Un Peligroso Azar (+18)

By Trixmikaelson

436 148 93

¿Cuántas veces habéis elegido algo al azar? Cantando internamente una absurda canción, contando vuestro númer... More

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Aviso

Capítulo 5

20 10 7
By Trixmikaelson

Lando 👔

No estoy seguro de lo que estoy haciendo. Si Helen se enterara de que ando conociendo a alguien, seguro que hundiría el negocio familiar. Tiene poder para eso y más.

Ignorando la parte racional de mi ser, esa que siempre hay que escuchar, cometo la segunda gran estupidez del día: escribirle a Dana.

La primera estupidez, por supuesto, fue dejarme llevar con ella. Sé que no es excusa, pero, literalmente, me pilló en horas bajas. Y es que después de tanto tiempo, Yen había decidido pasarse por el restaurante para saludarme. ¿Por qué? ¿Por qué justo cuando la estabilidad de mi familia depende de mis actos decide venir a remover el momento más doloroso de mi vida?

Lo bueno de enamorarse hasta las trancas y que te rompan el corazón es que nadie puede volver a rompértelo. Pueden pisotear alguno de sus pedazos, pero eso no llega a ser ni una cuarta parte del dolor infligido cuando está sin un solo rasguño, pletórico. No es lo mismo que te arranquen las alas de cuajo que coger una pluma de todas las que la componen.

Creo que he sido un poco cruel con ella, pero decirle que no quería verla era preferible a acabar gritándonos tras intentar mantener una conversación civilizada. Decirme que me echaba de menos después de años separados ha estado fuera de lugar.

La respuesta de Dana no tarda en llegar, citándome en una calle conocida para mí. Al hacerlo, ha debido guardar mi número, porque puedo visualizar su foto de perfil. Se trata de un primer plano de sus ojos, esos que esconden todo un universo en ellos. Un universo que no debo explorar, pero la tentación es mayor que la razón.

Siento que me ahogo en la mentira de mi relación. No pensé que resultaría complicado, pero tampoco creí que conocería a alguien que me incitara a ir más allá de un revolcón. Dana me transmite esa parte de locura, de vivir el momento sin pensar en nada más que lo que quiero. Aparece en el momento que más la necesito, pero en el que más debo controlarme.

Maldita sea.

Cuando llego al punto de encuentro, visualizo a Dana al final de la calle, caminando hacia mí. Se encuentra ataviada en unos leggins marrones y un top deportivo a juego. Parece venir del gimnasio, aunque luce como una diosa recién bajada del cielo. Su melena, aunque no está completamente mojada, permite vislumbrar una pequeña capa de humedad por algunos mechones de su pelo, lo cual me confirma que, efectivamente, viene del gimnasio, ya duchada y preparada para hacer vida fuera de él. Sólo por hoy, vida conmigo.

Me pregunto por qué ha decidido un conjunto de deporte limpio para salir a la calle, pero no me da tiempo a elaborar una hipótesis al respecto cuando se sitúa frente a mí.

―Hola, guapo ―se cuelga de mi cuello y me abraza como si fuéramos amigos de toda la vida.

―Hola, Dana. ¿Desde cuándo la confianza? ―pregunto confundido.

―Desde que te corriste en mi boca ―dice sin un mísero atisbo de vergüenza.

―Baja la voz, por favor ―le pido alarmado. Nunca se sabe dónde puede tener Helen a personas conocidas.

―Tranquilo, Lando, somos adultos. No es pecado mantener relaciones sexuales.

―No nos hemos acostado, Dana ―la corrijo.

―Error ―replica cruzándose de brazos, pero con una sonrisa de suficiencia adornando su rostro―. Una mamada también es una forma de sexo. Oral, concretamente ―Dana se pone a andar pasando a mi lado, esperando a que la siga, cosa que hago.

No soporto a las sabelotodo como ella.

―¿Dónde vamos exactamente? ―pregunto siguiendo su paso.

―Te voy a llevar a un lugar especial.

