ANNIE

heroscot által

1.1M 79.9K 7.3K

Ella tan rota y maltratada, sin memoria pero con mucho sentimiento. Él tan serio y por lo que se creía, sin... Több

Aclaraciones.
Prólogo.
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPÍTULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPITULO 35
CAPITULO 36
CAPITULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPITULO 42
CAPÍTULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPITULO 46
CAPÍTULO 47
CAPITULO 48
CAPITULO 49
CAPITULO 50
CAPITULO 51
CAPITULO 52
CAPITULO 53
CAPÍTULO 54
CAPITULO 55
CAPITULO 56
CAPITULO 57
CAPITULO 58
CAPITULO 59
CAPITULO 60
CAPITULO 61
CAPITULO 62
CAPITULO 63
CAPITULO 64
CAPITULO 65
CAPITULO 66
CAPITULO 67
CAPITULO 68
CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPITULO 75
CAPITULO 76
CAPITULO 78
CAPITULO 79
CAPITULO 80
CAPITULO 81
CAPÍTULO 82
CAPITULO 83
CAPITULO 84
CAPITULO 85
CAPITULO 86
CAPITULO 87
CAPITULO 88
CAPITULO 89
EXPLICACIÓN
CAPITULO 90

CAPITULO 77

7.5K 621 95
heroscot által

Annie.

—¿Qué es tan importante?—la voz de Andrew al teléfono fué lo que me despertó.

Aunque se notaba que intentaba susurrar, no lo consiguió.

Mis ojos se negaban a abrirse por lo seguí haciéndome la dormida. Todavía con párpados cerrados sentía el peso de Andrew sobre la cama. El calor que desprendía su cuerpo lo sentía cerca, sabía que estaba ahí por más que no lo pudiera ver.

—¿Cuando?—su voz pastosa por el sueño no me ayudaba a diferenciar si estaba molesto o no—: ¿Qué dijeron?

¿Quienes? Por las preguntas suponía que estaba hablando con Manuel, el rubio no hablaba con mucha gente, menos para averiguar sobre algo. Me tensé cuando Andrew se removió, haciendo que dejara de respirar por segundos.

—¿Cómo sabes que son ellos?—estaba más lejos, se había sentado.—: No la vas a presentar ante cualquier extraño que diga ser su familia.

Ahogué un jadeo apretando la tela de la sábana entre mis dedos.

—Es que no está a discusión,—lo escuchaba, ya totalmente despierto su peso abandonó la sábana. Pareció percatarse que alzó la voz o que yo seguía aquí, carraspeó antes de continuar—: No es buen momento para hablarlo.

«¿Y cuando si?»

Mis dedos se empezaron a mover, todavía bajo la tela. Al apenas entreabir los ojos pude ver qué me daba la espalda, seguía con el teléfono en mano dando vueltas por la habitación. Andrew estaba escuchando como posiblemente los policías ya habían dado con alguien, alguien que le dijo que me conocía siendo lo más triste que yo no recordaba nada.

En mi mente habían tantos espacios en blanco, tantas lagunas repletas de voces, de susurros, de insultos incluso. Pero una parte de mi sabía que no sentía ansiedad por quién sea que dijera saber algo de mi, o porque me trajeran a alguien para conocerme. Mi miedo interior era porque en sus planes —o en los de todos—; estaba sacarme de aquí.

Alejarme de él estaba escrito en tinta en cada una de las mentes de todos los que se han involucrado conmigo en las últimas semanas.

—¡Y ni siquiera conmigo!—comentó al teléfono, dejando escapar un resoplido al final. Cuando quise darme cuenta ya tenía los ojos abiertos por completo, todavía hundida en las almohadas Andrew volteó a verme, su expresión preocupada me alarmó—: Después hablamos.

Colgó para instantes después abrirse un espacio en las sabanas otra vez. Sus manos fueron directo a mis mejillas y sólo cuando las acarició me percaté de la humedad. Sus ojos todavía un tanto somnolientos me pedían respuestas.

—¿Encontró a, a..?—tartamudee, apretando los párpados mientras buscaba concentración.

Andrew no lo negó.

—Eso dice,—acercandose más besó mis mejillas, ambas, quitando las lágrimas—: Igual no está totalmente seguro.

—¿Por qué?

—Necesita interrogarlos, saber que tienen para decir,—su vista vagaba entre mis mejillas y mis ojos—: Le dejé saber que ante cualquiera no.

Asentí.

—Si escuché,—no sabía si decirle lo demas—: Andrew no quiero..

No quería y sabía que no iba a querer. Por miedo a su reacción terminé haciendome ovillo mientras me acercaba de nuevo a su pecho, siendo yo ahora la que estaba apoyada en el. Sus brazos no tardaron mucho en envolverme, me hizo pensar que cuánto tiempo más estarían ahí.

