Bruce..
Bruce...
Bruce....
Bruce Wayne...
Qué tan difícil puede ser ocultar tu verdad, tus secretos, tus demonios, unos que haz tratado de enterrar en las ardientes llamas del infierno de tu interior, unos demonios que no te dejan dormir, que están acechando en las sombras, esperando, esperándote.
Dediqué mi vida a la tuya, lo suficiente como para saberlo todo de ti, puede que aún me falte, pero conoceré tu secreto y así te veré por completo, por quien eres en realidad.
Bruce Wayne, invades mi mente, me llenas de odio cada vez más. Deseo tenerte ya, deseo verte de rodillas, con lágrimas en tus ojos, con tus manos atadas, tu espalda goteando sangre de tus heridas, recuerdo de tantas veces que te habré azotado con fuerza, recuerdo de tantas veces que te habré castigado.
Te haré hablar la verdad sin importar cuantas veces te golpee para lograrlo. Te humillaré, te haré sentir tanta vergüenza y asco de ti mismo que no querrás volver a verte en el espejo nunca más. Puede que no llegue a matarte, no soy un repugnante asesino como tu, pero destruiré tu alma, tu alfa interior. No quedará nada de ti, ni siquiera tu nombre.
"¿Ya está listo para ordenar, señor?" preguntó la camarera con una gran sonrisa. Esta tenía las mejillas sonrojadas y sus pestañas bailaban con encanto al verme.
"Ordenaré el desayuno de hoy, por favor." Respondí devolviéndole la sonrisa.
Con un leve asentimiento, la camarera anotó la orden en la pequeña libreta que tenía en sus manos y sin mas, volvió a sus deberes y yo a los míos.
Volví a ver a lo lejos, en la ventana de la cafetería del frente, yacía mi objetivo de siempre. Vestía con sus característicos trajes negros de buena calidad, su cabello algo largo bajaba cubriendo los afiliados huesos de sus mejillas y sus dedos jugueteaban con su anillo color plata. Relame sus labios después de llevar un bocado a su boca y suspira, como si el tiempo no existiera.
Wayne es un hombre paciente, calculador, de mirada vacía, un hombre disciplinado, con una rutina que tiene que seguir al pie de la letra.
El pelinegro venía a esta cafetería una vez al año. Era muy difícil saber qué día vendría exactamente, sin embargo, yo lo he seguido y estudiado por varios años, y todo tiene sus frutos. Aunque era difícil descifrar qué mes vendría a la cafetería, nunca fallaba el día número 8 del mes, le gustaba mucho ese número, o tal vez era importante para el, aún no lo he descifrado.
Bajé la mirada a la libreta y lápiz en mis manos, releyendo mis anotaciones de hace ya varios años.
6:00 am - 7:15am desayuno en cafetería Black Coffe.
Menú de preferencias:
Agua con Limón
Tres huevos revueltos o cocidos.
Cuatro cucharadas de salvado de avena con un yogur natural de coco.
Tres Tortas de Arroz con mantequilla de Maní
Un plátano
Siempre pedía lo mismo.
La dieta mañanera de Bruce Wayne fue en lo primero que fijé mi interés, delata más de lo que yo pude haber investigando en meses. Cada porción, cada especia y elemento decía que Wayne no era un hombre cualquiera, es un hombre que se alimenta para mantener su fuerza y masa muscular al máximo.
Algo tan simple como observar silenciosamente a alguien comer, puede decir más que palabras.
Cada vez que sostiene con sus dedos el cubierto para llevarlo a su boca, muestra sus nudillos gruesos, lastimados, fracturados más veces de las que se puede contar. Como el principiante sin experiencia que era hace ya unos años, mi primera opción fue que tal vez, Bruce Wayne solo era un peleador, un boxeador tal vez, sin embargo, cada vez que lo seguía, cada vez que me convertía en su sombra, Bruce Wayne nunca puso un pie en un gimnasio o en un club de pelea, sino, iba a diferentes trabajos casi tres a cuatro veces por semana. Médico, empresario, ingeniero, profesor, arquitecto, abogado; Wayne nunca estaba en un solo lugar por mucho tiempo, pero de algo que sí estaba seguro, es de que en cada trabajo que asistía, salía tranquilamente hacia su auto, con sus nudillos lastimados, su ropa algo desalineada, su rostro golpeado y su cabello desordenado.