―He traído el coche, Dana ―aclaro señalando el vehículo.

―No te pedí que lo hicieras. Venga, prometo que volveremos por aquí.

Intuyo que es testaruda como ella sola, por lo que decido ceder sin oponer mayor resistencia. Es una batalla que acabará ganando ella si quiero conocerla. La pregunta es: ¿quiero hacerlo?

Tras casi una hora de paseo, porque nos lo tomamos con mucha calma y conversando de nuestros gustos en películas y series, Dana me guía hacia el interior de una especie de bosque, aunque pronto se desvía hacia un camino empinado. Parece conocer a la perfección el lugar, porque continúa contándome cosas insignificantes de Emily en París sin titubear por dónde va.

―Y voilà ―sus manos me presentan el lugar como si fuera un espectáculo digno de ver.

Su espacio especial se trata de un pequeño embalse desde el cual puede verse Nueva York desde arriba. No desde muy arriba, pero tiene la altura suficiente como para disfrutar de la ciudad.

―Vaya, desconocía este lugar ―expreso asombrado.

―Yo lo encontré hace un par de años por casualidad. Suelo venir a relajarme aquí.

―¿No consigues hacerlo en tu día a día? ―pregunto, extrañado. Es una chica joven, no puede tener muchas preocupaciones.

Ella me mira seria, contenida. No la conozco, pero podría casi asegurar que mi pregunta ha desatado toda una tormenta dentro de ella. Y que me maten si no quiero adentrarme en ella y controlarla.

―Es complicado ―se aproxima a una roca y se sienta en ella, invitándome con su mano a sentarme junto a ella. La roca es suficientemente grande para hacerlo, así que me aproximo y hago lo que me pide.

―Me cuesta creer que lo pases mal con tu edad. Deberías estar comiéndote el mundo ―comento mirando al horizonte, recordando el Lando que solía ser.

―¿Qué edad piensas que tengo, Lando? ―cuestiona perforándome con sus ojos.

Vaya, creo que la he ofendido.

―No pretendía decirlo despectivamente.

―Responde ―insiste.

Lo medito brevemente. Luce a chica universitaria. Sin maquillaje tiene cara de niña, por lo que no puede tener mucho más de 20 años.

―¿22? ―trato de adivinar.

―25. Cumplo 26 en un mes, de hecho.

―Vaya ―respondo―, tienes cara de angelito. Disculpa si te ha molestado que te considerara más joven.

―Oh, descuida ―ríe brevemente―, siempre es un cumplido que te echen menos años de los que tienes ―dice regalándome una sonrisa―. Y tú, ¿qué? Estarás ya por los 40, ¿no? ―intenta aguantarse la risa, pero unos segundos después de soltar la pregunta estalla en carcajadas. Adorable.

―Pues casi, casi, así que no te rías tanto ―digo mientras presiono brevemente mi dedo índice en su costado―. Tengo 36 ―continúo. Ahora viene el momento en que se asusta y sale corriendo, lo sé. A pesar de ser ligeramente mayor de lo que pensaba, sigue siendo muy joven para mí.

―Es un número bonito ―comenta sorprendiéndome.

―¿No te asusta haberte liado con un viejo como yo? ―me preocupo. No sé por qué, pero la idea de que se arrepienta me oprime el pecho.

―No eres un viejo, idiota ―me regaña―. ¿Te confieso algo? ―se muerde el labio y mis ojos no pueden evitar clavarse en ese punto exacto de su anatomía.

―Puedes confesarme lo que quieras ―respondo sin pensar, aún hipnotizado por sus labios. Tanto, que tardo en procesar que se inclina hacia mí, apoyando una de sus delicadas manos en mi muslo derecho, peligrosamente cerca de mi entrepierna.

―No hay hombre de mi edad o menor que tú que me ponga más que esos labios tuyos, esa cara, ese cuerpo que te gastas. Si no me deseas, lo respeto, pero ni se te ocurra volver siquiera a insinuar que me avergüenzo, me asusto o me disgusta tener algo contigo. Porque ahora mismo, quiero absolutamente todo de ti.

