— Aquí Potter.– Hermione tomo mi mano y me adentro por la puerta de dónde reconocí a aquel hombre.
— ¿Lo viste? Por un segundo creí que era...
— Yo también, Dumbledore.
— Es que lo es, él es Dumbledore, es Aberforth Dumbledore.– dije y me miraron sorprendidos y a la vez confundidos. Mire todo lo de mi alrededor ignorando sus miradas en busca de respuesta.
Cuando mi mirada se detuvo en el recuadro de aquella chica mi mente se esfumó tomando recuerdos bastantes profundos y era una manera de comenzar a comprender en unas cuantas cosas, enlazar hilos.
Este era...muy seguro que debería comenzar a salir, me había estado escondiendo, intentando ocultarme de la verdad, sabía la verdad...toda, pero he querido evitarla cuando debo encararla.
— Creí que eras más inteligente. – solté un ligero brinco asustada y me gire a mirarlo. — Son unos tontos, ¿Cómo se les ocurre venir? ¿Tienen idea de lo peligroso que es?
— Es Aberforth, el hermano de Dumbledore, es a usted a quien he visto aquí, y usted envío a Dobby.
— ¿Dónde lo dejaron?
— Volvió a Hogwarts. ¿Quién le dio eso? ¿El espejo?
— Mundungus Fletcher, hace como un año.
— El no tenía derecho de venderlo. Era propiedad de...
— De Sirius. Albus me dijo, también me dijo que te enojarias mucho si sabías que yo lo tenía, Pero pregúntate ¿Dónde estarías de lo contrario?
Se marchó y volvió con unas cervezas de mantequilla, sin embargo yo no podía quitarle la mirada de encima a aquella niña.
— ¿Tiene noticias de los demás, de la Orden? – saque el reloj de doce manecillas y después me senté pensando todas las cosas.
— La Orden se acabó, quién tu sabes ganó, cualquiera que diga lo contrario está muy confundido.
— Pensé que realmente era más inteligente. – dije casi lo mismo que el hace unos instantes. Para el mirarme con mucho detalle como si me examinara y bajo su mirada al reloj cuando estaba por preguntarme Harry hablo.
— Tenemos que entrar a Hogwarts, hoy, Dumbledore nos dio un trabajo que hacer.
— No me digas, ¿Y es bueno? ¿Sencillo?
— Buscamos Horrocruxes, creemos que el último está en el castillo, necesitamos su ayuda para entrar.
— Lo que mi hermano les dio, no es un trabajo, es una misión suicida. Haste un favor muchacho, ve a casa, así vivirás más.
— Suicida lo será, pero no le parece que es mejor ¿Morir que dejar morir a millones de personas o condenarlos a una pesadilla de por vida?
— Dumbledore me confío esta tarea.
— ¿Y crees que podías confiar en él? ¿Por qué piensas que puedes creer lo que te dijo mi hermano? En el tiempo en el que lo conociste, ¿Menciono mi nombre? ¿O menciono el de ella?
— ¿Por qué habría de...?– comenzó a decir Harry.
— ¿Guardar secretos? Tu dímelo.
— Yo confiaba en él. – dijo Harry pero lo conocía y en esas palabras había un poco de duda.
— Que respuesta tan infantil. Un niño que va a buscar Horrocruxes por un hombre que no le dijo donde empezar ¡Mientes! Y no solo a mí, eso no importa, te mientes a ti mismo. Eso hace un tonto y no me das la impresión de ser tonto, Harry Potter. Así que pregunto otra vez, debes tener una razón.
— No me interesa lo que pasó entre usted y su hermano. Ni que usted se haya rendido. Yo confiaba en el hombre que conocí. Necesitamos entrar al castillo hoy.
— No puedes hablar si no sabes nada. – hablo la chica haciendo que su hermano le mirada confundido, buscaba la mirada de su hermana pero está se veía cansada ¿Mentalmente? ¿De que? Pensó Potter, quién debía estar cansado era él, él era el que había sufrido más que todos y siempre hacían sus problemas menos.
Su hermana tal vez debía estar cansada de él, si seguro que era eso pues no le veía otra manera, ¿Pero por qué jamás se había quejado?
— Ya sabes que hacer. – la chica se quedó aún con la mirada en el suelo mirando aquel reloj.
— ¿A dónde la mando?
— Ya lo verás, muy pronto.
— ¿Esa era su hermana, Ariana? ¿Murió muy joven, no?
— Mi hermano sacrificio muchas cosas, señor Potter, en su búsqueda del poder, incluyendo a Ariana. Y ella le era devota a él. Él le dio todo....menos tiempo.
