"Tendencia + Torpeza" (Adap.)...

By jjkkbunie

115K 14.9K 6.3K

En donde Jungkook no tolera a su reconocido jefe y Seokjin está harto de su torpe asistente. 🎖#1 btsstory ▪0... More

• Sinopsis •
━ Prólogo ━
𝟎𝟏
𝟎𝟐
𝟎𝟑
𝟎𝟒
𝟎𝟓
𝟎𝟔
𝟎𝟕
𝟎𝟖
𝟎𝟗
𝟏𝟎
𝟏𝟏
𝟏𝟐
𝟏𝟑
𝟏𝟒
𝟏𝟓
𝟏𝟔
𝟏𝟕
𝟏𝟖
𝟏𝟗
𝟐𝟎
𝟐𝟏
𝟐𝟐
𝟐𝟑
𝟐𝟒
𝟐𝟓
𝟐𝟔
𝟐𝟕
𝟐𝟖
𝟐𝟗
𝟑𝟎
𝟑𝟏
𝟑𝟐
𝟑𝟑
𝟑𝟒
𝟑𝟓
𝟑𝟔
𝟑𝟕
𝟑𝟖
𝟑𝟗
𝟒𝟎
𝟒𝟏
𝟒𝟐 (𝟐)
𝟒𝟑
𝟒𝟒 (𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋)
𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐎
𝐄𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥 #𝟏: "El Niño"

𝟒𝟐 (𝟏)

1.8K 208 18
By jjkkbunie

— ¡Ese chico es una joya! —Kim Taehyung vuelve a exclamar, como si halagarme fuese su pasatiempo favorito—. Mi amigo, créeme, tu pequeño nunca pasará hambre gracias a la fortuna que este niño te ayudará a hacer.

Cuando el jefe de redacción de GQ Corea rodea el hombro de Seokjin con su brazo, mi novio rueda los ojos en compañía de una expresión agraciada y densa.

Y de nuevo, uno de los mejores amigos de Jin vuelve a mirarme con una sonrisa brillante y mirada cargada de regocijo.

—Jungkook-ah, si en algún momento tu representante deja de caerte bien, siempre puedes llamarme, eh —su semblante se torna serio cuando habla y luego articula un gesto telefónico con su pulgar y meñique.

Jiyeon, la fotógrafa con la que me encuentro trabajando y también esposa de Taehyung, deja escapar un largo bufido que deja en claro su disconformidad con el hablador de su esposo.

—Señor Kim Taehyung, por favor deje de molestar a mi modelo y limítese a cerrar la boca. —Le espeta con determinación.

—Perdón, perdón. —El hombre le muestra las palmas y agacha un poco la cabeza al decirle.

Cuando Jiyeon regresa su vista a mí, me atrapa infraganti sonriendo por la escena que acabo de presenciar.

— ¡Amé esa sonrisa! —Exclama—. Otra vez, Kookie.

Mientras que la reconocida fotógrafa y empresaria continuamos con nuestra labor, la lengua de Taehyung vuelve a desatarse para hablarle a mi novio con una intensidad que me hace cuestionar cuánto tiempo la paciencia limitada de Seokjin podrá soportarlo.

—Hablando de bebés, ¿ya nos elegiste como sus padrinos?

Noto que mi novio se reserva un bufido largo, que resultaría una muestra clara de su descontento, y se limita a relamerse los labios. Se gira hacia su colega y coloca sus amplias manos sobre los hombros adversos.

—TaeTae, mi hermano del alma... —Comienza a decir, en combinación con una sonrisa cálida—. Lo importante aquí es que todos somos saludables y apuestos.

A Jiyeon se le escapa una risa que contiene velozmente.

—Uh, eso debió doler.

—Ya sé que soy precioso, Seokjin —Taehyung rueda los ojos y prosigue, aparentemente, sin necesidad de frenarse—: ¿A quién vas a elegir? Debo de ser yo. Nos conocemos hace muchísimo tiempo, hemos trabajado juntos en proyectos increíbles, ¡me lo merezco!

