con timidez le dijo que estaba bien si iban a un lugar que no fuera su apartamento. Qué no le importaba si decidían ir a un lugar más romántico, más privado. Un lugar más íntimo. NamJoon quisó negarse, decir que no tenía ganas, que no quería hacer eso con ella porque no le gustaba. Pero en vez de ello la tomó de la mano, la llevó al auto y condujo hasta uno de esos sitios a los que las parejas iban. Nunca le fue tan pesado cumplir con un deber con alguien como ese día.

… 

YoonGi había descubierto la aversión que el silencio le producía cuando en el orfanato, al volver con las notas de sus exámenes en mano y las monjas descubrían su pésimo desempeño en la escuela, lo disciplinaban dejándolo encerrado en uno de los áticos de castigo, mientras debía hincarse sobre granos de arroz por al menos dos horas. Sí, odiaba el silencio porque aún recordaba su propio llanto haciendo eco en esas cuatro pequeñas paredes. 

    Probablemente fue ese el motivo por el que se aferró a Park JiMin y su escandalosa risa. Porque ese joven pelinegro, un año menor que él, era todo lo que YoonGi jamás podría llegar a ser. Un estudiante ejemplar, al que los profesores adoraban. El tesorero del consejo estudiantil. El amigo de la mitad del salón. El hijo amado de su familia. Un joven risueño que brillaba y deslumbraba a cuantos lo miraban.  

    A lo mejor esa fue la causa de que lo siguiera donde fuese que este le dijera. Ya fuera la biblioteca, el parque o su casa. YoonGi pronto se convirtió en su perro más fiel, un animal al que JiMin recompensaba con migajas de cariño y unas cuantas palabras tibias. Así de pobre era YoonGi, así de abandonado estaba. 

    JiMin supo aprovecharse de eso y YoonGi lo dejó hacerlo, porque no tenía más que perder, porque su amor ciego no le permitió ver. 

    Ciego y perdido, eso definía a YoonGi en cada aspecto de su vida, incluyendo sus sueños. Una pesadilla constante de calles oscuras y ojos afilados observándolo desde las penumbras, miradas de extraños que lo juzgaban. Lenguas largas y ensalivadas serpenteando sobre el suelo enlodado. Sus pies atascados en la neblina gris. YoonGi luchando por correr bajo una lluvia fría mientras voces monstruosas y gritos agudos le rompían las hebras de su piel, lo rasguñaban y lo destazaban pieza por pieza, llamándolo «engendro», rogándole que muriera. 

    Esa siempre fue la vida de YoonGi y él jamás aprendió a gritar.
   

… 

Había muchas formas de vivir y lidiar con la humillación pero nunca habría manera de superar la mirada decepcionada y de lástima que Mun ByulYi le dió mientras estaba sentada junto a él en la cama, dentro de la habitación de ese maldito motel al que solía ir con Yaerim. 

«Son cosas que suceden» Le había dicho ella mientras él se disculpaba por no poder satisfacerla. «Está bien, no pasa nada, tal vez fue muy apresurado de mi parte. Podemos intentarlo otra noche» seguía diciendo. NamJoon no podía imaginar que le pasara algo peor que esto. Increíble es que no se hubiera anticipado a dicho resultado, sabiendo ya de lleno que aún no había solucionado sus vergonzosos problemas íntimos.

«No puedes contarle a nadie de esto, mucho menos a mi hermana» dijo sin poder mirarla a la cara, poniéndose los calzoncillos. 

«No me atrevería, NamJoon-ah»

Después de ese vergonzoso intento en la cama, ambos se habían vestido y abandonado el lugar. NamJoon dejó a ByulYi al pie del edificio donde vivía ella y después de una última disculpa, había decidido volver a casa. Paso por un par de botellas de Soju de camino y el reloj ya marcaba más de la media noche al poner un pie en casa. 

