Cómo todos los días, Jimin cargó su canasta en su espalda y corrió hacia el río para buscar caracoles y cangrejos.
Las viejas mujeres y Gers de la aldea lo vieron pasar e inmediatamente hicieron una mueca llena de desprecio.
– Ahí va ese chico feo. – una mujer joven lo miró llena de asco.
– Es solo un tonto, no sabe nada más que jugar en el lodo. – a su lado otra mujer recogió su canasta con granos y escupió el piso.
– Continúa con lo tuyo, no lo mires o su madre saldrá y nos perseguirá por todo el pueblo.
– Hump, sino fuera porque su madre es una tigresa ya habría muerto en el campo – la mujer que habló recibió un tirón de orejas – mamá, ¿Por qué me pegas?
– Ya te he dicho que lo ignores, no quiero pelear con la vieja Park. ¡Sabes lo doloroso que es!
– Ojalá resbale y se ahogue en el río. Chico feo y tonto – maldijo la joven.
Jimin hizo oídos sordos a todo, y aún si las hubiera escuchado, sus palabras entrarían por una oreja y saldrían por la otra. Él no se preocupa por nadie que no sea su madre.
Nació en la aldea de tierra amarilla, en la ciudad L, pero su pueblo está muy lejos de la ciudad y la gente vive de la caza y cultivo.
Este año ya tiene 18 años y al contrario de todos los jóvenes de su edad, él aún no se ha casado. No porque no quiera, sino porque nació siendo tonto.
Su madre salió a cazar mientras estaba embarazada y tuvo un accidente haciendo que su hijo nazca de forma prematura, era invierno así que solo pudo alimentarlo un poco evitando que muera. Más tarde, con el paso de los días se dio cuenta que su hijo nació tonto. Jimin no es social, no le gusta hablar con nadie, y cuando habla es solo para pedir comida.
Nunca sonríe a los demás, de niño solía hacerlo pero las mujeres y niños lo ignoraban e insultaban, con el tiempo aprendió a ignorarlos. Y solo habla con su vieja madre.
Cuando tenía 15 años un hombre extranjero llegó a la aldea por accidente, la primera persona que vio fue Jimin y al ver la belleza del chico quiso atraparlo y aprovecharse de él. El chico sintió sus intenciones y corrió como un rayo de regreso a casa, cuando su madre se enteró que alguien estaba acosando a su bebé tomó su hacha y salió a buscarlo.
Ese día su madre mató a tres hombres incluído el hombre que lo acosó. Después Jimin ya no ataba su cabello, ya no se ponía la ropa bonita que su madre compró para él y lo que es aún peor, rompió la gema en el centro de su frente terminando así con su futuro.
Él sabía que la gema brillante en su frente era la causante de los problemas de su madre, su gema brilla mucho y su color es más atractivo que el de los otros Gers, aquel hombre había dicho que lo haría parir a sus hijos. Su madre dijo que él no podía casarse con cualquier hombre y luego ató una cinta en su frente cubriendo la gema.
Por eso, cuando por accidente vio a un ger viudo romper su gema mientras lloraba diciendo que así acabaría con su mala suerte pensó que esa era la solución. Más tarde corrió al río buscando una roca.
Cuando su madre lo encontró, su rostro estaba lleno de sangre, la gema no estaba rota pero tenía una horrible cicatriz en su frente, los cortes hechos por la piedra eran profundos y tardarían en sanar. La señora Park anunció que su hijo rompió su gema y se volvió más tonto, esperando que así ya nadie continúe codiciado a su hijo.
Su hijo puede ser tonto, pero no va a ser la herramienta de nadie.
Crió a Jimin con mucha dificultad, su hijo tonto no sabe leer ni escribir pero al menos sabe como escribir su nombre, y entiende algunas palabras. No puede ser como los otros Gers que aprenden a bailar, hilar, cocinar y más. Pero es muy listo, sabe atrapar aves y recoger cangrejos, y algunos otros pequeños mariscos fáciles de cazar. Sabe ayudar a su madre con algunas cosas haciendo su vida menos cansada. Así que nadie tiene derecho a llamarlo inútil.
– Es tan viejo y aún no se ha casado.