— ¡Taehyung! —La fotógrafa, exasperada, vocifera, y se vuelve de nuevo hacia su marido—. Deja de acosar a tu amigo. Él y Yunbi elegirán a quien se les dé la gana.

Y entonces, la boca de Taehyung se abre en un gesto cargado de indignación.

—Ya entiendo lo que pasa aquí —las palabras expresadas por el empresario suenan como veneno, no obstante, las mejillas de mi novio se tornan rojas pues está tratando de aguantarse las carcajadas—. Vas a elegirla a ella como madrina, pero no a mí, ¿verdad? No puedo creerlo.

Me veo en obligación de agachar la mirada para no partirme de la risa ante este berrinche del hombre millonario y famoso de treinta y tres años.

Sin embargo, su esposa determina que ya no tiene deseos de soportar los escándalos de su pareja. Baja la cámara profesional que sostiene entre sus pequeñas manos y clava la mirada en su agente de seguridad personal.

—Jaeyong, saca a este hombre de aquí. —Le dice.

Y el rostro de dicho guardaespaldas palidece de un instante a otro. Mira atónito a Taehyung y después a Jiyeon, tragando saliva.

—Pero, señora... —Pronuncia con cuidado las palabras—. Él es el señor Taehyung.

—Sé bien quién es —espeta, sonriente—. Este señor está estorbando en mi trabajo. Muéstrele el camino de regreso a su oficina, por favor.

Con la incertidumbre reinando en cada una de sus acciones, el guardaespaldas mira de manera recelosa a Kim Taehyung. El empresario, por su parte, se cruza de brazos y bufa profundamente. No está feliz con ser botado de la sesión de fotos, es claro.

—Ya, ya, me voy a ir a algún sitio en el que sí me quieran.

Seokjin vuelve a reír. El hombre y la mujer se despiden con un corto pero cariñoso beso, y naturalmente continuamos trabajando.

Voy a ser parte de un artículo veraniego en la renombrada revista GQ Corea. Por supuesto, fue mi novio el que dio con la posibilidad de llevar a cabo toda esta aventura y, con solo una llamada a su gran amigo y jefe editor del magazine, me consiguió el trabajo.

Cuando hoy nos levantamos, al ser su primer asistente ahora (y el único, carajo), supe que la agenda de mi novio era un desbarajuste absoluto, con varias reuniones durante la tarde. Por eso mismo –y para que él pueda descansar un rato más– le dije a Seokjin que yo podía ir solo a la sesión de fotos a cargo de Jiyeon; no obstante, se negó, diciendo que un mánager debe mantenerse junto a su artista.

Bah. Me parece hermoso que me proteja tanto, pero desearía que se preocupase más por sus horas de sueño, a que veces son menos de las debidas.

Desde que tenemos a Miranda, él se duerme mucho más tarde porque procura que ella no llore ni se escape de la habitación.

Una vez que el photoshoot termina, me voy a cambiar de ropa y Seokjin se queda con Jiyeon, quien le está mostrando (con mucho orgullo) las fotos que hicimos. Cuando me reúno nuevamente con ellos, me despido de la increíble y amable mujer, quien me promete que procurará que los editores no me hagan demasiados retoques, porque no los necesito. ¡Es adorable!

Y apenas ponemos un pie fuera del estudio fotográfico de la empresa de Kim Taehyung, mi estómago empieza a rugir.

Es mediodía, así que le sugiero a Seokjin ir a comer algo...

... Pero el lugar que escojo no es lo que él realmente esperaba.

—Hay olor a muerto aquí —mi novio se queja, mientras tomamos nuestro lugar en la fila de espera para hacer el pedido—. ¿Seguro que no quieres ir al Jungsik?

