— Xiao Zhan, hijo. ¿Si están enojados, no es mejor que lo resuelvan hablando?... Ve a hablar con él.
Zhan levantó la mirada del plato. Los cuatro adultos lo veían expectantes, esto hizo que al pelinegro se le revolviera el estómago.
Incómodo, tomó la servilleta que tenía en sus piernas y limpió las esquinas de su boca. Agarró su carpeta y se levantó de la silla para hacer una reverencia.
— Muchas gracias y disculpen si les hice pasar un mal rato. Yo ya me tengo que ir, tengo cosas que terminar de hacer, con su permiso.
Sin más que decir, salió del comedor para caminar hasta la puerta. No miraba a ningún otro lado más que al frente. Su mano tomó el pomo para girarlo e irse, pero se detuvo por un llamado..
— ZhanZhan — escuchó aquella voz que tanto deseaba dejar de escuchar.
— ZhanZhan yo-
Yibo no terminó de hablar puesto que el pelinegro había abierto la puerta para salir rápidamente. Miró la puerta cerrarse y se dejó caer en las escaleras, soltó un suspiro frustrado para luego pasar sus manos por su rostro.
Estaba jodido.
Días después, Xiao Zhan se encontraba en la biblioteca de la universidad terminando de leer un libro mientras tomaba su café, había terminado su proyecto, había terminado algunos exámenes pendientes ese día y tenía horas libres, por lo que fue a meterse a un lugar pacífico y silencioso, o eso creía hasta que percibió como alguien se sentaba al frente suyo.
Ese perfume, lo reconocía, sabía quien era la persona sentada a poca distancia, no tenía que ser adivino para saberlo. Sin despegar la mirada de su libro acomodó sus lentes y por consiguiente tomar el vaso de té y darle un trago.
Quería concentrarse en su lectura, pero el movimiento del castaño lo distraía, pudo ver como sacaba algo de su mochila y lo ponía en la mesa, se levantó y se fue dejándolo solo nuevamente.
Un par de minutos después, cuando terminó de leer su capítulo, cerró su libro solo para ver una caja pequeña y un sobre.
Dejó el libro a un lado y tomó el sobre, lo abrió sacando una hoja de papel doblada, era una carta, o más bien, otra carta.
“ Hola ZhanZhan.
Escribo esto porque lo lamento. Enserio perdón. No medí mis palabras, no me di cuenta de las estupideces que dije. Por favor ya no estés enojado conmigo, tu indiferencia me mata. Sé que lo que dije te ofendió, y estuvo mal, no era mi intención. Zhan. Ya no me ignores más, hagamos las pases, no quiero nuestra amistad termine así.
Te espero en el estacionamiento cuando las clases terminen, permíteme arreglar mi error.
Atte. Bodi. ”
Xiao Zhan soltó un bufido y arrugó el papel en una bolita dejándola caer sobre la mesa, tomó la caja y al abrirla se encontró con una pulsera de tres tiras, la primera era una cuerda redonda simple, la segunda era una trenza y la tercera tenía cuentas de colo negro, las tres sujetas por un broche plata.
Zhan cerró la caja, tomó la bola de papel, su mochila, libro y caminó hacia la salida. La hora de ir casa había llegado y sabía que tenía que ir al estacionamiento por su coche, y sabía, que Wang Yibo lo esperaría allí.
Pasó por un cesto de basura arrojando la bola de papel y el sobre.
— Ya no más — susurró para sí mismo.
"Merezco a alguien que sí me ame. Merezco que alguien me quiera al igual que yo"
Al llegar al estacionamiento, caminó hasta su auto encontrándose a un castaño recostado en él, esperándolo.
Lo ignoró y al momento de querer abrir la puerta de su auto, Yibo lo impidió.
— Zhan, hablemos por favor — pidió con brillo en sus ojos.
Zhan empujó lengua contra su mejilla y asintió mientras suspiraba.
— De acuerdo. Hablemos.
— ¡¿Enserio?! — El pelinegro asintió.
— No quiero que vuelvas a buscarme, ni a darme estas cosas — dijo entregándole la caja. — Gasta tu dinero en tus novias, no en mí, yo necesito que me compres con regalos-
— Perdóname, por favor. Te prometo que no volverá a pasar algo como esto, no quiero perderte... Eres mi mejor amigo, eres como el hermano que nunca tuve, eres mi otra mitad y no sé que sería de mí si mi compañero ya no está a mi lado-
— ¿Tú crees que a mí me importa eso?
— ¿Qué? — habló en un hilo de voz.
— ¿Piensas que voy a creerte la misma mierda de siempre?... — preguntó, no recibiendo respuesta alguna. — Te perdono, estaremos bien un tiempo y luego lo volverás a hacer, volveras a lastimarme con tus comentarios estúpidos. ¿Y cuál será tu manera de solucionarlo? ¿Hacerte la víctima diciendo que no puedes perder a tu mejor amigo? ¿Haciendo que sienta lástima por ti al ver que estás triste y desanimado porque yo no te hablo?... ¡¿Escribirme otra maldita carta y darme otro maldito regalo como si con eso te ganaras mi perdón?! — respiró mientras cerraba sus ojos y trataba de no alterarse.