Después de tanto, sólo para esta recta estoy sintiendo que puedo ser merecedora de felicidad, que si puedo recibir cariño. Andrew me da más del que le pido.

—¿No quieres, que?—parece necesitar que se lo confirmen.

—Irme—susurré sobre su pecho, cerrando los ojos.

Y, aunque yo me sintiera bien aquí, su silencio me asustó. ¿Qué si él no quería que me quedara? ¿Si quería volver a su apartamento sólo para él? ¿En el fondo pensará que estoy estorbando?

—Pero si quieres que me vaya...—la voz se me volvió hilo.

—¡No!—alzó la voz, estrujandome contra él—: No, claro que no.—me besó castramente la sien—: Annie, aquí vives. Aquí vivimos, llevo días matandome la cabeza de como hacer para que sientas ésto como nuestro.

«Nuestro»

Era increíble pensar que al principio mi instinto había confiado en él, de como me dejé subir a la camioneta de la única persona que no me ha hecho daño. De cómo tiempo después ahora me está abrazando, de como ha dormido conmigo, de como con sólo aparecer ya sienta que todo está bien.

Cuando no.

Manuel es una viva imágen de que lo mío no está totalmente cerrado, Phillippe es otra que fué testigo que lo mío no fué únicamente una pesadilla, luego está Rosalba, la mujer que es incapaz de entender aunque lo intente. La mamá del rubio, que a diferencia de los demás sabe lo que es estar en los zapatos de uno. Frank, creyendo que todo lo que está en mi cabeza son mentiras, que lo que digo no es así, que no confía en mí porque piensa que soy débil. Cuando si, puede ser. Pero está Andrew, el que no me para de repetir lo fuerte y valiente que soy, que es el testigo más sólido de mis ataques de pánico, de mis bloqueos, pero sobre todo del pequeño crecimiento. De aquella pequeña sanación que sólo él me puede dar.

—Nuestro..—me encontré hablando momentos después.

Una risa sacudió levemente su pecho.

—Si,—con la mano que tenía más cerca de mi cuello lo alzó—: De aquí no te mueve nadie.—el tono había cambiado, no era el mismo somnoliento, era el Andrew seguro, el decidido.

Le creí.

Por iniciativa mía, subí ambas manos a su rostro para acercarlo. Su boca entreabierta pero no fué impedimento para dejar un pequeño roce contra la mía, un pequeño roce que hizo de un imán. Un imán que él mismo unió no estando conforme con uno delicado.

Por años, le tuve miedo al tacto, al ser tocada por unas manos que no fueran las mías sin que yo me pudiera defender. Andrew era conciente de eso, pero también lo era de que solo él había cruzado aquella barrera que yo misma había formado.

Desde el primer día, solamente con que me dejara alzar por él era ya suficiente.

No quería a nadie cerca sino era él.

No quería que alguien más me abrazara sino era él.

Sólo quería estar con alguien, y esa persona es él.

Tenía un nudo en el estómago al ver que estábamos tan cerca, tan cerca y que no pasaba nada. Su nariz rozaba la mía, el color verde de sus pupilas apenas visible me detallaba todo el rostro, su boca ahora más rojiza por el tacto tenía una escasa sonrisa en ella.

Me encantaba el aire que desprendía, en ningún momento se negaba a flaquear. Siempre estaba alerta, tenso, pendiente. Sólo en estos momentos —y cuando dormía—; podía ver al niño que había adentro.

Ambos dimos un respingo cuando el teléfono abandonado en una parte de la habitación volvió a sonar.

—Maldición,—gruñó antes de estirar el brazo lo más que pudo, evitando soltarme—: ¿Qué?—dijo al teléfono. Yo me pegué lo más posible a su piel—: ¿Estás loco?—con su mano libre acarició los mechones sueltos que caían sobre mis hombros—: Me avisas cuando llegues.—bramó de mal humor, siendo lo último antes de colgar.

Y como si fuera algún resorte, mi cuello se alzó.

—Viene él nada más,—me tranquilizó removiendose para estar más cerca de mi rostro, dos de sus dedos acomodaban mi cabello tras la oreja—: Te quiere mostrar unas cosas y se irá.—hablaba lento, sin buscar asustarme.

Asentí, él sonrió y juntó su boca con la mía.

—No te voy a dejar sola.

Dicho y hecho.

Cuando su presencia apareció del otro lado de la puerta ya ambos estábamos cambiados, abajo y ansiosos. Yo por lo menos. Andrew, vestido con un short deportivo y una camiseta, —ambos color negro—; caminaba de brazos cruzados por toda la sala.