Entonces, me di cuenta de algo, Bruce Wayne había matado a alguien en cada "trabajo" que asistía, cada lugar que frecuentaba, cada paso, cada puerta que habría no era una coincidencia, era una oportunidad para matar a alguien, o esa es la teoría hasta ahora, ya que, en efecto, a dónde quiera que vaya Wayne encuentran una persona muerta a los minutos o horas que me he quedado vigilando el lugar, cabe resaltar que en las noticias nunca han mencionado que ha sido un asesinato, si no que han muerto por causas naturales o suicidios. Wayne escondía muy bien su rastro, y aún deseo aberiguar cómo lo hace.
"Aquí está su orden". La voz de la camarera desvío mis ojos de mi objetivo.
Con una sonrisa, tomo la taza de café y el plato con las dos tostadas embarradas en crema de maní y rodajas de banano por encima.
"Muchas gracias", agradezco dándole un sorbo al café. Estaba caliente, amargo, sin azúcar, perfecto.
"Con gusto", la camarera se despidió con una pequeña sonrisa.
Relamiendo mis labios, comienzo a disgustar de las tostadas. Este restaurante es muy bueno, no solo por la comida, sino por la perfecta vista que tiene hacia Wayne.
Antes de sumirme en mi momento de paz y tranquilidad, mi celular vibra.
Águila: El murciélago no cae en la trampa.
Es mi hermana, Chloe. Una de las betas más dedicadas y capaces para éste trabajo, sin embargo, es abogada, nunca quiso estar en el FBI, hasta ahora desconozco la razón, pero su inclinación hacia la lectura y la informática la llevaron a hacer mi ojo de águila. Chloe me ha ayudado a rastrear a Wayne, a encontrar información de su pasado, ella fue quien averiguó su nombre, ella insistió en que hay que observarlo de más de cerca, hasta el punto de llegar a ser su novia. Mi hermana asegura que cuatro años de amistad y uno de noviazgo, no han llevado a Wayne a revelar su verdadero ser, nunca ha dejado salir la bestia, ni siquiera le ha dicho su verdadero nombre, tampoco hemos visto con nuestros propios ojos si de verdad ha matado a alguien, lo único que tenemos es mi memoria de hace diez años, cuando vi sus endemoniados ojos, cuando fui testigo del secuestro de mi padre. Lo único que tengo es su mirada y nada más, ni siquiera tengo su esencia porque el muy maldito usa supresores, sin embargo, soy paciente, creo en mi de tal manera que mi hermana me ha llamado narcisista múltiples veces, sin embargo, no veo qué hay de malo en creer en ti mismo.
Águila: Hay que proceder al plan B de inmediato. No podemos esperar más, Azul.
Azul: Negativo.
Águila: Si no procedes, buscaré la manera sin tu ayuda.
Suspirar exasperado mientras me mensajeo con mi hermana es de lo más común. Es muy terca y no es paciente.
Águila: Insisto en que procedas a acercarte al objetivo.
Meditanto un poco en las palabras de Chloe, me doy cuenta que tal vez he sido algo egoísta. La rubia a estado al lado de ese asesino por 5 años, ha tenido que fingir empatía y cariño hacia él por 5 años. Sin embargo, aún sigo teniendo presente que no estamos completamente seguros de que Wayne sea el asesino de mi padre. Lo juraría por su mirada, pero nunca vi su rostro. Lo que es de mi total seguridad es que Wayne ha estado matando, puede que tal vez no haya matado a mi padre, y si no es así, he atrapado a un pez muy gordo, sin embargo, hay muchas incógnitas, no sé si él es un sicario o mata por venganza, pero no tendría sentido, ¿por qué se vengaría de mi padre?
