Después de descansar cuatro días y no salir del castillo solo para alimentarse, Savee tenía que enfrentarse a un terrible lunes.
Ese día en particular no se sentía bien, tuvo que mándale una carta explicándole a su mamá que ya ni había reservas«su madre sabía a qué se refería»; pidiéndole de favor a Cho que la llevara a la lechuceria ya que ella no podía.
El dolor de cabeza que tenía no bajaba, Cho trató de ayudarla como cuando iban en primer año pero no lo consiguió, así que solo le quedaba la otra opción de ir con el profesor Snape para que ayudará.
Después de recibir la poción ella quedó sedada por casi todo el día, los profesores sabían sobre la situación por lo que faltar a clases no le perjudicaba.
Ella había olvidado lo que era tener una recaída de ese tamaño.
『 💙 』
Una semana había pasado, Savee se veía y sentía mucho mejor.
Agradecía a sus amigos por haberla ayudado con tareas y cosas básicas como llevarle comida y ayudarla a tomar duchas.
Afortunadamente ese día solo tenía dos clases, y ambas eran materias en las que ella dominaba perfectamente los temas.
Fue la primera en llegar al salón de la primer clase, su amigo Corner al parecer tenía Flojera de asistir por lo que le dijo que ella tomara la clase por el.
Solo pasó al comedor por un poco de fruta, así que tenía energía y el estómago tranquilo para aguantar el día.
Los demás estudiantes empezaron a llegar, le tocaba clase junto a los Hufflepuff así que la clase sería demasiado tranquila.
La desgracia venía después, defensa era su siguiente clase y no estaba preparada para escuchar los regaños de la profesora, que al parecer no estaba al tanto de la vida de Savee por lo que aceptó el que faltará la semana a clases pero con desconfianza.
—Señorita While, es un placer tenerla de vuelta a esta aula de clases.
—Honorable profesora, buenos días.
—Me comentó el director sobre su situación pero tengo mucha intriga.
Savee no quería que los demás escucharán su plática, era demasiado privada, por lo que se paró del lugar y fue hacia el escritorio de la profesora para mostrarle unos pergaminos.
La profesora leyó todo con demasiada atención, ella más que nadie sabía que ese tipo de documentos era imposible falsificarlos o realizar algún hechizo para cambiar su contenido, así que después de leer todo se los regresó a Savee, sin decirle nada solo con una mueca de lamento.
—Todos a leer la página 654 de su libro en silencio.
Savee regreso a su lugar, saco su libro y puso toda su concentración en la lectura, evitando las miradas de los que conocía en esa clase.
『 💙 』
—Ya me hacía falta un descanso así— decía Corner—Estoy más que listo para el partido.
—Yo igual, tengo la confianza de que ganaremos.
—Apuesto la mitad de mis ahorros a qué así será.
—Savee— decían su nombre detrás de ella.
Volteó y se encontró con el rostro apenado de Ron weasley.
—Voy a buscar a Ginny, nos vemos en el castillo Savee.
El joven amigo se marchó para darle su espacio.
—Dime Ron.
—No te había visto desde aquella vez en el bosque y ... Me preocupe ¿Estás bien?.
—Si, gracias pero tengo cosas por hacer, nos vemos.
Savee caminó con prisa hacia su torre, no es que no quisiera estar con el o que estuviera molesta- talvez un poco- pero en realidad se sentía aún sin ánimos y el tener que das explicaciones sería agotador para ella.
No queriendo regresar a encerrarse al castillo decidió solo ir a quitarse el uniforme y después buscar a alguien con quién pasar el rato.
Desafortunadamente la mayoría de sus amigos«aun se desconoce porque no le dijeron a ella del ejército de Dumbledore» se encontraban en sus reuniones privadas.
Ella no lo sabía, supuso que tenían otras cosas que hacer, pero por su suerte logro ver a Malfoy solo paseando por el tercer piso.
—¡Mi persona favorita de hogwarts!— saludo ella.
—Crei que esa persona seria McLaggen.
—Superalo— bufó—¿Que haces?
—Tomando un poco de aire ¿Tu?
—Igual, quería dar un paseo.
—Puedes acompañarme, te dejare ese privilegio.
—No me queda de otra— enganchó su brazo al de el y camino.
—Oye, supe que faltaste toda la semana ¿Todo bien?
Malfoy a parte de Cho y Corner, era alguien que sabía del porque de sus recaídas.
—Si, creo que fue por mucha presión pero estoy bien según madame poppy.
—Menos mal.
Siguieron su camino recorriendo el lugar para después ir hacia un sitio más tranquilo, pero para llegar a aquel lugar tenían que Pasar por el séptimo piso.
—¿Entonces pasaste navidad con Anne? Que lindo Malfoy.
—Si bueno, deja el tema atrás o no te vuelvo a contar nada.
—prometo llevarme tu secreto a la tumba.
Malfoy se estremeció.
—No prometas nada While— dijo— ¿Quieres la mitad?— saco una rana de su bolsillo.
Se pararon en medio del pasillo, ella abrió la caja para rapido lograr atrapar la rana, pero fue imposible ya que salto muy alto, por suerte Malfoy la tomó apachurrandola llenándose los dedos de chocolate.
El ver la cara de repudio de Malfoy le causó demasiada risa a la rubia quien le quitó el sobrante de rana y empezó a comerlo.
Esa escena era demasiado divertida para ella, pero no para Weasley que había terminado sus entrenamientos con el ejército y junto con sus amigos logró ver a la chica reír junto al enemigo del trío.
—Al parecer Savee se divierte con Malfoy— dijo Hermione— son tal para cual.
Ron sentía celos, ahora entendía porque ella no quiso seguir la conversación de la mañana, según el “ella estaba de nuevo con Draco”.
Pasó molesto junto a ellos, pero no lo notaron ya que Malfoy le pedía a Savee que le lanzará un aguamenti en las manos para quitar el chocolate.
—¡Estúpida rana!— se quejaba— no vuelvo a llevarlas en mi bolsillo.
—A quien de le ocurre también Malfoy.
—Calla, todo es tu culpa.
—Que enojonsito— reclamó— pero muy rica rana eh.
Ella siguió riendo, después de que Malfoy terminará su berrinche siguieron caminando, justo iban detrás de el trío cuando estos se detuvieron dejando pasar a aquellos dos, viendo cómo Savee iba agarrada de Malfoy, Ron sintió más enojo.
—Tranquilo amigo— lo tranquilizaba Potter.
—Yo estoy bien, sigan ustedes que yo tengo cosas que hacer.
Ron se regresó hacia el lugar donde habían estado las últimas dos horas, sentía todo su rostro arder, pero más que de enojo era de tristeza.
Sentía de nuevo que no era suficiente para ella, que era demasiado fácil el remplazarlo, al igual que suponer que empezaba a aburrir a la rubia.
No la había estado pasando bien los últimos días, y aunque el quisiera hacerse el fuerte unas cuantas lágrimas se desbordaron de sus ojos.
Había perdido la confianza en si mismo de nuevo.