El silenció en la casa fue amplio y tranquilizador. Pensó que tal vez se encontraría con los ojos de YoonGi pero que suerte la suya que al parecer, éste estuviera dormido. NamJoon podría beber sin preocuparse de nada ni nadie. Oh, pero fue ahí, a medio pasillo, que lo escuchó. Un sollozo pequeño, muy pequeño. Tal vez era el maullido de Guksu mas NamJoon se dijo de inmediato que así no sonaba ese gato, así no chillaba ese molesto animal. De nuevo, un suave quejido. 

Regresó sobre sus propios pasos y se atrevió a espiar a través de la puerta de YoonGi. Se le estaba haciendo un hábito suyo al parecer. Encontró a YoonGi abrazado a una almohada, cosa que fue rara pero que no lo distrajo lo suficiente como para ser capaz de ignorar el rostro empapado del muchacho. ¿Algo estaba mal con YoonGi? Fue a averiguarlo.

Se acercó con extremo cuidado. Por lo que pudo ver, era probable que YoonGi estuviese en medio de un mal sueño ¿Es que YoonGi sufría de terrores nocturnos? No le sorprendería si la respuesta hubiese sido inmediatamente afirmativa. ¿Qué se suponía debía hacer en ese caso? Ciertamente dejarlo dormir era la respuesta obvia, sin embargo, NamJoon no tuvo el corazón para dejarlo sufrir en su propia mente, no después de mirar la angustia en su rostro. Por ello se inclinó a él y tocó su mejilla mojada. Las lágrimas humedecieron sus dedos y fueron calientes al tacto. Un segundo después YoonGi tenía sus ojos abiertos y lo miraba con desconcierto, luciendo confundido y asustado.

—Tenías una pesadilla —se excusó al ver su expresión acusadora mientras YoonGi se limpiaba apresurado el rostro—. Creí que lo mejor sería despertarte. Disculpa si me excedí.

Este suspiro, negando. 

—Está bien —murmuró YoonGi—. Gracias. 

El joven pelinegro se veía bastante perturbado, NamJoon no dijo nada sobre ello, menos cuando este bajó la mirada hacia la bolsa plástica que llevaba en mano, en la cual tintineaban las dos botellas de alcohol. Por su aspecto, no habría dudado en ofrecerle un trago, no obstante estaban de por medio los medicamentos de YoonGi. Él no debía beber alcohol y NamJoon claramente no debía facilitárselo. Entonces contempló alguna otra opción.

—¿Quieres una taza de Té? —ofreció NamJoon, pensando que peor era nada.

YoonGi lo miró un momento antes de asentir, levantándose de la cama. NamJoon no tuvo que pedirle que lo siguiera a la cocina, ni decirle que tomara asiento en la mesa. YoonGi se movió por su cuenta y NamJoon se limitó a calentar el agua mientras los dos guardaban silencio.

Al colocar la taza humeante sobre la mesa, NamJoon miró de nuevo el rostro de YoonGi. Su cara se veía hinchada y debajo de sus ojos había un par de ojeras ligeramente marcadas, de un color azul apenas perceptible. No parecía estar bien. Según como lo veía NamJoon, ambos habían tenido una noche de mierda. Mejor compañía no podría haber pedido bajo aquellas circunstancias. 

YoonGi no le preguntó sobre su noche, muy a pesar de que, seguramente, su semblante debió verse igual de patético que el suyo. Lo más probable es que el joven pálido supiera que no deseaba hablar o que simplemente lo hubiese adivinado por el hecho de que seguía bebiendo trago, tras trago de soju. NamJoon le devolvió el favor evitando entrometerse en sus preocupaciones, de por si ya sabíia que YoonGi jamás respondía sus preguntas. Así eran ellos dos y estaba a gusto con eso. Por ahora.

Ah, pero quiso hacer algo al respecto al notar que YoonGi comenzaba rasgarse las cutículas recién cicatrizadas de sus dedos, jalando con mayor insistencia conforme transcurría su tiempo sin charla. La primera gotícula de sangre fue el aliciente perfecto para intervenir. NamJoon actuó sin pensar mucho, ignorando completamente todo aquello que sabía no se podía hacer en un proceso de desintoxicación. 