Ruedo los ojos al cielo. Estamos en público y él está tratando de pasar desapercibido al usar una máscara, así que por eso tengo que contenerme y no espetar Kim Seokjin con toda la frustración presente en mis pulmones.

Lotteria es una increíble cadena de comidas rápidas (además de accesible para mí) de nuestro país, ¿por qué no puede callarse y disfrutarlo?

—Parece que tienes una relación muy tóxica con ese lugar. —Le murmuro, procurando no prestarle mucha atención a todas las críticas que tenga para hacer sobre este lugar.

—Cállate —gruñe y prosigue—: Sirven comida más saludable que la de este establecimiento.

Una sonrisa irónica se desliza por mis labios, convirtiéndose en una mueca burlona. Me giro para encararlo y prestar atención a su mirada disconforme.

—Acostúmbrate, porque esto es lo más lujoso que tu novio puede pagar.

Ahora es su turno de rodar los ojos.

Sé lo que voy a pedir: una hamburguesa simple y una pequeña ración de papas, acompañado por refresco de naranja. Seokjin, por su parte, no logra decidirse... porque nada le convence. No se cansa de repetir que todo en el menú probablemente está hecho a base de gusanos y tripas de perro. ¡Lo amo, pero quiero golpearlo!

—No seas tan dramático —digo a modo de regaño—. Muchas personas comen aquí, no solo adolescentes. No debes juzgar a un lugar solo porque... ¿Qué pasa?

La pregunta es expulsada de mis labios de repente, porque he captado que la expresión de mi novio ha palidecido mientras mira al frente. Cuando observo en la misma dirección que él, me encuentro con un rostro que me resulta vagamente familiar. Sé que he visto a ese muchacho de la caja en algún otro lado, pero mis neuronas no logran conectarse de manera apropiada hasta que Seokjin exclama:

— ¡¿Jongho?!

¡Jongho! Ya lo recuerdo. Lo he visto solo una vez, cuando él acompañaba a mi novio a comprar café. Yo estaba con mi prima.

En ese momento estábamos irrevocablemente distanciados debido al asunto de Wooshik, ¿cómo carajos olvidarlo?

— ¡Tío Jin! —El muchachito de mejillas adorables, cabello rojizo y que viste el uniforme propio del trabajo, espeta con una sonrisa—. ¡Qué sorpresa verte!

— ¿Qué estás...? —Hace el intento de formular, pero chasquea la lengua en una negativa—. ¿Trabajas aquí?

—Así es.

El jovencito parece feliz de contestar lo que se le preguntó, pero su tío no. No necesito siquiera voltearme y corroborar su semblante, porque ya sé que desprende negación y discordancia.

Seokjin suspira, luciendo genuinamente molesto.

—Jongho, si necesitabas dinero para cualquier cosa, solo debías hablar conmigo.

—Tranquilo, tío Jin —el chico le replica, con una nota dulce transmitiéndose en sus vocablos—. Esto no es por el dinero, sino por la experiencia. El año que viene comenzaré la universidad y me di cuenta de que necesitaba aprender a tratar mejor con las personas. Esta es una oportunidad única.

— ¿Y a ti cómo te tratan aquí? —Seokjin parece sumamente preocupado al respecto.

—De maravilla —sonríe con calidez y nos mira a ambos—. ¿Puedo tomar su orden?

Luego de que mi novio se toma un momento para presentarme ante su sobrino como su asistente, hacemos nuestro pedido. Él, finalmente, opta por unas papitas sin sal y agua. Nada de carne, porque dice que le teme. ¡Exagerado!

Jongho nos entrega nuestra comida, nos desea un buen día y vamos a una de las mesas disponibles dentro del establecimiento. Como si mi vida dependiera de ello, apenas me siento le quito la envoltura a mi hamburguesa y empiezo a comer.

Seokjin, por su parte, mantiene un ojo sobre su sobrino, viendo cómo el muchachito se desenvuelve mientras sigue cumpliendo con su trabajo.

