Arde, mi bella estrella

By -TheDarkSwan-

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"Si ellos intentan asfixiarte, grita, el dolor te dará alas nuevas y el vuelo retomarás. Arde, mi bella estre... More

Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Me plagiaron (1) :)
Me plagiaron (2)
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42

Capítulo 17

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By -TheDarkSwan-

Pepa escucha en silencio las palabras del sacerdote mientras imparte la misa, el velorio de María comenzó temprano esa mañana, ya que Susan no deseaba postergarlo tanto, quería que su madre tuviera una despedida digna, además, Pepa sabía que Susan quería que el velorio de su madre se llevara a cabo lo más rápido posible por Mirabel, quien conociéndola, se abría aferrado a la anciana demasiado, y tanto Susan como Pepa y Félix, estaban preocupados de que su niña no quisiera dejar ir a María.

Suspiró, mirando de reojo a su lado izquierdo para ver a sus hijos, Dolores y Camilo tenían a Mirabel en medio de ellos, cada uno tomando su mano mientras escuchaban atentamente la misa. Su pequeña hija estuvo muy callada desde el día anterior a la noticia y Pepa te aseguraría que está muy preocupada por ella, temerosa de que Mirabel esté reprimiendo sus emociones, y se está asegurando de charlar con ella más tarde.

Pepa vuelve la vista hacia el frente y observa la corona de flores, notando el juego que la conforma y una curiosidad emerge. Mirabel llegó a la casa de María con un ramo de flores del mismo juego, y resulta que Isabela fue quien hizo la corona... Félix incluso dijo que Mirabel se quedó atrás cuando acordaron ir a reunirse con Susan y ella, pero que, cuando Mirabel salió de Casita, traía el ramo de flores junto a una pequeña sonrisa en sus labios mientras abrazaba las flores contra su pecho.

Pepa dirigió su mirada hacia la otra banca para mirar al lado de Julieta, entonces lo notó, Isabela miraba a Mirabel con preocupación apenas disimulada, solo cuando sus ojos se encontraron con los de Pepa, fue cuando Isabela trajo de nuevo su expresión neutra y volvió la mirada hacia el frente. No fue muy difícil atar los hilos para Pepa, quien te asegurara, que si puede tomar este momento para detener la guerra que hay entre Isabela y Mirabel, lo tomara. Pepa no es para nada despistada, por supuesto que sabe como se tratan la mayor de los nietos y la menor, en ocasiones, Pepa y Félix han regañado a Isabela cuando molesta a Mirabel y ellos están pasando por ahí de pura casualidad, Mirabel tampoco ha sido fácil, devolviéndole palabras mordaces a Isabela casi sin titubear. Claro, Pepa está decepcionada de la actitud de Isabela, quisiera comprender que es lo que pasa por la cabeza de su sobrina para arremeter contra Mirabel, pero también comprende que la abuela tiene un agarre muy fuerte en Isabela y Julieta no hace mucho (si es que nada) para detenerlo, así que, por supuesto no culpará por completo a su sobrina, la influencia de los adultos en los niños puede ser desastroza, si ella es alguien para hablar de eso.

—¿Mamá? —la suave voz de Dolores la saca de sus pensamientos, dirigiendo sus ojos hacia su hija mayor a su lado —. Ha terminado —le avisa en un tono que solo ella podría oír. Pepa mira a su alrededor, notando como ha terminado la misa, así que vuelve los ojos hacia Dolores para asentirle con la cabeza, así, Dolores tira suavemente a Mirabel, quien le dirige la mirada confundida, entonces, la adolescente lleva a su hermana fuera de su lugar para reunirla con Susan, mientras Camilo se acerca a Pepa y la toma de la mano, observando a sus hermanas.

Félix envolvió su brazo en la cintura de Pepa, los tres observaron como Dolores entregó a Mirabel con Susan, quien con un bebé en uno de sus brazos, tomó con su mano libre la mano de Mirabel mientras varios varones recogían el ataúd. Entonces el recorrido inicio, Susan llevaba a Rosa María en su brazo y a Mirabel de la mano, Dolores iba solo un paso detrás de su hermana menor, mientras que Félix, Camilo y ella siguieron a unos pasos detrás con el resto de participantes del funeral.

[...]

Pepa observó a sus hijos junto a Félix cuando los niños iban caminando frente a ellos, siguiendo el camino habitual para llegar a Casita. Mirabel iba en medio de sus hermanos, ambos tomando sus manos mientras caminaban en total silencio. Pepa miró con tristeza a su hija pequeña, notando que mantenía la mirada clavada en el suelo. Suspiró, el proceso de duelo en los niños es diferente al de los adultos, de eso no cabe duda, pero Mirabel no es como los demás niños, es más lista y más madura que la mayoría, así que Pepa está un poco preocupada por su hija.