— Me quedé a tu lado y te perdoné todas la veces que lastimaste mis sentimientos, porque te quería, enserio pensaba que volveríamos a estar bien, pero siempre encontrabas la forma de volver a herirme, y a veces ni siquiera sabía distinguir si lo que decías era real o solo era una maldita broma... Estar a tu lado, me enferma, y no quiero seguir así por más que sea tu mejor amigo... Quiero estar muy lejos de ti Wang Yibo. ¿Y sabes qué? Sea verdad o sea mentira no importa, pero te voy a dar el gusto y el permiso de hacer lo que dijiste ayer... — dijo acercándose un poco y mirando fijamente. — Esos rumores que dicen sobre mí, son ciertos. Me gustan los hombres, tienes razón al decir que soy un anormal. Así que aléjate de mí antes de que te vuelvas como yo y arruines tu imagen.
Sus ojos mostraban la decepción y mostraban el dolor que su corazón sentía, pero debía ser fuerte, por él mismo, porque solo se estaba torturando al vivir entregado a un amor no correspondido y que para terminar de llenar su vaso, le causaba dolor.
Levantó las llaves de su auto y le quitó el seguro para subirse y alejarse de aquel estacionamiento.
Mientras, Yibo se había quedado en ese lugar sin emitir una sola palabra. Sus labios estaban pegados en una línea recta. Sus manos sostenían la pequeña caja con fuerza y su corazón comenzaba a latir como loco, no sabía por qué, pero sentía tantas ganas de llorar, pero solo se limitó a suspirar y sorber su nariz.
Zhan llegó a su casa llevándose la sorpresa de que su abuelo estaba allí. Con una muy falsa pero imperceptible sonrisa, lo saludó con alegría.
Subió a su habitación y bajó para cenar con su familia.
Al cabo de un rato, sus padre, abuelo y él se encontraban en la cocina comiendo el postre que su madre había preparado, fue cuando decidió hablar.
— Entregué mi trabajo y pronto terminaré mis exámenes. Me dieron el permiso de terminar la universidad antes y me darán mi título antes que a los demás — dijo haciendo que todos se detuvieran sólo para mirarlo.
— Quiero ir a Estados Unidos para comenzar a prepararme lo más antes posible. En cuatro días puedo ir a ver mi título.
La sonrisa en el rostro de sus padres, le decía de que ellos no se oponían, al contrario, se veían incluso más emocionados que él, pero la seriedad en el rostro de su abuelo, le decía que él no estaba feliz.
— Hijo... ¿Por qué? — preguntó su abuelo con calma.
Zhan apretó un poco sus labios y bajó levemente la cabeza.
— Abuelo. La verdad es que ,quiero empezar a ganar experiencia y a seguirme preparando, ingresar a la academia del director Feng no es nada fácil y quiero aprovechar la oportunidad que me dio. Si ya tengo el permiso de la universidad de terminarla antes. ¿Por qué no la aprovecharía?
— Papá. Zhan tiene razón. Si es lo que él quiere, como su padre lo apoyaré, ni yo me gradué de la universidad antes de tiempo y mira nomas, mi hijo lo hizo. Aparte de ingresar a una de las mejores academias de negocios del mundo, no puedo no oponerme — dijo mirándolo con orgullo.
— Mientras tú vas, yo ya regresé tres veces hijo... ¿Por qué estás mintiendo Zhan?
Al oír aquello el menor levantó su mirada rápidamente, se asustó, miró a sus padres quienes estaban confundidos y miró a su abuelo quien solo se mantenía calmo.
— ¿Padre, de qué habla? ¿Por qué Zhan nos estaría mintiendo? — fue lo que su madre dijo.
El hombre mayor suspiró mirándolo fijamente. Así era su abuelo, nada se le escapaba, ni el más mínimo detalle, si algo pasaba él era el primero en descubrirlo, no podías mentirle, él se daría cuenta, como en este momento.
— Tu abuela y yo siempre te dijimos que mentir es malo hijo... Abuelo me recomendaron a una academia de negocios en Estados Unidos, pero no quiero ir, quiero quedarme aquí en casa. ¿Te suenan esas palabras? — preguntó mirando al menor.
Zhan solo pudo tragar grueso. Claro que recordaba eso, había pasado hace dos meses y eso era lo que le había dicho a su abuelo en una conversación que habían tenido.
— ¿Qué sucede? Porque eso de que quieres irte del país a seguir preparándote, podrás decírselo a tu padre y él te va a creer, yo no. ¿Por qué el cambio tan repentino de decisión?
