En medio del caos Kokonoi había pérdido de vista al rubio y comenzaba a preocuparse de que algo le haya pasado. Era la primera vez que lo veía después de haber terminado su amistad hace dos años y creyó que nunca lo vería.
Cuando supo que los Black Dragon habían regresado creyó que tal vez él estaría ahí ya que él había sido muy leal a la anterior generación pero de inmediato se convenció de que eso no pasaría porque temía que su ex mejor amigo estuviera arriesgado de nuevo su vida.
Habían sido mejores amigos desde niños y en ese entonces Inui tenía una hermana mayor de la que él estaba completamente enamorado.
Inui y su hermana eran hijos de un traficante de drogas, la madre de ellos había muerto por lo que eran mantenidos por su padre. Habían vivido una vida un poco difícil ya que su padre era alguien muy violento, en especial a finales de cada mes cuando no cumplía con la cantidad de dinero requerida para pagarle al proveedor pero siempre había encontrado la manera de que se lo perdonaran.
Hasta que el proveedor tuvo suficiente. Un día su padre no había regresado a casa como solía hacerlo por las noches hasta que después de tres días volvió completamente golpeado.
Kokonoi había estado en ese momento en casa ya que Inui lo había invitado a jugar, esa noche había regresado más agresivo, había destrozado toda la sala de estar y la cocina. Inui supo que nada bueno saldría si su padre llegara a descubrir que había invitado a alguien en casa sin permiso por lo que el rubio le pidió que se fuera por la ventana para después ir a buscar a su hermana mayor para que no la golpeara su padre.
Eso había sido lo último que supo de esa noche, después de eso no volvió a ver a Inupi ni a su hermana en la escuela hasta que cuatro días después decidió ir a la casa de ellos para asegurarse que se encontraban bien.
La sorpresa fue tal que cuando llegó vió la casa en llamas. El proveedor quiso terminar con la vida del padre de Inupi e incendió la casa con los tres adentro.
En ese momento Koko solo pudo pensar en rescatar a Akane porque había prometido que la protegería y que se casaría con ella en cuanto fuera mayor de edad.
Y sin pensarlo había entrado a la casa en llamas a buscarla hasta que vio en la sala de estar dos figuras rubias en el piso luchando por recuperar su conciencia porque habían inhalado demasiado humo.
Para Koko le era difícil distinguir quién era quién en ese momento gracias a las grandes llamas y el humo negro por lo que cargó de caballito a quien creyó haber distinguido que era Akane.
Cuando salió a un lugar seguro fue cuando se dio cuenta que a quién había rescatado había sido a Inupi. En ese momento estaba tan cegado de amor que ni siquiera pensó en recatar a su mejor amigo y ahora que lo veía frente a él con vida solo pudo pensar en que había rescatado a la persona equivocada.
Para el final de la noche los bomberos habían rescatado a Akane del incendio pero había tenido fuertes quemaduras por todo el cuerpo que necesitaba ser operada para poder sobrevivir.
Pero en ese momento Inupi no tenía dinero y Koko solo tenía quince años para tener tanto dinero como para poder pagar la cirugía.
Entonces empezó a estudiar y a leer todo tipo de libros sobre economía y fianzas, también buscó como ganar dinero de forma fácil.
Durante esas semanas se había alejado por completo de Inupi porque lo único en lo que podía pensar es en poder pagar la cirugía para que Akane sobreviva. Mirando esto actualmente pudo darse cuenta de lo egoísta y mal amigo que había sido.
Él era todo lo que a Inupi le quedaba, su padre había muerto en el incendio y su hermana estaba en coma en una camilla de hospital, estaba completamente solo porque se había alegado de él por motivos egoístas e incluso podía admitir que en ese tiempo solo pensaba en que Inupi debía ser quien estuviera en esa camilla del hospital y no Akane.
En poco tiempo había logrado conseguir una gran cantidad de dinero pero aún no tenía lo suficiente para pagar toda la operación. Hasta que Inupi lo llamó una noche informándole que Akane había muerto.
Desde ahí solo podía recordar cosas de las que no estaba orgulloso.
Solo podía recordar que después de superar la muerte de Akane después de un año decidió unirse a la décima generación de los Black Dragon junto con Inupi que a pesar de que seguían siendo amigos él a veces trataba al rubio con frialdad.
Lo que pasó en ese tiempo en que estuvieron en Black Dragon en la relación de ambos era algo que Koko no quería recordar porque no era algo de lo que estuviera orgulloso pero a pesar de todas las cosas que le hizo a Inui este aún permanecía a su lado.
Fue entonces que después de siete años los Black Dragon se disolvió al igual que la amistad que tenía con Inui por el bien de su amigo.