—¿Mamá? —la llamada de Mirabel atrae su atención, dirigiendo la mirada hacia sus ojos, solo para notar que están en la puerta abierta de Casita.

—¿Si, nubarronita? —le responde a su hija con una suave sonrisa, desenredando su brazo de Félix y acercándose a los niños.

—¿Puedes...? —su hija hizo una pequeña mueca mientras sus manos soltaban a sus hermanos y recogían la falda del vestido negro que llevaba puesto, jugando nerviosamente con los olanes —¿Puedes leer la carta de la abuela María conmigo? —le preguntó en voz baja.

Pepa se acercó a su hija, estirando su mano abierta hacia ella al alcance de su vista para captar su atención lejos de la falda negra. Mirabel hizo un pequeño puchero, estirando su mano para tomar la de Pepa —. Por supuesto, tesoro, tus hermanos y papi irán a preparar el almuerzo mientras nosotras leemos la carta en tu habitación, ¿si? —Mirabel solo asintió, y después de intercambiar una mirada con Félix, ella entró primero junto a Mirabel a Casita, juntas dirigiéndose a la habitación de la menor.

Mirabel se sentó a la orilla de su cama, dejando caer los zapato oscuros al suelo sin delicadeza y metiendo su mano al bolsillo del vestido de donde sacó una hoja blanca muy bien doblada, mientras tanto, Pepa se sentó a su lado en silencio, observando a su hija. Mirabel observó la hoja doblada bastante tiempo, sus pulgares trazaron el papel varias veces, Pepa pudo notar la vacilación y el miedo de abrir la hoja, así que no dijo ni una sola palabra, esperando pacientemente que su hija se tomara el tiempo necesario para querer leer la carta.

—Mami... —la llamó con labios temblorosos, sus ojos marrones se dirigieron a los suyos —¿Puedes leer la carta para mí? —le preguntó con voz pequeña. Pepa quería llorar, su hija se veía tan pequeña, casi como si tuviera de nuevo frente a ella, a la vulnerable Mirabel de cinco años, asustada del mundo, de la vida... Asintió al pedido de su hija, estirando su brazo para acunar a su hija y pegarla a su costado mientras su otra mano alcanzaba el papel y lo tomaba de la mano de su hija. Mirabel recargó su cabeza en Pepa, mirando la hoja fijamente.

Pepa le sonrió a su hija con cariño, solo para después enfocar la mirada lo escrito en el papel —Para mi pequeño rayo de sol...

"Quizás estés sintiendo muchas emociones en estos momentos, confusión, frustración, tristeza, y lamento mucho que las sientas, cariño, después de todo, lo mejor de mis días es cuando sonríes y ríes sin parar, porque eres capaz de iluminar toda una habitación con tu bella alegría.

 Recuerda, mi pequeño rayo de sol, siente tus emociones, si quieres llorar, hazlo, si quieres enojarte y gritar, hazlo, puedes expresar lo que hay en tu corazón, jamás tengas miedo de hacerlo, pero después de haber llorado, seca tu rostro, después de haber gritado, toma una bocanada de aire... Después continúa, sigue avanzando y no te rindas.

Eres una niña maravillosa, Mirabel Margarita Madrigal, mi tiempo ha terminado y debo de marchar, pero tú, cariño, tienes un largo camino por delante, aún tienes mucho por vivir, así que recuerda, si te caes cuando vas caminando por el sendero de la vida, tienes permitido quedarte en el suelo unos instantes para llorar y tomar aire, pero después de eso, llena tu corazón de coraje y levantate una vez más, sigue avanzando y no te detengas. Recuerda que no hay valor sin el miedo, no hay determinación sin la duda y no hay fuerza sin la debilidad.

Mirabel, me has hecho sentir la maestra más orgullosa del mundo, tus manos son maravillosas, capaces de crear cosas hermosas, tus bordados son preciosos y has mejorado tanto, que incluso cuando solo habían pasado unos meses desde que te acogí como mi alumna, me sorprendiste por tu talento natural para tomar una aguja y un hilo. Cada puntada será arte, cariño, cada deslizamiento de hilo, cada creación que tus manos dibujen sobre un pedazo de papel, será arte.

Querida niña, puedo ver como a veces te afliges por no tener un don como el resto de tu familia, una vez escuché un comentario duro hacia ti misma por eso mismo, pero Mirabel, tu no necesitas ni nunca necesitarás un don mágico para brillar, porque eres talentosa. Tu familia tiene dones que fueron otorgados por una vela mágica, es cierto que eso podría entrar dentro de lo "fantástico", pero tú, Mirabel Madrigal, tú tienes talentos que cultivastes por ti misma, con tu propio esfuerzo y pasión. ¿Honestamente? Creo que eso te hace y te hará mas extraordinaria que el resto de tu familia, porque ellos sin esfuerzo lo logran, pero tú has empleado dedicación, sudor y lágrimas a ello, y por eso, sentirás una mayor satisfacción por lo que tú puedes lograr por tus propios méritos, porque no hay mejor sentimiento que aquel que sientes cuando has logrado algo, cuando has aprendido y visto más, cuando has sentido y experimentado más.