Azul: Procederemos al plan B con cautela.
Siento el fuerte sabor de la crema de maní en mi paladar, pero no es suficiente para opacar ese extraño sabor amargo que me da al pensar que tengo que acercarme a Wayne. Sinceramente, no tengo idea de cómo hacerlo, siento como si soy el chico nerd de la secundaria queriendo ser amigo del popular. Que patético.
Por primera vez, no sé qué hacer, qué decirle, cómo acercarme, estoy en blanco.
Azul: ¿Te ha dicho algo sobre a dónde se direge ahora?
Espero unos minutos a la respuesta de mi hermana. Observo como Wayne admira las plantas que están dentro de la cafetería en que se encuentra hasta que siento mi teléfono vibrar.
Águila: El muy maldito ni siquiera responde mis mensajes. De seguro se quedará más tiempo en Gotham, tengo una corazonada.
Azul: Me siento estúpido, ¿qué se supone que le diga? ¿Cómo me acerco a él?
Mis cejas se frunsen, la frustración hace que mis hombros se tensen.
Águila : es un tipo callado, tú hablas mucho ¡listo, la pareja perfecta!. Se llevarán bien, serán los mejores amigos.
Ruedo los ojos, algunas veces no entiendo el sarcasmo de mi hermana. No respondo el mensaje al darme cuenta que Wayne ya está saliendo de la cafetería. Maldigo al ponerme de pie rápidamente y dejo un par de billetes en la mesa.
Salgo de lugar con prisa, mi piel se pone de gallina al sentir el fuerte viento, frío y abrazador. Me muevo con discreción hacia donde va mi objetivo, mientras mi mente no deja de pensar en las miles de razones por las que esta ciudad no es de mi agrado. Gotham es un lugar donde su gente casi no ve el sol, es lluvioso, apenas si he visto un árbol, las cirenas de los policías y ambulancias es lo que más se escucha en vez de un bello canto de pájaros como se escucharía en Kansas.
Smallvile Kansas, mi dulce hogar es todo lo contrario a Gotham, lo hecho de menos, pero el ermitaño de Wayne solo ha ido una vez, y fue cuando ocurrió lo de mi padre.
Camino más lento al ver que el pelinegro voltea a todos lados, se queda un momento ahí y no se mete a un callejón hasta que pasa un puñado de gente en su dirección. Frustrado, me detengo, no puedo meterme sin más.
Azul: Te envié mi dirección, necesito que me muestres el video en tiempo real de las cámaras de seguridad. Lo perdí de vista, no me puedo aproximar más.
Tanto como su velocidad se lo permitió, mi hermana ya me había permitido el acceso a las cámaras. Con una sonrisa de triunfo le doy click a la cámara que me otorga una vista más clara de lo que ocurre en el callejón. Doy zoom a la imagen observando como Wayne se adentra a ese lugar oscuro y abandonado.
De pronto, mi objetivo se detiene, revisa por sobre su hombro y alguien va tras el. Fija su vista hacia su derecha, camina unos cuantos pasos hacia una puerta negra y sucia, casi en mal estado, hasta que finalmente entra.
Jmm, esto es nuevo...
Me muevo de mi lugar con cautela, puede ser que a Wayne se le ocurra salir en cualquier momento, por lo tanto, debo de tener precaución. Mis cejas se fruncen al escuchar una música tras la puerta, hasta puedo sentir las vibraciones que esta provoca en la madera, no obstante, no parece ser algo alarmante. Al ver que no parece que esta misión será un fracaso, decido tomar el picaporte de la puerta, trato de abrirla muy delicadamente, como si de una bomba se tratase. Al abrirla dos centímetros, acerco mi rostro, lo suficiente como para echarle un vistazo al lugar.
Que mier..
Parece que es una fiesta, hay muchas luces de colores en el lugar, la música ya se escucha con mucha más fuerza y apenas alcanzo a ver unas mujeres bailando en grupo. Huele a cigarros, fluido, alcohol y.... a alfas, a muchos alfas, es más..son las únicas feromonas que puedo percibir. En este lugar solo hay alfas.
