Sostenme en tus brazos

By BTbae_MinYoonJi

12.4K 1.8K 1.8K

Kim NamJoon es un arrogante doctor católico con una vida perfecta de acuerdo el estándar coreano pero que no... More

Sostenme En Tus Brazos
CAPÍTULO UNO: When I Was Done Dying
CAPÍTULO DOS: Oblivion
CAPÍTULO TRES: Alice
CAPÍTULO CUATRO: Tender
CAPÍTULO CINCO: Beetlebum
CAPÍTULO SEIS: Play dead.
CAPÍTULO SIETE: Bury A Friend
CAPÍTULO OCHO: Il Pleut
CAPÍTULO DIEZ: Wake
CAPÍTULO ONCE: Save Me
CAPÍTULO DOCE: Nobody
CAPÍTULO TRECE: Let It Happen
CAPÍTULO CATORCE: Magic
CAPÍTULO QUINCE: Me Gustas Tú
CAPÍTULO DIECISÉIS: Venus As A Boy
CAPÍTULO DIECISIETE: Algo Sucede
CAPÍTULO DIECIOCHO: Song For you.
CAPÍTULO DIECINUEVE: Generous Palmstroke
CAPÍTULO VEINTE: Parents
CAPÍTULO VEINTIUNO: Peanut Butter & Tears
CAPÍTULO VEINTIDÓS: Borderline
CAPÍTULO VEINTITRÉS: Felicidad
CAPÍTULO VEINTICUATRO: When Memories Snow
CAPÍTULO VEINTICINCO: Your Blood
Q&A PERSONAJES SETB pt1
CAPÍTULO VEINTISÉIS: Candy - Fantástico
Q&A PERSONAJES SETB pt2
CAPÍTULO VEINTISIETE: Ilomilo
CAPÍTULO VEINTIOCHO: Come Sweet Death
CAPÍTULO VEINTINUEVE: Call Out My Name
CUENTA DE TWITCH
Universo En Desarrollo

CAPÍTULO NUEVE: We Were Friends

396 72 62
By BTbae_MinYoonJi

»In love with a ghost, we were friends, 2017.

Pasaron un par de semanas desde el cumpleaños de YoonGi y NamJoon conoció nuevos aspectos sobre este en todo ese tiempo, por ejemplo, descubrió que era un buen cocinero. El pelinegro se empeñaba en decir que realmente sus habilidades culinarias no eran nada y que todo lo que preparaba eran platillos sencillos que cualquiera podría hacer. NamJoon no estaba de acuerdo con eso, tenía muchas razones para contradecirlo y para prueba de ello estaba él, que era una persona cualquiera y que, por mucho que se esforzara, siempre terminaba arruinando cualquier cosa que pusiera en la sartén.

    Otro detalle resaltable de YoonGi era que se trataba de una persona bastante servicial cuando se lo proponía. De hecho, NamJoon se dio cuenta de ello cuando un día, de la nada, encontró al joven muchacho haciendo la limpieza de la casa, mientras TaeHyung lo vigilaba. «¿Qué hace?» le había preguntado a este último y él simplemente había respondido: «La limpieza, por supuesto». Y sí, fue una pregunta estupida, NamJoon lo aceptó pero no era realmente eso lo que quiso saber en un principio. Su cuestión era en realidad el motivo y TaeHyung le aclaró: «Creo que necesita sentirse útil». Qué extraño. ¿YoonGi tenía esa clase de necesidades? ¿Él siendo la persona que era?

Fue difícil de comprender pero NamJoon lo aceptó y dejó que YoonGi hiciera todo aquello que le diera tranquilidad o que simplemente lo mantuviera distraído. Pronto YoonGi no solo hacía el desayuno, la comida y la cena, sino que tendía camas, sacudía muebles y ponía a lavar la ropa. La única tarea que hasta ahora no podía realizar sin supervisión era sacar la basura porque eso implicaba no solo salir del apartamento sino del edificio mismo. 

Ya NamJoon sabía que YoonGi no había huido aquel día cuando tuvo la oportunidad pero por si acaso no estaba de más tomarse algunas precauciones. Ese había sido el motivo principal por el que NamJoon tuvo que cambiar la clave de seguridad e insistió en que TaeHyung lo acompañase siempre que hiciera una tarea que implicara salir del edificio, como, precisamente, sacar la basura o surtir la lista de las compras en el supermercado local. Claro, hasta ese día.