Según me explicó, el clima frío cada vez iría más en aumento por lo que me recomendaba estar más abrigada que de costumbre si pudiera. Lo hice, un suéter de algodón color uva me envolvia, con el pants y medias.

No podía entender como el rubio iba tan tranquilo sin entumecerse del frío.

—Hola Annie,—fuí consciente que Manuel ya estaba adentro cuando apareció frente a mi en los muebles de la sala.

—Hola..—murmuré—: Andrew me dijo que querías mostrarme algo.

Ir directo al punto me hacía pensar que sería más rápido. Él asintió, dejándome ver el sobre color blanco que tenía en mano.

—Si, ven.—movió sus pies en dirección al comedor, cuando llegue ya tenía la silla de cabecera hacia atrás.—: Siéntate por favor.

Lo hice, él se quedó de pie. A paso lento me fijé en como el rubio se colocaba a mis espaldas, sus brazos todavía cruzados.

«—No te voy a dejar sola.»

Manuel quien únicamente cargaba su placa colgando del cinturón, dejó frente a mi unas fotos ampliadas. Con cierto recelo las detalle, en mi estómago no habian nudos. No sabía cómo tomar eso.

En la primera, apareció una señora mucho mayor que la mamá de Andrew. Cabello oscuro y pequeñas pecas que adornaban su rostro. Lucia triste, incluso cansada. No podía ver más, sólo estaba ella frente a un fondo blanco.

La segunda foto sin embargo dejaba ver a una señora de pelo blanco anudado en un rodete alto. Estaba en una mecedora con una bebé en brazos, ambas vestidas de blanco. Quien cargaba a la niña en brazos lucía una sonrisa enorme, la imagen desprendía ternura.

Pero yo no sentía nada.

El oficial con su dedo rodó una de las fotos al costado, apareciendo frente a mi una foto familiar. Habían más de cinco personas en ese retrato sin embargo la diferencia con las demás es que esta última encerraba bolígrafo rojo a la niña de en medio.

—Según me dijeron,—se aclaró la garganta—: Está fué una de las fotos que usaron en tu desaparición.—mi estómago se cerró cuando acercó mucho más la foto hacia mi—: ¿Reconoces algo?

Negué, y no porque no quisiera ayudar. Sino porque de verdad, no lo hacía.

—¿Segura?

Asentí.

—¿Dijeron otra cosa?—por falta de habla, la voz de Andrew más ronca que antes hizo eco en la sala.

—Súplicas para verla aunque sea por foto,—comentó logrando que me removiera en la silla—: También que iban a tomar un vuelo lo más pronto posible,—Green lucía tranquilo con eso—: No sabes cuánto se los agradecí.

—¿Por qué?—me escuché a mi misma preguntar.

El policía se centro en mi rostro como si me hubiera salido un tercer ojo, llevó su mano a la sien y suspiro.

—Annie, tu caso se ha vuelto muy extenso. Cualquier cosa que encontremos o que hable de tu procedencia la voy a tomar y la voy a utilizar.—ahora él también estaba cruzado de brazos—: Van a venir, van a testificar y si concuerda en algo con lo que tenemos, pasamos a la entrevista contigo.

Me enderece tan rápido que el golpe de mis hombros con el respaldo sonó.

—¿Conmigo?—murmuré—: ¿Tan rápido?

Se encogió de hombros.

—Creí que sería más rápido con las fotos,—dijo con sorna—: No fué así, por lo tanto queda el camino largo.

Unos pasos más cerca de mi silla resonaron.

—¿Te recuerdo que tenía menos de 8 años?—el sarcasmo de Andrew lo hizo apretar los dientes—: A esa edad nosotros apenas y sabíamos escribir.

—Andrew, hablamos de su familia.

—¿Y?—seguía a mis espaldas—: Tengo familia que apenas y conozco.

—¡Vivió con ellos!

—¡Y ella vivió lo más traumático que le puede pasar a una mujer!—junté mis manos, apretandolas—: Es muy justificable que tenga hasta recuerdos oprimidos. Incluso suplantados.

Manuel se froto el rostro con frustración con ambas manos.

—Andrew, padres. ¡Padres!—continuó—: ¡Esos de la foto hasta los momentos son su familia! ¿Cómo es posible que no se acuerde?

En mi mente, las pupilas del ojiverde estaban oscuras.

—¿Cómo es posible que quieras omitir 10 años de maltrato?

—¡Reyes, piensa!

—¿Pensar qué? ¡Usa la lógica!—de reojo ví como Andrew tomaba la segunda foto. Más específica la mujer que tenía la bebé en brazos—: ¿Qué edad le calculas ahí?

Le estampó la foto en el pecho, su amigo por primera vez hoy dudo.

—Como dos o tres.—contestó por fin.