Estoy demasiado confundido como para darme cuenta que hay alguien detrás de mi, hasta que uno de sus dedos me pica una costilla.
No doy un salto, no me asusto, no reacciono con alteración ni impulsivamente, sino, con total tranquilidad, corrijo mi postura, volteo a ver al hombre que quiso llamar mi atención de cierta forma y mi cabeza se llena con una incontable cantidad de explicaciones sobre por qué estaba husmeando, hasta que el hombre moreno decidió hablar con una sonrisa cálida.
"Tranquilo, aquí nadie te va a juzgar", el hombre llevó sus manos a los bolsillo de su gabardina negra. Parecía que este alfa tenía dinero, porque aunque vistiera muy básico sabía que cada prenda era de muy buena calidad, tal vez demasiado.
Sin entender nada sobre la situación me resigné a asentir con la cabeza y dejar que el hombre siguiera hablando.
El alfa dio un suspiro, "¿es tu primera vez aquí?".
Le di una sonrisa ladina, casi tímida, necesitaba verme vulnerable, abierto a lo que sea que este hombre se refería o intentaba insinuar. "¿Es tan obvio?", bromee intentando ser carismático.
Con una carcajada el hombre me extendió su mano," soy James, un gusto conocerte".
Tomé la mano de James, la sostuve por unos minutos hasta que le di un nombre falso. "Soy Thomas. El placer el mio". Me presenté con una sonrisa grande al igual que la de el.
"Bueno, Thomas; es tu día de suerte porque hoy a penas es mi tercer día aquí, no te mentiré, aún me cuesta adaptarme". La sonrisa de James se torció, parecía que tenía mucho en su interior, parecía que estaba al borde del colapso.
Copié su angustia, mis cejas demostraban preocupación por el y mis ojos de alguna forma trataban de decirle que confiara en mi para desahogarse. Esta actuación requirió práctica hasta que logré echar frutos, hasta que logré fingir empatía hacia los demás para que ellos solos sacaran sus trapos al sol.
"¿Por qué?", pregunté con un tono de voz más bajo, más suave.
James dirigió su mirada a la puerta. "Ya sabes cómo es, nadie nos acepta, es raro para la sociedad..", el alfa tomó un respiro. " Solo... estoy cansado de ser juzgado por intentar ser feliz....Estoy cansado que la gente juzge y odie nuestra forma de vivir".
"¿N-Nuestra?", repito sin entender.
El moreno rió avergonzado, "Um, creo que... Pensé que venías a este club porque eras igual que nosotros y -".
"Lo soy", lo interrumpí de inmediato, no quería dar una idea distinta, quería que James pensara que soy parte de lo que sea que este club es. Sonrío con diversión para liberar la tensión que los hombros de James parecen tener.
"Oh..", ríe James dándome unas palmaditas rápidas en mi hombro. "Por un momento pensé que no te gustaban los alfas".
¿Gustarme? ¡¿Los alfas?!
Puedo jurar que si no hubiera tenido años de entrenamiento para controlar mis expresiones fácilmente, mi rostro se hubiera tornado en una horrible expresión de horror. Esta situación me hace sentir una sensación de desagrado, repulsión hacia hacia los gustos de esta gente.
Esta bizarra situación me hace volver a pensar en Wayne, ¿por qué estaba aquí? ¿A caso gustaba de los alfas? Tal vez solo venía a matar a alguien. Me niego a pensar que Wayne es igual a esta gente, simplemente por que no puede ser, no tendría sentido.
"Me alegra encontrar más personas como yo", me resigno a contestar, fingiendo alegría. "Siento que ya no estaré solo".
James no pudo haber sonreído más, tomó el picaporte de la puerta y me abrió paso. Entré tratando de no mostrar incomodidad al ver a todos esos alfas bailando juntos, besándose, tratándose como si fueran pareja.
