Itachi estaba durmiendo en su habitación, cuando escucho su perta ser abierta lentamente. Si ese era un asesino, debía ser el más estúpido de la historia, porque había hecho todos los ruidos habidos y por haber mientras trataba de llegar a su cama.
Sintió como una mano se acercaba a su cuerpo, cuando rápidamente la tomo, volteo su cuerpo dejando el del intruso sobre el colchón y debajo de él, y con el cuchillo que escondía bajo su almohada amenazo su cuello. Al ver el cabello rosa desparramarse por su cama, identifico a la chica.
- ¿Sakura? ¿Qué haces aquí? -
- Y.... yo lo...lo siento- tartamudeo con miedo- No quería asustarte, es solo que...-
- ¿Qué sucede? -
- Itachi, estas sobre mi- susurro.
Y era cierto, pero no solo eso, el verano seguía en pie y las temperaturas eran altas, el calor de la noche llevo al heredero a dormir solo en ropa interior. Ergo, Itachi no solo estaba sobre Sakura, en la cama, solos en la habitación por la madrugada, sino que también, solo estaba usando un par de bóxer, nada más.
Como si quemara se alejó de la chica, no quería incomodarla más de lo que ya lo había hecho, eso sin mencionar que, si alguien entraba a la habitación en ese momento, serian acusados de algo muy grave y sus reputaciones quedarían por debajo del suelo; luego de separarse, vio que la chica utilizaba un vestido corto y sobre este, una capa con capucha que por el largo debía cubrirla entera.
- Está bien, pero tenemos que irnos ahora. -
- ¿Irnos? ¿Qué sucede? -
La chica volteo a verlo, mientras le extendía una capa negra igual a la que llevaba puesta, y con una sonrisa enorme en el rostro le dijo "Te estoy secuestrando".
La frase se mantuvo en la mente de Itachi por unos segundos, pero cuando la chica le tomo la mano, y comenzó a tirarlo por los distintos pasillos del castillo hacia lo que parecía ser dirección a la cocina, dejo de maquinar tanto la idea, se limitó a seguirla y escuchar las pequeñas risas traviesas que soltaba cada tanto. Esta era una nueva faceta, pensó mientras se movían, una juguetona y traviesa.
Aunque en ese momento estuviera disfrutando de seguirle el juego a la chica, no se habían cruzado con ningún guardia desde su habitación hacia una de las salidas, lo cual era en extremo peligroso. ¿Dónde estaban los guardias del castillo? Se obligó a si mismo a recordar ese hecho para hablarlo con el jefe de guardia y su padre, esa situación no podía volver a repetirse.
Al llegar a lo que efectivamente era la cocina, una de las damas de honor que reconoció era de Sakura, les extendió una canasta que él tomo, y les abrió la puerta. Fuera del recinto, había un caballo, y atadas detrás de la silla de este, unas mantas.
- Debemos irnos rápido o nos descubrirán- le indico la chica, que con maestría se subió al animal y le extendió la mano, indicando que debía subirse, lo cual le causo gracia, ella lo trató con esa acción como alguien que no supiera como subirse al animal, igualmente no dijo nada y acepto su ayuda para saltar. Cuando estuvieron listos, le indico al caballo que debía moverse, y galopando vio el castillo volverse pequeño.
- ¿A dónde me llevas Sakura? -
- Es una sorpresa-
Estuvieron en el caballo por lo menos media hora, mientras hablaban de temas triviales, como las reuniones del día anterior de Itachi y las nuevas cartas que le llegaron a Sakura esa semana, cuando por fin se empezó a escuchar un ruido de fondo. Poco paso antes de que el príncipe notara un olor extraño también.
- Bienvenido a la playa de Konoha Itachi. -
La emoción comenzó a correr por las venas del chico, quien luego de atar el animar en un árbol para que no se alejara, comenzó a correr hacia la arena. La rosada iba detrás de él, cargando la canasta y las mantas, viendo como el chico corría hasta llegar al agua y se mojaba hasta las pantorrillas con esta.
Ni bien puso las cosas en el suelo, sintió al chico correr de vuelta para llevarla a ella también hasta el agua. Ambas capas estaban mojadas hasta la mitad, lo mismo con el pantalón del chico, pero poco les importo. Las risas se oían alto y claro, igual que las olas.
Nuevamente podía admirar una parte infantil del carácter del infame e inmutable Uchiha.
Estuvieron jugando un rato así, cuando decidieron salir de mar y sentarse unos minutos en las mantas que la Uzumaki había acomodado en la arena.
- Puedes quitarte la ropa si quieres- le dijo, con las mejillas en un fuerte tono rosa. – Esta playa le pertenece a mi familia, y nadie está autorizado a pasar para este lado, así que estamos seguros, nadie nos vera- completo, pero rápidamente comenzó a tartamudear tratando de corregir lo que había dicho, pues se podía malinterpretar.