—Me encanta este lugar. —Digo, al mismo tiempo que me alimento con mucha emoción.

—Sentiría ganas de vomitar si no fuera porque Jongho está ahí. —Menciona.

Ruedo los ojos y decido ignorar la primera parte de su comentario.

—Parece un muchacho muy simpático —digo, porque es cierto. El niño tiene carisma—. ¿Qué edad tiene?

—Dieciocho. Él es increíble.

No puedo evitar pensar que si él ya es así de cariñoso, atento y demostrativo con su sobrino del alma, con pequeño sushi será la persona más dedicada del universo. Su pequeño hijo será la luz de sus ojos.

— ¿Por qué sonríes, nene? —La pregunta llega a mis oídos para hacerme regresar a la realidad, y me doy cuenta de que sí, efectivamente, una mueca tierna y similar a una sonrisa se ha filtrado en mi semblante sin que me dé cuenta, con solo imaginar aquello.

—Pensé en algo —espeto en voz bajita, y me preparo a cambiar de tema luego de darle otro mordisco a mi hamburguesa—. ¿Y tú? ¿Por qué tienes esa cara de preocupado desde que inició el día?

La mirada que me ofrece me indica que está ciertamente atónito. Quizás esté preguntándose cómo carajos sé que a él lo ocurre algo, y creo que la respuesta es que Seokjin es muy expresivo facialmente, o al menos yo he aprendido a leer su rostro desde que nos conocemos.

—Hay algunas situaciones en el trabajo que me están inquietando. —Pronuncia con cuidado.

— ¿De qué hablas?

—Ayer tuve una charla con Hoseok.

Oh. Creo saber hacia dónde se dirige el asunto...

— ¿Discutieron otra vez?

—No. Se irá a trabajar al Reino Unido. —Suelta, usando una voz monótona.

Oh. Eso no me lo esperaba.

Le observo impasible, sin expresar nada. No sé cómo reaccionar frente a esto, solo puedo concentrarme en seguir masticando la comida dentro de mi boca mientras espero que alguna respuesta coherente y adecuada llegue a mi cerebro.

—Se le presentó una increíble oportunidad para ser co-editor en una de las revistas más importantes con sede allí —agradezco que haya continuado, porque mi sistema por fin decide que cooperará conmigo y me siento capaz de decir algo—. Obviamente, debe mudarse.

— ¿Estás bien? —Es lo que más me interesa saber en estos momentos.

Si me dice que no, no me sentiré celoso. Carajo, eso sería inmaduro de mi parte. Sí, el tipo envió matones a exprimirme hasta los dedos, pero sé bien que Hoseok fue una parte importante de la vida de mi novio y, aunque no me lo diga, soy consciente de que todavía le tiene aprecio.

—Sí, niño —habla tranquilamente y con un matiz honesto—. No estoy dolido porque se vaya, sino que... —hace una pausa para pensar en sus próximas palabras—. Tendremos nuestras diferencias y nuestro pasado, pero será difícil reemplazarlo en su puesto.

Lo entiendo a la perfección. Hoseok es una parte fundamental en la revista.

—Comprendo —murmuro—. ¿Tienes a alguien en mente?

—Él me dijo que Wooyoung es la mejor opción, y creo que tiene razón —a pesar de su afirmación, no lo noto muy convencido—. Llevan muchos años trabajando juntos, fue su aprendiz desde que inició.

—No entiendo nada de su trabajo, pero suena bien.

A pesar de todas las cosas laborales que discutimos durante el almuerzo a base de comida chatarra, nuestro humor no se modifica ni un poco una vez que emprendemos el camino de regreso a su casa.

No, no vivimos juntos, pero paso varias noches allí a la semana.

Aunque aquello se había detenido durante siete largos días luego de una fuerte discusión que tuvimos con Seokjin. ¿El motivo? Él se había tomado la libertad de pagar todos mis impuestos sin avisarme, mucho menos consultarme. Creyó que sería un lindo gesto, pero a mí me resultó similar a una patada baja.