— Gracias señor Dumbledore.– dijo Hermione mientras el anciano miraba con curiosidad a la de cabello castaño oscuro, pero está ni siquiera le miró y entonces decidío cerrar la puerta dejando solos a los cuatro jóvenes. — Nos salvó la vida dos veces.
Hermione estaba por mirar a su novia y preguntarle que era lo que tenía sin embargo notó algo extraño en recuadro.
— ¿Con quién viene?– pronto los tres chicos retrocedieron al ver qué el cuadro se abría, sonrieron sorprendidos al ver a Neville Longbottom.
— ¡Neville! Te ves...– comenzó a decir Potter pero no encontraba las palabras exactas, miró de reojo a su hermana pero está aún seguía jugando con el reloj.
— Destruido ¿No? No es nada, Seamus está peor. Hola, va a pasar una pareja más. – Hermione me tomó del brazo haciendo que reaccionara.
— Potter. – los dos miraron pero este solo le hablaba a la chica. — El reloj...
— Me lo regalo él, si esa era la duda que tenía, y si también lo sé, lo que se debe saber. – Hermione entrelazó nuestras manos y subimos para caminar lo que parecía un túnel.
— No vi esto en el mapa del merodeador.
— Es porque no existió hasta ahora, los siete pasadisos fueron cerrados a principios del año. Esta es la única entrada y salida, el lugar está repleto de mortifagos y dementores.
— ¿Y Snape que tan malo es como director? – pregunto Hermione mientras acariciaba la mano de Alyssa.
— No lo ves nunca, tienes que cuidarte de los Carrow.
— ¿Los Carrow?
— Si dos hermanos a cargo de la disciplina, les gusta mucho los castigos.
— ¿Ellos te lo hicieron? ¿Por qué?
— La lección de artes oscuras de hoy, fue sobre el hechizo cruciatus, contra novatos. Me reuse, Hogwarts a cambiado.
— ¿Aly...? – me llamo dando un pequeño apretón en mi mano y le mire. — ¿Que sucede, linda?
— Nada, ¿Por qué? – pregunto la chica abrazándola por la cintura y caminar siguiendo a los otros chicos.
— ¿Nada? Estás muy callada, y ¿Cansada?
— Bueno si, tu también deberías estarlo. Todo esto es verdaderamente...abrumador y...– la chica no sabía que decir con exactitud así que Granger solo sonrió negando.
— Creo que entiendo. – Alyssa miró a los ojos a Hermione viendo como le brillaban.
— Eres mi punto débil y no sabes lo aterrador y emocionante que es eso.
— ¡Hola! ¿Que hacen? ¡Traje una sorpresa!
— No más comida de Aberforth espero. De milagro la digerimos. – entonces Neville se movió dejando pasar a Harry y me saludo con una enorme sonrisa.
Le guiñe el ojo y sonreí, era bueno volver a verlos, Neville era realmente buen chico.
Todos comenzaron a aplaudir y gritar el nombre de mi hermano, festejaban por tener a Harry ahí.
Harry bajo seguido de nosotros, Hermione me ayudó a bajar y la abracé por la cintura, acariciando está misma con mi pulgar.
— ¡Ya! ¡Ya! No lo maten antes de que ya saben quién lo encuentre. Bueno ¿Cuál es el plan?– Harry me miró y negué. Pero pareció que le valió mierda lo que dije porque hablo.
— Está bien, tenemos que encontrar algo, algo escondido aquí en el castillo, nos puede ayudar a vencer a ya saben quién.
— Bien¿ y que es?
— No sabemos.
—¿Dónde está?
— Tampoco sabemos. Se que eso no ayuda mucho.
— No ayuda nada.
— Creo que tiene que ver con Ravenclaw. Ahhh debe ser pequeño, fácil de esconder. ¿Alguien tiene alguna idea?
— El profesor Filius. – susurre a Hermione con una sonrisa para ella mirarme mal pero en sus labios se formó una sonrisa ligera, mientras apretaba mi mano en señal de reprender. — Vamos, siempre hace falta un poco de humor en medio de toda la guerra.
— La diadema de Rowena Ravenclaw.
— Ay diablos ahí va. – pegue sin medir mi fuerza en el abdomen de Ron para este soltar un quejido.
— ¿La diadema perdida? ¿Nadie sabe de ella? Es muy famosa.
— Si, pero Luna, está perdida...se perdió hace siglos, ninguna persona viva la a visto.
— ¿Alguien me puede decir que es una diadema?
— Cómo una tiara técnicamente parecida a una corona, no se te vaya a romper tu masculinidad por saber un poco de ello. – respondí cuando oí un ruido, era como puertas abriéndose y era así.