NamJoon tuvo una cirugía aquella tarde, procedimiento que tomó más del tiempo programado. Afortunadamente habían logrado detener la hemorragia y salvar así al paciente, ya solo quedaría ver que sobreviviera la noche. Fue por ello que llegó más tarde de lo habitual, muy cerca de las diez de la noche.
TaeHyung parecía estar impaciente por irse. Decía tener una cita con una chica hermosa, incluso le había mostrado una fotografía a NamJoon. «Como que se parece a Ahn HyeJin.» le había respondido y el joven enfermero solo le había entrecerrado los ojos antes de despedirse de YoonGi e irse, ignorándolo por completo a él. Que gracioso era que aún después de meses sin trabajar en el hospital no pudiera superarla. ¿O era acaso ese el tipo de chica ideal de Kim TaeHyung? Quien sabe, no eran cosas que le preocuparan a NamJoon.

YoonGi le sirvió la cena y ambos comieron, uno frente al otro. NamJoon miraba el televisor y YoonGi simplemente seguía leyendo. Platicaron un poco, YoonGi a veces le preguntaba sobre el trabajo y NamJoon educadamente respondía, luego se invertían los papeles y era él quien le preguntaba sobre su día en el apartamento. Era gracioso como prácticamente, todos los días, ambos contaban las mismas cosas o similares. Un par de tipos aburridos con un par de vidas aburridas. Al menos se parecían en algo.

Cuando terminaron de cenar, igual que siempre, NamJoon recogió los platos y los dejó en el lavabo. Podían usar el lavatrastes, varias veces se lo dijo a YoonGi pero éste continuaba respondiendo que estaba bien, que era mejor si los lavaba a mano. Así que lo dejó tranquilo y fue a ducharse, sintiéndose exhausto.

Al salir, YoonGi lo estaba esperando en la entrada, con las bolsas de basura en mano. Claro, era el día de recolección. NamJoon le dijo que la dejara para la siguiente ronda, de verdad estaba cansado como para sacar siquiera la basura. 

—Pero eso dijo la vez pasada y esta es la basura de toda una semana.

NamJoon miró bien las bolsas, YoonGi tenía razón, eran muchas. ¿Qué hacía TaeHyung entonces? Suspiró fastidiado.

—Puedo dejarlas yo mismo, prometo ser rápido —agregó YoonGi.

—¿Crees que soy tonto? —lo cuestionó con seriedad.

YoonGi hizo una mueca.

—Sabes que no tengo a donde ir.
Lo pensó.

—Anda, dejaré la puerta abierta —concedió—. Cinco minutos, no más.

YoonGi se fue a paso rápido apenas quitar la clave de la cerradura.

NamJoon estuvo tentado a seguirlo pero algo dentro de sí mismo le dijo que estaba bien, que podía confiar aunque fuera un poco en él. Así que dejó la puerta entreabierta, después de todo YoonGi seguía sin saber la nueva clave. Y se fue a su habitación, contando mentalmente los minutos, negándose a dejar que sus párpados se cerraran apenas recostarse en la cama. Tan, pero tan cansado.

El sonido de la puerta cerrándose lo despertó y lo primero que hizo fue mirar en dirección al pasillo. Al instante, apareció la silueta de YoonGi yendo al interior de la cocina, encorvado y luciendo extraño, viéndose sospechoso. NamJoon frunció el ceño.
Se levantó en silencio y siguió sigiloso el mismo camino de YoonGi. NamJoon encontró al pelinegro saliendo del cuarto de servicio junto a la cocina. Parecía estar ocultando algo pues cerró la puerta con excesivo cuidado y NamJoon supo que así era cuando este, al darse la vuelta y encontrarlo allí parado, dió tremendo respingo antes de agarrarse el pecho.

—¿Qué estás escondiendo?

—Nada —le respondió este rápidamente. 

NamJoon se sintió tan imbécil por haber confiado en él. Después de todo, ¿cuánto tiempo se había quedado dormido? YoonGi bien pudo haber hecho cualquier cosa aprovechándose de eso. Camino a la puerta, dispuesto a abrirla, pero YoonGi audazmente se interpuso en su camino. Eso lo enojó tanto.

—Muévete —ordenó.

YoonGi lucía preocupado, casi asustado.

—Dije que te muevas.