Zhan nuevamente apretó sus labios con nerviosismo mientras se debatía entre decir otra mentira o decirles la verdad.
Abrió su boca intentando decir algo, inventando una mentira lo suficientemente convincente como para que su abuelo no dudara, pero sintió como él posicionaba la mano en su espalda dándole pequeño golpecitos.
— ¿Quieres hablar en privado? — asintió.
— Yo... l-lo siento. — habló par ver a sus padre que miraban confundidos.
— Bien, vamos a tu habitación — dijo su abuelo levantándose del mesón.
Zhan siguió al hombre dejando a sus padres más que confundidos. Y luego de un rato, estaban preocupados, Xiao Zhan regresaba a la cocina con sus ojos rojos al igual que su nariz. Había estado llorando.
— ¿Qué-qué sucede? ¿Cariño estás bien? — preguntó la señora Xiao levantándose de su lugar para acercarse al pelinegro.
— Tiene algo que decir. Solo escuchen por favor — pidió el abuelo sentándose de nuevo en su lugar, al igual que lo hicieron Zhan y su madre.
— Mamá, papá... Y-yo... Lo siento, sé que-sé que me odiara después de esto... Y-yo no quise hacerlo, n-ni siquiera lo supe hasta hace un tie-tiempo yo... — no podía hablar. Sentía ese nudo en su garganta y sentia que lo que acababa de decir no había tenido ningún sentido. Miró a su abuelo y este con una dulce sonrisa le dio aliento. — M-me gustan los chicos
Las lágrimas que se acumularon en sus ojos no mentían, tragó con dificultad y tomó una bocanada de aire.
— Yo... me hice daño yo solo al... al enamorarme de alguien que no debía y yo solo... Solo quiero alejarm-
— Cállate...
Todos voltearon a mirar a la persona dueña de aquella voz. Y Zhan solo pudo pensar en las mil maneras de pedirle disculpas a su padre.
— Papá-
— Cierra la boca Xiao Zhan.
Su padre levantó la vista y este solo podía mirarlo con decepción y enojo. Asustado miró a su abuelo y muy opuesto a su padre, este solo le sonrió con ternura sujetando su mano.
— No voy a permitir que mi hijo sea un mari-
— Cuida las palabras que salen de tu boca Xiao Wen. No vas a insultar a mi nieto en mi presencia.
— ¡Papá!
— ¡¿Qué?! ¡¿A ti te hubiera gustado que yo te insultara y te botara de mi casa cuando nos diste la noticia que serías padre a los dieciocho años, ah?! — reprochó con dureza.
— ¿Acaso mi nieto mató a alguien? ¿Se droga? ¿Va en contra de las leyes?... ¿Vas a insultarlo y condenarlo por el simple hecho de que no le gustan las mujeres? Si vas a hacer eso, piensa dos veces en si el título de padre te queda bien... Y si es por el prejuicio que existe hoy en día, y si de ir al infierno se trata, entonces nos vamos los dos, él por amar a otro chico y yo por apoyarlo.
La mirada del hombre, aterraba, era fría y seria, decidida e imponente. Se giró hacia su nieto, el cual había derramado un par de lágrimas y con sus manos limpió sus lágrimas, cambiando su semblante completamente.
— Abuelo... — llamó en un sollozo.
El hombre sonrió y lo abrazó con fuerza dejando al menor esconder el rostro en su cuello.
— Ya te lo dije, si sientes que para estar bien necesitas alejarte, entonces hazlo. Es tu vida, tú decides lo que es mejor para ti, eres dueño de tu propio destino y ni tus padres, ni nadie, se pueden interponer. Recuerda que este viejo siempre estará a tu lado y te apoyará hijo, y si tu padre no te acepta, no te preocupes, no te vas a morir por eso, después de todo... Es él quien se pierde del maravilloso chico que eres.
Se separó del pelinegro y volvió a secar las lágrimas traicioneras del rostro del menor.
— Ve a tu habitación a descansar... Yo hablaré con tus padres — Zhan asintió y dándole una última mirada a sus padres, se fue.
— Papá, es por eso que está descarrilado. Lo concientes demasiad-
— ¡Cállate!... — ordenó con autoridad. — ¿Acaso no lo viste llorar? Es tu hijo, sangre de tu sangre. ¿Vas a despreciar a tu propio hijo porque no tiene las mismas preferencias sexuales que algunos?... No te criamos de esta manera como para que tengas ese tipo de criterios. Tu madre debe estarse sintiendo decepcionada de ver la manera en la que te estás comportando con tu hijo... Piénsalo, y piénsalo muy bien. Mi nieto no decidió de quién enamorarse. Él no tiene el control sobre su corazón como para decidir a quien amar y a quien no, eres su padre y deberías apoyarlo, no juzgarlo, grábate eso en la cabeza... Nos vemos mañana en la empresa, que tengan buena noche.
El hombre salió de la cocina dejando a la pareja de esposos sin palabras.