Esto no es normal.. pero eso no era lo que rondaba en mi mente por ahora, sino el hecho de que Wayne se encontraba aquí, justo en la esquina del lugar, alejado de todo, de todos. El alfa se encontraba sentado de piernas cruzadas en un sillón para dos personas, el sillón negro al igual que su traje lo hacía lucir más intimidante de lo que ya era. Los ojos de Wayne se paseaban por el lugar, de una manera casi aburrida, sin interés; relamía sus labios cuando disgustaba el martini entre sus dedos lastimados.
¿Qué hace aquí?
"Vaya", la voz de James me hizo desviar mi mirada de mi objetivo. El moreno me dio una mirada pícara, levantando sus cejas de arriba a abajo.
Me di cuenta de mi error inmediatamente. "¿Qué?", finjo ignorancia, elevando mi voz por la fuerte música.
"Se notó quien llamó tu atención desde que entraste ¿lo conoces?", preguntó con emoción.
Riéndo, niego con la cabeza, "no negaré que sí llamó mi atención pero... no lo conozco", encojo mis hombros, dirigiendo mi mirada de nuevo hacia Wayne.
"Oh, vamos, acércate ¿qué vas a perder si no?", bromeó el moreno, empujandome con diversión. Simplemente sonrío, pero James no deja de insistir.
"De acuerdo, de acuerdo, lo haré ¿contento?", ruedo mis ojos, primera vez que no finjo una emoción, realmente no quería acercarme a Wayne, pero James me ha convencido con su molesta insistencia. "¿Pero qué se supone que le diga?".
James se detiene un momento a pensar, hasta que una sonrisa ladina ilumina su rostro, "mi mamá dice que cuando dos almas son una para la otra, estas van a fluir como la fuerte corriente de un río".
Mi corazón se sintió cálido de repente, que hermosas palabras, tan simples pero profundas. "Tú mamá a de ser una mujer muy sabia".
James solo me regresa la sonrisa, mientras me ve partir en dirección hacia Wayne; este nota mi precencia a lo lejos de inmediato, esos ojos tan azules me observan con interés mientras mis ojos no le quitan la mirada. Recorro todo el pasillo del club, esquivando personas borrachas, bailando, besándose apasionadamente, riéndo o hablando en voz alta, mientras camino con pasos firmes sin dejar de mirarlo, él tampoco se acobarda a voltear.
Mis pasos se detienen, mi corazón late con fuerza al tener frente al hombre a quien e dedicado mi vida. Es casi irreal, casi puedo decir que me siento emocionado. Al estar cerca, nuestros ojos aún se conectan, sin decir ni una palabra tomo asiento a su lado, nuestras piernas casi se pueden tocar.
Wayne no dice nada, solo sigue observandome, ahora con intriga. "¿De verdad está tomado un martini?", fue lo primero que se me ocurre decir, mi mente aún está inundada con todo lo que e aprendido e investigado del hombre a mi lado, mi mente aún me invade con las imágenes de la última vez que vi a mi querido padre. Estoy lleno de emociones en este momento y ninguna de ellas es positiva.
Trato de calmarme, de fluir.
Por primera vez, Wayne aparta su mirada, su rostro serio cambia por uno más relajado y sus labios se mueven casi formando una sonrisa. " Tengo una debilidad por los cócteles clásicos", su voz es gruesa, varonil pero elegante.
"No me diga, ¿también conduce un auto de los ochentas?", bromeo relajando mi cuerpo para mostrarme carismático, separando mis piernas y colocando mi brazo en el respaldar del sillón, tras la ancha espalda del alfa. Para nosotros los alfas, esta es una manera de marcar territorio, sin embargo, esto lo había hecho inconscientemente. Wayne captó mi acción de inmediato, poniéndose alerta de una manera discreta al ver como mi cuerpo estaba invadiendo su espacio personal. No obstante, no dice nada, solo relame sus rosados labios.
"¿Tú qué crees?", responde tomando otro trago de su Martini. Mis ojos no pueden evitar ver lo rotos que están los nudillos de este hombre, pero me obligo a volver a ver sus ojos.