Cada segundo que YoonGi pasaba sin obedecer era un gramo más que se sumaba a su pesada molestía. Estuvo a punto de alzar la voz y empujarlo si era necesario, entonces un chillido extraño se escuchó al otro lado de la puerta. Esta vez miro con confusión a YoonGi quien empezaba a balbucear mientras se despellejaba los dedos.

—Yo… 

Pero NamJoon no lo dejó terminar, con algo de fuerza lo apartó y abrió la puerta. Si de algo se podía estar seguro, era que esa pequeña maraña de pelo sucio, que se tambaleaba en el suelo,  no se trataba de cocaína. De nuevo había juzgado mal a YoonGi.

—Es… ¿un gatito?

YoonGi asintió y se adentró al cuarto de servicio, luego se agachó hacia el gato y dijo:

—Estaba cerca de la basura, bebiendo agua sucia de un charco. No podía dejarlo ahí. Solo y perdido.

—Y decidiste traerlo aquí —respondió NamJoon, mirando como YoonGi sostenía al cachorro de gato—. Las mascotas están prohibidas en este edificio, no se puede quedar.

Apenas dijo esto, la expresión de YoonGi pasó de verse preocupada a angustiada. NamJoon nunca había visto esa cara.

—Por favor —Pidió YoonGi, aferrándose a ese pequeñísimo animal—. Sólo déjame cuidarlo hasta que sea grande, hasta que pueda cuidarse solo. Prometo no dejarlo hacer desastres. Se portará bien.

NamJoon se quedó allí de pie estudiando la situación. Le preocupaba la multa que tendría que pagar si el administrador de la propiedad se enteraba que había un animal allí. Definitivamente la cuota no era pequeña y NamJoon ya tenía bastantes gastos que apenas podía solventar. Si gozara de un sueldo completo probablemente no se lo hubiera pensado demasiado pero aún faltaban un par de meses para dejar de ser un médico residente y convertirse en un médico adscrito. No podía darse ese lujo. De verdad que no podía. 

Ah, pero la cara de YoonGi, su mirada y la mirada de ese frágil ser en sus manos, temblando de hambre y frío. Los dos tan asustados, tan pequeños. Simplemente las emociones lo sobrepasaron y no pudo negarse. Exhaló, rendido.

—Solo hasta que crezca lo suficiente. ¿De acuerdo?

YoonGi sonrió, de verdad sonrió.

—De acuerdo.

Después de eso, NamJoon fue muy claro con las reglas. Sin maullidos ni chillidos fuertes, nada de orina o heces en el piso, sin pelos en los muebles ni rasguños en el suelo de madera. Y lo más importante, que absolutamente nadie lo viera asomarse por las ventanas. YoonGi dijo que él se ocuparía de todo eso y que no le causarían más molestias. NamJoon esta vez le creyó y se fue a la cama antes de que pudiera arrepentirse de su decisión.

Más noche, a mitad de su sueño, NamJoon escuchó el agudo chillido de ese gato colándose por la puerta de servicio. Pensó que tendría que ir y callarlo él mismo. No obstante, YoonGi fue más rápido. Lo vio correr por el pasillo a través de la rendija de su puerta entrecerrada. Los maullidos del gato se volvieron más fuertes por un segundo y luego simplemente se calló. 
YoonGi debía estar haciendo algo en la cocina, eso le decía el constante repiqueteo de cosas siendo movidas. Pasado un rato NamJoon volvió a encontrarse con la silueta de YoonGi cruzando frente a su puerta, llevando consigo, al parecer, al gato. Creyó que podría seguir durmiendo sin ninguna otra interrupción pero al poco rato, el suave murmullo de una voz, lo hizo abrir los ojos una vez más. La voz era de YoonGi.  A NamJoon eso le causó curiosidad. 

Se levantó en silencio y cruzó de su cuarto al cuarto de YoonGi justo en frente. La puerta de este también estaba entreabierta. Se asomó con cautela y allí, en la cama, envuelto en una cobija, estaba el gatito y YoonGi con ayuda de una pajilla y de espaldas a la puerta, lo alimentaba. Fue entonces que NamJoon escuchó de nuevo al joven pelinegro. 

—No te preocupes, yo te cuidaré —decía éste al gatito, suavemente, mientras con dedicación le ofrecía una extraña papilla a este—. ¿Extrañas a tu mamá? No pienses mucho en ella o te pondrás triste. Seguramente ya te olvido. Concéntrate en crecer y ser fuerte, allá afuera hay muchos perros malos. Tienes que ser muy grande para correr muy, muy rápido.

