Por Amor a las Gomitas © #1

By Ehirmaryalicia

3.9K 773 131

¿El primer amor es el que te llamó la atención primero o el que te hizo sentir cosas primero? Dificil pregunt... More

° Introducción
° 1. Gracias Cooper, gracias gomitas y gracias profesora
°2. El Club de los que tiene miedo a hablarle a su Crush
°3. Qué Misterioso...
°4. Sí sería capaz
°5. Qué Feo Caso
°6. Extraño...
°8. Cosas de la Vida
°9. Soy Muy Sensible
N•O•T•A
°10. Espero Poder Repetirla
°11. ¿Desayuno Nocturno?
°12. Tú Mirada Dice Todo
°13. Bonita y Dolorosa Historia
°14. Le Di Mi Confianza y LaTraicionó
°15. ¿Te enseño?
°16. ¿Por qué se Ríen?
°17. Solo Tiras Malas Vibras, Hijo de las Gomitas Ácidas
°18. Cinco Días
°19. Conclusión
°20. Por Amor a las Gomitas
° Epilogo
•Hijo de las gomitas de osito•
¡Feliz Cumpleaños, Bibi! <3
¡Feliz Aniversario! °1
¡Feliz Aniversario! °2
• SEGUNDO LIBRO

°7. Gatita de Ojos Verdes

114 28 2
By Ehirmaryalicia

Ramiro Fester

Te extraño.

Las extraño.

¿Por qué me dejaron? ¿Fui un niño malo?

Limpio las lágrimas que ruedan por mis mejillas, mientras veo un foto de mi familia antes de... ese día.

Pensé que ya lo había superado, que ya estaba bien, pero tuve que ir a la azotea y encontrarme con esa bendita foto.

Han pasado cinco años, era tiempo de haber superado eso, pero ¿cómo superas la muerte de tu hermana y el abandono de tu madre?

Aprendí que uno no supera un problema familiar, un abandono o una muerte, sólo aprende a vivir con ella; y yo tuve las tres...

En abril de 2016, yo vivía con mi papá, Fabrizzio, mi mamá, Sol y mi hermana melliza, Mariah; en Oregon, Estados Unidos.

Sólo tenia once años...

—Vamos a la playa —anunció mi papá, mientras manejaba el auto.

—¡Sii! —exclamamos con alegría mi hermana y yo.

Era la primera vez que iríamos a la playa y la emoción era mucha.

—¿Qué harás primero, Miro? —me preguntó mi hermana con emoción.

—Antes que nada, verificar si no hay tiburones —dije con algo de miedo, ella rió.

—Ahí no hay tiburones, Ramiro —Mariah golpeó mi brazo.

—Mami, Mariah me golpeó —la acusé, sobando mi brazo.

Mi mamá nos lanzó una mirada tipo el pato Donald cuando le hablan.

Comportense —nos pidió, apuntándonos con el dedo.

—Sí, mami —dijimos al unísono.

Después de veinte o treinta minutos en carretera, pensé que había llegado, pero no. Nos detuvimos en una gasolina que estaba en la vía.

—Compraré unas cosas que dejé en la casa por accidente y ahora si podremos ir a la playa —informo mi papá.

Él bajó del auto, pero lo dejó encendido.

—Mira que distraído —habla mi mamá con la cartera de papá en la mano—. Quedense aquí, voy a entregar esto y vuelvo.

Ambos asentimos, ella bajó del auto.

Como el niño que era en esos momentos; me pasé de el asiento de atrás hacia el del piloto y tomé el volante para fingir que estoy manejando.

—Cuando seamos grandes, voy a tener mi propio auto y te llevaré a donde quieras ¿sí? —le dije a Mariah, ella rió.

—¿Cuando seamos grandes vamos a poder hacer muchas cosas ¿verdad? —pregunto.

—Pues sí, eso es lo que papá dice —concordé.