—¿Tú te acuerdas de que hacías a los dos años?—ahí estaba su sarcasmo de nuevo—: Green, yo apenas y me acuerdo de los diez.

Su amigo lanzó el trozo de papel hacia la mesa junto con las demás. Ambas manos se las llevó hacia la cabeza, dando pequeños jalones a su cabello antes de dejarlas caer con cansancio.

—Quiero cerrar ya esté maldito caso—soltó haciendo que Andrew dejara escapar una risa seca.

A estas alturas mis manos ya estaban entumecidas por la presión. Conocerlos a los dos ayudaba a controlarme, lo que menos quería ahorita es estar en un hospital, otra vez.

—Y sacarla de aquí.

Manuel pareció ponerse alerta.

—Si,—afirmó sin tapujos—: Quiero que esté donde pertenece, con su familia.

Al tener a Andrew ahora a mi costado, noté como la mano escondida por su cruce de brazos estaba hecha puño.

Haría lo que fuera por saber que es lo que está pensando, saber que planea o que quiere hacer. Le confesé hace momentos que no quería irme, no sabía si eso pudiera afectar decisiones.

U opciones.

—Los encuentros son aquí, no va a pasar lo mismo que con Phillippe,—su amigo lo miró con rencor—: Cuando tengas hora y día tu sólo me llamas y aquí estaremos esperando.—hizo enfasis en el plural, sonreí para mis adentros.

—Bien,—caminó hasta tomar de nuevo las fotos para guardarlas en el sobre.—: Eso será pronto.

Retrocedió unos pasos pero Andrew al aclarar su garganta lo detuvo.

—Tambien, recuerda que la única manera que ella salga de aquí,—caminó hasta colocarse a mis espaldas, sus manos cayeron en mis hombros. Las tenía heladas—: Es que ella lo quiera.

—Eso no funciona así.. —se escuchaba preocupado.

—¿Se te olvidó que ya es mayor de edad?

«Hasta a mí»

Al oficial pareció caerle agua fría. Sus ojos junto con su boca se abrieron formando una O perfecta. No contaba con esa información, al menos no ahorita.

—Andrew, piensa. Si hay peros a la hora de custodia van a haber muchos más problemas.—la angustia en su voz aumentó.

Negó.

—Ella escoge y ya.

—¡No!—gritó, logrando que por impulso una de mis manos fuera a atrapar la muñeca del rubio.—: La familia va a pelear por ella, y si los problemas no se resuelven aquí todos iremos a un juicio no sólo con los asuntos del culpable sino también por discordias familiares.

Sino era una cosa era otra, parecían existir más de mil y un obstáculos en todo. Para todo.

Desde que soltó la primera palabra no se había quedado callado hasta ahora. Sólo logrando con eso que la preocupación me abrumara. Sus manos seguían en mis hombros y una de las mías en su muñeca. Sin embargo no parecía ser consciente de eso.

—Te voy a agradecer que por el bien de todos,—la voz de Manuel hizo eco en mi cabeza—: Está mierda termine por las buenas. De lo contrario, no sólo para mí—se señaló a sí mismo con una sonrisa forzada—: Sino para ti también las cosas se van a complicar mucho más de lo que crees.

Nos dió una mirada cargada de dudas, preocupaciones más que todo. Eso fué lo último antes que se fuera dando un portazo que hizo que diera un respingo. Aquí es donde toda la ola de recuerdos llenos de besos y caricias que Andrew que no le ha dicho a Manuel, llegan.

Momentos que yo más cuido son los que debe estar pensando al ojiverde que lo pueden condenar.

—Perdón,—me encontré diciendo—: Perdón por traerte tantos problemas..

.
.
.

¿Cómo es posible que ya llegamos a 300k y cuando pude ver ya eran 310K?

Que, ¡¿Qué?! ¿Estoy leyendo bien?

Deben estar hartos de mi agradeciendo, pero no me voy a cansar. ¡GRACIAS MIL GRACIAS!

Instagram: heroscot_
Tiktok: heroscot
Instagram personal: veronirginia

Un beso, recuerden que son lo más bello de wattpad❤

Olvasás folytatása

You'll Also Like

223K 22K 44
Vanessa nunca fue creyente del amor. Elliot jamás creyó que alguien lo pudiera amar. El amor es Gris a los ojos de ambos, gris ante los dos de difere...
33.3M 4.3M 46
[COMPLETADA] ¿Es posible enamorarse de alguien sin conocerlo? ¿Sin haberlo visto? ¿Es posible desarrollar sentimientos por una persona que solo has e...
27.1K 2K 12
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME. Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría a...
556K 48.9K 54
"El día que empecé a extrañarla, ella dejó de quererme" Jeon Jungkook es un padre soltero, en busca de su propio bienestar, no parece estar preocupa...