Y eso fue todo lo que dijo YoonGi.

NamJoon volvió a su dormitorio, dispuesto a descansar. No fue posible, pensó en aquello toda la noche.
La mañana siguiente fue domingo y por tanto su día libre. TaeHyung no iba los domingos, claro, y la mayor parte del tiempo NamJoon y YoonGi realizaban actividades separadas. Al médico le gustaba salir a correr, ejercitarse y dar medio paseo por el vecindario. En cambio YoonGi, aprovechando el tiempo que NamJoon no estaba, prefería dormir hasta bien tarde. Oh, pero esa mañana no sería como siempre, comenzando por el nuevo compañero de piso. 

Esa bolita de pelo era la cosa más ruidosa del mundo. Chillaba cada par de horas cuando quería comer, se meaba y cagaba en cualquier superficie que pareciera buena para ello, se escapaba al más mínimo descuido y se metía en los lugares menos esperados, como por ejemplo la alacena. Y fue por eso que NamJoon no pudo tener una mañana tranquila, porque YoonGi seguía sin poder sacarlo de dentro de los cajones de la cocina.

—Más vale que lo saques de ahí o se cagara y apestará todo —advirtió NamJoon mientras YoonGi comenzaba a sacar los productos de limpieza de debajo del lavabo.

—Acaba de ir hace un rato, no creo que tenga ganas.

—YoonGi, una maldita rata tiene la vejiga y los intestinos más grandes que esa cosa. Se va a mear y yo me voy a molestar muchísimo. No entiendo por qué simplemente no caga en un lugar fijo.

—Porque no tiene arenero —reprochó YoonGi, metiendo la cabeza en ese espacio oscuro, intentando pescar al gatijo ese—. Los gatos son seres muy limpios, sería más fácil si tuvieras una maceta o una caja con tierra, así él podría enterrar sus cacas.

NamJoon hizo un gesto de asombro, casi ofendido.

—¿Es mi culpa por no tener tiempo para cuidar de unas plantas? Fuiste tu quien lo trajo aquí en primer lugar. ¿Cómo no pensaste en eso? 

Esperó a que YoonGi le respondiera mas éste se hallaba demasiado ocupado con su pequeño amiguito escurridizo. Pasó un rato antes de que agarraran al gato y cuando eso pasó, este se meo en el regazo del joven pelinegro. A NamJoon le pareció sorprendente el hecho de que a YoonGi no le molestase eso, tomando en cuenta lo malditamente apestosa que era la orina de esa cosa. Cristo, no podían quedarse así. 

Casi a medio día, NamJoon decidió controlar el asunto.

—Tenemos que arreglar esto —le dijo a YoonGi—. Ese gato arruinará mi apartamento.

De nueva cuenta YoonGi pareció asustarse, agarrando fuerte al gatito contra sí.

—¿A qué te refieres con eso?

NamJoon quería decir que llevaría a ese infernal animal a una clinica veterinaria y lo dejarian ahí para que alguien más lo adoptase o que incluso lo llevarían a un refugio de animales para el mismo fin, las palabras estaban en la punta de su lengua y a pesar de ello, no pudo, simplemente no pudo porque YoonGi y ese estúpido gato seguían poniendo la misma maldita mirada. Más tarde se volvería a arrepentir.

—Iremos al Supermarcket —respondió contrario a todo lo que quería decir—. Dices que necesita un arenero, bien. Iremos por uno. Y… compraremos todas esas cosas de gatos, incluyendo comida, shampoo y uno de esos aromatizantes que bloquean el olor. 

Min YoonGi lo miró desconcertado. Que maldito fastidio eran las expresiones de ese tipo, de verdad.

—Sí va a quedarse como me pediste, quiero que al menos mi apartamento se mantenga limpio y tan intacto como sea posible —continuó—. Así que vamos, entre más pronto lo hagamos más pronto podremos ordenar esto.

—¿Quieres que yo vaya contigo?

—Sí. Traerlo fue cosa tuya y ya que yo pagaré por las cosas lo mínimo es que me acompañes y me ayudes a cargar con todo. De paso surtimos la despensa.

—Pero Guksu (fideo) se quedará solo.

¿Fideo?

—Oh Dios… —se frotó el puente de la nariz—. ya le pusiste nombre.

El joven pálido mostró un suave sonrojo en su nariz y mejillas. Para NamJoon eso fue inesperado. Su respiración se entrecortó un poco.