Desde que lo vi por primera vez, supe que sus ingresos no son iguales a los míos. Por ser su asistente, sé que él gana alrededor de setecientos mil dólares a la semana. Pero que él sea millonario, no significa que yo no pueda valerme por mí mismo. Como resultado, nos mantuvimos a distancia durante un par de días porque él no accedía a disculparse por entrometerse en mis finanzas sin que nadie se lo pidiese; de hecho, mi tonto novio estaba esperando que yo le agradeciera.

Pero recapacitó, supongo. Y prometió que no interferiría en mi economía, a menos que yo se lo pidiese.

Y el primer día que nos reconciliamos, fuimos a adoptar a Miranda.

Miranda es una adorable cachorra maltés de seis meses. Desde mi borrachera en Nueva York, el asunto de adoptar un perrito fue creciendo día a día, emocionándonos a ambos por igual. Luego de la disputa entre su obsesión por pagar todo y mi orgullo, decidimos dar el paso.

Desde que la tenemos, la casa es un descontrol: Mantae le teme a Miranda y ella siempre lo persigue. Gwanhi está celoso y adoptó la costumbre de orinar en el estudio de Sushi. El gigante gran danés, por otra parte, comienza a ladrar dramáticamente durante las noches cuando Miri se escapa de la habitación de Seokjin para ir a inspeccionar la vivienda.

Y luego está Yunbi-ssi que, con su redonda barriga de siete meses, cree que darle abrazos a su animalito bruto es buena idea. Seokjin la regaña, al menos, cinco veces al día.

Mientras mi novio ingresa el Audi en su garaje, yo me preparo mentalmente para la oleada de ladridos que escucharemos a continuación, pues todos los peluditos adoran recibirnos con una mini fiesta.

Tal como lo había visto venir, nuestras mascotas inician una cálida y alocada bienvenida apenas pongo un pie dentro de la casa, luego de haberme quitado los zapatos en el garaje. Una sonrisa amplia se instala en mi rostro mientras Mantae, ladrando como si su vida dependiese de ello, se para sobre sus patas traseras y coloca las delanteras sobre mi pecho.

—Hola, gigante. ¿Me extrañaste? —Le digo al gran danés, al tiempo que le doy un beso rápido en la cabeza.

Finalmente, visualizo a la bolita blanca, llamada Miranda, corriendo hacia mí.

— ¡Ahí está mi bebé! —Exclamo.

Al mismo instante, mis noonas aparecen en escena y logro ver que avanzan hacia mí con brillantes sonrisas. Joo parece cargar en manos... ¿Un pastel?

Carajo. ¿Ahora de quién me olvidé el cumpleaños?

— ¡Ahí viene el modelo del año! —Ambas exclaman, y su tono solo denota alegría y satisfacción.

Dejo a Miranda en el suelo y frunzo el ceño una vez que identifico el pastel personalizado. Está decorado con una foto mía, la que recientemente salió a la luz como avance de la siguiente campaña de Calvin Klein en la que trabajé en América.

— ¿Con bebé te referías a mí? —Sushi me pregunta, en un reproche cargado de sarcasmo, por lo que no puedo evitar reírme.

—También —digo, dándole un rápido beso en la mejilla antes de fijar mi vista en el postre dulce que parece un obsequio para mí—. ¿Qué es esto?

Minjoo me sonríe y me tiende el pastel. Yunbi, por otro lado, prácticamente se cuelga de mi cuello para abrazarme. ¡Cuidado con la bolita, mujer!

—Es que todos estamos muy orgullosos de ti y de tu nuevo pasatiempo como modelo. —Me dice.

—Gracias, noona. —Le replico en medio de una sonrisa tan honesta como amplia.

—Agradéceme, que yo hice el pastel. —Minjoo agrega, rodando ligeramente los ojos.