Fueron siete años los que nunca pudo darse cuanta de que tan mal amigo había sido con el rubio así que había pensado que dejarlo ir sería por el bien de él.
Aún recordaba aquella noche, por un extraña razón Inui lucía brillante bajo la luz de la luna.
Habían pasado dos meses desde que Black Dragon llegó a su fin gracias a una organización poderosa que se hacía llamar Bonten que llevaba muchos años activa pero recientemente habían tomado mucho más poder. La misma noche en que Black Dragon se había disuelto había tenido una gran pelea con el rubio, eran frecuentes pero esta vez había sido muy diferente porque por primera vez se habían golpeado, ni siquiera recordaba la razón que los llevó pelear de esa manera .
Habían sido una de sus tantas peleas que tenían, recordaba que estaba bajo los efectos de la droga esa vez y cuando vio el rostro furioso del rubio todo el enojo en él se esfumó, le había tomado el rostro con delicadeza y le dijo:
-Akane- esa no había sido la primera vez que llamaba al rubio por el nombre de su hermana pero si la primera que Inui lo miraba furioso- Si ella me viera ahora, ¿Me vería con esa cara enojada?
Inui se enfureció tras esas palabras y apartó con brusquedad las manos de Koko de él.
-¿¡Hasta cuando te darás cuenta que no soy Akane!?-le gritó.
Y por primera vez Koko se dio cuenta de lo que había hecho.
Después de esa pelea habían pasado dos meses que no había visto al rubio pero había sido tiempo suficiente para poder reflexionar y entender cuánto daño le había hecho todo ese tiempo y se sentía mal por ello porque Inui siempre estuvo con él después de la muerte de su propia hermana pero él nunca estuvo para Inui.
Los grillos cantaban a cada paso que daba y el viento otoñal peinaba su cabello oscuro con una brisa fresca.
Fue entonces que levantó la vista y observó una figura caminando en su dirección opuesta hacia él, con la cabeza gacha.
Había sido suficiente ver su figura para poder saber de quién se trataba, lo conocía tan bien que podía decir incluso en que lugar se encontraban cada uno de sus lunares debajo de su ropa.
La luz de la luna junto con el farol iluminaba la vacía calle y por una extraña razón sintió un cosquilleo de tan solo ver como esa figura se acercaba a cada paso que daba.
Quería tener ese cuerpo debajo de él como siempre había estado todos esos años pero ya no podía hacerle eso al rubio, tenía que dejarlo vivir su vida y eso era lejos de él.
-Hey-lo llamó.
El rubio levantó la mirada, su rostro lucía cansado pero a los ojos de Koko seguía igual de bonito, incluso con aquella fea cicatriz de quemadura en su frente que tanto acomplejaba al rubio.
-Koko...-pronunció su nombre enviándole un escalofrío a todo su cuerpo.
No podía imaginar dejar de escuchar esa voz pronunciando su nombre en el futuro.
Tenía que alejarse de él antes de que se arrepintiera y le suplicara que se quedara con él hasta el resto de sus días.
Le sonrió mientras se acercaba a él y ponía una mano sobre su hombro. Esta sería la última vez que lo tocaría y al menos esa era la única forma decente para hacerlo.
-Seguiré mi propio camino-dijo apretando el hombro del rubio con delicadeza de forma reconfortante.
No pudo descifrar el rostro que había puesto Inupi en ese momento. No podía saber si estaba feliz, o si esa mirada era de tristeza o de nostálgica, o si estaba furioso.
-Así que ya no estaré para apoyarte.
Aunque en ningún momento lo apoyó, fue Inui que lo apoyaba a él.
-No vayas por el camino equivocado, ¿Vale?
El rubio no respondió y prefirió que así fuera ya que de lo contrario le pediría que lo detuviera y que no lo dejara ir. Pero así era Inui; aunque no quisiera algo si alguien ya lo había decidido entonces no haría nada para hacerle cambiar de opinión.
Koko le sonrió mientras se alejaba no sin antes sacarle la lengua en forma de burla, dejando atrás al rubio.
-Gracias por todo-escuchó a sus espaldas.
Él debería agradecerle a Inui por todo y no al revés. Inupi no tenía nada que agradecerle porque lo único que le había traído en su vida no había sido nada bueno, era quién tenía que agradecerle por permanecer junto a él a pesar de todo el daño que le hizo.
-Tonto...
Cuando volvió su mirada el frente seguro de que Inui no lo viera borró todo rastro de sonrisa.
Disparó su arma dándole en el pecho a uno de los hombres de Black Dragon mientras buscaba desesperadamente con la mirada al rubio cuando de pronto sintió una presencia a su espalda.