—Solo dale de comer y déjalo encerrado en el cuarto de servicio, volveremos a tiempo para su siguiente toma.  Date prisa.

Una vez que YoonGi alimentó a Guksu y se aseguró de que éste estaba dormido, lo dejó encerrado en el cuarto de servicio con una pequeña manta vieja para que no tuviera frío. Había pasado tiempo desde que subiera al auto del doctor, tanto que le pareció que el interior era más grande aunque en realidad no fuera así.

    Kim NamJoon había puesto la calefacción, era casi marzo pero el clima seguía siendo demasiado frío para el gusto de cualquiera. YoonGi no lo decía en voz alta pero esa clase de comodidades, las que nunca habría podido permitirse por sí solo, lo reconfortaban bastante y le hacían sentirse un poco como las demás personas. Solo un poco.

    El Supermarcket no estaba muy lejos de donde vivía el médico aunque tampoco se hallaba precisamente a la vuelta de la esquina, claro era. Veinte minutos de trayecto con tráfico moderado decía el GPS en el mando del coche. YoonGi se sintió aliviado al calcular mentalmente todo el tiempo que les tomaría ir y volver y confirmar que, efectivamente, regresarían mucho antes de que Guksu despertara. 

    Iba pensando en el pequeño minino en el instante que NamJoon empezó a comportarse, otra vez, de manera extraña.

—¿Qué música debería poner? — preguntó NamJoon simplemente de la nada, YoonGi lo miro con rareza. 
¿Le estaba preguntando a él? No, por supuesto que no. Eso no tenía sentido pero NamJoon insistió.

—¿Qué música te gusta?

¿Eso era algo que Kim NamJoon necesitaba o… era algo que quería saber? YoonGi fue incapaz de descifrarlo, sintiéndose confundido una vez más. Se limitó a responder con lo primero que le vino a su mente.

—¿Rock japones?

—¿Me preguntas o me respondes?

NamJoon no pareció fastidiado por su manera de contestar, todo lo contrario, creyó que se estaba divirtiendo. ¿Divirtiéndose a costa suya? Eso le puso de mal humor a YoonGi. Apartó el rostro a un lado y no dijo más por todo el viaje, en cambio escuchó al piloto del auto sonreír mientras decía «Rock japonés, no sé por qué no me sorprende». Curioso fue que, la playlist que sonó a través de las bocinas, le hizo sentir mucho mejor.

En el establecimiento comercial las cosas siguieron algo calladas entre los dos. Lo más que hablaban era cuando Kim Doctor le preguntaba si «x» o «y» producto le parecía bien para Guksu. YoonGi no estaba acostumbrado a que su opinión fuera consultada y mucho menos tomada en cuenta para nada en concreto pero ahí estaba ese hombre, asintiendo a sus sugerencias mientras sonreía y un par de hoyuelos morenos se marcaban en su cara afable. 

Cuando terminaron con las cosas de mascotas pasaron a comprar las cosas de la cocina, de la limpieza y de la higiene personal. Cuando NamJoon elegía algo a YoonGi le parecía normal, hasta que empezó a notar que, después de tomar una cosa, inmediatamente parecía recordar que había que llevar una segunda porción. YoonGi no le dijo nada sobre ello pero NamJoon al descubrir que lo estaba mirando con curiosidad le respondía con un «por si acaso». 

    En cierto momento, a mitad de pasillo, el médico se detuvo.

— ¿Deberíamos llevar cereal? —le preguntó igual que en el coche—. Hace mucho que no tomo un plato con leche. ¿Te gustaría? 

Yoongi no entendía porqué le preguntaba sobre esos asuntos y se negó firmemente a imaginar cosas que eran imposibles de ser. Así que solo se encogió de hombros antes de decir:

— La leche me cae mal, me da gases. 

Namjoon río, burlándose de él otra vez. ¿O tal vez reía con él? YoonGi quiso reír también pero se contuvo.

— ¿Desde niño o es cosa ahora que eres adulto? 

— No, ahora que crecí. 

— Entonces leche deslactosada será suficiente —dijo, tomando una caja de cereal antes de empezar a caminar hacia el pasillo de los lácteos, allí continuó hablando—. Yo soy alérgico a la penicilina, ¡ah!  y a la canela pero sólo me da comezón. 

Esta vez YoonGi sí que sonrió.

—¿Un médico alérgico a la penicilina? 