Sus palabras, junto con su preciosa voz, me excitan, pero no se queda en eso. Algo en mi interior se calienta. Algo cercano a mi corazón. Es inexplicable, apresurado y jodidamente peligroso, pero no estoy en condiciones de frenar ahora. No quiero. No puedo.

―Suscribo cada una de tus palabras, Dana. No hay nada que no quiera en estos momentos contigo.

No sé si es ella, si soy yo o si somos los dos al mismo tiempo, pero el caso es que nuestros labios se encuentran en una explosión deliciosa. Lo que empieza a ritmos pausados, pronto comienza a aumentar de marcha. Mis manos buscan su cintura para auparla y colocarla a horcajadas sobre mí. Su cuerpo y el mío se encuentran mejor así, pegados.

―No frenemos esta vez, por favor ―suplica sobre mis labios.

―Sólo pararé si tú me lo pides ―aseguro.

―Entonces hazme tuya, Lando.

No espero más para volver a atacar sus labios. Nuestras lenguas parecen tener un imán para conectarse, ya que bailan totalmente sincronizadas, pero también con ansias, como si se hubieran echado de menos en estas horas que han estado separadas.

Sus manos agarran mi camiseta con desesperación y tiran de ella. No me opongo. Una vez me encuentro desnudo de cintura para arriba, sus ojos se pasean por mis pectorales, bajando posteriormente a mis abdominales. Siempre he cuidado mucho mi cuerpo, y la mayor satisfacción es ver ese deseo en sus ojos ante mis músculos marcados.

―No estamos en igualdad de condiciones, preciosa ―reclamo.

Cuando mis dedos se posan en su pecho, aún cubierto, ella se apresura en quitarse el top deportivo. Y, joder, sus pechos son más grandes de lo que pensaba. Me apresuro a chupar su pezón izquierdo mientras con mi mano masajeo su otra mama. Sus jadeos no tardan en llegar.

―Joder, me estás poniendo a cien ―gime con la voz más sexy del jodido planeta.

―Puedo darte mucho más placer, te lo aseguro ―puntualizo con voz ronca.

Mientras vuelvo a su boca, sujetando su cabeza con una mano, la otra se adentra en sus leggins y agarro su tanga, tirando hacia arriba en el proceso.

―Ah ―exclama.

―Aún no he empezado, Dana. No te corras antes de tiempo ―explico dejando una leve succión en su pezón.

―Te quiero dentro. Ya ―reclama.

Se aparta de mí y se quita los leggins y el tanga a la vez, desesperada. Mi polla lo celebra.

―Estamos en sintonía ―digo levantándome. Una vez bajo mis pantalones, Dana se arrodilla y se lleva los calzoncillos por delante también.

―Ya está contenta ―manifiesta con una mirada de deseo que hace que mi pene se tense mucho más.

Y, sin más, vuelve a metérsela en la boca, como hace unas horas.


֍֍֍֍֍

Ya tenéis otroo.

Estos dos están comenzando algo que no sé si sabrán detener...

¿Os ha gustado?

Nos leemos pronto, bbs.

Continue Reading

You'll Also Like

176K 8.6K 44
Fanfic sobre Amaia y Alfred. "El camino a casa" complementa a esta historia. Para la versión con CONTENIDO INÉDITO de TPMV, poneos en contacto conmi...
57.5K 3.1K 27
La muerte de un joven afecta a todos los que le conocían y querían. A algunas personas incluso puede cambiarles la vida de forma irrevocable.
34.7K 1.5K 62
No tiene porqué ser más que diversión. No tiene porqué repetirse. No tienen porqué saberlo. Este es su plan, pero por supuesto, él está decidido a...
198K 13K 36
Agoney desapareció en medio del caos. Raoul no va a parar hasta encontrarlo. ✈ IMPORTANTE: Esta fanfic es a.u., una historia que tenía pensada de hac...