– Pobre señora Park, tener que cargar con ese chico tonto. Si yo fuera ella ya lo habría vendido hace mucho tiempo.
Jimin se detuvo cuando escuchó eso. Sus ojos se posaron en la mujer gorda que sostenía una gallina atada en sus manos.
– Lo quiero. – señaló la gallina.
– ¿Eh? ¿Estás loco? Chico tonto, está gallina es para mi nuera, tu no puedes comerla. – gruñó la mujer.
Jimin continúo mirando a la gallina, luego corrió de regreso a casa y arrastró a su madre por el brazo señalando la gallina en manos de la mujer gorda.
– Mamá, lo quiero.
– Oh, Jimin. No puedes comer gallina, mamá no tiene dinero. ¿Que tal si mejor vas a jugar y mamá pensará en una forma de cazar un pollo salvaje, sí?
Al pensar que el pollo salvaje será más grande y gordo que la gallina en manos de la mujer asintió.
– Uno gordo.
– Sí, sí, uno muy muy gordo. – asintió su madre.
– ¡Si! – Jimin corrió a jugar olvidando por completo su pelea con la mujer.
Cuando llegó al río se quitó sus zapatillas de mimbre y pisó la arena con sus pies descalzos. En poco tiempo vio como los pequeños cangrejos salían. Rápidamente los atrapó y los puso en la canasta.
Continúo jugando mientras recogía cangrejos, conchas y otros animalitos pequeños que salían de la arena, hasta que por error resbaló y cayó al agua.
– ¡Eso es, muere! – la joven que fue regañada por su madre estaba lavando su grano a un lado del río y sonrió cuando lo vio tropezar y caer al agua.
Ella no llamó a los aldeanos para que ayudarán a Jimin, en vez de eso se sentó junto a un árbol viendo como el chico tonto se ahogaba.
Jimin sintió pánico cuando cayó al agua y no podía ponerse de pie, sus piernas parecían no alcanzar el fondo. Podía escuchar los latidos de su corazón, intentó mover sus brazos y piernas como lo hacen los hombres cuando juegan y pescan en el río pero no podía.
Sus ojos comenzaban a cerrarse y la presión del agua parecía arrastrarlo al fondo, fue ahí cuando de un momento a otro el sol se apagó y luego la luz renació. Jimin sintió su cuerpo mas liviano y luego salió de regreso a la superficie. Su cuerpo parecía haber aprendido a nadar solo, con un par de movimientos pudo flotar con normalidad y estaba listo para regresar a la orilla cuando por el rabillo del ojo vio un cuerpo flotando en el centro del río.
Asustado salió rápidamente del agua y se arrastró en el lodo, miró el cuerpo flotando pensando que era un muerto. Si lo tocaba podía llevárselo como dicen los cuentos, el fantasma del agua.
Solo después de calmarse un poco se dio cuenta que el hombre en el agua no se veía como un fantasma, mucho menos parecía estar muerto. Su rostro estaba pálido pero no como cuando sacan a la gente ahogada.
Jimin lo pensó y corrió hacia el árbol más cercano. Niya, la mujer que se regocijaba por su muerte lo vio acercarse y se escondió entre las piedras, si ese loco la veía y la empujaba ¿No moriría ella primero?
Jimin no la vio y pasó de largo intentando agarrar una liana, después de romper la vid, corrió de regreso y saltó al agua. Para entonces su madre ya había sido informada de su accidente, cuando la señora Park llegó presa del pánico encontró a su hijo volviendo a saltar al agua.
Ella pensó: ¡alguien molestó a mi hijo y ahora ya no quiere vivir!
Cómo loca se apresuró a saltar al río detrás de su hijo, fue solo ahí que se dio cuenta que su pequeño diablo podía nadar y estaba arrastrando a alguien con él.
¿Qué está haciendo este chico?
Jimin vio a su madre a menos de dos metro de él y sonrió feliz.
– ¡Mamá, ayuda! – llamó.
Su madre salió de su estado estupefacto y se acercó a su hijo ayudándolo a tirar del hombre. Cuando llegaron a la orilla la gente ya estaba rodeando el lugar.
– ¡Señora Park! – el jefe de la aldea llamó en voz alta al verla regresar.
– ¡Viejo, llama al médico, hay un hombre ahogado!