—Gracioso, lo sé —aceptó entre pequeñas risas—. Igual tengo que llevar esto. 

YoonGi lo vió meterse una mano por debajo del cuello de su playera y acto seguido sacar una cadena de plata con un dije y un signo rojo en él. Un collar médico. Le explicó la importancia de llevarlo siempre y YoonGi, para su propia sorpresa, lo escuchó atentamente. Siempre había algo nuevo que aprender. Otra vez sonrió, desconociendo lo que ese pequeño gesto podía provocar en alguien más.
Antes de pagar, de camino a las cajas, se cruzaron con un largo estante de sopas instantáneas. YoonGi se detuvo allí, mirando, buscando. NamJoon se paró a lado suyo, posiblemente intrigado. YoonGi lo miró nervioso.

—¿Podemos llevar de estas? —le dijo, señalando a los sobres de la repisa superior.

—«Crema de tomate y parmesano instantánea» —leyó Kim doctor en voz alta, luego lo miró sonriendo curioso—. ¿Te gustan?

Su cara ardió un momento.

—Mucho —murmuró. 

—Bien, llevemos varias en ese caso. 

    Al final, dentro del carrito, había diez bolsas de tres porciones cada una, de sopa de tomate. YoonGi se había quedado sin palabras. Y demasiado sorprendido por este hecho, fue incapaz de notar quienes estaban detrás de ellos en la fila de pago.

    —¿YoonGi? —escuchó su nombre ser pronunciado por una voz desagradablemente conocida—. ¿Min YoonGi? 

    Volteó a mirarlo.

    —Increible, eres tú, de verdad eres tú.

    Él tampoco podía creerlo, después de tantos años. Después de aquella vez…

    —¿Me recuerdas? Soy…

    —Park JiMin.

    Pronunciar su nombre una vez más le hizo sentirse tan extraño, tan horrible, tan quebrado. Lo miró bien, lucía igual de hermoso, probablemente más hermoso de lo que fue alguna vez. Ahora su cabello era rubio y su uniforme escolar había sido reemplazado por un elegante conjunto negro con abrigo a juego, pero seguía siendo el mismo por fuera y seguramente también por dentro. Pensar en ello le provocó náuseas. No quiso seguir mirándolo y en su lugar, apartó la vista hacia su acompañante. También conocía a ese hombre. Cha EunWoo, el peor de todos ellos. 

    Sus manos temblaron un momento y estaba seguro que tropezaría consigo mismo si intentaba moverse pero no fue así, no cuando NamJoon le llamó y con una mano en su hombro le dijo:

    —Vamos, Guksu te espera.

    Lo siguiente que YoonGi supo fue que estaba en el auto mientras NamJoon subía el montón de cosas en la cajuela. Miro sus manos y rascó. Rascó tan fuerte como pudo.

… 

Sus manos en secundaria no siempre lucían tan mal, había días que en realidad se veían como las manos y dedos de cualquier otro estudiante promedio. No obstante, en la temporada de exámenes, las cosas eran muy diferentes. Se rascaba las cutículas hasta arrancarlas por completo, al grado de sangrar. Odiaba la escuela, odiaba a los profesores y sobre todo, odiaba las matemáticas. Era el estúpido del salón. 

    Sus compañeros a veces se burlaban de él, ir en una escuela de solo hombres no lo hacía más fácil pero la mayor parte del tiempo los ignoraba con cierta tasa de éxito. Los ignoraba a todos excepto a un par de ellos, en especial a él.

    A veces, de camino a la casa en la que vivía, lo veía caminar en frente de él. Regularmente lo seguía con la mirada y nunca se acercaba más de lo necesario. Pasar desapercibido era una de sus mayores preocupaciones siempre. 

Esa tarde, la tarde en que hablaron por primera vez, YoonGi había tenido que quedarse horas extras para terminar una tarea en las computadoras de la escuela. Por lo tanto, no pudo verlo caminar de regreso a casa como solía hacerlo. Decepcionado de eso, decidió darse una pequeña vuelta por su tienda de comics favorita. Era una tontería porque YoonGi rara vez lograba ahorrar el dinero necesario para comprarse un solo ejemplar y más que ser un comprador, era un fisgón de vitrinas. Ah, pero eso era mejor que nada, aun cuando aquello le implicara quedarse con el antojo de un lujo que otros muchachos de su edad, si podían permitirse. 