En un momento que jugaba con el volante, el auto empezó a moverse hacia atrás.

—Miro, no sabía que manejabas —comentó Mariah, en tono asustado.

—Yo tampoco sabía —repliqué—, pero no lo estoy haciendo —avisé con mis ojos bien abiertos.

El auto empezó a retroceder, pero cada vez iba un poco más rápido.

—¿Ramiro, a dónde vamos? —preguntó mi hermana, muy asustada.

—No-no sé —titubeé.

El sonido de un camión nos hizo mirar hacia atrás. Un camión de pinos se dirigía hacia nosotros.

—Miro, un camión —aviso la voz petrificada de mi hermana.

—Eso parece...

El camión cada vez estaba más cerca de nosotros. Miré hacia el frente y pude ver a mis papás tratando de detener al camionero, pero lo ultimo que recuerdo haber escuchado de parte de mi hermana fue...

—No importa donde estemos, cumpliremos nuestros sueños ¿verdad?

Luego escuché sólo la bocina del camión y todo de volvió negro.

Cuando pude volver al mundo, habían muchas luces de color blanco, rojo y azúl. Yo estaba en una camilla, rodeada de muchos hombre vestidos de azul. Giré mi cabeza como pude, porque el dolor era fuerte, y ví a mi mamá llorando, mientras mi papá la abrazaba, pero ni veía a Mariah.

¿Dónde estaba mi hermana? ¿Se la habían llevado?

Quería verla...

Volví a abrir los ojos, pero está vez estaba en un lugar de color blanco y azul pálido. Estaba en una habitación de hospital. Me dolía la cabeza y estaba conectado a unos aparatos con ruidos raros. Olía a alcohol.

Después de unos cuantos días ahí, porfin pude salir de el hospital y volver a casa. Cuando llegué, me tiré a mi cama, pero fue mala idea, me dolió la cabeza en el acto.

Corrí a la habitación de mi hermana, pero ella no estaba. Su cama estaba acomodada justo como la dejo el día que íbamos a la pista. Salí de ahí y fui a la sala; ví a mamá con papeles en su mano, se los entregó a papá quien tenía muchas maletas a sus pies.

No entendía nada. ¿Por qué las maletas? ¿Y Mariah? ¿Qué estaba pasando?

Me acerqué a ellos. Mamá se agachó a mi altura y pude notar las lágrimas saliendo de sus ojos. Las limpié y le sonreí. No me gustan verla llorar.

—No llores, mami, estoy bien —la abracé. Ella sonrió.

—Lo sé, Ramiro. Lloro de felicidad porque estás bien.

—Mami, ¿y Mariah?

Ella contuvo sus lágrimas y dijo:

—Ramiro, prometeme algo, ¿sí? —asentí—. Te portarás bien, te comerás todo, harás tus tareas, le harás caso a tu papá y querrás mucho a tu hermana...

Una lagrima salió de su ojo.

—Sí, mami, lo prometo —le mostré mi meñique y ella mostró el suyo. Los unió y ella me abrazó.

—Te amo, hijo. Nunca lo olvides ¿sí? —acaricio mis mejillas y dejo un beso en mi frente.

—Nunca lo haré —sonreí.

—Ahora ve con tu papá —me pidió.

Asentí y caminé hasta donde pasa. Él subía las maletas a un autobús. Yo seguía sin entender.

—Sube, hijo —me dijo papá.

Puse un pie en los escalones de el autobús y por inercia volteé. Mi mamá estaba debajo del marco de puerta con una sonrisa.

—Mami, ¿no vienes? —le grité desde el autobús hasta la puerta.

—No, yo tengo cosas que hacer. —respondió— Voy después.

—Bien. Y mami le dices a Mariah que cuando vuelva, no quiero mis libreta pintadas de rosado —le dije, ella rió.

—Sí, yo le digo.