— ¡No es cierto! —Sushi le recrimina a su novia, dedicándole una mirada fulminante—. Se lo encargaste a uno de tus amigos.

—Shhhh. —La mayor de mis noonas espeta de regreso. Parecen dos cachorros a punto de darse golpecitos con sus respectivas patitas.

Esta cariñosa sorpresa logra, sin duda, que mi humor mejore incluso más de lo que ya estaba. Con mis dos brazos atrapo cuidadosamente a las increíbles mujeres que, aunque parece como un sueño, han decidido quererme, cuidarme y valorarme como si fuese un miembro más de su pequeña familia, y solo me resta sentirme agradecido por eso.

Los cuatro degustamos el delicioso pastel que me han regalado, acompañado por tres tazas de té y una de café (no es novedad quién es el individuo que ha optado por la cafeína), mientras charlamos sobre lo que ha acontecido en el día hasta el momento.

Sushi, últimamente, no sale mucho de su casa. Prefiere trabajar desde su estudio y evitar ir al centro, ya que considera que las personas la ponen de mal humor con mucha rapidez, y no está segura de que sea debido al embarazo. Pero tener a mini sushi creciendo día tras día en su barriga es la excusa perfecta para no tener que presentarse físicamente. De todas formas, me reconforta saber que aquí está a salvo de cualquier mal.

Hablando de males no tan malvados... Wooshik ha estado apareciendo en la casa de mis tres mayores. Una mañana me tocó recibirlo y no fue una situación realmente incómoda. Su trato se mantuvo igual que cuando nos ofreció disculpas formales en su casa hace unos meses. Y, lo que me alegra en demasía, es ver con mis propios ojos lo involucrado que está con su futuro nieto. Ha traído ropita, juguetes, cuadros y demás obsequios para la bolita de amor que llegará pronto.

Seokjin y Minjoo permanecen desconfiando del hombre, por supuesto.

Luego del almuerzo—postre, Joo se va a su oficina porque tiene trabajo para hacer y Sushi nos dice que hoy se siente inspirada para dibujar, y que si la necesitamos estará en su habitación. Mi novio y yo, extremadamente cansados por madrugar esta mañana, nos vamos a su cuarto. Miranda nos sigue como la fiel compañera que es.

Jin toma a la cachorra en brazos y deja caer su cuerpo sobre el colchón, soltando un profundo suspiro.

—Necesito asistentes nuevos. —Las palabras salen de su boca con calma y un tinte agotado.

—Lo sé, estoy trabajando en ello —le replico, mientras me quito el pantalón para reemplazarlo por el chándal cómodo—. He entrevistado a algunas personas ayer.

—Aunque sea alguien provisorio —mi pareja insiste y añade velozmente—. No quiero que estés ocupándote de recursos humanos, de traerme café y de recoger a Gwanhi y Miri.

«Y de programar tus reuniones. Y de tus cuentas. Y de tu vestuario... Nahyun, te extraño.» Detente, Jungkook. No le hagas pensar que tienes intenciones de reprocharle algo al hombre que amas. Es tu trabajo.

—No me quejo —soy más que parsimonioso al replicarle, sentándome en el extremo de la cama—. Eunwoo siempre está cuando lo necesito.

—Son muchas cosas para una sola persona, niño.

—Cielo, de verdad, puedo hacerlo. —Persevero, inclinándome para robarle un pequeño beso en sus labios.

— ¿Y qué harás cuando tengas una sesión de fotos?

Carajo. Mi novio, sin dudas, hoy se encuentra en un estado de pesimismo absoluto.

—Seokjin, ¡eres muy molesto! —Exclamo, aunque no me escucho enojado—. Quiero encontrar un buen asistente para ti. Dame una semana más.

Él hace burla de mis palabras, pero por suerte, no sigue quejándose sobre el asunto en cuestión. Cuando termino de ponerme cómodo, me recuesto a su lado, pero aquello solo dura un segundo ya que recuerdo algo que tengo pendiente.