Mirabel, ¡Sólo tienes nueve años!, y siendo una niña, ya eres tan buena en varias cosas que has aprendido por tu enorme dedicación y terquedad, que te aseguro, podrás mostrar eso con gran orgullo, y estoy tan convencida, de que seguirás floreciendo y logrando cosas extraordinarias.

Eres más que solo "la niña que no recibió un don", eres mucho más. Eres una costurera, eres un músico, eres una cuenta-cuentos, eres una bailarina y una cantante, eres una bilingüe... Mirabel, eres extraordinaria sin necesidad de un don, mientras el resto de tu familia pudiera quedarse estancada en lo que pueden hacer con su magia, tú eres capaz de volar, aprender cosas nuevas y usarlas con facilidad en su vida.

Nunca te detengas, sigue avanzando, eres extraordinaria... Y eres la mejor nieta que pude tener, siento que no podré conocer al bebé de mi Susan, me entristece un poco, pero tú, me diste un gran regalo con tu presencia en mi vida y cuando me llamaste "abuela" por primera vez, fui la anciana más feliz del mundo, así que gracias, Mirabel, por ser parte de mi vida.

Te ama por siempre, tu abuela María".

Pepa sintio sus propias lágrimas en sus mejillas, esa mujer... Amó a Mirabel, siempre observó y fue una buena influencia en la vida de su hija, incluso antes de morir, pensó en Mirabel y le escribió una carta que te asegura, su hija va a atesorar.

Un sollozo contra su cuello, luego otro más fuerte y después un fuerte llanto. Mirabel en algún momento se acomodó contra ella, escondiendo el rostro contra su cuello mientras seguía escuchando.

—¡Quiero a mi abuelita de vuelta! —lloró su hija con amargura, agarrando el vestido de Pepa y arrugando la tela.

—Lo sé, mi vida, lo sé —le susurró a su hija con voz temblorosa, acunándola en sus brazos y meciéndola suavemente, arrullando a Mirabel para poder intentar calmar su desgarrador llanto que rompía el corazón de Pepa.

[...]

Pepa ingresó al comedor, había dejado dormir a Mirabel después de que el sueño la derrotó en medio de su llanto, y el plan era comer algo y después volver a la habitación de su hija, llevando a sus hijos y a su esposo con ella.

Cuando se acercó a la mesa, la nube sobre su cabeza se ganó una ceja arqueada de su mamá, pero Pepa estaba feliz de ignorar a su madre ahora, no puede pedirle que no esté mortificada por su hija pequeña. Se sentó entre Félix y Camilo, quien seguramente sabiéndolo, tomó el lugar de su hermana menor porque no bajaría a comer. Dejó que su marido besara su mejilla mientras ella le revolvía el cabello a su hijo con cariño.

—¿Cómo está Mirabel? —la pregunta de Luisa sinceramente la sorprendió, no esperaba que su sobrina se arriesgara a intentar saber como estaba la más joven de la familia, no frente a la abuela, quien parecía mirar con una mirada ilegible a Luisa. Si, que intente decirle algo a su sobrina y Pepa levantará el viento.

Pepa miró la mirada angustiada de Luisa sobre ella, pero no solo era ella, Isabela había dejado de picar su comida y estaba mirándola, esperando también por la respuesta mientras su rostro intentaba mantener una neutralidad bien entrenada, pero había la misma angustia brillando en sus ojos. Pepa no pudo evitar sonreírles con suavidad —. Mirabel se ha quedado dormida después de llorar un poco, ella estará bien —les dijo con suavidad, entonces, la tensión en los hombros de las dos hermanas (la cual no había notado) se desvaneció y solo entonces volvieron a su comida.

La mirada de Pepa se encontró con Julieta y Agustín, quienes también habían estado interesados por la respuesta con miradas preocupadas. Suspiró, negando con la cabeza y comenzando a comer de su plato para terminar cuanto antes e ir con su hija.

Cuando sus hijos, Félix y ella teminaron, dejó que se adelantaran a la salida del comedor, y sin que nadie lo esperara, Pepa dio vuelta a la mesa, solo para pararse detrás de las hijas de Julieta y sorprendiendo incluso a sus hijos, besó la coronilla de Luisa y después la de Isabela, quienes de inmediato la miraron con enormes ojos, pero Pepa le resto importancia, dirigiéndose a su familia y jalando a sus hijos de la mano fuera para llevarlos con su hermana pequeña mientras Félix los seguía detrás.

[...]

N/A: Holaaa, ¿que les pareció el capítulo? Yo andaba llorando mientras escribía la carta porque estaba escuchando Michishirube (ending de Violet Evergarden) de fondo TwT. En fin... Hasta la próximaaaaaa <3

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