Jimin observó a su madre arrastrar al hombre y dejarlo sobre la arena. El médico se acercó para ver el chisme y terminó siendo de ayuda. Miró al hombre tendido sobre la arena, al ver su rostro pálido negó con la cabeza. Ese hombre ya estaba muerto. No puede ayudar.
– Mamá.
– Ay Jimin, hiciste lo que podías.
Jimin no entendió lo que quería decir, miró al médico y luego al hombre pálido a su lado. El médico negó moviendo las manos, la gente a su alrededor comenzó a marcharse sin ayudar a nadie.
– Vamos hijo, busquemos al carpintero para hacerle un ataúd a este joven. – su madre palmeo su hombro.
Jimin no quería dejar al hombre, el hombre no estaba muerto, lo sabía porque cuando lo abrazó para atarlo con la liana sintió su corazón palpitar. Pero viendo que nadie lo ayudaba se puso ansioso y de un momento a otro levantó su mano y estrelló su puño sobre el pecho del hombre golpeando con fuerza, aunque el golpe no fue lo suficientemente poderoso, fue lo suficiente fuerte como para hacer toser al hombre que comenzó a reaccionar expulsando agua por la boca.
– ¡Ah! ¡Mamá! – gritó emocionado Jimin.
– ¡Dios mío Jimin!
– ¡Está vivo! – Niya casi se desmaya al ver cómo el hombre se retorcía.
Jimin estaba feliz, el hombre que rescató no estaba muerto.
Su madre negó con la cabeza, su hijo tonto es tan tonto.
– Regresar a casa, mamá – animó Jimin poniéndose de pie tirando de la ropa de su madre.
– Vamos – viendo a su hijo mirar al hombre ella suspiró – También traeremos a tu amigo. Vamos, vamos.
Jimin estaba satisfecho, ayudó al hombre a subir en una camilla improvisada y su madre lo arrastró de regreso a casa.
El hombre no murió, pero sí estaba herido.
La señora Park le pagó al médico para que revisara al hombre. El viejo médico estaba avergonzado, ya había dictaminado que el hombre estaba muerto cuando el hijo tonto de la señora Park lo resucitó. Sentía que le dolían los dientes. ¿Qué pensará de él la gente? Seguramente que es un médico inexperto. Aún así apretó los dientes y siguió a la señora Park de regreso a casa para revisar al hombre.
El hombre es bastante fuerte, tiene músculos prominentes y una buena apariencia, es solo que... Tiene los huesos rotos y no sabe si se curará bien. De todas formas solo recetará algo y si resiste lo volverá a tratar.
– Dele de beber estás hierbas, después de cada comida. Despertará en dos días a lo mucho. Luego volveré a revisarlo – diciendo eso el médico se despidió.
Jimin corrió hacia la cama donde dormía el hombre y lo miró sin parpadear. Su madre lo miró con sus ojos secos.
Su hijo cayó por una belleza. Diablos.
– Jimin ve a lavarte, puse agua caliente en la tina. Te bañas rápido y luego ven a tomar un poco de sopa caliente.
Aunque era reacio Jimin se puso en marcha, volvió a su habitación sacó ropa limpia y corrió de regreso al baño para limpiarse.
La señora Park también se dio un baño rápido y luego se sentaron a comer.
– Mamá, bañarlo.
– Yo me encargo de él, tu solo come y concéntrate en tus cosas.
– Ah...
Jimin terminó de beber la sopa y corrió de regreso al río, luego regresó a casa con una canasta llena de cangrejos.
– Mamá, comer.
– Muy bien, el bebé es bueno.
Jimin sonrió dejando la canasta, su mirada se posó en el corredor, quería volver a ver al hombre.
– Jimin, prométele a mamá que cuando él esté sano lo dejaras ir.
– ¿Ah? – Jimin no entendió. ¿Por qué tiene que irse?
– Nada, yo mismo me ocuparé de todo. Ve a descansar.
Para los que no entendieron lo de la gema. Supongamos que Jimin tiene un cristal como un diamante en su frente, sería igual al lunar del chico en la imagen, solo que la de Jimin es una gema color rojo, pero así mismo es pequeña.
Gracias por leer...
🌟 (⌐■-■)