"Yo diría que está obsesionado con los ochentas, pero no lo culpo, tal vez eso le recuerda a sus viejos tiempos", me atrevo a decir con una sonrisa.
Wayne se sorprende y no puede evitar reír, de repente mis oídos se llenan de la risa de mi enemigo y no sé cómo actuar más que acompañarlo en su diversión. Tiene una risa aniñada, nostálgica; sorpresivamente es gratificante de oír." ¿A caso me estás llamando viejo?", dice entre risas.
"No lo sé, dígame, ¿qué se sintió conocer a Hitler?", seguí la broma, de alguna manera quería seguir escuchando esa risa. Era gracioso ver como su mano se hacía un puño y la llevaba a su rostro para tapar su sonrisa con el dorso de su mano.
¿Quién diría que este hombre es un asesino profesional? Las apariencias engañan.
"¿Y tú qué haces aquí, a caso no tienes escuela hoy?", dice cuando logra calmarse un poco. Aún me mira sonriendo.
"La maestra nos dio el día libre", encojo mis hombros siguiéndole la corriente.
Wayne se acercó un poco a mi oído, pero no demasiado. "¿A caso no te enseñaron que este es un lugar para adultos?".
"¿A caso no le enseñaron que los adultos mayores no pueden estar sin supervisión?", me encuentro a mi mismo guiñandole un ojo juguetonamente. "No se preocupe, yo lo cuido".
El Alfa finge estar ofendido, "vaya, ya me siento mejor", dice con su mano en el pecho. Wayne me mira unos segundos, su sonrisa desaparece poco a poco y eso me pone en alerta, hasta que sus ojos de alguna manera se tornaron.... sumisos. Qué mierda."¿Tú me cuidarás, alfa?".
Esas palabras salieron de su voca de manera diferente, de alguna manera parecía que estaba hablando con doble sentido y eso hizo que mi piel se pusiera de gallina. Entonces... ¿Si me equivoqué? ¿A Wayne si le gustan los alfas? Esta situación la puedo usar a mi favor, con esta información lo voy a hundir.
No permití mostrarme incómodo, me obligué a mi mismo a seguirle la corriente, a ser profesional y tener los cojones para coquetear con otro alfa. Comencé a imaginar que Wayne es un omega. De repente mi brazo que se encontraba en el respaldar del sillón comenzó a bajar lentamente. Wayne observó mi moviendo de reojo, sus mejillas se comenzaron a tornar rojas. De repente me pregunté cómo es que les puede gustar alguien de su misma especie, pero mi pensamiento se desvaneció cuando mi brazo finalmente reposó en los hombros del otro. Puedo jurar que de alguna manera parece que el mayor se ve vulnerable, ¿cómo es que este hombre intimidante, dominante y alfa se está comportando de este modo? Mis dedos descansando en su hombro comenzaron a moverse, mi dedo pulgar hace semi círculos mientras que los otros aprietan la piel a su disposición. Wayne da un pequeño temblor.
Dejando mi moral a un lado, me acerco al otro, a su oído, invadiendo su espacio personal. Mis labios chocan con su piel, haciendo que de un suspiro, "¿a caso quiere que cuide de usted?", susurro moviendo mi otra mano para acercarla a su pierna, mi mano se posa en rodilla, sus ojos siguen mis movimientos cuando empiezo a recorrer su pierna. Wayne muerde su labio inferior, entre abre sus labios y deja salir suspiros cuando mi mano se acerca a su entrepierna cada vez más hasta que me detengo al no obtener respuesta, el mayor parece entender y sus ojos vidriosos buscan los míos con desesperación, como si rogara con la mirada que siguiera moviendo mi mano. "A caso quiere que cuide de usted, jmm?", repito con una voz más lenta, más grave, mi voz alfa.
Jadea, se remueve en su lugar, apretando sus piernas inconscientemente. "Por favor..", susurra sin aliento.
"Abra más sus piernas para mi".
Continuará......
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