Entonces estaba allí, afuera del escaparate, distraído mirando las figuras de acción cuando alguien le tocó el hombro. Que sorpresa encontrar la brillante mirada de Park JiMin sobre su persona mientras le sonreía. YoonGi estaba boquiabierto.

«Tu eres el huérfano, ¿no es así?» fue lo primero que dijo JiMin en ese encuentro. 

YoonGi hubiera querido sonreirle, saludarlo pero simplemente bajó la mirada y se apartó, caminando lejos de él, huyendo. JiMin decidió seguirlo aun con sonrisa en el rostro. YoonGi sin tener idea de cómo actuar o qué decir, simplemente le respondió lo primero que se le vino a la cabeza. 

«No soy huérfano».

JiMin parpadeo.

«¿Acaso no vives en una casa para niños?» dijo. 

YoonGi se sintió tan pequeño e incómodo bajo sus atentos ojos.

 «Sí» asintió «Pero no soy huérfano, sólo… Mamá está enferma».

 «Ah ya veo» respondió JiMin como si hubiese hecho un maravilloso descubrimiento, luego siguió hablando: «Dicen que estás repitiendo el año, en ese caso eres mayor que yo, ¿Debería llamarte Sunbae? Aunque no eres muy listo, supongo». 

Ojalá YoonGi hubiera sido más fuerte para alejarse de esa hermosa y grotesca sonrisa.

… 

De vuelta en el coche, NamJoon decidió simplemente encargarse de todo él mismo, dejando a YoonGi dentro tranquilo. Este no se veía bien, sus dedos despellejados se lo decían. Al parecer esas personas detrás de ellos eran conocidos suyos y no evocaron precisamente los mejores recuerdos, de eso estaba seguro. 

    Ya de camino a casa fue cuando se decidió por indagar un poco.

—¿Quiénes eran esas personas, YoonGi?—preguntó con voz suave y una sonrisa forzada—. ¿Amigos tuyos?

—Fueron mis compañeros en la secundaria.

—Oh, entiendo. ¿Y eran cercanos?

    El joven pelinegro no dio respuesta, solo seguía mirando por la ventana. No se veía bien y NamJoon sabía que él no estaba bien. Lo venía pensando desde la noche anterior, desde que lo escuchara hablar con Guksu. Se mordió la mejilla, pensativo.

    —YoonGi, yo… estaba pensando que tal vez, si tú quieres, podrías visitar un psicólogo.

    Ahora si que lo miró YoonGi pero no como hubiera esperado. Se veía claramente ofendido y dijo:

—No estoy loco.

Por supuesto, era una respuesta común. Si ni él mismo, siendo médico, se había animado a ir a uno a pesar de su pequeño problemilla allí abajo a la hora de la acción, menos lo haría alguien como YoonGi. Ir con un psicólogo no era una costumbre culturalmente extendida en Corea ya que poca gente lo consideraba tan necesario como ir al doctor. Era una visión errada, lo sabía pero también era algo difícil de cambiar. Por eso no insistió.

—¿Cuándo podremos irnos? —preguntó YoonGi de pronto.

Podemos. Debía estar hablando de él y el gato.

—Cuando ya no desees consumir cocaína otra vez —contestó, dándole un pequeño vistazo, intentando no descuidar su atención del camino.

—¿Cuándo? —insistió.

En unas semanas más, pensó NamJoon mas no pudo decirlo tal cual. Quizás fue que no deseó hacerlo.

—En un par de meses —dijo en cambio—. Tal vez un poco más.

YoonGi dejó de cuestionarlo y NamJoon solo lo volvió a observar, incapaz de comprender el motivo de su respuesta, cosa que no haría hasta mucho tiempo después.

Próxima actualización, capítulo diez - 11/03/2022


Sin notas finales.

Continue Reading

You'll Also Like

39.7K 5.6K 9
❝Es demasiado tarde para decir lo siento ahora❞
1.8K 259 14
- Dime, te arrepientes de esto? - pregunta el alfa con las palmas de las manos en las mejillas ajenas y limpiando con los pulgares las lágrimas que c...
3.9M 520K 49
Kim TaeHyung le pide a Jeon JungKook que sea su novio. Aunque el pelinegro está catalogado como la peor pareja del Instituto, decide no rendirse. ...
692K 69.1K 85
Navidad es la peor época para enviar cosas. Las paqueterías se saturan y a veces los envíos se confunden. Tae gastó todo en el regalo perfecto para s...