— ¡Harry! – sonreí mirando a Harry y este me sonrió pero regreso su mirada a la cuñadita.
— Hola...
— No me a visto en seis meses y parece que soy alguien de primer año.
— Bueno, vamos...yo me emocionaría más por ver a Hermione que a Harry. – bromeo haciendo que Granger sonriera y su hermano le mirará mal.
— Soy su hermano.
— Tiene varios como tú, y solo tiene un Harry.
— Cállate, Seamus. – reí, era una buena respuesta la de el Gryffindor.
— ¿Qué ocurre Ginny?– pregunto Neville
— Snape lo sabe, sabe que Harry fue visto en Hogsmeade.
— Bien, debemos irnos, tal vez puedan ponerse túnicas de Gryffindor y confundirse entre los demás alumnos.
— No, ella no. – hablo una chica que no supo reconocer. — Ella debe ser infiltrada. – abrió mucho los ojos soltando un risa arrogante al percatarse que hablaba de ella.
— Bien, niña que no tengo la menor idea de quién seas. ¿De dónde has sacado eso?
— Es cierto, eres una Ryddle. Deberías estar en Slytherin, no con nosotros.– la chica se mantenía firme y con arrogancia que asustaba.
— ¡Bien ya basta! – grito Neville. — Son bastante idiotas ¿No creen que si Alyssa fuera una Ryddle, Harry no estaría con vida desde hace mucho? Porque por si no lo recuerdan, a pasado todos estos meses con él.
Los demás se quedaron en silencio, Neville me extendió una túnica de Slytherin y se disculpo pero se la arrebate y me la puse.
— No, está bien, te puedo dar una de Gryffindor, al fin y al cabo..
— No Neville, está bien. ¿Veamos que tal me va el verde, no? – la chica sonrió sin falsedad y comenzó a vestirse con la mirada de Hermione sobre ella.
— ¿Te meterás entre ellos? – me pregunto mientras abrochaba los botones de la túnica, asentir y me acerque a ella.
— No será tan malo. – respondió limpiando su mejilla que estaba algo sucia.
— ¿Que no será tan malo? Aly, te meterás entre los Slytherin y estás por cumplir veinte años, no pareces alumna de Hogwarts. Te reconocerán.
— No, no lo harán, jamás nadie me ha prestado atención y ahora menos. Será sencillo. – solté mi cabello y le sonreí. — ¿Que tal así eh?
— Te vez más grande, creo que sería mejor que lo vuelvas a amarrar para que te vez un poco menor.
— Te preocupas demasiado, no puedo prometerte que todo saldrá bien, pero si puedo decirte que no todo saldrá tan mal.
— Bueno, ¿Y si voy contigo? Puedo tomar una túnica de Slytherin.
— Te reconocerían de inmediato, eres la mejor amiga de Harry Potter.
— ¡Y tú eres su hermana!
— Escucha Hermione, no...solo quédate con los demás y...– la chica soltó mucho aire sonriendo sin quitarle la mirada de encima a Granger. — Eres tan hermosa Hermione.
—Aly, estamos hablando en serio.
— Pues eso estoy haciendo cariño. Vamos no me iré por horas, me verás de inmediato, ni siquiera se lo que debo hacer pero Harry quiere que esté ahí y ahí estaré.
— Vale, solo...espero que no te reconozcan o todo saldrá mal. – compuso el cuello de la túnica y dejo ahí sus brazos para besarme con desesperación, la abracé por la cintura y la recargue en la pared que estaba atrás de ella.
Pero entonces el hermoso momento fue interrumpido porque algo se puso en mi hombro, Hermione sonrió abiertamente y me separé poniendo mi mano en mi hombro pronto supe de quién se trataba.
— Creí que te habías olvidado de mi, Buck.– se paró en mi brazo y pude verlo. — Luces guapo pequeño, ahora debes irte, y ya sabes que hacer.
La lechuza me picoteo levemente y me miró a los ojos con mucho detalle. Sonreí y está se fue.
— Debemos irnos Aly...¿Por qué tienes una túnica de Slytherin?
— Eso dicen que soy, me colare con los Slytherin, se muy bien con quién hablar.
— Debes estar bromeando. – dijo de mal humor Granger, mientras rodaba los ojos.
— Vamos Hermione, no pasará nada malo.– miró suplicante a su novia
— No no se trata de eso, no confío en él.– entonces Alyssa hizo una mueca.
— ¿De qué hablan?– pregunto Potter confundido.
— De Theo.– respondió Alyssa pasando por un lado de Harry para caminar hacia la sala común de los Slytherin. — Esto se pondrá bueno...– murmuró para ella misma.