- Así que por eso querías secuestrarme, querías robar mi inocencia-
- ¡No es eso! - avergonzada grito- Me refería a que mojaras tu ropa y no trajimos una muda. Aparte de eso, esta mañana ya te vi, no tienes nada que mis hermanos no- se burlo.
- Auch, eso dolió. Pero comprendo, me la sacare para que se seque, y luego me la volveré a poner, ¿Eso estaría bien? -
- Si-
- Tú puedes hacer lo mismo, tu vestido esta mojado, ¿No trajiste un traje de baño? Tu por lo menos si sabias que vendríamos a la playa, yo fui secuestrado por alguien que se coló sin permiso a mi habitación y me llevo sin importarle mis sentimientos- dijo haciendo una pose de mártir dramática, provocándole una risa a ambos.
Él se desvistió de espaldas a ella, quedándose en los mismos boxers negros de la mañana, y fue a colgar su ropa a uno de los árboles cercanos, donde habían dejado al caballo; cuando volvió, vio a la chica en un traje de baño. Era amarillo, una remera y un pequeño short. El traje tenía aparte del llamativo color, holanes y moños blancos que lo hacían ver sorpresivamente dulce y lindo en comparación a como quedaba en el proporcionado cuero de la chica. Había recogido también su largo cabello en dos coletas y estaba yendo a hacer lo mismo que él antes. Itachi rápidamente recupero la compostura, y le ofreció ir el a colgar las prendas.
Estuvieron otro rato jugando en el mar, luego caminaron por la playa, recolectaron algunas conchas y piedras, y jugaron en la arena. Cerca del mediodía, sacaron la comida preparada en la canasta, eran simples sándwiches y unas botellas con agua. A la hora de la siesta, Sakura de quedo dormida sobre una de las mantas e Itachi la movió despacio para quedar bajo la sombra protegiéndola de quemarse.
Finalmente llego la tarde, y luego de estar otro rato jugando, alrededor de las 6, vieron como el sol se escondía despacio en el horizonte. Ambos lo vieron sentados uno al lado del otro en la arena, mojando sus pies en el agua.
- Esta es el mejor día de mi vida Sakura, gracias por hacer mi sueño realidad, no esperaba que lo recordaras- confeso el príncipe, sin dejar de mirar la puesta del sol.
- Obvio que lo recordaría. Pero me tomo un mes planearlo porque entre las clases, las reuniones y los entrenamientos, aparte tenía que lograr que la playa estuviera deshabitada, que los guardias rotaran para que pudiéramos salir sin ser vistos e incluso lograr que coincidiéramos un día libre ambos- la chica le explico.
- Hoy tenía trabajo que hacer- le respondió él.
- Debes agradecerme, también me encargue de eso, hablé con Fugaku-sama y él me ayudo a adelantarlo para dejarte un día libre. Admito estaba muerta del miedo por como reaccionaria, sobre todo cuando le pedí que no hiciera preguntas, pero él lo acepto tan fácil que quede sorprendida. Me ayudo a planearlo, por lo que debo compartir el crédito. –
El príncipe se hizo una nota mental para recordar agradecerle a su padre lo que había hecho y no reprender a los soldados, porque aparentemente había sigo gracias a el rey que su "rotación" duro lo suficiente como para que ellos se fueran del palacio sin ser vistos.
Hablaron un rato más antes de levantar el improvisado campamento y volver al castillo. El camino de vuelta fue en silencio, Sakura se había quedado dormida sobre su pecho mientras cabalgaban.
Al llegar, Sasuke lo ayudo tomando a la chica en brazos, y se ofreció a llevarla a su habitación, pero Itachi lo negó, diciendo que el mismo lo haría; la tomo, y cubriendo su cuerpo con la capa negra que había usado antes, se encamino al ala norte, donde estaban las alcobas de ambos. Dejo a la chica con sus damas de honor, quienes dijeron la ayudarían a bañarse antes de volver a la cama. Finalmente se encamino a su propia habitación.
Tomo un baño rápido para quitarse la arena y se acostó listo para dormir. Antes de hacerlo, rememoro su día, las risas de Sakura sobre el ruido de las olas, el olor del mar, la sensación de la arena en sus pies, y finalmente, el rostro de la pelirosa al dormir. Ese sería el mejor día de su vida pensó, el día que había vuelto su sueño realidad y con nadie más que con la chica que le gustaba.
Incluso esa noche se permitió fantasear. Quizá algún día tendría una familia propia con la pelirosa, y podrían ir todos juntos a la playa. Amaría jugar con sus hijos en el mar como lo había hecho hoy con la chica.
Esa noche se quedó dormido con un nuevo sueño, pensando en los detalles de la familia que quería construir con Sakura.