Asentí y entre al autobús. Ya adentro, el autobús arrancó y busqué a mi papá que estaba en lo últimos puestos. Me apresuré para llegar a donde estaba y me senté en sus piernas.

—¿A dónde vamos, papi? —pregunté meneando mis piernas al aire.

—Vamos a California —respondió.

—¿Qué hay ahí?

—Playas, artistas, parques de diversiones y esas cosas —respondió—. Vamos a divertirnos mucho, Ramirito.

Hice un pequeño baile de celebración, pero seguía preguntándome: ¿Donde estaba Mariah y por qué no vino con nosotros?

—Papi, ¿por qué mamá y Mariah no vinieron?

—Porque esta es una salida de hombres.

Me pareció bien esa salida de hombres hasta que pasaron días, luego semanas y yo empezaba a extrañar a mi mamá y mi hermana. No le decía nada a papá, pero unas cuantas veces lo vi llorando en su habitación de departamento que teníamos.

Ya habían pasado meses y seguimos en California. Yo quería regresar a Oregon; mis amigos, mi mamá, mi hermana, todo está allí. Caí en cuenta, tenía que volver a la primaria y mi escuela estaba en Oregon.

En un cena tuve el valor de hablarle a mi papá sobre eso.

—Papi, van a comenzar las clases —avisé—. Tenemos que volver...

—Te tengo una noticia... ahora estudiarás acá —anunció, fingiendo felicidad.

—¿Qué? No, yo quiero volver a Oregon —me negué con el ceño fruncido—. Además extraño a mamá y a Mariah...

Mi papá no respondió y me cansé. Quería volver ya.

—Vamos pa, volvamos a casa —le insistí, juntando mis palmas.

—Esta es nuestra casa ahora —informó serio.

—Falta mamá y Mariah, no es mi casa —dije, cruzado de brazos.

—Pues ahora lo es —alzo la voz—. No volveremos a Oregon, ahora vivimos en California —me informa fuerte.

La rabia me consumió. No, yo queria volver a Oregon.

—No, yo quiero estar en Oregon con mamá y Mariah —dije molesto.

—No podemos.

—¿Por qué? Sólo toma dinero, nuestras cosas y un avión a Oregon. Listo —dije fuerte.

—No podemos, Ramiro —trato de mantener la calma.

Él se altera muy fácil y sabia que si grito, explotaría.

—¡¿Por qué!? —exclamé molesto.

—Porque no.

—¡Esa no es una respuesta, papá! —grité, levantándome de la mesa.

Explotó.

—¡Porque Mariah murió y tú mamá me dejó! —exclamo fuerte.

Mi mundo cayó en mil pedazos con esas palabras. Inevitablemente las lágrimas salieron de mis ojos y me sentí indefenso, encerrado en cuatro paredes que se cerraban a mi alrededor. Presión en mi pecho, no sentía aire. Fue mi primer ataque de pánico.

Dejé la comida y corrí hasta mi habitación; me encerré a llorar.

Lloré por meses, no comía, siempre andaba distraído, no tenía ánimos, no dormía, me sentía cansado, olvidaba cosas simples. Era un alma vieja en el cuerpo de un niño de once años.

Mi mamá me abandonó con muchas mentiras de por medio y mi hermana había muerto...

Ya nada era igual.

Le hice la ley del hielo a mi papá por semanas, casi un mes. Dejé de ser el niño alegre y extrovertido que todos conocían. Me desvelé leyendo, mirando mi celular o viendo televisión. Mis calificaciones bajaron y yo ya no era el mismo. No me reconocía.

Cambié de forma abrupta la manera que tenía de ver al mundo, todo era gris, apagado, nada valía la pena. Me sentía perdido, no tenía a mi mamá.

A los doce me diagnosticaron con Depresión.

Y nunca le he dado importancia a eso. Sí se siente feo que todos te vean con lástima solo porque padeces de eso, pero yo solo soy un chico que perdió parte de su vida cuando era un niño y hoy sigue de pie, esperando que algo cambie. Y todo cambió cuando conocí a Bianca.