-En este tipo de situación no deberías estar distraído.
Koko reconoció esa voz y se giró rápidamente, encontrándose cara a cara con Inui. A pesar de la seriedad en su mirada lucía mejor que la última vez que lo había visto.
Estar frente al rubio hizo que todo su mundo se detuviera.
-¿Por qué tanta insistencia en preguntar eso?-preguntó Chifuyu.
-Solo responde, ¿Estás aquí por mí o no?
El pasillo se llenó de silencio mientras que detrás de la puerta aún se podía escuchar el sonido de los disparos.
-Responderé sí tu respondes mi pregunta-negoció.- ¿Por qué te alejaste de mí?
Baji suspiró con pesadez pasando su mano por su cabello, despeinandolo.
-No creo que quieras escuchar la respuesta-respindió el pelinegro.
-No me importa si duele, lo pagaré con mi peso en sangre-dijo con firmeza.
Había dolido al inicio cuando el pelinegro se había alejado pero aprendió a sobrellevarlo y en cambio comenzó a entrenar para alcanzar Baji y así impresionarlo. Si ahora conocía la respuesta del por qué se había alejado creía que no dolería porque ya había sanado la herida y si dolía entonces esperaba poder soportarlo.
Pero sabía que el más alto no respondería su pregunta así que también se había evitado responder de que sí había vuelto por él.
-Sé que aún te preocupas por mí y por eso no quieres que esté aquí pero soy lo suficiente capaz para sobrevivir.
Tras decir esas palabras comenzó a caminar sin esperar al pelinegro.
-Lo sé-pronunció Baji con voz baja para que Chifuyu no lo escuchara.
-La salida debe de estar por aquí-caminó el rubio por el frente.
Realmente sabía dónde quedaba la salida pero en estos momentos debía actuar como si no supiera ya que no debía levantar sospechas, en especial con Baji ya que sabía que era muy astuto para darse cuenta.
Estaba a punto de girar cuando escuchó un golpe a sus espaldas. Exaltado se giró y vio a Baji en el piso tratando de ponerse de pie.
Había perdido mucha sangre que ya no podía siquiera mantenerse de pie. Si no detenía la hemorragia entonces Baji podría morir desangrado.
Había pérdido cerca de treinta mil dólares en mercancía después de que Sanzu le prendiera fuego. Había sido una posibilidad que había contemplado sin embargo no quería que eso sucediera.
A pesar de que era mucho dinero pérdido, para el imperio que era Black Dragon casi no era nada pero no podía evitar sentirse frustrado.
-¿El encuentro de hoy superó tus expectativas?-dijo Hanma con burla entrando a la oficina, fumaba un cigarrillo y tenía manchas de sangre en el rostro y ropa que no se molestó en limpiar.
Cuando logró deshacerse de Mikey volvió de inmediato a la sede principal ya que debía reparar los daños causados.
-No mucho, fue algo decepcionante-respondió con aburrimiento.
Realmente no había nada interesante que pasara esa noche hasta que recordó que casi era asesinado por un miembro de Black Dragon.
-¿Tienes la información de todos los que estuvieron en la pelea de esta noche?
Hanma asintió y le entregó unos papeles mientras se sentaba a su lado.
-Después de buscar entre los registros de todos los miembros encontramos que el hombre que trató de matarte no era de los nuestros-le informó.
Takemichi leyó todos los nombres de los que habían ido al encuentro y observó las fotografías de todos, también la unidad en la que pertenecían.
La foto del chico que lo trató de atacar estaba ahí sin embargo toda su información estaba vacía. Era un requisito poner todos tus datos cada vez que salían hacer un trabajo, también eran fotografiados sin que se dieran cuenta para tener una mejor organización, además Takemichi era muy cuidadoso.
-Y por lo que investigué tampoco se trataba de ningún miembro de Bonten.
Hanagaki asintió lentamente.
Esto era algo imprevisto pero podía darse una idea de que lo estaba sucediendo.
-¿Alguien se infiltró entre nuestros hombres con el objetivo de matarte?
El rubio asintió respondiendo la pregunta de Hanma.
No le extrañaba del todo, habían llegado a la cima muy rápido así que era muy posible que líderes de otras organizaciones lo quisieran muerto aunque no tuviera una rivalidad contra ellos. Lo más probable era que quería tener la nueva generación de los Black Dragon en su poder.
Lo importante era lograr encontrar en qué organización pertenecía ese chico y cómo había logrado infiltrarse sin que lo notaran.
No sé si lo mencioné antes pero en el transcurso del fanfic podré referencias de frases/escenarios que salen en el manga como en este capítulo con el Koko e Inupi jaja