—Supongo que unos tragos no pueden hacerte mucho mal —dijo al tiempo en que acercaba un vaso vacío y servía la bebida. 

YoonGi lo tomó entre sus dedos cuando se lo entregó, dudoso. NamJoon le dijo que estaba bien, que a lo mucho sus medicinas perderían efecto, si es que estas ejercían alguno sobre él, cosa que empezaba a dudar seriamente. El joven asintió, giró su rostro y cubriendo su boca, bebió. Tan respetuoso.

—Demasiada formalidad para ti —señaló NamJoon, sonriendo.

YoonGi dejó el vaso junto a la botella al responder: 

—Eres mayor que yo, no lo habría hecho de otro modo.

—¿Cómo sabes que soy mayor? Bien podríamos tener la misma edad y tú estar equivocado con los modales.

El  muchacho esbozó una suave mueca. 

—Kim enfermero me lo ha dicho. Se lo pregunté cuando empezó a llamarte hyung.

—Ah. 

Sí, eso tenía sentido. Últimamente muchas cosas obvias se le escapaban a NamJoon, situación que resultaba curiosa pues en su naturaleza no estaba el ser distraído ni despistado. ¿Era el síntoma de alguna enfermedad extraña? Más tarde lo averiguaría, quién sabe, a lo mejor y describía un síndrome nuevo. Y eso lo hizo pensar en el congreso de la próxima semana. 

Aún no tenía un plan respecto al cuidado de YoonGi, hasta ahora, había asumido que TaeHyung lo cuidaría aunque en realidad no lo había hablado con él. Era cierto que le pagaba por sus servicios y que sus honorarios no eran precisamente baratos pero aún como empleador pensó que no podía disponer del tiempo de ese enfermero tal como le placiera. Entonces se preocupó. No podía dejar a YoonGi solo un fin de semana completo.

Estaba de por medio su estado de ánimo. YoonGi podría ser activo en las labores de la casa y verse entusiasmado con los cuidados de Guksu pero ciertamente, no era la persona más estable del mundo. La forma reciente de encontrarlo era la prueba fehaciente de ello. ¿Y si las medicinas no lo estaban ayudando lo suficiente? NamJoon lo medito un rato mientras le servía un par de tragos más a YoonGi y este los bebía, viéndose un poco más compuesto.

—YoonGi… —comenzó a decir mientras jugaba con uno de los vasos vacíos entre sus manos—. la próxima semana tengo un congreso al cual debo ir y yo me preguntaba… ¿Quisieras acompañarme? Creo que un cambio de aire podría sentarte bien. Dicen que el mar limpia todas las impurezas y se lleva los pesares. 

El más joven se vio indeciso sobre aquello. 

—¿Estará bien que yo vaya? ¿No es cosa solo de médicos? 

—El congreso sí, pero el hospedaje en el hotel es libre. Sí decides ir solo debería cambiar la habitación por una doble —explicó, observando con atención las expresiones en el blanco rostro de YoonGi—. No voy a obligarte, quiero que vayas solo si tu quieres hacerlo aunque sinceramente me preocupa que TaeHyung no pueda cuidarte en fin de semana, en ese caso supongo que tendré que buscar un suplente que pueda hacerse cargo de ti por esos días. Hay un par de enfermeras… 

—Iré —concretó repentinamente—. Yo iré. 

Demasiado fácil y demasiado inesperado había sido eso. Eso no era precisamente un problema. NamJoon sonrió con gusto. Luego sirvió un par de tragos más, esta vez, bebieron al mismo tiempo.

Próxima actualización, capítulo once - viernes 18/03/2022

🍬🦄 Quiero confesar que la parte más difícil de escribir cada capítulo es seleccionar la canción del título. Jaja. He estado varias veces a punto de no subir los caps poque no encuentro una canción acorde a la trama.

Como sea, aquí está el capítulo diez y quiero decir que estamos cerca del final de temporada. <3 <3

Espero que les este gustando y no sufran tanto como yo.

Los quiero y le mando abrazos. Atte Minmin Yoonji.🦄🍬

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