Estábamos en primero de secundaria, y la niña de piel bronceada y cabello hasta los hombros que me había pegado un libro en la cabeza, desde el momento en que se disculpó en otro idioma y con una bolsa de gomitas, se convirtió en mi amiga. Siempre hemos sido amigos... Amigos de los buenos.

Ella me ayudó mucho, haciéndome reír, sentir querido, luego llegaron Ashley, Cooper, Heidi, Guille, Hugo y Kim.

Poco a poco fui llevando más mi vida, con las terapias y medicamentos. Hasta el momento creí que ya estaba mejor, pero no fue así.

Ayer tuve una recaída...

Hoy estoy mejor y por eso llamé a Bianca para que me dijera como se llamaban esas canciones relajantes de las que siempre habla. Las busqué y sí, su ritmo es suave, pero la letra es un poco sombría.

I'll cut you up and make you dinner.
Te cortaré y te haré la cena.

You've reached the end, you are the winner.

Has llegado al final, eres el ganador.

Yo sabía que Bianca era loca, pero no tan psicópata, Dios mío.

Mientras escucho Tag you're it's, miro una foto donde mi hermana y yo, teníamos once años; sentados en el jardín trasero de nuestra casa en Oregón y el característico clima nublado de Nigthtown.

Mariah Fester; más conocido cómo Mafe, era además de mi hermana; mi mejor amiga, mi pañuelo de lagrimas y mi tormento. Su cabello hasta un poco más abajo del hombro, de color castaño oscuro y ojos verdes, como yo, osea éramos mellizos. Ella siempre me decía que quería un piercing en su nariz y que una chica de nuestra clase le llamaba la atención, le parecía linda. Sí, señores, mi hermana iba a ser lesbiana o bisexual.

Yo la hubiera apoyado y ayudado a conquistar a esa chica.

¿Cómo estará? ¿Bien? ¿Me verá desde el cielo y me dirá: eres un tonto, cuando cometa alguna estupidez? ¿Tendrá el piercing que tanto quería? ¿Como se verá? ¿Tendrá novio o novia? ¿Seguirá robando libretas y pintándolas de rosado o ya cambio de gustos? Quisiera verla y preguntarle de todo un poco.

Mi vida hubiera sido diferente si mis papás nunca se hubieran bajado de el auto. Estuviera en Oregon, Nigthtown; mi pueblito querido. Tuviera una familia completa, pero ni hubiera conocido a mi grupo de amigos, que a veces nos llevamos mal, pero es parte de la amistad.

Quizás todo pasó por algo, siempre dicen eso.

Te extraño, gatita de ojos verdes...

________
Nota: Ahorita ni hay saludito, estamos mal por Ramirito :c

En este nuevo capítulo quise tragar con respeto todo sobre las personas con depresión. Eso es un caso grave, no es para llamar la atención.

ESCUCHA A TUS AMIGOS SIEMPRE.

¿Qué harías si tuvieras un amigo cómo Ramiro?

Mis redes:
Instagram: @ehirmaryfermin
Twitter: @Ehirmary1
Página de Facebook: Eaaf
Grupo de Facebook: Lectores de Mary

Gracias por leer
Beshitos con azúcar, Mary. ❤️

Continue Reading

You'll Also Like

8.7K 951 23
Spreen llega a una dimensión complemente desconocida, el día anterior se había dormido en su mansión en Springfield después de lamentarse la perdida...
2.3K 195 10
Cuando un campesino se fija en la hija de un duque, las probabilidades de que algo suceda son de una en un millón, por no decir nulas. Pero, ¿Y si la...
6.6K 384 31
Addy era una chica normal de 16 años a la que su madre le controlaba la vida. En su penúltimo año de secundaria, sufrió de Bullying a causa del color...
58.5K 8K 54
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...