— ¿Dónde está mi mochila? —Le pregunto.

—Oh, debo de haberla dejado en el coche —dice—. ¿Quieres que vaya a buscarla?

—No, yo voy —le doy un besito rápido antes de levantarme—. Regreso pronto.

Hago con tranquilidad mi camino hacia abajo y voy hasta el garaje, obviamente escoltado por Gwanhi, a quien termino cargando en brazos para que no se canse demasiado. Una vez en la espaciosa habitación llena de vehículos que solo podría comprar vendiendo todos mis órganos y los de mi familia, abro la puerta del Audi en el que vinimos hasta aquí, y allí está mi mochila. Pero de su interior, solo tomo la bolsa verde con agujeritos rojos que estaba buscando.

Y sin más, hago mi camino de regreso hasta arriba, pero desvío el curso de mis pasos hasta la habitación de Sushi. La puerta entreabierta es golpeada suavemente por mis nudillos.

— ¿Noona? ¿Puedo pasar? —Pregunto.

—Claro que sí —responde, y avanzo al instante; ella voltea su silla giratoria para dedicarme una sonrisa antes de levantarse—. Hola, chiquito.

—Quería darte algo.

— ¿Un regalo? —Su rostro se ilumina cuando junta las manos.

—En realidad es para la bolita, pero sí. —Me encojo de hombros y le hago entrega del pequeño presente.

Ella inspecciona el interior de la bolsita y, al estar atento de su reacción, notifico de inmediato el instante en que sus labios se entreabren por la sorpresa. A continuación, sus manos toman el camión de madera fabricado y pintado a mano, para analizarlo con mayor precisión.

—Esto... —Menciona con la voz entrecortada.

—Era mío —le afirmo, aunque seguramente ella ya sospechaba, y prosigo—: Es el primer juguete del cual tengo memoria. Mi padre lo hizo él mismo cuando yo estaba aún en el vientre de mí madre.

Sushi se cubre la boca con una mano y alza la mirada hacia mí.

—No puedes hacerme cosas así cuando estoy tan emocional... —Espeta, y sus ojos se cubren de lágrimas que amenazan con salir al mismo tiempo que se acerca hasta mí para abrazarme.

—No lo hago para que llores, noona —digo, rodeándola con mis brazos delicadamente—. Pero algo dentro de mí me dijo que ya era tiempo de soltarlo y dárselo a alguien que le dé mucho uso.

—Gracias, Jungkookie —habla después de sonarse la nariz. Sí que está sensible, carajo—. No sabes lo mucho que aprecio esto. Te amo.

Me vuelve a abrazar con fuerza, y yo sin duda le correspondo.

—Y yo a ti.

Aún no me creo que le hayan puesto Miranda a su cachorra xD Es tan de ellos ese apodo ❤️
Este capítulo es largo, así que está en dos partes, seguiremos este corto trayecto de tres episodios que restan. Aaaaaaaa~~
¡Nos vemos el viernes!

Continue Reading

You'll Also Like

6.2K 801 17
Solo en la ciudad de Baltimore, tras la espantada de su amante, el agente federal Kim SeokJin descarga su frustración sobre todo el que se cruza en s...
282K 37.3K 71
Fanfic ganadora en el concurso #yoursawards2022 ❝Kim Seok Jin es un omega que acaba de ser trasladado luego de haber pasado la mayor parte de su vida...
48.5K 3.6K 26
Los pongo un poco en contexto. Tori ingresa a su nuevo colegio, Hollywood Arts. Nada podía estropear su buen comienzo de clases. Hasta que tuvo que p...
83.8K 10K 32
¿Kim SeokJin? Ese chico, deseaba y anhelaba que fuese mi pareja pero.. Existía... ¿Kim NamJoon? Uno de mis mayores contrincantes y enemigos. No le t...